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Mi Tía y sus amigas (Sexta parte)

en Sexo con maduras

Regreso a casa desde el trabajo tras un lunes de mierda. Cris insistía en que no fuera, que seguramente me viniera bien descansar en casa después de tanta noticia explosiva. Sin embargo mi mierda de trabajo me ha venido fenomenal para alejarme de las incógnitas que ahora dominan mi vida y mi futuro y centrarme en las rutinas informáticas de siempre.

Pronto me olvido de lo vivido en el curro. En realidad, entro en el ascensor pensando en la escena de ayer de mis tías subiendo a casa ¿Cómo ha cambiado mi visión de mi tía y su amig…, de mi nueva tía Cris? Es curioso cómo la vida cambia de un día para otro.

¡Y si no que me lo digan a mí! Mi vida es cómo una montaña rusa, llena de vaivenes y emociones.

Sin embargo, he dormido como un lirón, estoy relajado y la idea de que mi padre “no es mi padre” me preocupa bastante poco. Más bien nada. No me trastorna en absoluto. No ha cambiado nada, sigo siendo la misma persona de siempre. Creo que en ese aspecto tengo las cosas claras.

Quizás sea que tengo las hormonas revolucionadas. Sexo con mi tía y sus amigas, sexo en solitario con mi tía, sexo con mi tía y… mi tía de nuevo cuño y antigua niñera.

¿Será verdad que los tíos pensamos con la polla? No tengo ni idea, pero no he hecho más que abrir la puerta de mi nueva casa, con mi recién estrenada llave y ya estoy pensando en ver a mis dos tías en alguno de los estados de desnudez o semidesnudez con los que se suelen pasear por la casa.

Es más, suspiro a diario por embelesarme con la visión de ambas mujeres enrollándose en las posturas lésbicas más lascivas y yo lanzarme como un poseído a ese bollo para comérmelo con gula.

¿Por qué a los hombres nos gustará tanto asistir como espectadores a la relación lésbica de dos mujeres y más aún cuando éstas van a ser luego nuestras amantes? Estoy seguro que es una fantasía recurrente del 99% de los varones. Sin embargo no creo que lo sea de las mujeres. No creo que haya muchas que sueñen con llegar a casa y ver a su marido enculado por un tío musculoso y que el esposo le diga: "¿Es que no te gusta lo que ves? ¿A qué esperas para unirte, cariño?"

En fin, no sé, pero pienso que ayer cuando volvimos de casa de mis padres estuvo a punto de suceder. Lo sé, lo vi en la mirada de mi tía cuando cayó encima de tía Cris y sus tetas quedaros frente a su cara. Aunque quizás sea solo mi obsesión.

Dejo las llaves en el mueble de la entrada y rompo el hilo de mis pensamientos para anunciar mi llegada con un grito.

-        ¡Hola, quien hay en casa!

Me responde mi tía Laura desde la cocina y me dirijo a saludarla. Cuando entro, la veo moviendo con una cuchara de palo el contenido de un puchero que huele delicioso. Lleva una camiseta de andar por casa que apenas le cubre el culo. Me deleito con los dos cachetitos que sobresalen al final la blanca tela.

-        ¿Te apuntas a cenar? - me pregunta mirando por encima de su hombro.

-        Yo contigo me apunto a lo que haga falta - me coloco detrás de ella y mis manos van irrefrenablemente a agarrar sus tetas.

No lleva sujetador por lo que pellizco ligeramente sus pezones.

-        Déjame, que se me va quemar la cena. - protesta, mientras su cabeza se recuesta en mi pecho y su culo se mueve para acoplar mi hombría entre sus nalgas.

-        Yo sí que voy a salir ardiendo un día de estos por tener a una mujer tan guapa entre mis manos.

Se ríe de mis requiebros. Luego, como si hiciera un fuerte acto de voluntad, me separa de un culetazo y me ordena.

-        Quita, quita de encima, que nos liamos y luego no hacemos nada.

-        ¿Cómo que no? ¡Follar! - le digo para provocarla.

Ella me mira por encima del hombro y con una sonrisa llena de cariño me dice.

-        No me provoques sobrino, que ese rabito me tiene loca.

¡Es cojonudo! No llevo ni cinco minutos en casa y ya estoy empalmado y deseando de metérsela como sea.

Pero ella me manda a cambiar a mi cuarto. Obedezco como un colegial y me pongo un ligero pantalón de deporte y una camiseta.

Cuando regreso a la cocina me manda sentar a la mesa y se pone seria.

-        Hoy he estado hablando con tu madre. Me he pasado por su casa antes de venir aquí.

¡Puf, qué coñazo! No tengo ganas ahora de eso. Estoy cansado de trabajar y no quiero llenar mi cabeza de líos y problemas ¿Por qué no dejamos las cosas como están?

-        No pongas esa cara - me recrimina adivinado mis pensamientos.- He quedado con ella para hablar de tu relación con Cristina. Tu madre quería saber hasta que punto era una relación sentimental seria o simplemente la atracción fatal entre una madurita cachonda y un jovencito salido.

-        Nada te preguntó por la otra madurita cachonda que era y es su hermana carnal. - replico con un punto de mala leche, haciéndola saber que no está en posición de darme ningún tipo de charla moralista.

-        De momento eso lo ignoran, por tanto mejor dejarlo estar.- me contesta con una sonrisa picarona e ignorando mi provocación.

Sin embargo, me parece curioso que diga ese “de momento” ¿Se lo piensa contar? ¡Menudo marronazo!

-        En fin, la tranquilicé. - me sigue contando - Le conté que era una buena amistad y sexo, incluso mucho sexo. Ahí no me corté en describir vuestras relaciones, pero también le dije que creía que erais personas maduras, conscientes de vuestras diferencias, no solo de edad, si no también de aficiones e incluso generacionales, y que era mejor no seguir insistiendo en el tema. Que iba a ser peor. Sobre todo después de las confesiones sobre tu paternidad y sus propias costumbres sexuales… abiertas.

En fin, que intentó camelársela para que nos dejara en paz, sugiriendo que lo nuestro era un capricho pasajero. me deja bastante sorprendido, después de la escena del día anterior. No parece que diera mucha importancia al asunto. ¿Será verdad que nos van  a dejar en paz? ¿Habrán reflexionado sobre ello y se habrán dado cuenta que lo mejor que pueden hacer es dejarnos vivir nuestra vida? La verdad es que mi tía no me habla mucho más sobre el tema, dándolo por zanjado. y después añade:

-        Una vez tranquilizada, dentro de lo que cabe, respecto de tu relación con tita Cris,…

Hace una pausa y se piensa como va a seguir. Me temo lo peor, hay algo más que no se atreve a contarme. Tras unos segundos por fin me confiesa.

-        Seguí preguntando sobre las relaciones de pareja de tus padres. Le dije que como hermana pequeña me gustaría saber algo más sobre las experiencias de mi hermana mayor. - se ríe de nuevo, mirándome fijamente y escudriñando mis reacciones.

¡Vaya parece que esta vez el sermón de mi madre ha sido corto y por lo que parece su resolución bastante satisfactoria para nuestros intereses! Aunque me sigue escamando la poca importancia que le da mi tía y que la conversación con mi madre haya sido tan fácil ¡Ay, si al final va a ser verdad! Al final va a ser un alivio que mis padres tengan sus propios… secretos para que me dejen a mi vivir mi vida. Sobre todo ahora que disfruto con mis titas como si estuviera en un sueño. Sin embargo sobre el otro tema, sobre saber cómo follan mis padres…

-        Tita, no sé si yo quiero saber muchas cosas sobre la vida sexual de mis padres.

-        Que sí, tonto. - sigue zalamera, sin prácticamente hacerme caso - Tus padres son seres humanos y como todos tienen sus deseos, sus contradicciones y sus vicios confesables e inconfesable.

Iba a insistir en que no tenía mucho interés en conocer los vicios de mis padres, fueran como fueran, pero no me deja hablar. En seguida sigue diciendo.

-        Le dije Dime Lali - tía Laura es la única que llama así a mamá, siempre he pensado que es una costumbre de cuando era pequeña - ¿Cómo es eso de follar con otro tío delante de tu marido, mientras él se tira a tu amiga del alma?

¡Óle con la pregunta!

-        ¿Qué quieres decir?, balbucea tu madre con la cara roja como un tomate.

 

-        No sé, me gustaría saber cómo es, como se hace eso. No sé, detalles. Le contesto yo.  Por ejemplo, cuando os decidisteis a tener un hijo ¿Os fuisteis a otra habitación o estabais los cuatro juntos? ¿Te follaste tú sola a Antonio o al mismo tiempo Ernesto y Elena estaban también dale que te pego? No sé, ese tipo de cosas.

 

-        Tu madre no sabía dónde meterse. - me dice tía Laura entre risas.

Confieso que yo tampoco sé dónde meterme y me centro en el guiso de patatas con carne que me acaba de servir, sin saber que decir. La verdad es que pienso en decirle que se calle, pero antes de que pueda reaccionar continúa:

 

-        Cariño, no creo que sea adecuado... me dice - tía Laura se descojona imitando a mi madre - Pero yo no la dejo continuar y la digo.

 

-        Joder Lali, me ayudará a procesarlo, no te creas que me es fácil de comprender, y, además, me vendrá bien conocer la verdad si quiero ayudaros con Diego. Pero,… también hay algo importante que te quiero preguntar, pero depende de cómo lo hicisteis. - Tía Laura me guiña un ojo mientras me dice eso, como si yo supiera a que se refiere.

-        Bueno, - me sigue relatando tía Laura - tu madre suspira con resignación y se pasa el pelo por detrás de la oreja, algo que hace cuando está nerviosa y me empieza a contar

 

-        Al principio..., tu madre se aclara la garganta y comienza de nuevo. Al principio utilizamos habitaciones separadas. En realidad pasábamos todo el fin de semana cada una con el marido de la otra.

-        ¿Y luego cambiasteis? Le pregunto para saber cómo fueron avanzando sus relaciones.

-        Primero fuimos repitiendo los cambios como te digo, en viajes esporádicos. Supongo que luego perdimos el miedo o la vergüenza, y unos pocos años después empezamos a ir a la casa de campo de forma regular. Entonces Diego era pequeño. Luego, nos dio miedo que nos descubriera. Tú y Cris erais mayores y nos podíais ayudar con su cuidado y empezamos… a viajar los cuatro juntos, solos.

-        Cuando me dice eso lo estaba pasando mal, - me explica tía Laura - pero creo que quería contarlo, contárselo a su hermana. Miró hacia el techo como si estuviera tratando de recordar los detalles y luego continuó diciendo. Realmente no recuerdo muy bien cómo fueron sucediendo las cosas. Todos estábamos muy cómodos los unos con los otros y en una de las vistas a nuestra casa… simplemente terminamos todos desnudos en la sala de estar.

Esa escena me recuerda lo que nosotros vivimos hace pocos días y me empiezo a excitar. Simplemente mi tía sus amigas y yo terminamos todos desnudos en la sala de estar. La verdad es que mi tía empieza a captar mi atención y yo la miro mientras muevo la cuchara hacia mi boca como un autómata.

-        Supongo que ya éramos oficialmente amigos con derecho a roce o folla-amigos, como se dice ahora.-sigue contándome tía Laura las palabras de mi madre - ¿Te lo puedes creer Diego? Me dice que así es como han sido desde entonces ¡folla-amigos! ¡Mi hermana mayor, la casada, siempre tan seria y mi cuñado, ese hombre tan formal tienen folla-amigos! ¡Y resulta que los folla-amigos son la hermana y la cuñada de Cris! ¡Qué fuerte!

-        Bueno, vale, no creo que sea tanta novedad - le corto algo incómodo.

-        Ya, ya lo sé, pero oírselo decir a mi hermana. Nunca pensé que la oiría decir tal cosa.

-        Menos pensé yo oírselo  a mi madre.

Mi tía ve mi cara de angustia y baja el entusiasmo de su tono.

-        Sí, supongo que tienes razón - responde tía Laura, a continuación vacila unos segundos, pero continua con su relato. - El caso es que luego tu madre me pregunta que más quiero saber, cogiendo entre sus manos mi muñeca - tía Laura suspira con un gesto ensoñador - Fue un momento especial entre hermanas ¿lo entiendes? - no me deja contestar, pero no lo entiendo, soy hijo único - Yo balbuceo: Veras…  Lali, Es algo que me… ¿Tú y Elena...? umh... ya sabes... ¿Habéis...umh... tenido algún tipo de contacto sexual?- tía Laura me sondea para ver mi reacción.

Yo guardo silencio

-        No le pude mirar a la cara cuando se lo pregunté - me confiesa mi tía con una risa nerviosa - y tu madre esperó mucho tiempo antes de responder. Luego me preguntó qué porque era tan importante para mí. Estaba como un flan, Diego, no sabía lo que contestar. Simplemente dije Por lo que tiene de diferencia en vuestras relaciones de pareja. Fue un intento de regate que no funcionó, porque ella volvió a insistir y me lo volvió a preguntar.

-        Cogí aire y le suelto del tirón Debido a que creo que yo podría ser bisexual. 

¡Joder! No sé cómo debió de quedarse mi madre, pero yo me he quedado de piedra, y mi polla también. Esa confesión no me la esperaba ¡Qué significaba eso en nuestra relación! Se refiere a Cris, ella y yo, no cabe duda. Mi tía me sonríe. Me da la impresión de ser transparente para ella, de que puede leer cada uno de mis pensamientos.

-        Entonces tu madre me dice ¿Pero crees que puedes serlo o te preocupa serlo?

-        Yo le contesté muerta de vergüenza y casi en un susurro, me atrae una chica. - me sonríe esperando mi reacción, luego continúa más seria -Te lo creas o no, Diego, nosotras, aunque seamos hermanas, no hemos hablado demasiado de sexo. Eso lo he hecho siempre con las amigas. Por eso supongo que luego añadí rápidamente Pero también me gustan los chicos, - Tía Laura se descojona al recordarlo. Después, sabiendo que ha conquistado totalmente mi atención, añade. - No sé si quieres que siga contándote.

Yo asiento rápidamente provocando de nuevo su risa.

-        En fin que me confesé con tu madre, le dije. Verás, Lali, un día, estaba en la cama con un chico y otra chica... fíjate, Diego, confesar eso a mi hermana y que me parezca tan normal ¡Qué cosas! bueno, el caso es que le digo: un día, estaba en la cama con un chico y otra chica… ya mí me hubiera gustado…que ella y yo... En fin, aunque no estoy segura de que me gustase estar con ella sin que estuviera el chico, pero cuando estamos los tres…me gustaría hacer cosas con los dos. - tía Laura me mira. Esa confesión es sin duda también para mí y mi polla está tan tiesa como mi espalda. No salgo de mi asombro -En fin. Supongo que es una tontería, un impulso absurdo. No tiene mucho sentido lo que digo ¿Verdad?

Eso último no sé si me lo dice a mí o se lo dijo a mi madre, por lo que decido no abrir la boca.

-        Esperaba con ansia que me sacara de mis dudas y la respuesta de tu madre estuvo llena de cariño, me dijo: Sí que lo tiene, amor mío. Me recogió en un abrazo tierno y siguió preguntándome ¿Y por eso me preguntaste por mis relaciones con Elena? Yo asentí con la cabeza contra su pecho y entonces ella me confesó: 

Los ojos de tía Laura brillan, hace una pequeña pausa para poder seguir hablando. Yo estoy esperando ansioso, aunque no sé si quiero saber lo que le contó mi madre.

 

-        La verdad es que sí que hemos hecho algunas cosas entre nosotras, pero sólo cuando estamos manteniendo relaciones sexuales con nuestros maridos. Nunca hemos estado juntas los dos solas. ¿Es algo parecido a lo que me estás contando?

 

Mi cabeza vuela. No sé expresar lo que siento, desconcierto, barullo, confusión. Sólo hay una cosa clara, concreta y objetiva, o que noto en el interior de mi pantalón. Eso me confunde ¡No quiero! ¿Cómo puedo… con mi madre...? Estamos hablamos con mi madre ¡Joder!¡Mi madre jodiendo con su amiga Elena! No puedo, no quiero seguir pensando. Sin embargo mi tía habla ahora con una rapidez endiablada.

-        Sí, creo que es exactamente así como me siento, le contesto, pero no me atrevo a ir más allá ¿Cómo fue la primera vez entre Elena y tú? ¿Quién empezó?¿Cómo sabías que ella aceptaría?

Aquí en la cocina se hace un silencio entre los dos. Me imagino a mi madre haciendo esa misma pausa. Asiento como un autómata para solicitar que siga hablando

-        Lo que te voy a contar no se lo puedes decir a nadie, me advirtió tu madre, y sólo te lo voy a contar para que te ayude a comprender lo que estás sintiendo. Estoy incumpliendo mi palabra, pero creo que puedo contártelo ¿no?

 

Asiento con rapidez, pero mi tía me pide más.

-        ¿Seguro?

-        Sí, coño, no voy a ir contando por ahí la vida sexual de mi madre. - respondo con más malos modos de lo que quisiera.

Creo que estoy cabreado conmigo mismo. Con las sensaciones que me producen lo que lo que me cuenta mi tía.

Tía Laura sigue contando, al principio más despacio, casi diría que con cariño hacia mí, pero luego se acelera en un torrente de palabras. Es evidente que está deseando compartir esto conmigo.

-        Parece ser que su experiencia con Elena no es de hace tanto Todo empezó hace seis años, me dijo. Aquel día todos estábamos muy ansiosos por llegar a la casa de campo. Habíamos estado juntos de viaje y hecho nuestras cositas, pero no habíamos estado en nuestra casa solos, juntos, hacía casi un año y se nos veía a todos muy excitados. Tan pronto como entramos por la puerta, Elena estaba sacándosela blusa y desabrochando su sujetador.

-        Los chicos estaban entrando el equipaje mientras veían a Elena desnudarse. Yo también empecé a quitármela ropa y me  sorprendí cuando noté lo cachonda que me encontraba mirando el cuerpo de mi mejor amiga. Es curioso, pero creo que nunca nos habíamos visto de así, las dos desnudas frente a frente.

 

-        Quiero decir que por lo general, cuando nos íbamos quitando la ropa, nuestros maridos, fuera quien fuera, ya nos estaban tocando y con eso y ver el cuerpo del hombre que tienes enfrente… Bueno, que nunca me había fijado de esa forma en ella.

 

-     Sabes, en ese momento me fijé en pequeños detalles. Sus pezones sobresalían incitantes, indicándome que ella ya estaba dispuesta a que alguno se la follara y seguramente querría que fuera mi marido. Viéndola tan cachonda, tan… perra, me sentí mojada y sólo pensaba en chupar sus pezones ¿Es así como te has sentido tú, Laura?

 

-     ¡Diego, exactamente así me he sentido yo! Se lo confesé a tu madre y también le dije que me sentía incómoda en esa situación, pero no quería que parase por lo que la apremié con la continuación ¿Y qué pasó? Le dije.

Esta confesión de mi tía me está volviendo loco. No hay duda, habla de Cris, ella y yo, y aprovecha la historia de mi madre para confesármelo. Yo estoy paralizado, me gustaría hablar con ella de lo nuestro, pero estoy deseando que siga contando lo de mis padres. Es morboso, enfermizo, pero deseo saber qué pasó con mi madre y su amiga en presencia de sus maridos.

-     En ese momento no pasó nada. Me siguió confesando tu madre. Los chicos entraron, nos emparejamos y empezamos a follar allí mismo, en el sofá. Antonio y Ernesto se bajaron los pantalones, tenían la polla tiesa, se sentaron en el sofá y Elena y yo nos sentamos sobre ellos rebotando en su rabo como dos perras en celo...

-     En ese momento tu madre nota que se va entusiasmando, y me dice ¿Tal vez esto sea demasiado descriptivo? - tía Laura pone cara de mala y me lo pregunta a su vez a mí - ¿Es demasiada información para ti?

-     No, joder, tía. No seas coñazo y acaba.

-     Ja, ja, ja. Parece que estás interesado.

Me ve la cara de disgusto ante su pausa y me da un besito en la cabeza para luego seguir contando sigue diciendo.

-         Bueno eso le dije yo. No, Lali, necesito saber esas cosas ¡Por favor! Quiero comprender. Me gusta empatizar de esta forma contigo y saber que no soy un bicho raro.

-        Sabes, Todo eso era cierto, pero te confieso que mi coño se estaba licuando con el relato de tu madre y estaba deseando escuchar lo que por fin sucedió entre ella y Elena. - en ese momento tía Laura me agarra la polla y comprueba su calibre - y veo que a ti te está pasando igual, guarrete.

Me molesta que me agarre la polla con esa risita en su cara, aunque confieso que estoy a tope. Me molesta que sepa que me pone cachondo lo que me está contando de mi madre. Me acaricia luego la cara comprensiva y prosigue con el relato.

-        Bueno, sigo. Lali me confesó que en ese momento se había olvidado lo sucedido con Elena, que Antonio le estaba solazando agradablemente con sus caricias y sus besos, al igual que tu padre tenía toda la atención de Elena. Como tantas veces, se lo estaban montando cada una con el marido de la otra, cada pareja a un lado del sofá. Dice que recuerda que estaban sonriéndose la una a la otra, cuando se dieron cuenta de que estaban casi sincronizando sus movimientos. No es que lo hicieran intencionadamente, pero la cuestión es que de alguna manera los cuatro llegaron al clímax más o menos al mismo tiempo. Me contó que fue un momento mágico, todo parecía perfecto… y de repente… Elena se abrazó a tu madre para no caerse. 

-        ¡Joder! -me dice entusiasmada tía Laura - ¡Todavía tenía a su marido dentro de ella cuando se abrazaron las dos!¡Se abrazó con su mujer! Cuando se lo pregunté, tu madre me respondió de forma afirmativa riéndose.

-        Estábamos sentadas sobre sus pollas que acababan de eyacular, con el semen del marido de la otra en nuestros coño y abrazadas… y con la cara muy cerca una de otra, entonces le dije lo bella que estaba. Ella me respondió, tú sí que estás guapa, y me dio un beso en los labios. Nos habíamos besado intensamente antes de que...,en fin, habían sido besos intensos de despedida, o cuando nació Diego, o en días de fuertes emociones o cosas por el estilo, pero este beso se demoró más de la cuenta y sentí la parte húmeda de los labios Elena. 

 

-        Sabes Diego, cuando me conto eso sentí un calor que crecía de mi entrepierna y notaba cómo iba mojando la bragas. Se calló unos segundos y la pedí que siguiera. No podía dejar de escucharla.

Lo mismo me pasa a mí. Me imagino a mi madre desnuda, penetrada por Antonio, mientras le come la boca a Elena, que está empalada por mi padre, después de haber estado follando.

Y cuando digo me imagino, es que intento recrear el cuerpo de ambas a partir de lo que he podido adivinar tras sus ropas o cuando están en la piscina en bañador o bikini. Mi madre es más grande que Elena y tiene más tetas, imagino sus pezones como los de tía Laura. Elena tiene los pechos más pequeños, no tanto como su hermana, pero mi cabeza les coloca los pezonacos de Cris.

La cintura de Elena es más estrecha y tiene más culo que mi madre. Una es rubia casi pelirroja, mamá es morena. Las veo perfectamente. Lo que no logro imaginarme es como tienen el coño. Pelado, arreglado, peludo, moreno, rubio,...

Mi tía por el contrario está preocupada por otra cosa.

-        ¿Y cómo reaccionasteis? le pregunté entonces a tu madre y ella se encogió de hombros y me dijo ¿Tú qué crees? Elena me dio la oportunidad y yo empujé mi lengua en su boca. Así de fácil

 

¡Qué zorra mi madre! Hace una semana no hubiera pensado que hubiera sido capaz de decir eso, hoy me tiene mi tía con la polla tiesa contándome las aventuras lésbicas de mi madre ¡Acojonante! ¡Esto es de locos!

-        No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar. - siguió relatándome mi tía lo que le dijo mi madre - Nunca habíamos hablado de eso, ni siquiera era algo que contempláramos, simplemente sucedió. Afortunadamente, ella respondió positivamente y empezamos a besarnos como locas.

 

-        La vedad, Diego, estaba alucinando. Nunca pensé que tu madre fuera tan lanzada. Fue ella la que sedujo a Elena ¿Te das cuenta? ¡Tu madre pervirtiendo a la hermana de Cris!

Claro que me doy cuenta ¡Menudo vicio tiene mi madre! Por eso soy incapaz de contestar y ella me sigue contando.

-        Yo le pregunté que cuáles fueron las reacciones de tu padre y Antonio y ella me dijo que eran como adolescentes viendo una película porno. No sé si habrían fantaseado alguna vez con ver a sus mujeres besándose, pero su cara era digna de verse, me dijo tu madre entre risas.

Lo puedo creer. Yo mismo no puedo esperar el momento de ver a tía Laura y a tía Cris en esa situación ¿O tal vez estoy pensando en mi madre y Elena?

-        Dice que en ese momento cuchicheó con Elena, preguntándole si ella estaba dispuesta a dar a los chicos un espectáculo. Elena asintió con una pícara sonrisa y empezaron a acariciarse la una a la otra. Tímidamente al principio. Sólo movían torpemente sus manos arriba y abajo, desde el hombro al culo, mientras se besaban, pero tu madre se acordó de sus tensos pezones y de la idea que antes se la pasó por la cabeza.

-        Tu madre cerró los ojos, rememorando aquel momento desde lo más íntimo de su ser y me confesó: En primer lugar nos desenfundamos las pollas de nuestros maridos, que ya estaban de nuevo creciendo, luego nos tumbamos en el otro sofá, justo enfrente de ellos. Con la idea morbosa de excitarlos, pero manteniéndoles lejos, expectantes, y empezamos a explorar profundamente el cuerpo de la otra.

 

-        No creo que ninguna de los dos supiéramos exactamente dónde nos dirigíamos. Yo al menos yo no tenía una meta, simplemente empecé a besar su cuello y luego me trasladé a sus pechos. Los besaba y los lamía dejándome llevar. Todavía nos seguíamos tocando el culo, apretando nuestras mejillas con pasión sin atrevernos a mover las manos.

-        Luego las caricias de mi lengua, mis chupetones sobre su pezón hicieron su trabajo. Me sorprendió su gemido y todavía más aún que me hiciera saber no era yo la única que quería más. También nos ayudó observar que los chicos nos miraban muy emocionados. Creo que una gran parte de nuestra excitación era la naturaleza exhibicionista de lo que estábamos haciendo. Como te he dicho, después, ninguna de nosotras ha estado nunca interesada en buscar una relación sin la presencia de nuestros maridos.

¿Y eso es lo que quería tía Laura? Darme un espectáculo lésbico con su amiga del alma ¿Ese era su sueño? Desde luego el mío sí.

-        Hey, Diego ¿No quieres saber que más hicieron? Parece que te aburro.

-        No, no, tía. Es que estoy alucinando ¿Tú podías imaginar una escena así?

-        Vaya que sí. Llevo tiempo imaginándomela y me parece superexcitante ¿Y a ti?¿No te gustaría ver esa escena? - me sigue preguntando.

-        No lo sé, ver a mi madre con Elena...

Tía Laura me corta.

-        No idiota, me refiero a Cris y a mí.

¡Joder que corte! Menos mal que creo que su turbación al preguntármelo, le impide ver la mía. Pero la verdad es que me imagino a tía Laura y a tía Cris, y también a mi madre y a Elena. A las dos parejas de mujeres. Las escenas se confunden en mi cabeza. Empiezan siendo mis tías, pero mi cabeza incorregiblemente cambia sus cuerpos, sus caras, su pelo... y termino viendo quienes no quiero que sean. Prefiero apartarlo de la cabeza. No creo que esté preparado para asimilarlo. Por tanto me limito a preguntar.

-        Tía ¿Tu harías eso?

-        Pareces tonto, acaso no ves porque preguntaba a tu madre y porque te lo estoy contando - me lo dice enfadada.

Creo que la he desilusionado.

-        Joder tía, desde el primer día no pienso en otra cosa. Cada vez que os veo y os siento en la cama conmigo… Te juro que pienso en ello a cada instante. Ahora cuando entraba a casa venía pensando en ello. - contesto con vehemencia y luego añado - Pero me has dejado anonadado. Son demasiadas cosas para mi cabeza.

Tía Laura sonríe contenta y me abraza. Supongo que esa es el tipo de respuesta que esperaba. Toca mi polla bajo el pantalón de deporte y comprueba lo que a simple vista es evidente, pues el cipote se marca en la tela en todo su esplendor.

-        Efectivamente, veo que son demasiadas cosas para tu cabeza - me contesta jugando con la palabras, mientras acaricia mi glande bajo la tela - tienes un cabezón enorme. - luego, para mi desconcierto añade - Pero todavía no sabes lo mejor ¿Quieres que te cuente todo? ¿Quieres saber el final de la historia?

-        ¿De mi madre y Elena?

-        Bueno, más o menos - me dice mi tía misteriosa

-        Sí, venga - intento aparentar indiferencia, pero estoy deseando saber hasta donde llegaron las dos. Hasta donde llegó mi madre con su amiga.

-        Pues verás, no sabía cómo hacerlo, pero al final le pregunté a tu madre si tuvieron sexo oral. Si se comieron los coñitos la una a la otra - sigue detallando mi tía con su sonrisa más taimada y lasciva - Si se bajaron a beber al pozo, como se dice ahora. Ay Diego, me puse colorada como un tomate al preguntarlo.

Joder, no me extraña, supongo que la pregunta era pertinente en el contexto que se dio, pero no me imagino yo preguntando eso a nadie y menos a un familiar.  

-        Sin embargo, tu madre lo tomó bien. Incluso se puso a reír y me dijo Sí, lo hicimos y todavía lo hacemos de vez en cuando, cuando estamos los cuatro juntos.- mi polla pegó un respingo que no pasó desapercibido a mi tía, que esboza una sonrisa y sigue contando

-        Luego tu madre empezó a rememorar con cariño: Pero esa primera vez fue tan liviano y sensual. No sé cómo explicarme…Quiero decir que las dos íbamos a tientas, sondeando hasta qué punto la otra estaba dispuesta a llegar.

 

-        También en esta ocasión fui la primera en experimentar. Bajé besando por el cuerpo de Elena, hasta ver por primera vez de cerca la vagina de una mujer ¿No sé si has visto alguna vez un primer plano de un coño? me preguntó Lali entre risas. Le estuve por decir que el primero fue el de Cris cuando la desvirgaste, pero me callé esperando que continuase. - me guiña un ojo de complicidad y sigue ella contándome.

-        Me dijo que no estaba segura de lo que esperaba ver, pero que fue exquisitamente erótico. Me lo reveló de forma muy tierna, me dijo: Me quedé mirando sus labios distendidos, brillantes con la excitación y me embriagué con el aroma de sus jugos mezclados con el semen de Ernesto, hasta el punto que pensé que me podría correr sólo con su olor.

 

-        Luego entre risas me confesó ¡Joder, Laura! Estaba fuera de control. Ver la leche de mi marido saliendo del coñito de Elena, mezclado con sus calditos… Me zambullí en su coño y lamí y lamí y lamí. Quería devorarla y hacerla correrse. Quería ser el mejor amante de su vida y que nuestros maridos lo vieran y lo supieran.

 

-        Utilicé todas las cosas que me gustan. Estaba atenta a cada uno de sus pequeños gemidos como un ladrón a los ruidos de una caja fuerte. Atenta a cada señal de su cuerpo para que me diera su tesoro y devorarlo con mi boca. Mientras le comía el chichi le saqué al menos dos orgasmos.

-        Sabes Diego, me lo confesó tu madre con orgullo, sin ningún tipo de vergüenza y luego añadió: Y luego, cuando ella me lo hizo, tuve uno de los orgasmos más intensos y largos que nadie me hubiera sacado jamás con su lengua. Pensaba que al igual que yo hiciera se estaba tragando el semen de su marido saliendo de mi coño, como yo había hecho unos minutos antes ¡Hay algo más morboso y retorcido! ¡Se puede ser más puta!

 

Mi tía se para y hace una pausa teatral. Yo hace rato que he dejado de comer. Debajo de su corta camiseta puedo ver sus bragas. Unas bragas cómodas de algodón, de estar por casa. Están mojadas

 

-        ¿Quieres fruta? - le pregunto levantándome de la silla y apartando mi mirada de su entrepierna.

Mi polla se destaca claramente en el pantalón y ella la toca levemente cuando paso por su lado.

-        Un yogurt.

Abro la nevera y noto el frescor en mi cuerpo. Estoy ardiendo con la historia que me acaba de contar mi tía, pero no me da tregua.

 

-        Luego le pregunté sobre lo que hacían tu padre y Antonio mientras tanto - la oigo decir a mi espalda - ¿Quieres que te lo cuente?

-        Venga. - le digo cogiendo una cucharilla para volver a mi sitio. - Me espero cualquier cosa.

-        No, tampoco es tan extraño. Tu madre me dijo que ellos estaban duros como piedras, pues se acariciaban sus pollas mientras observaban como se corrían como dos zorritas, me dijo ella muy risueña y luego añadió Como sus zorritas particulares, supongo que pensarían ellos. Después tu padre y Antonio se levantaron y no tuvieron piedad de sus mujercitas. Me dijo que se las metieron con una intensidad como nunca, hasta que se corrieron de nuevo. Cada uno con su mujer.

-        ¡Guau! -exclamo mientras veo a tía Laura, apretando sus piernas para tratar de retener su propio flujo de jugos. 

-        Sí, guau – repite ella, besándome en la frente, mientras empieza recoger la mesa. La camiseta que lleva se ha retraído al sentarse y puedo mirar el inicio de sus nalgas  - Finalmente me contó que han estado haciendo eso cada vez que viajan solos.

Yo guardo silencio y tía Laura vuelve a por los platos. Me quedo mirando sus tetas bamboleantes y los pezones rasgando duramente la tela. Cuando voy a levantarme para ayudarla me pone una mano sobre el hombro impidiendo que me incorpore y sigue contando.

-        Le di las gracias a mi hermana. La verdad es que me abrió su corazón y me ayudó mucho a decidirme sobre lo que quiero y no quiero hacer. La abracé con un cariño infinito y luego le pregunté ¿Y crees que eres bi?

-        Me importa tres cojones. Me contestó tu madre, que sabes que rara vez usa ese lenguaje, pero quería dejármelo claro, dar énfasis a sus palabras, es más añadió. No lo pienso. Amo a Antonio, a Elena y, sobre todo, amo a mi marido. Tanto que estamos muy cómodos haciendo cambios y combinaciones aumentando nuestro placer.

Creo que tía Laura está emocionada mientras me lo cuenta. No esperaba que su hermana le pudiera ser tan útil para entender la relación que ahora tiene con Cris y conmigo, con su sobrino.

-        Fue un momento especial entre nosotras. Creo que el más especial que hemos tenido nunca. Me sentía con una mezcla de sentimientos que no te sé describir. Y además la historia de tu madre es la más caliente que me han contado nunca. Te digo esto para que entiendas como me sentía. Como me siento en realidad.

Tía Laura me mira a los ojos con miedo. Coge aire y me dice:

-        Y ahora llega lo mejor Dieguito - mi tía coge una silla la orienta hacia mi lado y se sienta mirándome fijamente, con una mirada soñadora en los ojos - En ese momento tan íntimo le pregunté a tu madre ¿Qué se siente al besar a una chica?

 

-        y ella me dijo: Es muy diferente de besar a un chico, me respondió colocando mi pelo con dos dedos. Creo que una parte de su atractivo es que parece perverso, prohibido, incorrecto. Esa primera vez, mientras me besaba con Elena... Ella tampoco encontraba las palabras, como me pasa a mí ahora contigo, por eso rectificó y continuó diciéndome:

-        Elena y yo nos conocíamos desde hacía mucho tiempo... pero era como si nos estuviéramos descubriendo. Como si fuéramos algo más que amigas, como si estuviéramos sellando un pacto con un secreto tan íntimo como vedado, pasando un límite muy profundo y, también placentero, claro. 

 

-        Yo le dije que tenía suerte, que se folla al marido de su amiga y lejos de joder su matrimonio consigue darle más sabor. Y de remate, ha terminado follando con Elena para ponerle todavía un poquito más de pimienta a su vida. La verdad es que envidio su seguridad. Envidio el estado de equilibrio al que han llegado los cuatro. Por eso Diego, quería saber un poco más, quería sentir como ella, por eso le pregunté ¿Me podrías besar a mí?

¡Cómo! No puedo creer lo que me acaba de decir mi tía, pero no me deja tiempo para pensar. Antes de que pueda reaccionar, sigue diciendo como un torrente.

-        La tenías que haber visto, se quedó muy sorprendida. Me dijo que no le parecía apropiado, pero yo insistí. ¿Por qué no? le supliqué y poniendo mi boca a escasos centímetros de la suya, le invite a besarme. Quiero saber lo que es y así sabré que no haré el tonto con esa chica...Por favor, le supliqué en un susurro

Mi tía y yo nos miramos fijamente a los ojos. Espero con ansia la continuación. Tía Laura duda, calibra mis reacciones, y sigue explicándome la situación.

-        Vi en los ojos de tu madre que la excitación del relato y de los recuerdos que acaba de contarme, habían hecho mella en ella y estaba a punto de dejarme besarla, pero en ese momento recapacita e intenta disuadirme de esa idea loca. ¿Querrías que llegara Eduardo y nos viera besándonos en la boca? Me lo dijo en broma, pero eso me encendió todavía más.

La idea de mi tía con mi padre, esa si me deja planchado ¿Cómo es posible que haya estado tonteando toda la velada con la idea de tener sexo con mi madre y la simple insinuación de que podía llegar mi padre y mirar con ojos lujuriosos a mi tía, a mi amante, me pone furioso?

Y peor es la idea de que mi tía pueda desearle. Creo que mi tía ya esperaba esa reacción por mi parte y por eso se sienta a mi lado y me coge las manos para tranquilizarme. Sabe más de hombres que yo de mujeres, está claro.

-        Pero yo no estaba dispuesta a irme de allí con las ganas. Había sido tu madre quien me había convencido con su relato. Entonces, sin dejarla pensar más, presioné suavemente los labios en la boca de Lali. - me sigue confesando mi tía, ahora con voz pausada, mirándome directamente, evaluando mis reacciones -Durante unos segundos no respondió y luego cerró los ojos.

-        Yo sabía que era una locura, pero no quería pensar, quería sentir. Sentir algo especial con alguien a quien amo, como ella me había dicho hacía unos instantes. Yo también aproveché a la oportunidad y empujé mi lengua en su boca, y ya no dejé escapar mi presa. Agarré con una mano la parte posterior de su cuello y exploré su boca con la lengua, a la espera de una indicación que me dijera que ella me iba a corresponder.

-        Lo entiendes, Diego. Sólo sabes si es posible si te atreves. Cómo nos atrevimos tú y yo, siendo tía y sobrino

Intenta justificarse recordando lo nuestro. Yo simplemente asiento, sabiendo que también habla de su amiga Cristina ¡Quiere besar a Cristina!¡Quiere atreverse y lo va a hacer!¡Bien! ¿Pero a mamá?

-        Poco a poco, - me sigue explicando - tentativamente, el beso se fue volviendo un poco más apasionado. Tu madre empezó a responder, girando su lengua alrededor de la mía. Yo estaba anhelante, nerviosa. Pero tu madre me calmó con movimientos lentos. En ese momento pensé que tu madre estaba marcando el mismo ritmo que marcó la primera vez con Elena. Que me estaba iniciando en el ritmo de esa danza prohibida que ella descubrió con su amiga. 

-        Ella era la amante experimentada y yo sólo estaba sorprendida por los sentimientos que el beso estaban despertando en mi interior.

-        Mis manos no podían estar quietas. Bajaron por la espalda de tu madre, acariciando sus curvas, mientras chupaba con avidez en su lengua experta.

Me cuenta esto con una intensidad, que pienso en sacarla la camiseta que lleva, arrancarla las bragas y empalarla con mi nabo allí mismo en la cocina. Pero, como el beso entre ellas, quedo excitado y contenido a la espera de acontecimientos.

-        Sabes, yo llevaba un corto vestido de verano, pero tu madre como a mí, la gusta estar en casa solo con las bragas y una camiseta.

Asiento sabiendo que es así.

-        Cuando mis manos alcanzaron las nalgas de tu madre noté la sensación de la suavidad de su ropa interior como una descarga eléctrica. Fue diferente a cualquier cosa que haya sentido antes. Nunca había tocado el culo de otra mujer de esa forma tan sensual.

-        Tu madre ya estaba casi recostada sobre mí y nuestro beso se iba calentando. Apreté las nalgas tu madre. Era todo tan perverso y erótico. Me sentía tan traviesa seduciendo a mi propia hermana, que solté un gemido en la boca de Lali. Mientras mis dedos abarcaban las curvas inferiores de su firme culo y comencé refregar mi coño en el hueso de la cadera de tu madre.

Los pezones de tía Laura amenazan con salir disparados a través de su camiseta, al tiempo que, sin darse cuenta, mece levemente su cintura sobre la silla al ritmo que yo me figuro se rozaba con mi madre. 

-        Tu madre rompió el beso. Estaba turbada, confundida. Me dice ¡Dios mío! No podemos hacer esto, cariño. Pero me lo dijo en susurros, jadeando al ritmo de mis caricias bajo su camiseta.

-        Intentó de nuevo hablar, pero la silencié con otro beso, empujando desesperadamente mi lengua en la boca de tu madre.

-        En ese momento siento como tu madre se afloja y creo que he vencido toda su resistencia, pero entonces ella se echa hacia atrás y me empuja.  Me suplica Por favor, Laura. No podemos, sin embargo sus ojos me dicen otra cosa. Ella misma me lo ha dicho: Solo vive, siente. Si hay amor todo es posible ¿Tú me entiendes Diego?

Yo asiento mirándola a los ojos y retirando mi vista de su camiseta. Cuando habla con tanta pasión, sus tetas se mueven libres bajo la tela arañándola con sus duros pezones y mis ojos van hacia esos pitones sin remedio. Está tan cachonda como yo. A poca distancia como estamos puedo oler los familiares efluvios de su sexo.

-        Sabía que podía confiar en tu madre, en mi hermana. - sigue relatando emocionada - Me lie la manta  a la cabeza y le suplique Lali, por favor no me dejes así. Mira lo que has provocado con tu historia. Tiré hacia arriba de mi vestido y deslicé mis bragas a un lado y le dije: Mira lo mojada que estoy.

Como si estuviera en esa escena con mi madre, yo también bajé la mirada hacia su entrepierna. Puede ver sus bragas azules empapadas e incluso, la tela de polipiel de la silla de la cocina en la que se sentaba, brillaba con sus jugos.

Me saca de mi asombro una pequeña risita de mi tía antes de seguirme diciendo.

-        Tu madre todavía estaba recuperando el aliento del beso intenso que nos habíamos dado. Estaba cachonda, lo sé, y se quedó mirando mi coño abierto delante de ella ¿Te lo puedes imaginar, Dieguito?

Mi tía se muestra perversa como nunca delante de mí. Y también debe estar cachonda como nunca. Me agarra el rabo con fuerza y me dice como si fuera la voz en off de una película de serie B

-        Ya sabes lo atractivo que es mi aroma... así que tu madre estaba a punto de caer en la tentación.

-        Como lo hizo su hijo -balbuceo casi como un autómata.

-        Así es. - sonríe con picardía y continúa - Tu madre sólo balbucea Dios, si no fueras mi hermana. Yo estaba ardiendo y le rogué que olvidara que éramos hermanas, le dije que sólo éramos dos mujeres calientes deseando de estar la una con la otra ¿Te parece que me volví loca, Diego?

Supongo que estaba viendo mi cara. Loca perdida, como un cencerro ¿Qué le pasaba a mi tía? ¿Qué me iba a contar? Mientras decía esto me agarraba el rabo con fuerza y me pajeaba lentamente por encima del pantalón.

-        Lo cierto es que no esperé su respuesta. Deslicé mis bragas por mis piernas y las arrojé al suelo, con los ojos fijos en tu madre, me senté y me saqué el vestido por la cabeza. Lo normal es que tu madre me hubiera llamado de todo y se hubiera enfadado conmigo, pero se debía sentir muy parecida a mí, pues simplemente se quedó mirando como me quitaba el sujetador y me tumbaba en la cama, completamente desnuda. 

-        No me juzgues Diego, quería saber que se sentía, con otra mujer, y la historia de tu madre me hizo que la deseara a ella más que a nadie en ese momento. Le implore que viniera conmigo, pero ella sacudió la cabeza, se levantó y se dirigió hacia la puerta. Creí que todo había acabado, pero se dio la vuelta me miró a los ojos, cerró la puerta tras ella y se sacó la camiseta por encima de la cabeza, Nadie debe saber esto...¡Nunca! me ordenó mientras se sacaba las bragas y se unía a mí en la cama.

-        Mis labios están sellados, hermanita, le contesté mientras nos abrazábamos. Tenía ganas de llorar de emoción, Diego. Sólo pude decirla Te quiero.

-        Yo también te quiero, pero esto no parece un amor muy fraternal, me contestó tu madre sonriendo y acariciando mis pechos que estaban duros como piedras.

Y reforzando sus palabras, tía Laura, pellizcó uno de sus pezones con la mano que tenía libre. La otra se la tengo que parar yo en su lenta cadencia hacia arriba y hacia abajo de mi pene.

-        Para si sigues así me voy a correr.

-        ¿Ya no quieres que te cuente más? - me dice con una mirada y una sonrisa malévola.

-        No, sigue con la historia, pero como sigas tocándome, me voy a correr.

-        Te interesa la historia de tu tiita la guarra y tu mama la golfilla.

¡La madre que la parió! Lejos de dejar de pajearme, estira el elástico de mi pantalón de deporte y saca mi cipote al aire.

-        ¡Está tremendo! - dice antes de agacharse y metérselo en la boca.

-        ¿Me prometes que cuando acabe la historia se la vas a meter a tu tía como si fuera una zorrita?

Como hicieron mi padre y Antonio aquel primer día, supongo que quiere decir, pues esa fue la palabra que uso mi madre, unas zorritas.

-        Nada deseo más que empalarte como a mi zorrita. - le respondo sinceramente mientras ella da una nueva chupada a mi glande.

-        ¿Acabe como acabe la historia? - dice tras un sonoro chupetón.

-        Acabe como acabe.

¡Qué hija de puta! Y eso que mi abuela no tiene ninguna culpa ¿Pues cómo va a acabar esa historia? Me temo lo peor. Se queda sentada en el suelo a mis pies, agarrada a mi polla y sigue contando.

-        De puro nerviosismo nos reímos como niñas, al tiempo que tu madre se tumbaba sobre mí. Primero me hizo cosquillas y yo intenté devolvérselas, pero tu madre me paralizó con un beso.

-        Después su mano exploró mi cuerpo y siento como su beso se intensifica. Me pellizcó un pezón y luego me acarició ambos pechos - relata tía Laura mordiéndose el labio inferior y tocándose los senos sobre la camiseta. - Lentamente la mano de tu madre se arrastró a través de mi estómago hasta tocar los pelos de mi coño.

Su mano se dirige a su entrepierna. Miro la silla donde estuvo sentada y veo la mancha de humedad que ha dejado. Creo que estamos los dos a punto de estallar. Ella recordando, yo oyendo su historia.

-        Al contacto de sus dedos con mi vello púbico, - sigue contando con una intensidad que refuerza sus palabras - levanté mi pierna hacia arriba, doblándola por la rodilla, esperando que explorasen el interior de mi rajita. Mmmh. Cuando tocó mi chichi directamente, creí que me iba  deshacer de gusto, Diego. Noté como se escurrían sus dedos fácilmente por mi humedad. Separó los labios y entonces tu madre deslizó un dedo en mi interior.

Tía Laura cierra los ojos y junta mucho sus rodillas. La mano que se aferra a mi pene no se mueve, pero se aprieta como si quisiera estrangularla. 

-        Separé mis labios de los suyos por primera vez, desde hacía mucho tiempo y grité un ¡Joder! desesperado y abrí las piernas todo lo que pude esperando que me destrozara con sus dedos.

Tía Laura hace un silencio. Yo la miro expectante, esperando ansioso la continuación.

-        De pronto tu madre se congela, saca rápidamente su dedo de mi interior y de un salto sale de la cama. Yo no sabía que pasaba, que había hecho mal, porque se había arrepentido de golpe ahora que estaba a punto de correrme. ¡No! le dije casi llorando y cuando iba a continuar protestando, con un gesto, me ordenó que me callara.

-        Entonces lo oí, era la puerta de la calle que se cerraba. Tu madre se puso la camiseta sin bragas. Cogiéndome de un brazo me arrancó de la cama y me metió en el servicio, empujando toda mi ropa detrás de mí. Eché un último vistazo a la habitación para ver como tu madre alisaba el edredón y movía el pomo de la puerta.

-        Mientras me vestía oí a tu padre saludar a tu madre y luego a ésta explicarle que estábamos hablando sobre ti y que ahora estaba en el baño.

-        Tiré de la cadena para disimular y salí ¿Todo bien? me preguntó tu padre muy serio. Se refería a ti, supongo, pero yo estuve a punto de confesarlo todo de puros nervios. Además después de lo que me había contado tu madre se le veía tan sexi.

-        ¿Ves sexi a mi padre? - le pregunté algo molesto.

-        Tu padre siempre ha estado como un tren, pero me refiero a lo que me había contado tu madre ¿Sabes? Le vi como un hombre muy sexual y comprensivo. Un hombre con experiencia... No me hagas caso. Supongo que no sé lo que digo. - corta sus pensamientos dejándome fastidiado, no contaba con la presencia de mi padre en toda esta historia. Con la rivalidad hacia mi padre, quizás debiera decir. - Pero dime tú ¿Qué piensas de lo que te he dicho? ¿Te molesta, Diego?

-        No, creo que no. Estoy sorprendido, tita, pero molesto no.

-        Y así, ya está ¿No me dices nada más? ¿No tienes nada que preguntarme?

Me he quedado un tanto frío con lo de mi padre. Podría preguntarle por sus sentimientos hacia él, pero no me apetece. Sobre sus sentimientos hacia mi madre, su hermana. Con lo que nos costó a nosotros dos y lo fácil que ha sido con ella. O podría preguntarle que nos deparará el futuro con toda esta locura desbocada. Pero no, no le pregunto nada de eso, solo le digo.

-        ¿Cómo es mi madre?

Mi tía me mira como no entendiendo nada.

-        Sí me refiero cómo es físicamente. Tú que la has visto desnuda ¿Cómo es? ¿Se parece a ti?

Mi tía se ríe de mi pregunta.

-        Mira lo que pregunta el cerdo de mi sobrino ¡Qué como es su madre desnuda! Anda, ayúdame a levantarme.

-        Pero, no me lo vas a decir - le pido tirando de su brazo.

-        Que sí, cochinote, que te lo voy a contar, pero cómeme el coño mientras te lo cuento, que entre aquello y esto estoy que ardo, y yo te daré todos los detalles - se va hacia la habitación riendo y yo detrás de ella.

Se va quitando las bragas por el pasillo y me las tira.

-        Son las de tu madre. Con la confusión me puse las suyas. Mis braguitas se quedaron en la habitación de tus padres. - en un gesto reflejo las llevo a mi nariz. Su olor es intenso y están húmedas.

En menos de un minuto estamos en la cama. Ella desnuda y yo estoy chupando sus labios vaginales al tiempo que ella describe el cuerpo de mi madre.

-        Hmmm, Diego, por Dios ¡Qué falta me hacía! ¿Sigues queriendo que te diga cómo es tu madre? - Yo asiento, mientras rodeo su clítoris con la lengua - Pues voy a empezar por sus tetas. Sin ser enormes, tienen un buen tamaño. Ligeramente caídas, siguen siendo muy apetitosas. Sus areolas son anchas con pezones largos y gruesos, mucho más que los míos. No sabes lo increíble que se sentían presionados contra los míos - me dice esto mientras entrelaza sus dedos en mi pelo y restriega su coño contra mi cara. 

-        Su vello púbico...¿También quieres que te hable del vello púbico de tu madre, pervertido?... Lo tiene… ahh... está bien recortado - se retuerce mientras su retardado orgasmo se va construyendo en su interior. - Y ...huele... como... ¡Joder! ... Huele como las fresas salvaj... OOstiaaaaaa.

Tía Laura explota. Su cuerpo se convulsiona, cuando su coño inunda mi cara con jugo caliente. Libero su clítoris y me dedico a lamer con avidez su dulce néctar, mientras ella es incapaz de controlar su respiración.

-        ¡Deja eso y fóllame Diego!

-        ¿Cómo a mi zorrita?

-        Sí, como tu zorrita ¡Joder, Diego, empótrame contra el colchón!

Tira de mí hacia arriba. Mi polla dura se desliza fácilmente en su resbaladizo coño. Penetro una, dos, tres veces con fuerza, con dureza y noto como libera a otro orgasmo ¡Más fuerte! Seis, siete ocho, nueve, diez y suelto mi leche caliente en el licuado chochete de mi tía. No tardo nada. Totalmente excitado por lo que me acaban de contar de mamá, le he echado una lechada a mi tía del copón y en un tiempo récord. 

Me salgo de ella y me tumbo a su lado mirando el techo. Los dos necesitábamos ese polvo con urgencia.

Ahora que tengo la cabeza disponible. Pienso que nunca había pensado en mi madre de esa manera... casi siento remordimientos de haberme calentado de esa forma con mi madre, pero tampoco había pensado en mi tía de esa forma hasta hace poco. 

-        Tita, lo que me has contado antes... Es porque realmente quieres follar con Cris ¿Verdad? - Pregunto una vez que he recuperado la respiración. 

Tía Laura, también tumbada boca arriba, extiende su mano y coge mi pringosa polla.

-        Sí, quiero - susurra. - ¿Qué te parece?

-        Un sueño. - contesto, dando por descontado que yo estaré allí - Me encanta la idea y no creo Cristina ponga muchas dificultades para dar el paso - contesto, girándome y besando su cuello.

-        ¿En serio? -  Me pregunta - Me gustaría un montón. Es algo que se me ha metido en la cabeza desde el día que la desvirgaste. Sabes, aunque sé que tú fuiste mucha mejor opción, me gustaría haber sido yo..., con el consolador.

Esperé unos minutos antes lanzar mi siguiente pregunta. 

-        ¿Y también vas a hacer... eso con mamá?

-        No lo sé - responde tía Laura con la mirada perdida. - Realmente quería que me hubiera comido el coño esta tarde ¿Es muy raro eso?

-        Supongo que no mucho más raro que lo que estamos haciendo nosotros ahora... o lo que mamá y papá están haciendo con Elena y Antonio - respondo.

-        Sí, eso supongo yo también... - Su voz se apaga y estoy seguro de que ella tiene algo más que decirme. Espero un rato y me da la razón. -¿Te gustaría ... umh, ya sabes ... quiero decir ... con Lali... ¿lo harías con ella, Diego?

-        ¿Quieres decir que si lo haría si fueras tú o que si lo haría yo? - pregunto como si la respuesta fuera a ser muy diferente

Curioso, ninguno usamos la palabra follar y pasamos por el concepto como si fuera un campo minado.

-        Ambas cosas, supongo - me responde tía Laura. 

Me tiro un largo rato pensando antes de responder y al final contesto la parte más fácil.

-        Creo que lo haría si fueras tú. Ya habéis empezado y sabes que mamá estaría dispuesta a hacerlo.

Mi pene se endurece dentro de la mano de tía Laura cuando visualizo como mi madre se come el coño de mi tía. 

-        Sí, pero independientemente de si tu madre está dispuesta..., vamos a suponer por un momento que lo está también contigo ¿Qué harías tú? - Debería haber sabido que tía Laura no me iba dejar escapar tan fácilmente. 

-        Nunca he pensado en mi madre de esa manera - contesto con sinceridad. 

-        Ya, pero sí que lo estás pensando ahora. No mientas - tía Laura aprieta con más fuerza el rabo que, para corroborar sus palabras, se está poniendo alegre con la conversación

Es difícil mantener secretos con tu tía, cuando tu pene está a su disposición como un termómetro de tu estado de ánimo. Antes de que pueda responder oímos la puerta de la calle que se abre.

-        ¡Hola! - oímos desde lejos.

-        Mira aquí tienes a tu amiga para dar el paso - le digo dejando la otra respuesta en el aire.

-        ¿Tú crees? - me dice tía Laura con entusiasmo y temor. 

Oímos a Cris andar por el pasillo, luego empuja la puerta y nos ve tumbados con la cabeza de mi tía encima de mi hombro mientras yo la agarro cariñosamente.

-        ¿Qué estáis haciendo? - nos pregunta mientras recorre su vista por nuestros cuerpos desnudos

-        Nada -le digo sonriente - Sólo follar con mi tita.

Tía Laura golpea juguetonamente mi pecho y luego menea con la mano mi pene semierecto.

-        Esperando a que esto sirva para algo 

-         Parece un plan agradable - bromea Cristina - ¿Puedo unirme?

-        Sí y además esta vez tía Laura tiene pensado follar contigo. Parece ser que considera que si queremos hacer un trío, éste debe ser de verdad.

Cristina se queda sorprendida y siento como mi tía se encoje, sorprendida por mi frase tan directa. Pero he decidido seguir las enseñanzas de mi madre. Hay que arriesgarse, si lo quieres pídelo. Si te lo conceden tómalo y vive. Si no es posible,… pues se pide disculpas con educación.

-        ¿Lo decís en serio? - Cris nos mira con ojos como platos - ¿Te refieres a que yo bese a Laura, ella me coma las tetas y luego acabemos comiéndonos el coño como dos bolleras?

Creo que he metido la pata e intento solucionarlo, voy a decir que es una broma. Supongo que eso es demasiado para la cándida Cris, por mucho que con los últimos acontecimientos se haya soltado el pelo. Sin embargo mi tía se sincera y es ella la que empieza a hablar.

-        No te ofendas Cris. Es idea mía - ¡y una leche! yo llevo pensándolo desde hace más tiempo - Te conozco desde hace años, te quiero como amiga, haría cualquier cosa por ti, lo sabes, y sabes que no haría nada que pudiera ofenderte o molestarte pero desde hace unos días... no sé, supongo que todo se ha desmadrado, pero tengo unos deseos inmensos de hacer el amor contigo. Ya sé que puede resultar ridículo, ahora, a  nuestra edad, pero el hecho de compartir cama con Diego... 

-        Me gusta cómo suena todo eso –la interrumpe hablando con entusiasmo, mientras, tira de su camiseta por encima de su cabeza, revelando que no usa sostén.  - Podéis esperarme un minuto, me ducho y me uno a vosotros - saca ahora sus pantalones vaqueros - Laura, ya has pensado quien le va comer primero el coño a quien y Diego ¿se va limitar a mirar? Conociéndote lo tendrás todo bien planificado. - la oímos decir cada vez desde más lejos, mientras empieza a sonar el agua cayendo de la ducha.

Nos miramos incrédulos a los ojos y yo me empiezo a reír ante la actitud de tita Cris, contagiando a mi tía Laura ¡Esto va a ser más fácil de lo que pensaba!

-        ¡La madre que la parió! - exclama mi tía dejando su boca abierta y sus ojos como platos - ¡No me lo puedo creer! ¡Hemos creado un monstruo!

-        Ya tienes lo que querías. - le replico divertido a mi tía encogiéndome de hombros.

Mi tía me devuelve la sonrisa y me mira durante un rato antes de contestarme. 

-        Dirás que soy un  idiota, pero ahora no estoy segura de que pueda empezar esto, Diego. - dice ella finalmente. - Quiero que suceda pero me da miedo. Creo que al final algo saldrá mal. Ojala no hubiera llegado tu padre y hubiera podido llegar más lejos con Lali, me sentiría más segura.

Cuando acaba de hablar me besa ligeramente en los labios.

-        Está bien, tita -le consuelo, meciendo suavemente su cuerpo desnudo sobre el mío. -Sólo podrás saber lo que hay en la otra orilla si te mojas, pero yo voy a estar siempre pendiente de ti. Si veo que alguna de las dos se siente incomoda... me meteré entre las dos y me dedicaré a follaros como lo hemos hecho siempre ¿De acuerdo?

-        Gracias amor, eso también suena bien. De todas formas, no dejes de hacerlo salgan como salgan las cosas -me responde, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello y empujando su lengua en mi boca.

Y así es exactamente cómo nos encuentra Cristina cuando sale del baño secándose su larga cabellera rubia. Si no fuera por sus rotundas caderas, parece un ángel núbil con esa carita inocente y sus incipientes pechos. 

-        Bueno, ya estoy aquí. He tardado lo menos que he podido - nos dice tía Cris, al  tiempo que ladea la cabeza secándose el pelo.

-        Estamos impacientes porque vengas con nosotros - le respondo con una sonrisa pícara - Tía Laura y yo estábamos hablando sobre cómo podemos darte el mayor orgasmo de tu vida.

-        Umh, no es mala idea ¿Y cómo vais a hacerlo?

-        Sólo tienes que acostarte en la cama - le explico, separando mi cuerpo del tía Laura para hacer un hueco en el medio - y nosotros haremos el resto.

Palmeo el colchón y tía Cris se tumba, perfumando el aire del fresco olor a flores que emite su cuerpo desnudo.

Creo que Cris también está nerviosa. Aunque quizás cabría decir ansiosa, pero estoy seguro que las mariposas le revolotean en el estómago.

-        ¿Sabéis por donde vais a empezar? - nos dice esperando nuestras reacciones.

Curiosamente tía Laura no habla. Después de toda una noche de verborrea fácil, ahora se limita mirar a su amiga con ojos golosos, por lo que yo tomo la iniciativa. Tía Cris parece bastante receptiva, pero una cosa es fanfarronear sobre sexo y otra meterse en faena. Por eso prefiero seguir con mi tono medio en broma medio en serio.

-        Vamos a someterte a una sobrecarga sensorial que te hará perder los estribos - empiezo a inventarme para ir rompiendo el hielo.

Cristina asiente con la cabeza sonriéndome abiertamente. Tía Laura también está escuchando con atención.

-        Hasta ahora, ha estado bien que yo fuera vuestro esclavo para besaros, chupar vuestras tetitas o comer vuestro chochito - explico haciéndome el mártir con cierta teatralidad. Haciendo un poco el ganso. - Pero sólo tengo una boca, así que voy a empezar con mis labios acariciando el cuerpo de Cristina y trazaré mi camino hacia abajo recorriendo su cuerpo.

Rodeo con mi boca el tentador pezón de tía Cris y miro a las dos mujeres para ver si todavía están conmigo. Ellas asienten sonriendo, así que continúo. 

-        Pero he estado pensando, - hago una pausa para subrayar lo que luego voy a decir - que puesto que somos tres, no hay ninguna razón por la que no podemos añadir más estimulación... labial, como vosotras hacéis conmigo.

Creo que está bastante claro lo que estoy sugiriendo. Tía Laura está sonriendo y mirando a su mejor amiga. Ya que yo he cogido la batuta está expectante a mis órdenes para empezar su actuación. Tía Cris ha tomado una actitud pasiva y se deja hacer.

Yo me relamo esperando satisfacer mi faceta de mirón, pues ver cómo se comen entre ellas va a ser otro sueño húmedo hecho realidad. Quiero saborearlo y me exijo ir despacio para ir paladeando el plato poco a poco y, también para que ellas vayan asimilado cada una de las etapas que vayan quemando.

-        Bien ¿Por qué no empezamos conque vosotras dos os besáis, mientras yo me asomo a ver que sucede aquí abajo? - sugiero extendiendo las piernas de tía Cris sin esperar una respuesta.

 

Tía Laura se aproxima junto a su amiga y se miran a los ojos durante unos eternos segundos antes de que ninguna haga nada. Es tía Laura quien inicia el beso. Moviéndose lentamente, deposita suavemente sus labios sobre la boca de Cristina. 

Al tiempo que sus labios se encuentran, comienzo a lamer los labios de la vulva de tía Cris. Y sin dejar de lamer la raja, levanto la vista y me convierto en el espectador de lujo de su primer beso lésbico.

-        Oooohh - gime Cris en la boca de tía Laura y el beso toma un giro más apasionado. 

A medida que sube la intensidad del beso, tía Laura mueve su mano sobre el pecho de tía Cris y empieza a acariciar sus pequeños montículos. Yo las sigo viendo, mientras ataco el coño de tía Cris con mi lengua.

-        ¡Guau, esto ha sido muy sexi! - suspira tía Cristina, rompiendo el beso con tía Laura. 

-        ¡Ha sido increíble! - replica tía Laura, llena de excitación.

Pellizca luego sus pezones, que se proyectan hacia fuera de sus pechos casi planos, mientras empuja su lengua de nuevo en su boca. 

Desplazo la boca al chochito de tía Laura su clítoris y empujo dos dedos en el coño de tía Cris, que ya está más que jugosito.

-        ¡Mmmph! - vuelve a gemir tía Cris en la boca de tía Laura. 

Ésta desplaza su cadera, deslizando el culo sobre el cochón, y comienza a follar su coño contra mi cara. Puedo sentir como se acerca a su clímax. Tía Cris también empapa mis dedos.

No es el momento de corrernos. Pienso que ahora, cuando están tan excitadas que no importa de quién es o donde está la boca de cada uno, es el momento dar un paso más. 

-        Es hora de cambiar de lugar, tita - digo mirando a tía Laura, como si fuera la cosa más natural del mundo.

Tía Laura me da una mirada de incredulidad, pero me muevo fuera de entre sus piernas y hago un gesto con la cabeza para ella tome mi lugar. Mira a Cristina pidiendo permiso y se sorprende de su reacción.

-        ¡Por Dios, si lo vas a hacer, date prisa! ¡No me dejes así! – exclama mi títa Cristina, ansiosa porque su ardiente coño vuelva a conseguir la atención que necesita desesperadamente. 

Tía Laura se escurre hacia abajo de la cama y se posiciona entre las piernas de su amiga del alma. Me dedica una última mirada y luego mira con lujuria a la, probablemente, primera vagina que ha visto tan cerca. 

 

Yo me acurruco al lado de mi tita Cris y comienzo a chupar el pezón más cercano a mi boca, al tiempo que tía Laura comienza a lamer su coño. Cristina le agarra del pelo y encaja su cara con fuerza contra su tórrido coño. No tarda mucho en empezar restregarse frenéticamente contra la boca de una sofocada tía Laura.

-        Fóllala con el dedo y chupa su clítoris - Sugiero con conocimiento de causa, al tiempo que me traslado al otro pezón de tita Cris que está como loca con las nuevas sensaciones.

-        ¡Sí! ¡Laura, zorra!¡Mi clítoris! ¡Chupa mi puto clítoris!

Con la mano me pide que mordisquee su pezón con los dientes. Lo hago, viendo a mi tía saborear su jugoso coño. 

¡La ostia puta vaya calentón me está entrando! Veo a mi tía entre las piernas de mi tita Cris dándose un festín y ya estoy deseando que cambien de posición. Sí, tengo muchas ganas de ver a Cris encima de tía Laura ¿Resultará eso tan fácil como ha resultado esto? Porque tía Laura ha dejado atrás todas sus dudas y está realmente disfrutando con lo que hace.

Ahora bombea con sus dedos dentro y fuera de la vagina de Cris, mientras sorbe el jugo de su coño y con el pulgar de la otra mano frota su clítoris como si fuera a sacar fuego. 

Me gusta ver a mi inocente títa Cristina fuera de control. Es algo que me pone a mil y saca de mí una cierta vena sádica. Me desplazo hacia arriba y empujo mi lengua en su boca ¡Pero qué zorrita eres, tita! pienso, mientras mis manos se aferran a sus pequeñas tetas. Pellizco sus pezones, mientras mi lengua viola a su boca. 

-        Mmmph! Mmmph! Mmmph! - Cristina gimotea alrededor de mi lengua, mientras se retuerce con las maquinaciones orales de tía Laura. 

-        ¡OHHHHH JODERRRR! - Cristina llora, rompiendo el beso y se empieza a sacudir en la cama, mientras tía Laura la lleva a un estado de convulsiones orgásmicas continuas.

Me empuja lejos de ella y agarra el pelo de tía Laura con las dos manos, atrayéndola con fuerza contra su coño palpitante. 

-        ¡OH DIOS MÍO! - sigue llorando Cristina.

Libera el pelo de tía Laura y se derrumba en la cama con los brazos en cruz totalmente entregada a su amiga. Su blanco cuerpo es ahora rojo carmesí y un fino sudor perla su piel. Agarra con fuerza la sábana y se tensa en un orgasmo intenso.

Tía Laura se separa de ella y la mira con lujuria. Realiza una respiración profunda y luego se sumerge de nuevo en el coño de Cristina, lamiendo los jugos que fluyen de manera constante, como si fuera un gato hambriento.

 

Mi pene es una piedra, mientras veo a mi tía chupar los sabrosos calditos del coño de su mejor amiga. Cuando me sonríe, su boca está completamente cubierta de jugos de Cristina. Con los ojos fijos sobre mí, pasa su lengua lentamente alrededor de sus labios, lamiendo el sabor de Cristina alrededor de su boca, ofreciéndonos un delicioso espectáculo erótico. 

¡Qué hija de puta! Desde luego hay muchas cosas de la personalidad de mi tía que han sido desconocidas para mí hasta el famoso fin de semana en la casa de campo. Tía Laura es una fiera sexual ¡Y hoy está desatada!

Lo cierto es que mi rabo tiene ya una erección dolorosa y cuando la veo  empezar a besar el cuerpo de Cristina subiendo por la cintura…,estoy sonriendo de oreja a oreja, como un depredador ante unas presas fáciles y dispuestas. Se entretiene en sus tetas, agarra la punta del pezón con sus dientes y estira hasta oír una ligera queja de su amiga, que cierra los ojos durante una fracción de segundo, justo antes de que tía Laura se  lance hacia su cara y empuje la lengua en su boca.

Supongo que es su momento, yo simplemente me inclino hacia atrás y observo su beso sensual. Pienso que Cristina está degustando su propio sabor de la lengua de tía Laura. El contacto se prolonga y sus cuerpos se frotan suavemente el uno contra el otro. Emiten anhelos apenas audibles en la boca de la otra. Ésta es la cosa más erótica que he visto en mi vida.

-        ¡Oh Dios! - susurra Cristina, ya que rompen el beso - ¡Esa ha sido la mejor comida de coño de mi vida!

-        ¿Mejor que yo?– Pregunto con impostada indignación ¡Esa era mi especialidad!

-        Diferente - Cristina sonríe. - Pero desde luego tú eres el mejor hombre que me lo ha comido.

-        Soy el único chico que te lo ha comido, no te jode - le replico en tono de reproche.

Pero me río cuando la inefable tita Cris se encoge de hombros con su típica falsa inocencia.

-        Ya sabes sobrinito, una mujer sabe mejor lo que le gusta a otra mujer - se burla tía Laura recordando el viejo tópico, al tiempo que rodando fuera de su amiga me da un beso rápido.

Pero más rápido estoy yo, que no dejo pasar la oportunidad de decirle a Cris.

-        Bueno, en ese caso, ahora que es el turno de tía Laura, será mejor que tú, tita Cris, te dediques a la parte inferior y yo me quedo con la parte superior.

Ella me mira vacilante y con los ojos abiertos.

-        Umh... vale. - dice con cierta reserva.

-        No, no hay problema. -me rebate tía Laura y mira Cris diciendo. - No tienes porque hacerlo. Yo he hecho esto porque he querido. Nadie debe nada a nadie - Y luego añade dirigiéndose a mí - De hecho, creo que alguien lo necesita más que yo.

 

Tampoco estaría mal una buena mamada a dúo, pero Cristina no quiere dejar el tema.

-        No es que no quiera. Es que nunca he hecho algo así.

-        Ni yo lo había hecho hasta ahora mismo- tía Laura sonríe, tratando de alcanzar mi pene y envolviendo su mano a su alrededor. 

-        Tal vez podríamos hacer uno de esos... umh... trenecitos. Donde uno dan placer al otro y lo reciben de un tercero. -Sugiere la tita Cris con ese candor con el que envuelve este tipo de comentarios.

La miro con cara de sorpresa y ella mirándonos a uno y a otro nos pregunta.

-        Se llaman trenecitos ¿no?

Me río ante la ingenuidad con que hace la pregunta y la replico cachondeándome de ella.

-        Pero bueno tita ¿Cómo sabes tú esas cosas?

-        Yo era virgen, no una monja de clausura, Diego – me contesta riendo y luego se pone a organizar.  Yo podría chupar a Laura, mientras ella te la chupa a ti y... umh... tú me podrías lamer de nuevo mi coñito... Aunque, la verdad, creo que sería demasiado por el momento. Estoy un poquito agotada, pero...

Deja la frase en el aire no descartando nada y tía Laura aprovecha para seguir metiéndose con ella y su recién descubierta sexualidad.

-        Vaya con Mari Puri, a la vejez viruela. Creo que hemos creado un monstruo, Dieguito. De tener telarañas en el coño, a proponer trenecitos.

Dice esta última palabra con cierto retintín y Cristina la contesta como un rayo.

-        No te preocupes que el título de putón me queda mucho recorrido para quitártelo.

Antes, cuando Cris le decía ese tipo de cosas en mi presencia, tía Laura se sentía incomoda por lo que pudiera pensar de su pasado, ahora parece que se encuentra más a gusto y no le da tanta importancia. De hecho le contesta agarrándose las tetas y moviéndolas como dos maracas.

-        Ya quisieras tu haber gozado de tu cuerpo como yo lo he hecho del mío.

-        Que zorra y que vulgar puedes llegar a ser ¡Que va a pensar nuestro sobrino! - le reprocha Cristina poniendo una mueca de desaprobación.

Ya me voy conociendo yo las discusiones en las que habitualmente se enzarzan estas dos. Discusiones de dos intimas amigas, cuya amistad está a prueba de bomba, por lo que solo replico.

-        A mí no me metáis en vuestros líos, que al final me llevo yo el palo.

-        No, Cris ha dicho que, en el trencito, - de nuevo remarca la palabra - el palo me lo llevo yo.

Aprieta con más fuerza mi polla y acerca su boca para darme un beso en el glande.

-        A ella le toca soplar la armónica.- añade abriendo ostensiblemente sus piernas.

-        ¡Qué soez eres, buscona! - sigue protestando Cristina, continuando con su discusión de viejas gruñonas - Mira que podías haber dicho una cosa bonita. Libar mi flor, beber mi néctar, degustar mi dulce pastelito…

-        Cómeme el coño y calla ya de una vez. - Le corta tía Laura, provocando la risa de todos.

Pero esa frase la remata Cris dándole una fuerte nalgada a su amiga y cambiando el tono de voz le ordena.

-        Abre más las piernas guarra, que te voy a sacar brillo

Ente bromas y veras, mi tía ya me está comiendo la polla, dando vueltas con la lengua alrededor de mi glande en el interior de su boca, y la tita Cris se ha tumbado debajo de su amiga, que subida a horcajadas sobre su cabeza le ofrece su pastelito para ésta libe como un colibrí y se empache de dulce néctar y ambrosía.

La postura no es del todo natural, por lo que terminamos rodando sobre nuestro costado y apoyados sobre el colchón casi cerrando el trenecito, como Cris había propuesto la primera vez.

-        Creo que estamos un poco incómodos - digo finalmente - ¿Por qué no me cambio de sitio y entro con mi ariete en el túnel del amor de la tita Cris, mientras ella bebe tu néctar hasta llevarte la Paraíso?

-        ¡Madre mía! como sigáis hablando así me va a dar un ataque de diabetes ¡Qué empalagosos! - protesta mi tía Laura.

-        Pues a mí me gusta la idea - exclama Cris - al tiempo que empuja a tía Laura sobre su espalda, se pone de rodillas introduciendo su cabeza entre las piernas de su amiga y orienta su culo hacia mí. 

-        Hablando de zorras… ya conseguiste que te la meta. - censura tía Laura la rapidez con la que Cris me ofrece su grupa

-        ¿No estás a gusto? - Cris pese a todo se preocupa de que todos estemos conformes.

-        Esto es mucho mejor, amor, pero si no me meto contigo no es lo mismo.- suspira tía Laura, acomodándose sobre su espalda mientras Cristina lame los labios de la vulva con una sonrisa.

Vuelta la calma, alineo con mi pene con el expuesto coño de mi tita Cristina y froto la cabeza alrededor de sus suaves y brillantes labios, antes de dejarme caer en profundamente en su interior de en un solo movimiento.

-        ¡Mmmmph!- Cristina gime en el coño de tía Laura y, sin dejarla un segundo de descanso, bombeo mi machacada polla en su apretado coño agarrado a sus caderas.

¡Esta es la puta cosa más erótica que he hecho en mi vida! Y desde que lo dejé con Claudia, creo que este pensamiento lo he tenido unas cuantas veces. Voy batiendo records, día tras día y hora tras hora.

Pero hoy,... hoy estoy mirando a los ojos lujuriosos de mi tía, mientras deslizo mi polla en el interior de su mejor amiga... Umh, bueno...de mi otra tía.

La boca de tía Laura dibuja un silencioso Te quiero, mientras enreda sus dedos en el cabello de Cristina y tira de ella con fuerza contra su entrepierna.

Bajo mi ritmo. Me muevo de forma deliberadamente lenta, a un ritmo uniforme para permitir que Cris reanude los mimos con la lengua sobre la vagina de su mejor amiga sin la distracción de mi polla en su coñito. Un ritmo pausado le permite mantener un tratamiento esmerado sobre tía Laura, aunque parece que mis atenciones en su retaguardia le siguen gustando y menea su culete para recibir mis sosegados cipotazos.

Tía Laura nota de inmediato los primeros síntomas de calentura y, moviendo sus caderas y agarrando a Cris por la nuca, comienza a follar contra su boca, gritando su aprobación por lo que está recibiendo.

-        ¡Oh! ¡Joder, Cris! ¡Joder, joder, joder! ¡Qué bueno es eso! - llora, demostrando las ganas que tenía de la boca de Cristina. 

Aprieto los dientes luchando por contener mi inminente liberación e intento mantener un ritmo todavía más lento. 

No puedo apartar mi mirada del rostro de mi tía. Veo cómo se estremece por la magia que la boca de Cris está realizando en su coño. Veo como su tez se congestiona y como sus preciosos pechos se han teñido de un color encarnado, que contrasta con los mechones de pelo rubio de tía Cris esparcidos por su vientre.

-        ¡Dios! ¡Cristina! ¡Diooos! ¡Me voy a correr!- gimotea tía Laura - ¡Sigue chupando mi clítoris! ¡Oh. JO-DER!

Se retuerce ante la agilidad oral de Cristina y me agarro fuerte a las caderas de Cristina, listo para golpear su coño con un chorro de esperma en el momento que se corra tía Laura. Espero que sea pronto, no puedo seguir a este tan ritmo lento para siempre.

-        ¡Oh! ¡Oh! ¡OhhhhhhhhhaaaAAAAAARRRRRRGH! ¡JODER, MEEEE CORRRROO! - Tía Laura explota de placer, con convulsiones espasmódicas y apretando sus muslos contra los oídos de Cristina. 

Golpeo profundo, duro en el chorreante coño de Cristina extasiado con el espectáculo de mi tía Correrse mi tía correrse. He entrado suave, contenido, con el cuerpo tenso y allí me quedo, con mi polla hinchada en su interior y mis manos agarradas como garfios a las caderas de mi tía Cristina.

-        MmmMMMPHH. - los gemidos ahogados de Cristina se pierden entre las piernas de tía Laura, pidiéndome que no pare, que siga con mi movimiento.

Pienso, claro que sí, tita Cris, tú también te lo mereces, y golpeo con fuerza mi cadera sobre sus nalgas, taladrando su coño.

-        Ump - sale de su boca, al recibir el golpe de rabo.

Otro golpe y otro y otro. Ya no bombeo, taladro su raja con un ansia colosal, sin descanso, mientras miro como tía Laura intenta llenar de aire sus pulmones y su pecho exuberante se bambolea con cada respiración. No puedo retenerlo por más tiempo. ¡Joder, a la mierda!

-        ¿Te gusta, tita Cris? ¿Te gusta cómo te mete el rabo tu sobrinito? -digo con lujuria.

Sé que eso la va a poner como una moto, pero curiosamente esas palabras hacen el mismo efecto sobre mí y termino diciendo

-        Me voy a correr tita. Me voy a correr dentro de ti, tita Cris.

Apretando mis manos en las caderas de Cristina, relajo mi polla y el semen sale a borbotones en el interior de su caliente vagina.

-        ¡OH SiiiiIIIII!¡Córrete en el coñito de tu tíaaaaaa! - Cristina aúlla tirando su cabeza hacia atrás, anunciándome que ella ha llegado a su punto de no retorno justo en el mismo momento.

Tía Laura tiene la sonrisa más grande que la he visto en mi vida, mientras observa nuestros cuerpo estremecerse de placer justo en frente de ella.

 

Libero sus caderas y Cristina cae hacia adelante sobre el cuerpo de tía Laura, desacoplando mi pene, que cae pesado y desgastado sobre mis huevos.

Cris se acopla encima de su mejor amiga y yo me dejo caer a su lado para ver como tía Laura dirige sus labios hacia la boca de tía Cris para fundirse en un beso apasionado

¡La reostia en verso! ¡La repera limonera! ¡La repanocha! ¡Qué espectáculo del copón, ver a mis dos tías cuarentonas comiéndose la boca!

¡Las dos ofrecen una estampa impresionantemente erótica! Tía Cris se estira y ronronea encima de tía Laura y su pequeño pecho se aplasta sobre los deliciosos senos de su amiga. Las piernas de tía Laura todavía se encuentran abiertas y el cuerpo de Cristina se encuentra entre ellos de forma que sus coños se encuentran presionando el uno contra el otro.

-        Me comí tu coño - susurra Cristina - Me comí tu puñetero coño - suspira con entusiasmo, meciendo su cuerpo contra el de tía Laura. 

-        Sí, y lo hiciste muy bien - tía Laura sonríe, pasando las manos por la espalda de su amiga. 

-        ¿En serio? ¿Te gustó? - le interroga Cristina con entusiasmo, queriendo saber.

-        ¿Tú qué crees? ¿No lo has notado? - Pregunta a su vez tía Laura con cariño, envolviendo sus piernas alrededor de Cristina.

-        Claro que me di cuenta, tonta.

Se besan de nuevo, esta vez mucho más tiempo, y sus cuerpos se frotan despacio en una caricia continua.

-        A mí me gustó también - añade Cristina en voz baja después de romper el beso.

-        ¿Comérmelo o que te lo comiera?- solicita tía Laura con las cejas levantadas.

-        Ambas cosas - admite coqueta Cristina, para luego añadir sin ninguna preocupación - Supongo que eso me hace lesbiana. 

-        ¡Casi! Pero no creo que lo seas en sentido estricto, habiendo tenido al tiempo la polla de mi sobrino metidita en tu coño. - dice divertida mi tía materna con una sonrisa en la boca.

-        Oh sí, la polla de mi sobrino también hay que tenerla en cuenta -Cristina se vuelve hacia mí y sonríe, reivindicando su derecho de tía que tanto le sube la lívido - Supongo que entonces debo ser bi ¿no es así?

-         Tal vez. - tía Laura le responde enigmáticamente, mirándome a mí para recordar las palabras de mamá. - No me lo planteo. Solo sé que os quiero a los dos, que nunca he estado tan a gusto en la cama con nadie y que me apetecía hacerlo.

Me pregunto si ella está en ese momento pensando en contarle a Cristina su conversación con mi madre. Niego con la cabeza para desalentarla. No creo que debamos hacerlo por el momento. Se besan un poco más y luego Cristina rueda sobre si misma pesadamente, con galbana. Cae sobre el colchón con los brazos abiertos y dice sacándonos del mundo onírico en el que estamos.

-        Será mejor que coma un poco y nos decidamos a dormir que mañana tenéis que madrugar. Y a comprar una cama más grande - añade, besando a tía Laura de nuevo y luego incorporándose para besarme. - ¡Este ha sido el mejor polvo que hemos echado nunca! - Exclama reflexiva cuando salta de la cama y comienza a elegir, buscando en el cajón de la ropa interior que usa tía Laura para andar por casa.- ¿Quién lo hubiera pensado hace unos días? - se pregunta mientras tira hacia arriba de sus bragas. 

-        Yo no - contesto con sinceridad.

-        Esto es nuevo para todos - dice tía Laura, tratando de alcanzar mi desgastado pene semi-erecto. - Pero no puedo esperar a chupar tus jugos sobre el cuerpo de Diego.

Tía Laura sonríe a Cristina con malicia.

-        ¡Zorra!- se ríe tia Cris. - ¡Ahora que me levanto, me pones los dientes largos! Déjame cenar algo, que he llegado a casa hambrienta y me habéis liado de mala manera. - protesta mientras que desliza una vieja camiseta de los Ramones por su cabeza.

-              Yo también he llegado hambrienta - dice tía Laura mientras se asienta entre mis piernas y comienza a limpiar mi polla con su lengua. - pero no se me pasa y ¡Mmmmh! El sabor de todos los manjares de esta casa es buenísimo. - añade, con los ojos fijos en Cristina.

-              ¡Maldita mamona, hija de puta! - grita Cristina  rebotando en la cama y empujando juguetonamente a tía Laura lejos de mi pene. 

Tía Laura cae dramáticamente sobre su espalda dejando sus piernas muy abiertas. 

-        También me puedes limpiar a mí - musita con su voz más sensual. 

-        ¡Oh Dios! ¡Si puede llegar a ser zorra! - suspira Cristina, mientras entierra su cara entre los muslos extendidos de su amiga y ruidosamente sorbe su coño empapado. 

Tía Laura sonríe mientras se acerca a mi pene. Sé lo que está pensando; ha salido todo perfecto con la tita Cris. Todo sigue siendo maravilloso con su mejor amiga. Seguramente más maravilloso que nunca, después de toda una vida juntas

-        Mmmmh - gime tía Laura, al acariciar mi pene mientras Cristina le lame el coño.

-        ¿A si que habíais planeado todo esto a mis espaldas? - protesta mi tita Cris.

-        Ha sido tía Laura - respondo yo quitándome la responsabilidad, aunque en realidad estoy encantado y he hecho mi sueño realidad.

-        Muy típico de ella, cuando se la pone una cosa entre ceja y ceja, no para hasta conseguirlo - finge un enfado que está muy lejos de tener - Si yo te contara Diego, las cosas que ha hecho esta zorra por un polvo… y la de broncas y disgustos que le han costado.

-        Disgustos, disgustos… tampoco. Más bien gustos o gustirrinín - se ríe mi tía sacando su culo en pompa para mostrar por donde le entra a ella el gustirrinín. Y luego añade - ¿Y me dirás que no merece la pena? Por los gritos que pegabas pidiendo a mi sobrino que te la siguiera endiñando, cualquiera diría que a ti te disgusta.

-        Pero que grosera puedes llegar a ser - la sacude un azote que tía Laura recibe con un gritito.

-        Ahora se hace la inocente, doña María Pura, pero desde que perdió la flor de su secreto, te veo más tiempo metida en mi cama buscando esto - mueve mi rabo para mostrar a que se refiere - que en la tuya.

-        Y me gustaría estar así toda la vida, pero me estoy muriendo de hambre - se queja tía Cris al tiempo que salta de la cama y tira de su camiseta hacia abajo, tapando casi totalmente su magnífico culo, en un gesto desesperado para salir de la habitación. 

-        No te olvides de lavarte la cara- se burla tía Laura dándose la vuelta y poniéndose de rodillas a mi lado, colocando su cabeza cerca de mi pene totalmente recuperado.

-        Creo que será lo mejor. - Se ríe tía Cris y se dirige al cuarto de baño. - Si no me va saber la cena a marisco. - la oímos añadir justo antes de abrir el grifo.

-        ¡Ha sido increíble! - me susurra tía Laura una vez que nos encontramos solos.

Y con el mismo entusiasmo empieza a lamer toda la longitud de mi rabo que ya está de nuevo recuperado. 

-        ¡Estoy totalmente de acuerdo! ¡No podía haber salido mejor! - sentencio inclinándome hacia atrás, dispuesto a disfrutar del calor de su lengua. 

¡Madre mía! Sabía que mi tía sabía disfrutar de la vida. Algo había oído sobre su forma de vivir. Pero nunca puede pensar que tuviera tanto vicio. Uno no piensa esas cosas de sus tías. No hemos acabado y ya está de nuevo poniéndome a tono. Y de Cris, de la tita Cris ¿Qué pensar? Parece que tampoco tiene límite. Justo en ese momento aparece por la puerta.

-        Me voy a calentar lo que hay en la cocina y ahora vuelvo. Y déjame algo de postre, golosa - oigo decir a Cristina desde la puerta, sincronizándose con mis pensamientos.

-        Pues no tardes mucho. -replica mi tía y luego añade elevando la voz para dirigirse a tía Cris - Por cierto ¿Tienes algo que hacer este finde?

-        ¿Por qué?

-        He estado con mi hermana y me ha dicho que si podemos ir tú y yo al chalet con ellos.

-        ¿Con quiénes? - Cris se lo imagina, pero su cara refleja la misma perplejidad que la mía al asomarse por el quicio de la puerta

-        Pues con mi hermana y mi cuñado y con tu hermana y tu cuñado en el chalet. Quieren que vayamos tú y yo.

-        ¡Otra vez con la misma monserga! No quedó la cosa bastante clara el otro día ¡Qué nos dejen de agobiar! A Diego le van  a volver loco. - me mira a mí con cariño y comprensión, demostrando que sigue siendo mi aliada.

-        No, Diego no vendría. Tu madre dice que quiere charlar con nosotras - nos explica, dirigiéndose a mí.

-        Cris va a hablar, pero tía Laura le pide con la mano que la deje terminar

-        Creo que su actitud ha cambiado. Han reflexionado y quieren… - piensa las palabras y finalmente dice - establecer nuevas reglas de juego. Empezar desde el principio. Las cartas están boca arriba y hay que sentar nuevas bases. Por eso, mejor ir por partes, primero solo iremos tú y yo.

A mí no me gusta la idea y menos que me lo haya ocultado de la conversación que tuvo con mi madre. Un pellizco desagradable me crece en el estómago.

-        Vaya ¿Nos quieren unir a sus juergas? - pregunta Cris con malicia.

-        A lo mejor -tía Laura da un chupetón a mi pene y luego añade - ¿Tú crees que Lali y Rosa compartirían sus maridos con nosotras?

No me gusta la broma. Pienso en lo que me ha contado que ha pasado con mi madre, en lo que ha dicho sobre mi padre y lo sexi que leve y en lo que acaba de decir Cris: a mi tía no parece que se la ponga nada por medio para conseguir sus objetivos. Una vez más la tita Cris verbaliza lo que estoy pensando.

-        Joder que putón ¿No te cansas nunca o qué?- solo que ella lo dice entre risas y yo ya no estoy seguro de querer reírme.

-        De las cosas buenas, no. - Da unas cuantas chupadas a mi pene y añade - Supongo que quieren hablar con nosotras relajadamente de Diego, de tu trauma por su culpa, de nuestra relación con nuestro sobrinito semental, por eso prefieren que no vengas, - se dirige ahora a mí. - para que no pases otro mal rato. Y la vida son cuatro días y consiste en pasarlo bien y… en ese chalet se pasa pero que muy bien.

No sé qué es broma o qué es cierto, pero a mí se me han quitado las ganas de sexo.

¿Por qué no me había dicho nada antes de esa visita a la casa de campo? ¿Va a seguir lo que continuó con mi madre? ¿Quiere que se una mi padre?

No me gusta la idea. Me siento incómodo. La nube negra de los celos cruza mi mente. No quiero pensar mal, pero no pudo evitarlo.

Aparto a mi tía con la mínima brusquedad posible y la anuncio que quiero beber agua.

En la cocina Cris está sacando el guiso humeante del microondas. Me sonríe con ternura y picardía. Primero mirándome la cara, luego el resto de cuerpo. Yo voy desnudo con el pene morcillón, colgando como un badajo. Saco la botella de agua de la nevera y me sirvo un vaso bien frío.

-        ¿Qué me miras? - dice Cris ante mi mirada un tanto perdida.

-        Pensaba en lo increíble que ha sido todo y en lo feliz que soy con vosotras.- y en que no quiero que esto cambie, pienso.

-        Yo también soy muy feliz contigo.

-        ¿Y con tía Laura? - se me escapa casi sin darme cuenta.

-        Bueno, a esa la soporto desde hace muchos años - me dice, siguiendo el tono de broma habitual entre ellas, pero luego rectifica y pregunta - ¿Por qué lo dices?

-        No, pensaba en eso que has dicho de ella de que siempre consigue lo que quiere sin pensar en nada, ni en nadie. - hago una pequeña pausa y continúo - Yo también quería que pasara lo que ha pasado hoy y lo he forzado sin pensar nada más que en mí. No sé si de alguna forma te hemos forzado a algo que no quisieras. Si te hemos hecho sentir mal.

Tía Cris me sonríe con ternura, con gratitud, por lo que acabo de decir.

-        Gracias, eres un cielo. Pero no, cariño, lo que he hecho, lo he hecho porque quería. En realidad hace tiempo que sabía que era inevitable. Lo que habéis conseguido Laura y tú es que me atreviera a dar el paso… y a disfrutarlo.

Callamos unos segundos. Yo bebiendo agua, ella llevándose una cucharada  a la boca. Por fin ella rompe el silencio.

-        ¿Sabes lo que me gustaría hacer ahora?

Niego con la cabeza.

-        Ven acércate - me requiere y bebe un gran trago de agua.

Cuando llego a su altura con una mano me agarra del culo y me acerca a su boca. Se introduce mi polla y empieza mamarla con deleite.

-        Umh - dice al cabo de un rato - me encanta sentirla crecer en mi boca. Me hace sentirme poderosa. Y muy puta como dirían estas tres deslenguadas - sin duda se refiere a sus tres amigas.

Sigue pajeándome con una mano mientras me habla.

-        Ahora, vete a la habitación y le dices a tu tía Laura, que se te ha puesto así con solo mirarme - se ríe y rectifica rápidamente –No, mejor dile que te has tenido que escapar porque casi te violo.

Se ríe y me da un último chupetón a modo de despedida. Cuando voya salir por la puerta me dice.

-        Cado día me alegro más de que fueras tu quien me desvirgara. Caíste del cielo. - se ríe de nuevo ella sola - Pero por suerte no eras un ángel ¡Por qué, menudo rabazo te gastas, sobrinito!

Me hizo reír, desde luego, Cristina parece muy pusilánime, pero cuando la conoces mejor te das cuenta que tiene una personalidad bastante definida.

-        ¿Has visto como me ha dejado la tita Cris? - digo nada más entrar en la habitación.

-        Y te ha mandado conmigo para que te remate, porque es mucha polla para ella sola - grita tía Laura, para que la oiga desde la cocina.

-        Ya que no eres capaz de subirlo, a ver si eres capaz de mantenerlo firme hasta que llegue - oímos su voz que llega desde la cocina.

Me dejo caer en la cama y tía Laura se me abraza al pecho, poniendo la cabeza sobre mi hombro y mirando hacia mi polla ¿Se terminará jodiendo todo esto por culpa de los líos con mis padres? Pienso con cierta amargura.

-        ¿Qué piensas sobrinito?

-        Estoy cansado tita. Un día muy largo. - y luego añado - Unos días muy largos.

-        ¿Mucha información que procesar? - me requiere levantando la cabeza y mirándome a los ojos.

La recojo con mi brazo y la aprieto contra mí.

-        Supongo que sí. Muchos cambios y cada día un no parar.

Mi tía me abraza con más fuerza y siento sus tetas apretándose contra mi costado.

-        ¿Todavía quieres hacerlo con mamá, verdad? - Le pregunto de sopetón, aparentemente cambiando de conversación. 

-        Sí, después de lo que ha ocurrido hoy… - deja la frase en el aire y luego añade - Quiero a mi hermana como no la he querido nunca y tengo ganas de demostrárselo. Siento que tengo todo un horizonte por explorar.

De nuevo un silencio largo. Acaricio su mojada espalda. Ella hace pequeños bucles sobre mi piel con el pelo de mi abdomen, justo encima de mi polla. De repente agarra fuerte el pene y me pregunta.

-        ¿Te gustaría unirte a nosotras como lo has hecho hoy con Cristina y conmigo?

Yo sólo la acaricio y beso su cabeza. Esa es una pregunta interesante ¿Quiero follar con mi madre? No digo que vaya a hacerlo, pero ¿Me atrae la idea? Es raro estar siquiera pensando en ello. Pero no dejo de recordar lo que pasó con mi tía. Las dudas, los miedos y ahora… Además no puedo evitar rememorar lo que sentí cuando tía Laura me describía lo que hizo con mamá. Tal vez quiera hacerlo. Quizás  pudiera hacerlo. 

-        No sé - le respondo con honestidad.

Trato sin éxito imaginar a mi madre desnuda.

-        Creo que ambos os lo pasaríais bien. - dice convencida tía Laura - Lali me dijo que en realidad follar con Antonio fue una liberación, que le hizo querer más a tu padre. Creo que contigo sería igual. No, contigo sería mejor.

-        Ya, pero no crees que podría asustarla el que se trate de su propio hijo - replico con ironía y algo molesto con la facilidad con la que mi tía ve las cosas. 

-        ¿Y conmigo por ser su propia hermana? - tía Laura se ríe. - ¿No has pensado que eso también tendría que asustarla?¿Y no nos asustamos tú y yo ante nuestra propia atracción?

-        Eso es cierto. - contesto, reflexionando sobre ello. - Me estás liando, tita - digo sin saber que contestar, pero luego añado casi sin querer - ¿Tú crees que mi madre lo haría conmigo?

Me doy cuenta de que trato de evitar expresiones como hacer el amor o follar.

-        ¿Quién sabe? A mí me sorprendió lo que pasó entre nosotras.

-        Sí, supongo que tienes razón - contesto, aunque sé que yo no estoy listo para dar ese paso - Supongo esa es una de las razones por las que quieres ir a la casa de campo este finde ¿no es así? Para que podáis tener una segunda vez.

-        Bueno, la primera fue un poco... La verdad es que fuimos interrumpidas demasiado pronto. No puedo dejar de pensar en que puede pasar este fin de semana.

Ante esa confesión, me vuelve a dar un vuelco en el estómago, pero mi tía no me deja ponerme mohíno. Creo que la conversación la ha vuelto a poner cachonda.

-        Ahora vamos a ver si ponemos esto de nuevo en marcha antes de que llegue Cris.

Tía Laura se mete el pene en la boca y empieza a rodear el glande con la lengua. No tiene que esmerarse mucho porque a mí, nuestra charla tampoco me ha dejado indiferente. Así nos encuentra Cris cuando vuelve de cenar. Tía Laura jugueteando con mi rabo entre los labios. Yo acariciando su jugosa vulva con las yemas de mis dedos.

-        Gracias a Dios que sirves para algo. - es su cordial saludo, al tiempo que se coloca de rodillas a mis pies dispuesta compartir mi polla con su amiga.

Ésta se la ofrece gentilmente para que Cris la introduzca en su boca. Se entretiene compartiendo mi pene y, ahora sí, besándose en la boca entrelazando sus lenguas. De vez en cuando me miran para exhibirse lascivas.

Al poco tiempo me encuentro sobre mi tía Laura, que recibe mi polla tumbada boca arriba con las piernas abiertas. Cris, tras un rato tumbada a nuestro lado tocándose la pepitilla al lento ritmo de nuestra jodienda, se sube a horcajadas, de espaldas a mí, sobre la boca de su amiga para que ésta siga practicando su recién aprendido juego del cunnilingus.

Cris frota su coñito lentamente sobre la cara de su amiga, que saca la lengua voraz para absorber todos sus jugos. No puedo resistirlo. Agarro de sus caderas y empiezo a lamer a alrededor de su ano. Luego punteo suavemente con la lengua en el centro de su esfínter.

-        ¡Qué guarro, sobrinito! - susurra, apretándome la cabeza sobre su raja, por si tengo intención de escapar.

La verdad es que estamos disfrutando del momento. No es ese follar intenso y desesperado de otras veces, si no que nos vamos calentando y quemando a fuego lento. Despacio, contenidos, perezosos, hasta que nos vamos corriendo en cascada.

Primero tía Cris, luego Tía Laura emitiendo un gritito prolongado y agudo bajo el coño de su amiga. Por último yo, saco la polla y de dos o tres movimientos con la mano, echo mis últimas gotas de leche en el abdomen de mi tía. Agotado me dejo caer sobre ella para que una fina película de semen y sudor quede entre nuestros cuerpos.

Estamos exhaustos. Ni siquiera nos lavamos. Con unos torpes y cansados movimientos, nos colocamos los tres juntos en la cama. Yo en el medio, de lado, haciendo la cucharita en el ensalivado culo de la tita Cris. Detrás mi tía Laura, abrazada a mí en un nuevo trenecito. Hace calor, pero no nos importa, es más importante mantener el encanto del contacto con la piel del otro.

Antes de dormirme, casi entre sueños, oigo susurrarme a tía Laura en el oído.

-        Me gustaría que pudieras estar allí con tu madre y conmigo.

-        A mí también.- contesto, eliminando de cualquier duda sobre si mi madre me parece deseable.

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