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Noche de feria 2.

en No Consentido

Pasamos la noche de cervezas con los amigos por el centro de la ciudad hasta las tres y pico de la mañana que mi chico y yo decidimos irnos a una playa apartada para tener nuestro rato de intimidad, aunque a lo lejos las farolas de luz amarilla del paseo marítimo no es que ayudasen demasiado.

Nos quitamos la ropa quedando él con su bañador y yo con un bikini amarillo pálido que contrastaba con el bronceado de mi piel y el negro “ala de cuervo” de mi larga melena tumbamos sobre la arena bocarriba mirando las estrellas en silencio con alguna que otra frase tonta. Él supongo que super relajado pero yo intranquila porque de vez en cuando me veían sensaciones y el pensamiento de que apenas tres horas antes un chaval siete años menor que yo me había tocado y follado (sin mi consentimiento al principio pero después no tanto y eso me inquietaba) por detrás en medio de la gente que estaba tan absorta en los fuegos artificiales que ni se enteraron de nada. Y mi chico menos claro, entre él y yo se colocaron muchas personas.

Tampoco llevaba tanto con mi chico, sólo dos meses. Así que aún no sentía esa “pertenencia” que se tiene cuando llevas ya mas tiempo con alguien. No sé, era raro. En parte pensaba que le había puesto los cuernos y en parte no.

De vez en cuando colocaba su mano en la cara interior de mi muslo, eso me encantaba. Me tranquilizaba y excitaba a la vez, me hacía sentir a gusto. Pasados unos minutos de descanso por lo largo del paseo y el ajetreo de la feria (y por la tensión del polvo que me había echado el chaval desconocido en mi caso), comenzamos a ponernos de lado mirándonos uno a otro mientras con nuestras manos empezábamos a acariciarnos la cara, darnos besos prolongados con lengua y sin ella…

Él también me acariciaba los muslos o las tetas de vez en cuando y yo a él el pecho, me encantaba lo duro que lo tenía.

-Joder Laura que pedazo de cuerpo tienes, me susurraba al oído mientras me acariciaba. Tengo que reconocer que a mis 24 años era una morena muy resultona para los chicos, una MQMFAM (mujer que me follaba ahora mismo) como alguno me decía en la facultad. Tetas bonitas, piernas ni gruesas ni delgadas, culo firme pero femenino y vientre y piernas también bonitos sin llegar a parecer una modelo claro.

-“Pos” anda que tú, le susurraba mientras le acariciaba sus piernas, su pecho…su pene. Adoraba su pene era precioso. En general siempre me han gustado los penes “bonitos” de esos que da gusto cogerlos, frotarlos, lamerlos.

Estábamos ya a mil así que del tirón me quité el sujetador y el tanga levantando mis caderas para pasarlo por mis piernas y dejarlo a un lado.

-¡Aufff!, gemí de gusto cuando me penetró tras encajarse entre mis muslos y continuar besándome la cara y los labios mientras dejaba su pene quieto dentro de mí, eso me encantaba.

Follamos como unos veinte minutos en los que nos corrimos los dos a lo bestia quedando después tumbados bocarriba uno al lado del otro. Era flipante, me habría dado igual morirme en ese momento. Después nos dimos un baño en el mar…volvimos a follar…fue una noche redonda hasta eso de las seis de la mañana que nos vestimos (o casi ya que el sujetador del bikini estaba empapado y preferí no ponérmelo) y cogidos de la mano entre risas nos fuimos al coche.

A las seis y media dejó en la puerta de mi casa, me largó unos besos desde el coche y se marchó. Toda contenta pero cansada y con mucho sueño abrí el portal y llamé al ascensor despreocupada. No había entrado aún del todo cuando alguien impidió que se cerrase la puerta y entró detrás de mí. No le di importancia, le miré brevemente y solté un “hola” de cortesía a lo que respondió con algo sin mucho sentido porque lo dijo tan bajo que ni me enteré.Ya dentro del ascensor fui a darle a mi piso pero una mano llegó antes y le dio a la planta baja de los garajes.

-Oye perdona pero…

Iba a decirle al desconocido que yo había intentado darle a mi piso primero pero al reconocer al chaval que me había acariciado, manoseado y follado en el monte durante los fuegos artificiales entre toda la gente me quedé helada.

-¿Qué pasa tía ya no saludas a los amigos o qué?, je je, Dijo mientras pulsaba el stop del ascensor. Eran las tantas de la mañana y ni en feria podría aparecer nadie en horas.

-Oye mira, yo creo que en el monte ya te lo pasaste demasiado bien y tienes mucha suerte de que no te haya denunciado, ¿sabes?. Así que ya te puedes ir por donde has venido que mejor dejar las cosas así, ¿vale?.

No debí ser muy convincente porque ni se inmutó. Al contrario, comenzó a avanzar hacia mí que ya tenía la espalda apoyada en la pared del ascensor y no podía retroceder más y empezó a mirarme descaradamente. Ni había caído en ello pero entre que no llevaba el sujetador y que con la humedad de las noches de verano la gasa se pega a la piel mis tetas se marcaban perfectamente. Hasta en el vientre y los muslos tenía sitios en los que el vestido era una segunda y fina piel. El pubis se me marcaba perfectamente con la gasa pegada a los muslos y al vientre y se traslucía el tanga pegado a la gasa.

-No no…para…oye no de verdad…dije medio histérica mientras el chaval de apenas 17 años comenzaba a sobarme bien el culo y con su boca mordía mis tetas o más bien intentaba metérselas en la boca, cosa imposible porque tiran más a grandes que a pequeñas y más a duras que a blandas.

Animado por mi poca resistencia creo que por que estaba medio dormida, apoyó su pene contra mi vientre y comenzó a frotarlo contra él moviéndolo arriba y abajo como si follara mientras no dejaba de apretarse a mi culo y besar mi cuello y mis mejillas. Varias veces intentó besarme los labios pero siempre le esquivaba. Yo notaba su pene contra mi vientre, estaba duro como un hierro y siendo los dos de una altura parecida me llegaba con facilidad al estómago. Justo en ese momento el ascensor empezó a moverse hacia abajo, hacia los garajes. Asustado se separó de mí y me dijo que no dijera nada, que disimulase.

Como pude me despegué el vestido del cuerpo y llegamos la planta de los garajes. Un señor nos dio los buenos días y entró mientras el chico me cogía de un brazo y tiraba de mí hacia los coches. Miró hacia atrás para asegurarse de que la puerta se cerraba y sin más miramientos me tiró sobre el capó de uno de los coches.

-¡PUMMMMB!, sonó mi cuerpo al chocar contra la chapa.

-¡Aufff!, escapó una queja de mi boca al chocar con fuerza contra ella para después rebotar y caer al suelo en una postura en la que quedaron al descubierto mis piernas, caderas y el tanga.

Tranquilamente se sentó en uno de los coches mientras me observaba levantarme.

-Desnúdate zorra.

Lo dijo de una forma que como para negarse así que me puse de pié frente a él, cogí la parte baja del vestido y la fui enrollando hacía arriba para sacármelo por la cabeza. Justo cuando mis brazos estaban en todo lo alto y el vestido me tapaba ya solo la cabeza él dijo que parase un momento y me imagino que se quedó viendo mi cuerpo cubierto solo por el tanga y el vestido que por la postura aún tapaba mi cabeza. Me estuvo mirando un buen rato las tetas, el vientre y los muslos y supongo que tocándose el pene porque a veces le oía gemir. Noté sus manos subir desde mis tobillos hacia arriba lentamente valorando mis gemelos bien definidos por mis zapatos de tacón, mis muslos, mis caderas, mi vientre y mis tetas.

Con mis tetas se entretuvo una barbaridad. No paraba de acariciarlas, amasarlas, apretarlas hasta sacarme alguna protesta o chuparme los pezones. Eso también parecía divertirle, coger mis pezones entre sus dientes y estirarlos hasta hacerme soltar algún gritito. Se pusieron duros claro, eso  no pude evitarlo.

También se entretuvo mucho en mi vientre. Lo acariciaba, lo besaba, ponía sus manos abarcando mi cintura y hundía mi ombligo con sus pulgares una y otra vez como sí me lo follara. Después bajó sus manos por mis caderas hasta llevarlas a mi culo que acarició y apretó con fuerza mientras ponía su boca sobre mi pubis cubierto por el tanga acertando alguna vez en mi clítoris…joder, me estaba poniendo el muy cabrón.

-Mira oye como broma ya está bien le dije. Vale me has sobado lo que has querido, me he dejado…¿por qué no te masturbas y me dejas de una vez?, le dije mirándole a los ojos brevemente insegura por la situación.

-Ni de coña guapa, te voy a follar hasta que te corras siete veces.

Cuando se cansó de sobarme me dijo que me quitase el vestido del todo y el tanga, cosa que hice rápido y a desgana, tenía ganas de terminar. Quedé delante de él cómo a dos metros completamente desnuda. Ésta vez se me acercó, metió una mano entre mis muslos, me cogió por la vulva, apretó hasta hacerme daño, encogerme y soltar un ¡aufff! y se volvió a separar.

-Ahora anda a cuatro patas hacia el coche donde te tiré.

Así lo hice arrastrando mi pelo por el suelo y cuando llegué al coche me cogió por las axilas, me levantó y me tumbó boca abajo sobre el capó. Tenía una fuerza increíble para su edad.

-Estira tus brazos y agárrate a los limpiaparabrisas, que estás deseando que te la meta zorra.

Tuve que estirarlos porque el capó del coche era muy grande, así que quedé en una postura algo incómoda esperando ya que me la metiera y terminara aquella historia de una vez.

Le oí acercarse y quedarse de pié justo detrás de mí. Primero puso su polla apuntando al techo y la metió entre mis cachetes como si quisiera hacerse una paja frotándola entre ellos y contra mi vulva. Después de frotar unos segundos y ponerla dura como un hierro, la apoyó en la entrada de mi vagina. Con una mano empezó a guiarla intentando penetrarme pero no era tan fácil, su glande era el más ancho que había visto en toda mi vida y por más que empujaba no había forma de que entrase.

-Ufffff...OH!..paraparapara…¡para joder que me haces daño!, le dije doblando mi cabeza buscando su mirada.

Se incorporó, se separó de mí y después de pensar unos segundos dijo:

-Mira morena tú sabrás como lo haces pero te voy a estar dando ostias en el culo hasta que dejes que entre. Y no había terminado de hablar cuando ya noté la primera nalgada seca, fuerte y que retumbó en todo el garaje.

-¡Plasssss!, el guantazo sonó con eco y todo y al pillarme con el culo relajado se movió como un flan.

-¡Aufffff!, protesté mientras con la mano me frotaba para quitarme el dolor. Vale trae mi bolso anda.

Hizo lo que le dije y saqué como pude un bote de aceite de oliva que nos habían regalado en una caseta de la feria. El tío flipó cuando vio que cambiaba mi postura, me sentaba en el capó, echaba un chorro de aceite en la vulva, la frotaba y me metía dos dedos en ella procurando que el aceite entrase muy adentro. Después se lo devolví, me volví a colocar sobre la chapa del coche, él metió el bote en el bolso y volvió a tirarlo a unos metros de nosotros. Volví a agarrarme a los limpia cristales y esperé a que lo volviese a intentar medio encogida, tensa. Volvió a colocar el glande en la entrada y a apretar. Ésta vez note como su glande avanzaba con más facilidad pero aún así al llegar a su punto más ancho me provocó un dolor agudo justo en la entrada.

-¡Aufff...para que me matas cabrón!.

Y es que  a mi edad no había tenido dentro nada tan grueso. Creí que me desgarraba, que me rompía y justo en ese momento entró el glande por completo provocándome un fuerte grito y un movimiento violento del vientre mientras agarraba con fuerza los limpia cristales. Detrás el resto del pene que por lo largo se me hizo interminable.

-Ahhhhhh…por favor no lo muevas un minuto…aaahhhh…¡por favor!. Estaba apretando mi cérvix provocándome un dolor agudo, así que le volví a pedir por favor que la dejase quieta hasta que mi vagina se estirase del todo.

Ni caso, comenzó a dar caderazos rápidos y fuertes y en algunos momentos su glande empujaba tanto mi útero que hasta me dolía y todo. El muy cabrón era un sádico, disfrutaba viendo como me retorcía o gritaba.

-¡Ahhh!..¡para tío para!. Me estaba matando el muy sádico y conforme empezó a dar caderazos fuertes y rápidos, mis tacones se me doblaban dejando de sostenerme según entraba o salía de mi vagina  a la vez que mi cuerpo resbalaba por el capó del coche arriba y abajo, abajo y arriba durante minutos eternos. Hasta entonces no había disfrutado para nada pero reconozco que después de cuatro o cinco minutos follándome mi vulva empezaba a reaccionar, a humedecerse y adaptarse a su pene.

En ese momento se oyó el chirriar de unas ruedas de un coche que entraba hasta donde nos encontrábamos. Aliviada pensé que me ayudarían pero lo que pasó a continuación me dejó boquiabierta. El coche lo ocupaban un hombre y una mujer de unos cuarenta y tantos años que se pararon cerca de nosotros y, sin parar el motor ni bajarse, comenzaron mirarnos. No los reconocí. O eran nuevos en la urbanización o venían de visita.

La verdad es que yo en ese momento ya empezaba a disfrutar de la follada que me estaba dando el chico y seguramente confundirían mis gestos y gritos con los del placer y por eso dio marcha atrás, dejó las luces enfocándonos y paró el motor.

-Ni se te ocurra decir nada o por mis muertos que te estrangulo aquí mismo, me dijo el chico asustado porque lo fuese a delatar mientras me rodeaba el cuello desde atrás y seguía follándome a tope. El niñato era un bestia que follaba como un animal pero la realidad es que sexualmente yo ya llevaba unos minutos sintiendo placer.

-Ahhh…ahhhh…OH…va…vale, dije aproximándome ya al orgasmo mientras veía las caras de los del otro coche que no nos quitaban la vista de encima y hablaban entre ellos.

-Ah…ah…ah...gemía mientras el: “CHAS…CHAS…CHAS…” de sus muslos y vientre chocando contra mi culo y muslos era lo único que se oía en aquel garaje.

Así estuvieron las cosas hasta que me corrí tan fuerte y por tanto tiempo que hasta doblé uno de los limpia cristales. Ni siquiera supe sí era un orgasmo largo o varios uno tras otro, el caso es que no paraba de tener espasmos, sudar a mares y tanto temblor en las piernas que ya casi me sostenía solo su pene hincado dentro de mí. Terminé destrozada respirando como si no hubiera suficiente aire en el mundo y con el corazón saliéndose de mi boca.

El chico no había terminado aún, así que mientras lo hacía mi cuerpo se deslizaba arriba y abajo sobre el capó del coche debido al sudor de mi cuerpo y sus empujones. Durante unos segundos intenté ver las caras de los del otro coche pero los faros del coche apenas me dejaban ver sus siluetas. Creí ver el movimiento del brazo de ella que parecía estar masturbándolo. Pasado un tiempo que se me hizo eterno el chico empezó a correrse mientras empezaba a dar voces.

-Oh…oh…oh…me corro puta, dijo mientras yo permanecía callada mordiéndome los labios, volvía a excitarme de nuevo.

Cuando terminó de correrse sentí como su pene latía dentro de mí y como su semen empezaba a resbalarme por los muslos hacia abajo. El del otro coche era evidente que se estaba corriendo también porque varios gritos y chorros de semen salpicaron el cristal delantero del coche o eso me pareció ver. Pasados unos segundos el chico sacó su pene ya morcillón de mi vagina dejándome reposar completamente desnuda sobre el capó del coche. La pareja madura del coche se recompuso pero siguieron enfocándonos.

-¡Qué!, ¿os ha gustado?, les gritó el chaval. Tras un pitido del claxon el hombre pareció decir que si.

-¿Y queréis más, verdad?, dijo mientras me separaba los cachetes para enseñarles bien mi vulva empapada de semen, aceite y mis propios fluidos. Otro pitido indicó de nuevo que si.

Yo me quería morir, ni de lejos quería otro polvo…estaba cansada, sudorosa…harta de sexo.

El hombre sacó la mano por la ventanilla como llamando al chico y tras hablar algo que no entendí se acercó de nuevo a mí que ya estaba sentada sobre el capó tapándome las tetas con un brazo y el pubis con la otra mano, me sentía como expuesta con los faros alumbrándome.

-Dicen que sí nos vamos al asiento trasero de su coche me dan 500€.

-¿Y a mi qué joder?, yo sólo quiero irme a mi casa, le dije enfadada y harta ya de la historia.

-¿Sin tu bolso?, jaja, rió mientras lo señalaba tirado en el suelo a unos metros.

¡Joder mi bolso!. No había caído pero dentro estaba mi móvil con mis conversaciones por wasap, fotos íntimas que le enviaba a mi novio, mis redes sociales. Tras pensarlo unos segundos eternos le dije que vale, que lo haría sí prometía que solo me follaría una vez más y me devolvería el bolso. Le pareció bien y nos dirigimos a una de las puertas traseras del coche que la mujer había abierto. Ni me fijé en sus caras, iba como zombi así que entré en el coche así que me senté, me tumbé completamente desnuda, flexioné las rodillas y las separé dejando una buena vista de mi vulva al chaval y de mi pubis a la pareja.

Para para mi sorpresa una mano de hombre empezó a acariciarme el muslo para pasar a la vulva mientras otra de mujer me acariciaba las tetas y lo que es peor, mi punto débil, el vientre. No les veía las caras porque habían puesto la luz de lectura enfocando mi cara así que cerré los ojos y me abandoné a sus caricias y penetraciones.

Había echado hacia atrás sus asientos acercándolos al trasero donde me encontraba yo, se había colocado él detrás de ella y los dos continuaron recorriendo mi cuerpo mientras con la otra mano el hombre guió su pene a la vagina de ella que soltó un: ¡Ahhh! que me indicó que la había penetrado desde atrás.

También se acercó al coche el chaval con su enorme pene otra vez duro como un hierro. Lo que llamó la atención de la mujer que se lo cogió, lo miró perpleja y le dio varios lametones. El chaval se conoce que estaba impaciente por follarme otra vez porque apartó la mano del hombre, se colocó entre mis muslos y volvió a metérmela de golpe.

-¡Ah!...¡joder!, no pude evitar soltar mientras volvía a notar como mi vientre quedaba completamente lleno por dentro.

Entre tanto la mujer seguía con su mano en mi teta amasándola mientras su pareja la follaba por detrás sin quitarme la vista de encima, imagino porque la luz interior me seguía deslumbrando.

-Joder que mujer más bien hecha, ¿cómo te llamas?, me preguntó el hombre.

-A…aaah…ah…Ana…mmm. Le mentí sobre mi nombre, no quería que nada nos uniese tras ese encuentro.

-Pues Ana tienes un cuerpo precioso, me dijo mientras me acariciaba con una mano y continuaba follándose a su pareja que flipaba con el cuerpo del chico, el mío, mis gemidos, mi forma de follar, la de su pareja…

La mujer flipaba pero yo no menos. Con el chaval follándome mientras le abrazaba los riñones con mis piernas, las manos del hombre y la mujer tocándome por todos los sitios y sentirme observada por los dos estaba como loca, no aguantaría mucho tiempo sin correrme. Y así pasó. En siete u ocho minutos me derramé en un orgasmo brutal que hizo temblar todo mi cuerpo.

-Ooooh…si…mmm…si…dios me muero…ah…aaaaah…¡DIOSSSSSSSS!.

No sé qué pasó pero debí marearme o algo parecido y al volver en mí los tres continuaban como antes del orgasmo. El chaval follándome a lo bestia, el hombre ya más cerca de su orgasmo cogido a las caderas de su mujer que comenzaba a gritar como si la estuvieran matando mientras me apretaba una teta con tanta fuerza que me hizo gritar…fue increíble pero yo volví  correrme justo cuando el chaval lo hizo dentro de mí, la mujer igual y su pareja lo mismo. Cuatro personas corriéndonos a la vez ellos dentro de nosotras.

Después todo fue muy rápido. El chico desapareció, yo me quedé medio muerta ocupando los sillones traseros, la pareja creo que seguía mirando mi cuerpo flipando y acariciándolo más por explorarlo que por otra cosa…

-Una pregunta personal…¿y ese chico?, parece mucho menor que tú, ¿no?, me preguntó él mientras seguía acariciando uno de mis muslos.

-No es mi pareja sí se refiere a eso. Nos juntamos gente en un bar, me dijo de acompañarme…después me empezó a tocar, nos liamos…no sé. Las cervezas imagino. Bueno pues ya creo que las piernas me volverán a sostener voy a vestirme, les dije sin mirarlos mientras me incorporaba y salía del coche para recoger mi vestido y cubrirme.

-Adiós guapa esperamos volver a verte, oí a la mujer ya subiendo las escaleras que llevaban al portal con el vestido de gasa todo pegado al cuerpo.

Si si, iban a volver a verme con los co…