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Mi Tía y sus amigas (Séptima parte)

en Sexo con maduras

Me despierto entre los cuerpos desnudos de las dos mujeres a las que amo. Parece una locura, pero es así. Acaricio el suave y blanquísimo trasero de mi tita Cris con una mano y doy un ligero besito en el pezón puntiagudo de mi tía Laura.

Soy el primero en levantarse y procuro no hacer ruido. Ellas simplemente ronronean un saludo y se dan media vuelta para seguir durmiendo. Cris tiene libre en el hospital hasta el domingo y tía Laura se puede permitir el lujo de entrar un poco más tarde en el trabajo, para eso es la jefa de su equipo de investigación.

La semana ha pasado de forma bastante agradable y placentera. Mis titas están cada vez más sueltas con su recién descubierta relación lésbica y los tres hemos disfrutado al máximo de nuestra sexualidad. Las posibilidades entre tres en la cama son infinitas y nos pasamos el día esperando nuestro encuentro en casa para probar nuevas combinaciones. Somos como chiquillos que han descubierto un nuevo juguete, sobre todo ellas dos. Cada vez estoy más alucinado de como complementan sus sentimientos, sus deseos y sus cuerpos como dos acróbatas perfectamente sincronizados. Casi me veo como un mero instrumento que disfruta en primera fila de un espectáculo sublime. Un privilegiado se mire por donde se mire, pues follamos como conejos.

Sin embargo hay una nube negra que lleva atormentándome toda la semana. No les he dicho nada porque yo mismo pienso que es una niñería y no quiero perturbar nuestra felicidad, pero la ilusión con que preparan el fin de semana con mis padres y sus amigos me produce una gran desazón. Son celos lo sé. Es una sensación de propiedad sobre la sexualidad de mis titas, que sé que no tengo, lo que me mata. Sobre todo cuando pienso en mi padre.

Por eso, esta mañana me alegro de no tener que hablar con nadie. He pasado una noche bastante revuelta y me he levantado de mal humor.

He estado toda la noche soñando con escenas de sexo: mis titas, mi madre, mi padre, la hermana y el cuñado de Cris. Todo revuelto y todo muy confuso. Y aunque no recuerdo muy bien lo que he soñado, no ha debido ser muy agradable. Mi subconsciente debe estar desorientado y sobreestimulado. Tras un leve desayuno y la ducha salgo corriendo para el trabajo.

A media mañana me llama Cris. Me pregunta que voy a hacer el fin de semana. Ni siquiera me habían preguntado sobre eso hasta hoy, tan entusiasmadas que están con su visita a la casa de campo. Yo tenía pensado dedicarme a ordenar la habitación y ver un par de series en la tele. Sin embargo, ella me recomienda que no me quede en casa bajo ningún concepto. En realidad, me lo prohíbe con mucha gracia.

-        Te pueden pasar dos cosas, que te termines comiendo el coco con lo de tu exnovia, la nueva relación con tus padres y todos esos rollos que tienes en la cabeza, y cuando lleguemos estés con una depresión. O que ante la ausencia de tus titas te tires todo el día haciéndote pajas y cuando lleguemos estés inservible.

Me rio, pero intento zafarme de ella.

-        Ya veremos - digo sin mucho entusiasmo. - No me apetece llamar a mis amigos después de tanto tiempo y darles el coñazo con mis problemas personales.

-        Llama a Ali. Hace mucho que no hablas con ella y le hará ilusión. -y para tratar de convencerme me dice con picardía - Ya sabes que te tomó mucho cariño la última vez.

-        Bueno, le prometí a tía Laura que no la vería durante un tiempo.

-        ¿Por qué? - me pregunta extrañada y yo le hago una breve descripción de lo sucedido y como decidimos reducir el grupo a los tres.

-        ¡Esta tía es gilipollas, me va a oír!- exclama con una contundencia que no esperaba - Mira, la vas a llamar y si es posible te la tiras.

Intento protestar, pero ella me hace callar.

-        Te la tiras o no te la tiras, haz lo que quieras, pero llámala y sal un rato ¡Joder! - es un tono que no suele usar normalmente la dulce Cris. Deja pasar unos segundos y luego me pregunta con su voz cantarina de siempre - ¿Me lo prometes?

Me he quedado bastante cortado. No parece enfadada, pero si contrariada con mi tía.

-        De acuerdo - digo por fin.

Realmente creo que tiene razón, debo salir y darme una vuelta. Aunque con mis titas vivo estupendamente, me hace falta tomar un poco el aire.

-        Muy bien, y de tu tía ya me encargo yo. Ya veremos que son esos secretos y esas decisiones que toma sin consultarme.

¡Vaya! Parece que ahora tengo dos madres que discuten sobre mi educación y lo que me conviene. Bueno bendita educación la que me están dando. Sin duda estoy aprendiendo mucho. Ese pensamiento me alegra la mañana y pienso que no tengo derecho a estar enfadado con ellas y menos aún en ser un elemento de discordia en su fantástica relación, por eso le solicito, intentando bajar el tono de la conversación.

-        No te enfades, que tampoco fue tan dramático como dices. Simplemente surgió.

-        No te preocupes. Si me tuviera que enfadar de este tipo de cosas con tu tía, ya hace tiempo que la hubiera tirado por la ventana. ¡Ah! y por cierto, te voy a dejar un trozo de lasaña en el horno y unos tupper con pollo en pepitoria en el congelador y crema de calabaza.

-        Vale mamá.

-        Mamá, no, tita. Y no se te ocurra quedarte en casa.

-        Vale tita un beso. – me despido con cariño.

-        Y otro para ti… donde tú sabes.

Me sonrío y pienso que tal vez tenga razón. Puedo llamar a Alicia. Al fin y al cabo, ellas se van a pasar un fin de semana swinger o algo así en la casa de campo con mis padres y sus amigos. Y eso me reconcome.

Pienso en mi tía Laura comiéndole la polla a mi padre o follando con él y se me llevan los demonios. Además, parece que va perdiendo el culo por estar con él y con mi madre. No sé, ya veré que hago, prefiero centrarme de momento en mi trabajo.

Pasa la mañana y dos ideas van cuajando en mi cabeza: La de mis titas teniendo sexo en la casa y la mía follando con Ali ¿Por venganza? No lo sé, pero cuando voy a levantar el auricular para fijar una cita, recibo una llama de tía Laura.

Llama en el peor momento, cuando mi cabeza está más calentita. También llama para preocuparse por mí y darme un par de consejos para el fin de semana. Sin embargo mi recibimiento es mucho más frío que con Cristina. No quiero estarlo, pero estoy resentido con ella. No puedo evitarlo, pienso que lo de este fin de semana es culpa suya.

Hablamos de cuatro banalidades. Yo respondo casi siempre con monosílabos. Me informa de que no van a pasar por casa a comer y de que ya nos veremos el domingo por la noche. No le dejo hablar mucho más, alegando que tengo mucho trabajo. Me despido deseándola que se lo pase bien, aunque no lo siento sinceramente. De mi intención de quedar con Alicia no le digo nada.

Me encuentro dolido, solo y, quizás, también algo perdido. Al final, mi "divorcio" con Claudia puede que no sea tan fácil. ¿Qué clase de vida llevo? ¡Se van mis tías y la única alternativa que tengo es quedar con una amiga suya que me saca casi 10 años!

Me sonrío. Tampoco es tan mala expectativa. Pero es solo una broma triste y sombría. Posiblemente después del desplante que le dimos no quiera ni hablar conmigo. Dudo un instante con el teléfono en la mano y por fin me decido. Tras unos tonos de señal oigo la voz chispeante y sensual de Ali.

-        Dígame.

No he preparado nada para decirle. No sé muy bien cómo llevar la conversación. Estoy nervioso.

-        Hola Ali. Soy Diego, el sobrino de Laura.

-        Hombre, por fin te dejas oír ¿Qué ha sido de mi lengua favorita? - oigo sus carcajadas desde el otro lado del teléfono.

-        Poca cosa, pero si quieres te invito a cenar y te lo cuento - lo suelto sin más preámbulo.

-        ¡Vaya, no habrá pasado nada!- se sorprende ella.

-        No, no, sólo quería verte y disculparme por lo de la fiesta que no celebramos. - bueno, como escusa no está mal.

-        Ah, cariño, por eso no te preocupes. Ya entiendo que estamos todos muy liados. - me dice con una voz jovial y alegre que me confirma que no le ha dado más importancia.

-        De todas formas, me gustaría cenar contigo esta noche ¿Qué me dices? Yo invito - vuelvo a insistir.

-        Esta noche… el caso es que había quedado con la familia…

Se hace un silencio, me da la impresión de que me voy a llevar un chasco y cuando voy a intervenir de nuevo, Alicia añade.

-        Bueno es con mi hermano y mi hermana. Si te parece podemos cenar los cuatro ¿No te importa?

No era lo que yo tenía pensado, pero podría valer, aunque creo que me tendré que currar un poco más el final de la velada, si es que hay lugar para ello.

-        Ningún problema. - contesto de inmediato.

-        Además, mi hermano y tú podréis hablar de vuestras separaciones.- añade Ali - ¿Sabes? hemos quedado con él porque está hecho polvo. Se acaba de separar ¿Tú qué tal  te encuentras tras tu separación?

-        Bien, - le digo con sinceridad, pues en realidad en estos días no me he acordado demasiado de Claudia- supongo que gracias a cuatro magnificas amigas que supieron consolarme.

Ali, se ríe con una carcajada franca y salvaje.

-        Le voy a decir a mi hermano que se meta a jurado en los certámenes de belleza. - me dice mientras sigue riendo.

-        No creo que tenga la suerte que tuve yo con las modelos. Esas son únicas.- le sigo la chanza y aprovecho para lanzar un piropo.

-        En eso tienes razón. Pocas modelos con una entrega tan sincera a las bases del concurso como nosotras.

De nuevo se ríe.

-        Pues todo dicho, quedamos para cenar y me cuentas cómo te va con las “ganadoras de concurso”, porque supongo que esa convivencia con Cris y con tu tía debe de tener muchos secretos.

¡Ostias! ¿Qué le tengo que contar y que no? Yo pensaba en relajarme y poco más, pero en contarle el culebrón en que se ha convertido mi vida…No había pensado nada, al contrario, quería olvidarme de todo. Sólo acierto a decir, acordándome únicamente de lo último que ha sucedido.

-        Bueno, la convivencia es difícil y siempre hay roces. Aunque supongo que los superaremos.

¿Qué hay que superar? ¿Por qué he dicho eso? ¿No estaré llevando todo este tema de su visita a casa de mis padres demasiado lejos? Pero hay algo que me reconcome por dentro, imaginarlos a los seis juntos en una orgía... ¡Bueno, ya vale! ¡Hay que apartar ese maldito pensamiento! Lo cierto es que me quedo un rato callado y supongo que ella es consciente de mi turbación y cambia de tema.

Me propone ir a un pequeño restaurante del centro y luego al cine. Al parecer su hermana pequeña quiere ir a ver un estreno de ciencia ficción y yo estoy encantado, pues me he visto varias veces toda la saga. Sólo me pide una última cosa.

-        Oye, pero a mi hermano le va a parecer un poco raro que quede con el sobrino de una amiga - empieza a decirme algo turbada.

Nada me dice de su hermana pequeña.

-        No es que haya hecho nada malo y soy una persona adulta, - continúa justificándose. - pero estando mi hermano recién separado, no me gustaría que en vez de distraerse se fuera con otras preocupaciones... Me refiero a que…

Entiendo por donde va. Yo soy un chico joven y ella una mujer de casi 40 años que se ha divorciado dos veces. Pero además es una mujer adulta e independiente, que le cuesta admitir que todos tenemos nuestras servidumbres familiares.La atajo rápidamente.

-        No te preocupes. Te llevaré el pendrive con el diseño de programa que me encargaste para tus clases.

-        ¿Qué? - me pregunta extrañada.

-        Sí, yo te llevaré el pendrive con lo que me encargaste y tú no podrás evitar invitar a cenar al adorable programador, sobrino de tu amiga del alma, que encima está solo y perdido en la vida por culpa de un mal de amores.

Callamos tres o cuatro segundos y cuando descubre que simplemente le estoy dando una coartada estalla en una carcajada.

-        Al final vas a resultar un golfete, Dieguito. - me dice cuando procesa toda la idea. Luego añade en un susurro. - Acabo de mojar las bragas, sinvergüenza. Anda, hasta esta noche. Un beso. Y no olvides elpen.

No me doy cuenta de su doble intención y contesto con inocencia

-        No te preocupes, siempre llevo un montón encima. Gajes del oficio. Si quieres llevo uno con las filmaciones del fin de semana que pasamos todos juntos en casa de mis padres. - añado al darme cuenta de su chanza.

-        ¡Tienes una película...! - se detiene ante mis risas. - ¡Mentiroso! Te voy a poner el culo como un tomate, desvergonzado.

-        ¿No crees que ya estoy muy crecidito para eso? - le pregunto sonriente. El giro que ha dado la conversación me está poniendo la polla con una alegría que no esperaba al principio de la conversación.

-        ¡Qué va! Ahora es cuando tienes la edad perfecta para unos azotitos. Y te dejo que voy a mojar la silla.

Y yo voy a romper el pantalón, por lo que nos despedimos a la espera de la noche ¡No ha podido salir mejor!

Me visto con un sencillo pantalón vaquero y, por dar un poco el cante, una camiseta serigrafiada por un artista local con una imagen exclusiva del monstruo alienígena de la peli que vamos a ver. Estoy nervioso, supongo que esto es lo más parecido a una cita que he tenido desde hace años. Y será por eso que me presento en el local media hora antes de la hora fijada.

Mientras me tomo la cerveza me surgen más dudas. Pienso que van a pensar que soy un friqui así vestido, que voy a hacer el ridículo con Ali y su familia y mil cosas más debido a mi inseguridad. Lo cierto es que con Claudia, mi ex, no hubiera salido así de ningún modo. Ella me hubiera obligado a ponerme unos pantalones tipo chinos y una camisa o un polo o, según el sitio, incluso un traje. Para ella ir de cena era un acontecimiento que requería su etiqueta.

Pues mira hombre, eso me reafirma en mi vestimenta ¡Qué coño, cada uno viste como le sale de los huevos y si no les gusta que se jodan!

Pendiente de la puerta, veo entrar Ali buscándome moviendo ostensiblemente la cabeza. Está imponente. Si esta noche no terminamos follando lo tomaré como un rotundo fracaso. Lleva un vestido de licra amarillo, largo, muy ajustado y sin mangas que se acopla a sus rotundas formas como una segunda piel y contrasta con su color moreno ¡Esta preciosa! Todos los comensales se vuelven para observar sus sensuales y armoniosas curvas. Viene hacia a mí con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en sus rojos y apetitosos labios. Me abraza y noto como sus mullidas tetas se aplastan contra mi pecho. Mi polla también estira el cuello hasta salir de los bóxers intentando verla, pero los pantalones se lo impiden.

Detrás viene su hermano ¡Joder! Es un armario de dos cuerpos con unos hombros y un pecho formidables encima de una ligera barriguita ¡Es un tío enorme! Me ofrece una sonrisa franca tendiéndome su inmensa mano, al tiempo que me le presenta su hermana. Su nombre es Mario. Es el hermano mayor, y es de esas personas que parecen destilar bondad y humanidad, pero sus ojos, efectivamente, están tristes. Me cae bien al instante.

De repente observo que las miradas de los comensales se desplazan de la figura de Ali a la espalda de Mario. No es para menos. Cuando de un costado de esa enorme humanidad veo a aparecer a la hermana pequeña tengo que hacer esfuerzo para que no se me caiga la mandíbula y empezar a babear, como le pasa al señor calvo de la mesa de al lado, que recibe un codazo de su mujer, mientras él paraliza el tenedor ante una boca muy abierta.

Elisa, que así se llama la hermana, es un monumento de chiquilla. Majestuosa, de vivarachos ojos negros y pómulos levantados. La boca grande, los labios carnosos y los dientes blancos. El pelo negro le cae en cerrados rizos sobre los hombros desnudos por el escote palabra de honor de un top rojo, que deja su ombligo al aire, del que cuelga un piercing plateado. Debajo de tan escasa prenda se adivinan dos tetas como la cúpula de Bruneleschi. Redondas, firmes y altivas frente a la fuerza de la gravedad. Incluso, como la citada cúpula, están rematadas por dos linternas o  pezones, que imagino, por el relieve que marcan sobre la tela, como dos monedas de chocolate.

Pero con todo lo que he descrito, donde se dirigen las miradas es más abajo. Pues me trae la hermana un pantoloncito corto,…¡que la ostia puta! Si mi pene antes se asomaba por los calzoncillos, ahora está a punto de reventar la cremallera. Son cortos, cortos, cortos y ajustados. La mayor tela es la de los bolsillos blancos que asoman por debajo del corte del pantalón. Además tiene varios cortes paralelos en la zona delantera que remarcan las ingles y de milagro no se convierten en una ventana hacia su pubis. Por detrás tiene también varios descosidos de diseño que dejan ver la curva final de los mofletes del culo. No quiero mirar muy descarado, pero sé que voy a estar toda la noche entretenido en una búsqueda discreta de su anatomía. Estoy desenado de que se dé la vuelta y apreciar su culazo.

Ella parece no darle importancia a su atuendo, pero tiene a todo el mundo pendiente. Incluidos sus hermanos mayores, que no parecen sentirse muy a gusto. Sobre todo Mario.

Curiosamente cuando Elisa y yo intercambiamos las primeras palabras me confiesa le encanta mi camiseta y amagando con quitarse el top me dice entre risas que me lo cambia.

-        Adelante - le dije levantando  la mía hasta el pecho, al tiempo que veía la cara de alarma de su hermana. Supongo que porque creería a su hermana capaz del intercambio.

Pero Elisa, tocándome el pecho con sus suaves dedos, se limitó a decir.

-        Puede que me esté un poco larga. – me contesta con un gesto cómplice al ver que no me he achantado ante su propuesta.

La verdad es que, si es así, si la quedase larga, sería una pena dejar de ver la curva de sus nalgas.

Vamos a la mesa y yo las sigo, fascinado por el balanceo de las mejillas de sus culos. Las nalgas de Ali doblan la tela del ajustado vestido en dos circunferencias perfectas que cambian de forma mientras caminan. En el caso de Elisa el tiro del pantalón se introduce por su raja y los descosidos se desplazan por sus glúteos respingones, dejándome ver menos de lo que quisiera. Ambos culos sobresalen hacia afuera y se bambolean como dos ingrávidas burbujas circulares que me hipnotizan con su movimiento ¡Empieza bien la noche! Ya llevo un calentón del quince y no nos hemos sentado a cenar.

Ya en la mesa, Ali se sienta a mi lado y su hermana enfrente de mí, adorable visión. Elisa cuando me pregunta por mi trabajo me sorprende con inteligentes preguntas sobre programación y estadística. Se apasiona con la conversación, se desplaza hacia adelante y sus brazos crean una cuna alrededor de sus tetas. Yo intento responderla sin mirar directamente a la considerable cantidad de escote que se abulta sobre la tela de su top.

Al parecer Eli, como la llaman sus hermanos, es estudiante de doctorado en algo sobre partículas elementales y cosmología ¡Vaya tela!

-        Es un cerebrito como tu tía Laura - dice Ali a mi lado.

Quiere presumir de hermana, pero el tímido halago no es bien recibido.

-        Soy una persona, una mujer o si quieres una puta negra, como dicen algunos gilipollas, pero soy tan cerebro como unos pies o un culo. - dice con una indignación a todas luces exagerada.

-        Ya vale Eli - le amonesta serio y con voz serena su hermano.

-        Pero es que siempre... - empieza decir de nuevo, pero el hermano la interrumpe inmediatamente.

-        Ya vale he dicho - remata elevando un solo tono la voz.

Elisa se calla. La verdad es que Mario impone con su presencia. La hermana pequeña se calla y sigue comiendo.

La velada, por lo demás, transcurre de forma muy agradable. Con el que más hablo es con Mario que se desahoga contando con rabia como su mujer, de nacionalidad extranjera le ha dejado tirado cuando consiguió ser española tras 5 años de matrimonio y sin ningún hijo en común. Al parecer es lo que más añora, no haber podido ser padre.

Ali cuenta su experiencia con sus dos ex maridos y yo relato también algunas de mis intimidades con Claudia y los motivos de mi separación, lo que parece ir consolando a Mario. Ya se sabe mal de muchos, consuelo de tontos. Ali me lo agradece con la mirada. Supongo que buscaba esa empatía entre ambos para levantar el ánimo de su hermano.

Sin embargo Elisa se descojona de los tres. Es simpática y extrovertida, pero es cierto que tiene unos ramalazos de niñata que a ratos resulta desagradable. También noto que su hermano se lo consiente, como la hermana pequeña que es, pero Ali de vez en cuando la fulmina con la mirada.

Salimos del restaurante andando hacia el cine. Ali se coloca mi lado y me agarra el brazo protestando por la inestabilidad de los tacones de sus zapatos.

-        Haberte puesto sandalias planas como yo - le recrimina su hermana pequeña.

La verdad es que físicamente son muy iguales. Los rasgos de la cara y el cuerpo son casi la misma versión a edades diferentes, pero en gustos parecen discrepar en todo. Desde la vestimenta, lo que han comido, pasando por su forma de ver la vida. Ali parece estar continuamente conteniéndose ante el rumbo caótico de la vida de su hermana, Elisa no soporta el control que intenta ejercer su hermana ¡Cada familia tiene lo suyo, supongo!

Entramos en el cine y comprobamos que está prácticamente vacío. En los meses de verano la ciudad se queda casi sin habitantes. Cuando vamos a sentarnos, Ali me empuja para que entre yo primero en las butacas y dejarme en una esquina y después pasa ella para sentarse a mi derecha. Se le nota demasiado la maniobra y Elisa le mira extrañada. Entonces ella hace algo todavía más insólito. Cuando estamos sentados hace que nos levantemos y arrastra a su hermano por delante de nosotros para situarse a mi izquierda y Mario en el extremo.

-        Desde aquí se ve mejor - dice desde su butaca evidentemente menos centrada, provocando la irritación de su hermana.

He aquí algo en común entre las dos hermanas, no paran de molestarse la una a la otra.

De todas formas en poco tiempo tengo claro que Ali tenía sus motivos para querer situarme a un extremo. Casi no han acabado los títulos de crédito, cuando Ali pasa su mano por encima de mi paquete y arrimándose a mi oído me dice mimosa.

-        Me va a dar mucho miedo ¿No me dejarás dormir sola esta noche?

Yo sólo me sonrío incapaz de moverme. Parece que mi objetivo de esta noche está conseguido con poco esfuerzo. De reojo veo que Elisa está pendiente de las maniobras de su hermana, que se afana en bajar mi cremallera.

En la pantalla un grupo de astronautas con cara de malos salen de una hibernación de varios años y empiezan a moverse por la nave en ropa interior.

Yo, entre apurado y divertido, pongo el cubo de palomitas de barrera para impedir las miradas indiscretas de Elisa, pero la situación, sentado entre las dos hermanas, me está poniendo a mil.

Ali se mueve inquieta trajinando con mi pene y, ante mi erección, no le queda más remedio que desabrocharme el cinturón y el botón del pantalón para sacar mi polla al aire. Ésta, por fin, estira el cuello en la oscuridad del cine. La pobre lleva toda la noche en reclusión forzosa bajo la tela, y Ali, satisfecha y relajada, la agarra con la mano izquierda y empieza una suave paja.

¡Joder! Con tanto lío no me estoy enterando de nada. Algo ha debido de pasar con la protagonista de la película que ahora corre a esconderse. Además han aterrizado otros con otra nave más pequeña que no sé qué pintan allí. Elisa coge ahora palomitas de mi cubo con más frecuencia que nunca. Creo que quiere ver que hace su hermana, pues descaradamente empuja sobre el cartón para desplazar la barrera que he interpuesto entre su mirada y mi enhiesto cipote, pero yo me mantengo firme. Además, claramente aprovecha para rozarme con su hombro y su brazo desnudo y noto la tibieza de su piel y me llega el olor fragante de su pelo.

¡Puf, creo que de esta peli me voy a acordar toda la vida, pero del argumento no me voy a enterar de nada!

Ali me da un beso en el hombro y luego apoya su cabeza sobre él. Yo discretamente pongo la mano sobre su pierna y empiezo a acariciarla suavemente sobre la tela. Se acerca a mi oído y me dice

-        Me tienes muy calentita, cabrón. - luego me da un mordisquito en el lóbulo de la oreja y se vuelve a acurrucar sobre mi hombro.

Ese movimiento no pasa desapercibido para su hermana que se asoma descaradamente por delante de mí. Mira primero la postura de su hermana y luego mira hacia abajo. Demasiado tarde, me ha dado tiempo a mover el cuenco de las palomitas sobre mi polla y no puede vérmela.

-        A ese le van a matar - le digo disimulando, para centrar su vista sobre la pantalla.

-        ¿Qué? - me pregunta extrañada.

-        Al de las patillas, a ese le caza el “bicho” fijo.

-        Ya veremos - me responde con cierto mohín de disgusto.

Tengo ganas de reírme. La situación me empieza a poner histérico. Histérico y cachondo. Y algo parecido le debe pasar a Ali, pues comienza a tocarme el glande en círculos con el pulgar mientras agarra el tronco del pene ¡Madre mía, esto es tremendo! Pero peor es cuando la veo chuparse la palma de la mano y a hacer con ella movimientos circulares sobre todo el capullo.

-        Te equivocaste, a ese no le matan - oigo decir a mi izquierda.

-        ¿Qué? – Ahora soy yo el que está fuera de juego.

-        El de las patillas. Es un cibor, a ese no le ataca el bicho. - me dice Elisa muy chulita y algo molesta. Supongo que por el trasiego que tenemos su hermana y yo durante toda la película

-        A lo mejor en esta película se alimenta también de circuitos - le replico yo por decir algo, pues cada vez estoy más ajeno a lo que pasa en la pantalla.

-        No digas tonterías - me dice de malos modos, asomándose de nuevo a mi silla.

Esta vez no me da tiempo a cubrirme. Pero si ve algo, solo es la mano negra de su hermana puesta sobre mi regazo, eso sí, justo a la altura de mi polla. Y también puede ver mi mano acariciando el muslo de su hermana, que contiene una risita histérica como si fuera una chiquilla.

Cuando Elisa se vuelve a acomodar, Ali agarra con fuerza contenida el tronco de mi pene y empieza a subir y bajar desde la cabeza hasta su base. Ante ese nuevo ataque yo tampoco me puedo contener. Aprieto con fuerza la tela elástica del vestido a la altura de su coño, queriendo penetrar hasta la matriz. Me gustaría girarme hacia ella y darme un festín con sus tetas, pero no puedo. Sería demasiado. Solo miro la pantalla donde varios personajes discuten con armas la mano.

Ante mi sorpresa Ali suelta su presa y deja a mi polla huérfana de caricias. Aunque lo que sigue me sorprende más. Mira hacia los lados, y cuando las imágenes de la pantalla se oscurecen y se cerciora que nadie la ve, coge el vestido por debajo de sus pantorrillas y lo sube por encima de sus muslos. ¡Dios mío bendito! Ahora tengo acceso a su bollito con solo desplazar la mano. No he terminado de poner mi dedo sobre su braga a la altura de la raja, cuando su mano se vuelve a aferrar sobre mi polla en un sube y baja increíble.

Aparto la tela mojada y toco directamente su vulva. Ali emite un gemido contenido sobre mi hombro.

-        Umhhh.

Creo que esta vez no la ha oído nadie. Ni siquiera su hermana. La música suena machacona a todo trapo, mientras un par de soldados intergalácticos se mueven por unos pasillos oscuros que chorrean agua por todos los lados. Yo también noto como mi mano izquierda se humedece por momentos por los flujos del coñito de Ali y creo que me voy a correr. Me giro para informar a Alicia de las más que probables consecuencias de sus maniobras, cuando…

-        ¡Aghhhh! - los escasos espectadores que hay en el cine pegan un grito.

El bicho ha cazado a uno cuando nadie se lo esperaba y la música ha dado un golpe de timbal. Yo ajeno a la escena me asusto con el grito, aunque más aún me aterro con Elisa, que impresionada por la escena se abalanza sobre mí, cogiéndome del brazo, pero… ¡Joder! Además noto un dolor intenso sobre mi hombro ¡Ostias, me ha mordido!

-        Perdona, perdona, perdona - me repite varias veces tocando con su mano sobre la mordedura y luego añade - ¿Te he hecho daño?... No era mi intención,… no he podido evitarlo.

-        ¿Qué pasa? - pregunta Ali.

-        Que tu hermana me ha mordido.

-        ¡¿Qué te ha mordido?! - pregunta mirando a uno ya otro extrañada.

-        Sí - respondo yo escuetamente.

-        No he podido evitarlo. Es que… Ahhhh - un nuevo grito.

Ahora el bicho ha pillado a su compañero y Elisa sube las piernas en la butaca del cine y mete la cabeza detrás de mi hombro, agarrándose a mi brazo con fuerza.

-        Y creo que me va a volver a morder otra vez - digo yo con voz neutra, mirando la pantalla y un dedo entre la raja de Ali.

Alicia, todavía agarrada a mi polla, estalla en una carcajada. Es la peor situación para reír. No quiero, no debo llamar la atención. Pero ya se sabe lo que ocurre en estos casos. Aunque quiero evitarlo, empiezo a reír sin poder contenerme y Elisa empieza también a contagiarse. La situación no puede ser más ridícula, pues yo sigo con la polla al aire y con la mano sobre el chichi de Alicia.

-        ¿Qué os pasa? - pregunta ahora Mario, ajeno a todo este ajetreo.

-        Que Eli ha mordido a Víctor. - responde Ali desde la otra esquina elevando ligeramente la voz en un susurro.

-        ¿Qué ha hecho qué…? - se sorprende el hermano.

Las risas son ahora sonoras. Hasta el taciturno Mario se une a nuestro coro de carcajadas. La gente nos mira y tratamos de calmarnos, pero es imposible. Yo intento vestirme un poco, pero Ali me lo impide. Es más con su mano derecha aprieta mi mano sobre su coño y con la izquierda continua meneándomela, ahora con más fuerza que nunca. Esta historia del mordisco parece haber aumentado su euforia.

Nos vamos calmando de las risas, no así de la calentura que sube de forma exponencial tras las carcajadas ¡Qué cabrona Ali a la situación que me ha llevado! ¡Pues si la gustan las emociones fuertes se va a cagar! Meto un dedo en su vagina unos instantes y luego empiezo una paja sobre su clítoris.

Por su parte, Eli sigue acuclillada sobre la silla. Me agarra del brazo y esconde de vez en cuando la cabeza detrás de mí. Tengo a cada hermana en un brazo, cada una viviendo sus agitaciones y excitaciones.

-        No. Ostias, no ¡Vete de ahí, que te pilla! – dice Eli de vez en cuando con una voz más alta de lo que piensa cerca de mi oído izquierdo.

Sin embargo, su hermana mayor, ajena totalmente a la película, apresa mi mano izquierda con sus muslos mientras yo le doy al dedo con todas mis fuerzas.

-        Si, coño, si ¡Vamos, vamos, que me viene! – susurra a mi otro oído de forma casi inaudible.

Yo no puedo moverme. Apresado por una hermana en cada costado, noto que voy a descargar de un momento a otro. Me gustaría detener a Ali, pero no puedo, intento poner una mano sobre la suya y parar su movimiento, cuando...

¡Zas! Una fuente incontenible de esperma surge de la punta de mi capullo para ir a alojarse en el cubo de palomitas y sobre mi camiseta de diseño único. El segundo envite es recogido por la mano de Alicia, pero el mal ya está hecho. Alicia y yo nos quedamos inmóviles. Eli sale disparada hacia el otro lado con un gesto de disgusto ¿La habré manchado con mi descarga? No la veo limpiarse ni hacer otro gesto. Si veo como su hermano la recibe con un abrazo fraternal.

Nosotros dos, repuestos de la sorpresa inicial, tratamos de no reírnos, pero ahora sabemos que el tiempo apremia. Como acabe la película la imagen que ofreceremos será sorprendente. Yo con el pringoso balano al aire, ella con el chichi tomando el fresco sobre la butaca del cine y no habrá cuenco de palomitas lo suficientemente grande que pueda ocultar lo evidente.

Observo a Ali como me mira una sonrisa lasciva y chupa los restos que hay sobre su mano como si fuera un helado de nata. La miro sin dejar de sorprenderme del aspecto salvaje y sensual que siempre me transmite. Giro mi cabeza hacia la izquierda y creo que su hermana la ha visto. Ahora mira la pantalla, pero juraría que hace unos segundos miraba hacia nosotros.

Saca luego Ali unas toallitas húmedas y entre los dos intentamos disimuladamente arreglar el estropicio de nuestras ropas. Nos arreglamos como podemos en el incómodo asiento del cine y cuando estoy abrochando mi cinturón, el aterrador "bicho alienígena" salta por los aires fruto de una explosión que no sé muy bien de donde ha venido.

-        Creo que esta película necesito volver a verla para sacarla todo su jugo - le digo a Ali para indicarle que no me he enterado de nada, pero no soy consciente de todo lo que he dicho.

-        Cuando quieras, y yo te ayudo a sacarlo. Es un juguito delicioso.

Me río ante su respuesta ingeniosa y encienden la luz del cine.

-        ¡Vaya dos! Toda la película hablando y riendo - oigo decir a Mario - No sé cómo no os han echado. No vuelvo al cine con vosotros.

-        Ni yo - dice Elisa con cara de pocos amigos.

-        Era una película muy mala - se justifica Ali colocándose el vestido, que tiene retorcido y arrugado.

Mientras veo como Ali se acicala, una cosa llama mi atención. Con el aire acondicionado del cine sus pezones están de punta y se marcan tremendos sobre la tela del ajustado vestido.

El movimiento es reflejo, giro mi cabeza para comprobar si ha tenido el mismo efecto sobre los de su hermana menor ¡Joder, son todavía más grandes! Se marcan sobre su top como dos cañones. Creo que mi movimiento no ha pasado desapercibido para ella ¿Qué imagen habré dejado a Elisa? ¿Habré quedado como un salido asqueroso? Sin embargo no dice nada, ni hace un mal gesto. Solo finge no haberse fijado en mi mirada.

Ya en la calle, les anuncio que yo me voy a casa, que estoy cansado. Es Mario el primero en insistir que me quede, pero yo me mantengo firme. Mis intenciones para esa noche, obviamente, son otras.

Ali dice que ella también se quiere ir a la cama, que lleva una semana muy dura de trabajo. A Mario se le ve contrariado. Él había planeado otra cosa. Supongo que quería que esta noche liberadora de sus problemas, acabara lo más tarde posible y después de unas cuantas copas. Yo soy inflexible, Ali también.

-        Pues vámonos a casa. - ataja Elisa dando por finalizada la noche.

-        Vosotros quedaros - replica Ali con inquietud, pues ve como nuestros planes de ir a su casa se van al garete.

-        ¿Y nos quedamos los dos solos? - protesta su hermana.

-        Joder, quédate tú con Mario. No dirás que esta semana estás cansada, si no has hecho nada. Además mañana no tienes nada que hacer, podrías no dejarle solo esta noche.

Ali y Eli viven juntas, la insinuación no puede ser más clara, pero su hermana no está dispuesta a ceder.

-        Ya estás con los reproches - le replica malhumorada.

-        No son reproches, pero para un día que sales con nosotros...

No la deja terminar.

-        Que sí, que todos los días estoy por ahí holgazaneando con los amigos, perdiendo el tiempo, desaprovechando mi vida. Que sí. Que no hago caso a nadie. Que tú te ocupas de todo, de la casa, de la familia, ...

La escena familiar se está poniendo desagradable. Me da pena Mario, pues se suponía que era una velada para hablar de sus problemas y sus hermanas le ignoran totalmente.

-        Está bien, - ataja finalmente el hermano mayor - nos vamos a casa. No hay problema. Ya nos tomaremos la copa en otro momento.

 Ali se muerde los labios, luego estalla.

-        No le haces ningún favor protegiéndola siempre. Tú querías una copa. La necesitabas. Conmigo hoy no puedes contar, estoy rota, - finge Ali con naturalidad - pero con ésta no se puede contar nunca. Luego, dos caricias y cuanto te quiero hermanito del alma.

El silencio se corta con un cuchillo. Va a contestar Mario, pero Elisa, herida en su orgullo, se lo impide.

-        Vámonos, Mario, y deja que esta gilipollas disfrute de su noche en la cama… descansando. - dice esta última palabra con cierto retintín que no pasa desapercibido, al menos para Ali y para mí.

Un segundo más tarde, les vemos irse agarrados del brazo hacia el coche. Mario se vuelve para despedirse. Yo le hago un gesto con la mano, al tiempo que me encojo de hombros.

-        Cariño, no dejes que esto rompa nuestro momento.- susurra Ali en mi oído, olvidando su cabreo tan rápido como sus hermanos se alejan hacia el coche. - Quiero ser tu puta esta noche, y que me hagas todo lo que no pudiste hacerme en casa de tus padres por culpa de mis amiguitas del alma. - suspira, mientras frota su mano por mi muslo. - ¿Me dejas ser tu zorrita esta noche, Diego?- me pide acercándose más a mi oído, mientras que desliza sus dedos a lo largo de la rigidez de mi polla.

¡Vaya cómo ha cambiado su estado de ánimo en un minuto!

-        Claro que sí, Ali, puedes ser mi puta. - Respondo, sin saber muy bien lo que digo, mirando hacia abajo, a sus grandes tetas.

Y bajo la cabeza para rozar ligeramente mis labios contra los suyos.

-        Umhh. Voy a divertirme mucho esta noche. - gimotea, agarrando mi polla totalmente erecta por encima de mis pantalones en mitad de la calle. - Hoy tengo muchos planes para ti. - me dice, deslizando su lengua en mi boca y empujando sus tetas contra mi brazo.

En ese momento un grupo de adolescentes pasa a nuestro lado y oímos un par de comentarios un poco ofensivos. Quiero contestar, pero Ali me lo impide.

-        ¡Vamos! - me apremia agarrando mi brazo. - Hoy te quedas a dormir toda la noche en mi casa ¿De acuerdo, Diego? Y nos relajamos un poquito de tanta tensión.

No sé a qué tensión se refiere, pero estoy de acuerdo.

Alisigue acariciando mi muslo cuando voy conduciendo hasta  su casa.

-        ¡Vamos a  pasarlo muy bien esta noche! - me amenaza, arañando con sus largas uñas mi entrepierna. - Yo ya estoy totalmente mojada. -sigue diciendo, al tiempo que desliza su otra mano debajo de su arremangado vestido.

¡Vaya muslazos que luce la amiga en el asiento de al lado! La verdad es que estoy lidiando con centrarme en conducir, mientras la mano de Ali se desplaza lentamente en mi entrepierna y sus negros muslos se exponen esplendidos a mi vista ¡Así no hay manera de centrarse en nada, por Dios!

-        ¡Observa, la prueba del delito! - coloca su mano debajo de mi nariz y me llega un conocido y salvaje aroma desde sus dedos mojados -¡Diosss, estoy cachonda perdida! -Murmura, empujando suavemente sus dedos en mi boca.

¡Joder! ¡Tiene sus dedos empapados de los flujos de su chochito! ¡La madre que la parió!¡Su olor era una cosa, pero el sabor de sus calditos… pone mi polla de nuevo tratando de salir de la cárcel de mis pantalones!

-       Ummh -Ali, suspira, exprimiendo mi polla debajo de la tela. - Creo que el pequeño Dieguito tiene ganas de volver a jugar con su amiguita - Se ríe, sacando de sus dedos de mi boca y besando mi mejilla, mientras vuelve a introducir su mano bajo el vestido.

Saca más jugo de su coño y vuelve a llevar sus dedos a mi boca.

¡Qué cabrona Ali! Me gusta su ausencia absoluta de pudor. Su indómito comportamiento sin atender a convencionalismos, ni demostrar ninguna vergüenza. Despierta mis instintos más salvajes.

-        Necesito tenerte dentro cuanto antes, cariño. - me sigue diciendo totalmente desbocada, mientras chupo con avidez sus dedos. - Veo que te sigue gustando el sabor de mi coñito. Puedes servirte tú mismo - me sugiere Ali mimosa, lasciva y vulgar al tiempo inclinándose hacia atrás y extendiendo las piernas.

Conduzco con mi mano izquierda y deslizo mi mano derecha debajo de su vestido. Siento el calor de su entrepierna incluso antes de tocar la carne húmeda. ¡La muy guara va sin bragas! ¡Noto solamente su coño empapado mojándome la tapicería!

-        ¡Dios! - gime Ali. -¡Me siento como una puta!

Quito unos instantes la mirada de la carretera y ella me sonríe. Le devuelvo el gesto y separo sus labios empapados, deslizando dos dedos dentro de ella.

-        Me quité las bragas justo antes de que saliéramos del cine - me informa entre suspiros, al tiempo que empuja mi mano introduciendo mis dedos en lo más profundo de su húmedo agujero.- Quería facilitarte el …

Ni ella sabía lo caliente que estaba. Al notar la intrusión y el movimiento de mis dedos en su interior, calla y exclama

-        ¡Oh, Diossss! -agarra mi brazo con ambas manos y mueve la cadera, golpeando su coño contra mis dedos. - Esto, esto es lo que me hacía falta ¡Ya!

Aprieta y suéltalos músculos del coño alrededor de mis dedos. La escena sería casi cómica, si no fuera, porque esa mujer de bandera semidesnuda me tiene conduciendo en tensión y cachondo perdido. Noto un flujo tibio de jugos en mi mano. Suspira y se desploma contra el asiento, justo antes de decir.

-        Esa es mi casa. Mira allí hay un sitio - me indica, señalando una plaza en batería justo a la puerta. - Ya hemos llegado ¡Y en un buen momento, sin duda! Ni demasiado pronto, ni demasiado tarde - Se ríe, mientras saca los dedos de su coño y chupa con su legua uno a uno.

-        Ya tengo mis llaves preparadas - me informa, apretando mi polla maciza y a punto de estallar - Así no tenemos que perder tiempo mientras busco en mi bolso.

Parece que lo tiene todo preparado ¡Y yo que estaba apurado por si no querría cenar conmigo! Gira la llave, empuja la puerta del portal con el culo y nos metemos dentro.

¡Joder! Al principio me remordía la conciencia por la promesa que le hice a mi tía, incluso estaba enrabietado por su viaje y el de Cris el fin de semana a la casa de campo, pero... ahora…Ali está tan cachonda, que ahora sólo tengo preocuparme de no correrme en mis pantalones.

Debo darle las gracias a la tita Cris en cuanto la vea por el consejo.

Y es que tan pronto como entramos en el ascensor, desabrocha mis pantalones y desliza la mano en la abertura, acariciando mi polla. Estoy demasiado cachondo para preocuparme si alguien puede vernos.

-        Tienes el tamaño perfecto, Dieguito. - me dice, antes de empujar su lengua en mi boca.

Nuestras lenguas bailan una alrededor de la otra y ella sigue aferrada a mi pene ahora con ambas manos. Cuando suena el ascensor y la puerta se abre, Ali tira con las manos de mis pantalones introduciendo la polla, pero deja mi cremallera bajada.

-        ¿Sabes lo que significa que tienes el tamaño perfecto? -me pregunta mientras caminamos por el pasillo hacia la puerta de su casa. - Significa que me cabrá en todas partes. - dice con toda la sensualidad del mundo, dando una vuelta a la llave y arrastrándome después tras ella al interior de su casa.

¡¿Qué ha querido decir?! Cierra la puerta y sigue hablando.

-        Cabe en mi boca. - me informa empujándome contra la pared.

Besa mis labios con una ansiedad que no conocía, mientras pule su coño contra el bulto de mis pantalones.

-        En mi coño. - me mira y el deseo se refleja en sus ojos - ¡Y en mi culo! - me anuncia finalmente, dándose la vuelta y moviendo su culo contra mi entrepierna como si insertara la tarjeta en una cerradura.

¡Me cago en la ostia puta! Sólo he visto folladas de culo en videos. Nunca lo he hecho ¿Me lo estará diciendo en serio? Aprieto las mejillas del impresionante culo de Ali y ella se mueve lateralmente tres o cuatro veces para permitir que llegue más dentro.

No hemos llegado al salón y Ali ya tiene mis pantalones y ropa interior alrededor de mis tobillos, mi cipote duro se agita desafiante delante de ella.

-        ¡Oh, joder! - se me escapa cuando ella empieza a chupar la cabeza de mi polla en su viciosa boca y a rascar con sus largas uñas en mi escroto.

Con mis pantalones en los tobillos me apoyo contra la pared para evitar caer, cuando la ansiosa Ali desliza sus labios hasta la base de mi polla ¡Temo que esta noche me va a devorar!

Desliza sus labios lentamente a lo largo de la longitud de mi tronco, chasqueando la lengua contra la parte inferior de mi glande. Después de lo del coche y ahora esto,… me voy a correr de nuevo. Agarro su cabeza para terminar lo inevitable. Dos o tres movimientos más…

-        Todavía no, cariño. - me susurra muy mimosa la cabrona, liberando mi polla y haciéndome gestos de que levante mis piernas para que ella pueda quitarme los zapatos y calcetines, después de desenredar mis pantalones de los tobillos.

Luego se levanta y tira de mi camiseta. Levanto los brazos, y deja caer la ropa en el suelo detrás de mí. De pie, desnudo bajo su mirada, mi polla tiesa sobresale directamente hacia ella.

-        Ummmh.- gime pellizcándome en los pezones, luego me invita a que la siga a su habitación.

Cuando enciende la luz, enfrente puedo ver ligeramente el desordenado cuarto de su hermana, justo antes de que me coja del brazo y me invite a sentarme en el borde de su cama. Ella da un paso atrás y tira su vestido por encima de su cabeza. Más sangre fluye por el interior de mí ya hinchada polla, cuando vuelvo a ver sus enormes tetas negras dibujarse tras las casi transparentes copas de su sujetador de encaje.

Recorre con sus manos su incipiente tripita negra, dirigiendo la punta de sus dedos hacia el chochito. Luego cambia de dirección y Ali me sonríe cuando levanta sus rotundas tetas y las junta y las exprime, mientras mira mi polla con ojos lujuriosos.

Pasa ahora las manos a su espalda y quita el cierre de su sujetador. Deja caer a los lados las cintas sobre sus hombros. Primero una y luego la otra, mientras con otra mano sostiene el sujetador en su lugar. Lo hace todo con deliberada lentitud, y con la misma parsimonia poco a poco disminuye la presión sobre su sujetador, revelando más de sus deliciosas negras tetas ante mi expectante mirada.

Finalmente, aleja sus manos y deja caer el sujetador en el piso. Vuelvo a ver sus enormes senos colgando elegantemente de su pecho. Tienen un brillo suave en el azabache de su piel que resalta sus pronunciadas curvas. Me quedo mirando embelesado sus amplias areolas, ligeramente más oscuras que el resto de sus tetas, y a los pezones de carbón negro que apuntan tentadoramente hacia mí. Mi mano se mueve como con vida propia hacia esas maravillas.

-        Uh, uh, uh.- Sacude su cabeza sensualmente, dando un paso atrás. - Todavía no.

¿Quiere sacarme de quicio? ¡Qué hija de puta! Siento el pulso en mi polla. Estoy casi desesperado por hacerme con mi presa. Pero ella simplemente se exhibe ante mi atenta mirada con un baile sensual. Me fijo de nuevo en el triángulo de terciopelo negro que apunta hacia abajo, hacia mi añorado coño salvaje del que sobresalen sus labios regordetes, que, observo con alegría, brillan con la humedad que destila su interior.

Abre más las piernas y empieza amover sus caderas como si bailara el hula-hoop, al tiempo que gira sobre sí misma.

Estoy seguro que si sus labios no estuvieran tan excitados, probablemente desaparecerían dentro de la maraña de grueso pelo negro que les rodea. Están hinchaditos y cachondos esperando que los empotre contra el colchón. Estoy pensando en esto, embelesado por el movimiento de sus caderas, cuando en uno de los giros puedo ver el prometido ano.

¡Esto no puede ir a más! Pienso desesperado ¡Ya he llegado al límite de mi excitación! Y entonces Ali, de espaldas a mí, dobla la cintura con las piernas rectas y me ofrece una visión espectacular de su parque de atracciones. Me mira por encima del hombro, mostrándome su culo y su coño, y me dice con la voz más erótica que he oído en mi vida.

-        Soy tu puta, Diego.- Y añade sumergiendo los dedos en su jugoso coño. - Tu puta negra ¿Te gusta lo que ves, mi niño?

No sé que decir. Me deja totalmente cortado.

Se da la vuelta muy lentamente y me ofrece de nuevo sus dedos empapados en la boca,  mientras ella se arrodilla en el suelo y me pregunta

-        ¿Y te gusta lo que tu zorrita negra te ofrece?

Lamo de nuevo sus dedos y chasqueo la lengua como el que cata un buen vino antes de responder casi como un autómata.

-        Mi zorrita negra tiene un gusto delicioso.

-        Yo quiero saborear también a mi hombre - Susurra, mientras acaricia mis huevos con su mano. - Quiero tomar la leche directamente de su polla. - Dice, deslizando lentamente su lengua por la parte inferior de mi cipote. - Quiero tragar sus  espesos grumitos y sentirlos a deslizarse lentamente por mi garganta. - suspira, envolviendo con su mano la base de mi verga y empezando a deleitar el cabezón con su cálida y húmeda boca.

Ciertamente, me trata como si fuera un adolescente y ella una devora hombres que se ofrece a mi lujuria. Yo la dejo hacer, todavía un poco cohibido. Buscando cómo comportarme ante esta hembra desbocada. Desliza sus labios hasta la mitad de mi polla, antes de bombear con fuerza dentro y fuera de su boca. Saca sus dedos de alrededor de mi cipote y suavemente aprieta mis huevos.

-        ¡Joder! - me quejo, al sentir como mi orgasmo se acerca a un ritmo endiablado. Todos los jueguecitos a los que Ali me ha estado sometiendo desde que dejamos a sus hermanos están cobrando su peaje.

Exploto dentro de ella, con dos o tres movimientos convulsivos contra su cara. Ella chupa y traga varias gruesas cargas de lefa, antes de dejarse caer en la cama, completamente satisfecha con su trabajo.

-        Ummh - Dice, relamiéndose los labios y acostándose a mi lado.

-        ¡La madre que te parió Ali! ¡Me voy a morir! - trato de respirar, envolviendo mi brazo alrededor de sus hombros, mientras mi pecho sube agitado hacia arriba y hacia abajo.

-        Probablemente, pero no hoy. - me sonríe y continua estableciendo sus reglas. -Tan pronto como hayas recuperado tu aliento, necesito el talento de tu lengua. Llevo todos estos días recordando lo que me hiciste. - me dice, envolviendo su pierna sobre la mía y presionando su coño caliente y húmedo contra mi muslo. - Realmente lo necesito, Diego. No sabes la de pajas que se ha hecho tu putita recordando cómo le comiste el coño. - se restriega contra mi muslo con un lento movimiento de vaivén mirándome a los ojos. - Recordando cómo nos lo comiste a todas, cabrón. El coño y el culito - remata su petición con ojos suplicantes.

Parece que eso del sexo oral se va a quedar como marca de la casa. No está mal si me permite disfrutar de tan apasionadas mujeres. Por eso decido yo también cobrarme mi propio peaje.

-        Pues mientras recobro el aliento quiero darme un festín con tus maravillosas tetas. - Le contesto, rodando sobre mi espalda y acostándome justo a frente a ella

¡Joder! ¡Antes de conocer a Ali nunca había visto algo semejante! Sus senos son dos grandes globos negros, suaves, tersos y firmes ¿Cómo puedo haber prometido a mi tía Laura que iba a renunciar a este placer? Debía estar tonto ese día. Aprieto el más cercano con mi mano y chupo su firme pezón dentro de mi boca.

-        Me gusta mucho eso, cachorrito. - suspira, al sentir las caricias de mi lengua  sobre sus sensibles senos y el mordisqueo sobre su tieso pezón.

Al poco tiempo está retorciéndose encima de la cama, abriendo y cerrando las piernas, mientras yo alterno entre uno y otro pezón.

-        ¿No has recuperado ya tu respiración, Dieguito? Tu putita te tiene muchas ganas - me requiere, obviamente ansiosa.

Me quiero tomar la revancha. Ahora soy yo el que quiere hacerse rogar. Me separo de ella y le miro a los ojos. Dirijo mi mano hacia su coño.

-        ¿Me estás insinuando que te tengo el chichi un poco descuidado? - Pregunto, rastrillando con mis dedos su espeso vello púbico.

-        Le tienes muy descuidado, Dieguito. - Me dice simulando un puchero.

La beso brevemente en los labios, antes de colocarme entre sus piernas. Ella se reubica ofreciéndome su manjar. Flexiona las rodillas y las abre todo lo que puede. Me quedo mirando sus sonrosados labios en medio de su piel negra. Tiene la vulva rasurada, pero ahora su vello púbico es un triángulo perfecto, con los bordes rectos. Una superficie plana que me recuerda de un césped bien cuidado, o corte de pelo de Grace Jones. Su pelo rizado crea una suave y gruesa capa de menos de medio centímetro de espesor.

-        Me lo hice hace una semana. Me había cansado de la forma de corazón -  y agrega calladamente cuando no contesto. - ¿Es que no te gusta mi nuevo look?

-        ¡NO! -casi grito cuando veo que cierra sus piernas. Vuelve a jugar conmigo.- Sigue siendo igual de sexy, de exótico... -titubeo tratando de pensar en el adjetivo correcto.

-        ¿Y que estas esperando, una invitación? - Pregunta a Ali, levantando un poco más sus rodillas y removiendo su culo sobre las sábanas.

Tiene razón, ya vale de vacilaciones. Uso mis dedos para abrir sus labios mojados. El clítoris es más grande de lo que recordaba. Su punta rosa brilla con el jugo de su conejito y está pidiendo ser aspirado.

-        Lo siento Ali,  - Le digo, bajando mi rostro hacia sus labios húmedos. - pero eres la primera mujer negra que veo de esta guisa y todavía me puede la curiosidad.

Antes de que ella pueda responder algo ingenioso y cortante, aplano mi lengua y empiezo a lamer sus labios desde abajo a la parte superior de su húmeda raja, sacudiendo levemente la punta de su clítoris.

-        ¡Oh sí! - Lloriquea, agarrando sus muslos con las manos para mantenerlas abiertas al máximo.

La verdad es que no necesita ningún tipo de estímulo. Está goteando y sus flujos se deslizan por sus nalgas hasta la sabana inferior. Deslizo mi lengua en su húmedo agujero y comienzo a follar rápidamente su delicioso coño con la lengua.

-        ¡Oh! - gime, cuando empieza a notar el movimiento de mi lengua en su interior.

Subo a chuparla parte superior de su raja y deslizo dos dedos en su abertura, realizando un movimiento rotatorio para provocar el máximo contacto.

-        ¡Ooh joooderrrr! - grita, cuando mis labios se cierran alrededor de su clítoris y lo chupo suavemente en mi boca.

La velocidad de mi dedo follando es compensada por la dulzura con la que chupo su  botoncito. Ali agarra un puñado de mi pelo y desplaza violentamente su cadera contra mi boca. Tengo su clítoris totalmente dentro de mi boca y apenas lo toco con la punta dura de mi lengua, manteniendo un rápido bombeo con los dedos.

-        ¡Ay, Diego, Dieguito! - grita Alicia, sujetando fuertemente mi cabeza contra su coño. - ¡Ay, sí! ¡Venga, sí! ¡Ay, ay! ¡Sí, sí! - sigue gimiendo. - ¡Un poco más! ¡OOooooh Diego! ¡Oh joder! -

La noto a punto de correrse. Intento inmovilizar sus caderas que se desplazan de forma caótica hasta que la oigo decir.

-        ¡Me estoy corriendo! ¡Me estoy corriendo!¡Me corro, jodeeeer! - parece que llora, pero aprieta furiosamente su coño contra mi boca y mis dedos entran y salen a toda velocidad, mientras ella golpea con sus puños sobre la cama, haciendo girar su cabeza de lado a lado.

-        !Buff, buff, Diego! ¡Si, si, si! - jadea y aprieta sus músculos del coño alrededor de mis dedos, empujando mi cara sobre su sensible clítoris.

Ahora la mano que no está tirando de mi pelo, está pellizcando sus pezones, estirando sus enormes tetas. Su cuerpo tiembla y noto como sus cremosos jugos inundan mi mano.

Bajo mi boca a la búsqueda de un banquete delicioso. Su jugo es espeso y cremoso y el aroma es fuerte y salvaje tal y como recordaba despertar. Mi polla se recupera totalmente a la vista de su cuerpo temblando, sin embargo ella separa un poco mi cabeza de su conejito, pidiendo un poco de descanso

Subo por ella lentamente, besando y lamiendo su cuerpo. No puedo dejar de pararme en sus maravillosos pechos. Chupo y mordisqueo un poco más sus pezones gruesos, negros. Coloco de mi cuerpo sobre ella, mirándola a los ojos, y aterrizo con mi polla totalmente recuperada en su agujero resbaladizo y húmedo.

¡Me siento fuerte, poderoso, con ganas de ensartarla con mi estilete de acero puro! Le miro a os ojos, buscando sus reacciones ¡Claro que quiere que la folle y la clave contra la cama! Pone sus manos sobre mi culo. Empujo lentamente. Siento las paredes de su coño húmedo en alrededor de mi polla. Me introduzco en una aterciopelada y palpitante manta de carne caliente.

-        ¡Guau! - exclama, levantando ligeramente su culo sobre la cama y abriendo más sus muslos para darme la bienvenida lo más profundamente posible en su tórrida abertura.

Su urgencia clama por un ritmo rápido, pero deliberadamente controlo el diapasón, empujando sus piernas contra sus grandes senosy atenazando con mis brazos por detrás de sus rodillas. Tengo el coño totalmente a mi disposición.

-        ¡ufh! ¡Ufh! ¡UFh! ¡UFH! - Sus suspiros aumentan en volumen, cada vez que encajo mi polla en su interior. Haciendo palanca en la parte posterior de sus pantorrillas, empujo sus piernas hacia arriba, hasta sus hombros y golpeteo como un martillo neumático en su ardiente agujero.

-        Ay sí, Diego. - lloriquea de nuevo. - ¡Fóllame duro, mi niño! ¡Muy duro! ¡Fóllame, Dieguito!  - y luego ante el aumento de mis embestidas grita. - ¡OOOH! ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Qué bueno, cabrón!

Llora en cada empuje de mi polla y mis huevos chocan rítmicamente contra su culo. Puedo sentir, como se empieza construir en mi interior un nuevo orgasmo, pero intento resistirme todo lo que puedo.

-        El otro día me dejaste la última, cabrón. Estabas agotado. Hoy te voy a enseñar como folla la tita Alicia. La puta de Ali ¿Te gusta como folla la zorrita de Ali? ¡Vamos cabrón! ¡¡¡Jódeme fuerte!!!¡Jódete a tu puta! ¡VAMOS! Ahhhh. ¡Oh joder! ¡Me estoy corriendo otra vez!

Me gusta oírla. Cada vez más vulgar, más fuera de control.

-        ¡Jódeme más, Diego! ¡Jódeme durooooooooo! -Grita su orgasmo en el silencio de la noche y retiene los músculos de su coño alrededor de mi pene.

                                                                                          

Esto provoca mi erupción y escupo mi carga dentro de su temblorosa vagina. Ella está temblando, cuando relajo mi cuerpo y me dejo caer sobre su mullido cuerpo.

Empujo mi lengua en su boca. Ella me abraza con fuerza con brazos y piernas. En un piso cercano ladra un perro. En ese momento, mientras mi polla gastada nota como literalmente vibra su coño a su alrededor, me doy cuenta que no he dicho una palabra desde que empezamos afollar y Ali sin embargo no ha parado de hablar y decir barbaridades. Es como si hubiera pasado un terremoto.

-        ¡UF! -Ali rompe el beso y ambos cogemos una bocanada de aire. - No tenía una sucesión de orgasmos desde hace mucho. – me dice, apretando los músculos del chichi alrededor de mi cada vez más flácida polla, al tiempo al tiempo que mueve sus manos por mi espada - No me he equivocado contigo Dieguito. Eres un cielo y un semental - añade, mientras con sus manos aprieta los mofletes de mi culo y ella mece suavemente las caderas.

-        ¡Y tú eres increíble! - le contesto con sinceridad. - Los polvos contigo son inolvidables.

-        Pues no te olvides del polvo final - me replica con picardía, recordándome el regalo prometido.

¡¿Será verdad?!

-        Ya has tenido en mi boca y mi coño. -me dice Ali sensualmente, rozando sus labios contra los míos. - Ahora tu puta quiere tu polla dentro de su apretadito culo negro.

¡Joder! No me puedo creer lo de esta mujer ¡Esta tía es insaciable! ¡Sí que es un pedazo de puta! Debe notar mi cara de incredulidad

-        ¿No me digas que nunca lo has hecho? - Me interroga divertida y simplemente niego con la cabeza - ¿Ni siquiera con la putilla de Claudia? Como quería que no se le fuera un macho como tú a esa blanquita tan estrecha.

Noto cómo mi polla se despereza dentro de su coño y ella también lo nota.

-        UMmmmmhh. Y parece que a mi grandullona también le gusta la idea. - Sonríe y aprieta sus músculos vaginales alrededor de mi polla.

¡Me encanta cuando hace eso!

-        Vas a probar un nuevo placer, Diego - me anuncia sonriendo.

Yo sigo casi sin abrir la boca. Este huracán que es Ali me lleva por donde quiere.

-        Lo primero que tenemos que hacer es preparar a este niño malo otra vez. - Dice, bordeando con su lengua mis pezones y luego continúa dando besos por mi estómago.

Finalmente, con sus tetas frotándose contra mis muslos, chupa sus calditos de mi verga y suavemente acaricia mis testículos con las yemas de sus dedos. Mi polla se recupera, al sentir como ella la frota entre sus dedos y la acaricia hacia arriba y hacia abajo, mientras lame alrededor de la hinchada cabeza.

-        Vas a adorar cómo se siente mi culo. -Se burla, mientras lame la cabeza de mi polla como si fuera un helado de cono. - Se ciñe tan bien alrededor, que pensarás que estás desvirgando a alguna niña impúber… o quizás que le vas a pulverizar de nuevo el himen  a Cris - Se ríe, recordando lo pasado en casa de mis padres, mientras sus dedos aprietan alrededor de mi tronco y su boquita chupa la punta.

-        ¡Joder qué puta estás hecha, Ali! - susurro entre dientes.

-        ¿Qué me has dicho? – me dice sonriente mirándome los ojos mientras sigue dando lametones a su chupachús.

-        ¡Qué estás hecha una zorra de cuidado! - digo un poco más alto al tiempo que noto un nuevo movimiento reflejo en mi polla que Ali controla con su mano y su boquita.

Lejos de enfadarse me sonríe lubrica y sigue provocándome.

-        ¡Mmmh! ¡Qué bien se lo pasa Dieguito con su zorrita Ali! ¿A que sí? – me dice juguetona dándose pequeños cipotazos en la cara.

-        Me lo paso de puta madre, zorrita - respondo acariciando su mentón con mi mano y mirándola casi con furia, pues estoy pensando te voy a reventar el culo, puta.

Ella me agradece el cumplido con un tierno y lento lametón  al cipote desde los huevos a la punta.

Parece que le gusta que entre en su juego.

Mi polla está ya cómo el pedernal. Nunca pensé que Ali fuera tan bestial, tan perversa. La recordaba espontánea y salvaje de la casa de mis padres, pero el contraste de la responsable y cordial mujer con la que he cenado a este pendón desorejado, a esta puta insaciable y malhablada, es enorme.

-        Tengo aquí un tarrito de lubricante para que prepares mi culito.- Me sonríe, mientras se mueve entre mis piernas y se coloca orientando su culo hacia mí, apoyada en sus manos y rodillas. - Déjame lista para partirme con tu pollón.

Me pasa un bote azul y blanco con una K y una Y escritas en el frontal

-        Ponme primero un poquito del lubricante natural de mi agujero delantero y extiéndelo a mi agujero trasero ¡Qué hoy soy un manantial!- Ella se ríe mientras yo me siento y miro su culo redondo y firme.

La piel morena de Ali, parece que ennegrecer aún más en la raja, entre sus dos nalgas redondas y firmes. Deslizo dos dedos en su coño empapado, saco mis dedos cubiertos de su cremita natural y la unto alrededor de su esfínter fruncido como un asterisco.

-        Si que estas empapadita, zorra. - Ella me agradece la galantería con una sonrisa y un ligero movimiento de su culazo.

-        Ummmh. Sí- musita Ali cuando empiezo a masajear su ojete y luego coge mi mano y empuja mis dedos, para que entren en su apretado túnel trasero. -Saca más caldito con los dedos como si fuera una cucharita y empieza a introducirme dedos. Poco a poco, primero un dedo, luego dos…y ves moviéndolos y rotándolos para lubricar todas las superficies. - Me sigue aleccionando y yo me aplico como un buen estudiante.

Obedezco a mi maestra y ella me va dando mis calificaciones.

-        Umhh, eso se siente bien, Diego - suspira, cuando mis dedos jugosos van profanando su ceñido culo respingón. - Utiliza un poquito más de lubricante. Saca ahora del tubo. Y se generoso - Me prescribe cuando intento entrar el tercer dedo.

Me deleito observando cómo mis blancos dedos se pierden en el interior de su ano. Cada vez está más relajada. Lo noto en su respiración y en la facilidad con la que puedo entrar y salir de su intestino. Los labios exteriores brillan con la mezcla de  flujo vaginal y de crema lubricante.

-        Bueno, ahora debes lubricar tu polla.

Voy a echar algo de aceite, pero ella me interrumpe.

-        No,  primero empújamela un poquito en el chichi y cuando yo te diga la colocas en el culo - me dice ella con una sonrisa

De rodillas detrás de ella, deslizo mi polla totalmente erecta dentro de su coño chorreante. ¡Joder! Se siente cojonudo, cuando veo desaparecer rabo entre sus brillantes labios de azabache. Me dan ganas de no sacarla.

-        Ummmh. - sus gemidos me dicen que ella también se siente bien con lo que hago.

Agarro sus caderas y comienzo a bombear dentro y fuera coño.

-        Mi culo, Diego. Me la tienes que meter por el culo. - me suplica entre suspiros, bajando su cabeza a la cama, cuando comienzo a golpear duramente en su raja.

-        Está bien. - digo frenando mi ritmo y sacándolo de su interior - Me encantaba follarte el coñito, Ali. - Le digo al posicionar mi glande contra el nuevo objetivo.

-        Y a mí, Diego - murmura como una gatita mimosa - y ya me la meterás por ahí otra vez, pero ahora te quiero dentro de mi culo

Agarra con sus manos los mofletes de su culo, colocando sus dedos en la raja y tira con fuerza hacia los lados, abriendo y estirando su culo para mí. ¡Qué espectáculo! Mi polla palpita como anhelando entrar en el interior de ese apretado y oscuro túnel.

-        Métemela lentamente, Diego. – me sigue aleccionado. –Mete la cabeza y no sigas empujando el resto de la polla ¿OK?

-        De acuerdo, ahí va. - le aviso, empujando mi pene en la estirada apertura.

La lubricación del aceite y su flujo, y sus manos sosteniendo su culo abierto, hacen que mi blanco capullo desaparezca en su interior con una mínima resistencia.

-        Ummh. Sí. Muy bien - me informa en un sensual ronroneo y siento sus músculos relajarse alrededor de mi polla. Coge aire y añade - Está bien, ahora pon un poquito de lubricante en tu tronco y lentamente entra hasta el final.

Me sorprende la facilidad con que se clava el rabo hasta que los huevos tocan su coñito. Libera los mofletes de su culo y se incorpora apoyándose en sus codos.

-        Así me gusta, Diego.- me alienta ella con entusiasmo – ahora fóllate el culo de tu puta negra de mierda.

De nuevo me sorprende con su lenguaje y su tono. Pero yo estoy dispuesto a disfrutar ese culo. Con mis manos agarro sus caderas y empiezo a bombear mi polla dentro y fuera de su fruncido agujero ¡Es una sensación diferente! ¡Es jodidamente estrecho! Es casi surrealista ver la imagen de mi blanca polla perderse entre las nalgas de culo negro. No puedo evitarlo, mi cipote se hincha dentro de su compacto agujero. Ella grita y grita, mientras aprieta los músculos del esfínter alrededor de mi polla.

-        ¡Dame más fuerte, Diego! -me suplica, empujando su culo hacia atrás acoplándose a mis movimientos rítmicos. - ¡Fóllameel culo más fuerte! ¡Demuéstrale a tu puta quien manda aquí!

Por momentos parece que llora. Baja su cabeza hacia el colchón y mete una mano entre sus piernas. No tengo la menor intención de parar.

-        ¡Oh Dios! ¡Sí! Jódeme el culo!- suplica, gime, llora, jadea – ¡Párteme en doooos! ¡Párteme el ojete! - termina entre dientes, aferrada a la sábana con fuerza

Yo me aferro firmemente a su cintura y tirando de más lejos golpeo mi polla en lo más profundo de su ojete. Me gusta. Me gusta mucho. Quizás demasiado. Es una sensación intensa y su buscado sometimiento me hace sentir más canalla, más golfo.

¡Ali es mi puta! Esa idea es poderosa. La siento así ¡Ali es mi puta ya la voy a reventar el culo.

Ya estoy dispuesto otra vez a correrme. Su culo es tan apretado, que la fricción constante amenaza con hacerme acabar demasiado pronto, ya que bombeo en ella como un salvaje.

-        ¡Estoy a punto! - Le informo. - ¡Me voy a correr en cualquier momento en tu negro culo de zorra!

Me es imposible aguantar más tiempo sin correrme en su apretado orificio.

-        ¡Yo también, Dieguito! ¡Mi niño! ¡Yo también, mi macho! - gimotea de forma casi inaudible. - ¡Córrete... en... mi... culo! -Jadea, al tiempo que ataca su clítoris vigorosamente y aprieta su culo alrededor de mi polla. - Córrete... en... el... culo… de tu… puta… negra!- Llora y golpea violentamente mi pelvis contra las mejillas de su redondo y carnoso culo.

 Mi polla estalla en una ducha de semen muy dentro de su apretado esfínter.

-        ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! ¡Jodeeerrrrrrrrrrrrr! – grita Ali, cuando su cuerpo convulsiona con un nuevo orgasmo, liberando una sucesión de temblores rítmicos a través de su coño y su culo.

Se derrumba sobre la cama, sacando de sus entrañas mi inutilizada polla. Yo caigo derrotado a su lado, envolviéndola con mi brazo alrededor de sus hombros. Nos falta el aire.

-        Ha sido tu primer culo, Dieguito - me dice con un punto de orgullo volteándose sobre su espalda. - ¿Qué te ha parecido?- me pide, mientras yo alcanzo y vuelvo a acariciar esas tetas que me tienen hipnotizado.

-        La ostia! -le contesto. - Apretadito y cálido. No he podido durar mucho y eso que ya estaba cansado. Ha sido impresionante…, pero creo que me gusta más tu coñito. Es… - busco la palabra y no la encuentro - como menos retorcido, da menos trabajo. Es más natural. - digo finalmente, sin estar muy satisfecho de cómo me he expresado

-        Pero el culo tiene el morbo del coito anti natura ¿No has sentido la llamada del lado oscuro, del sexo guarro?- me pregunta entre risas, burlándose de mí - Pero me gusta que me digas que te gusta meterla en mi coñito.

-        Lo adoro, y te he dicho lo mucho que me gustan tus tetas - estoy amasando sus pechos con mi mano. Ahora cojo su pezón entre mi pulgar y el índice.

-        No lo suficiente, pero no hacía falta. No has dejado de tocarlas - Sonríe, mirando hacia abajo a mi mano. - Mi médico me ha sugerido cirugía de reducción mamaria, pero no estoy segura.- me apunta muy seria - ¿Qué opinas?

-        No sé cuáles son los riesgos para la salud de unas tetas tan grandes, pero creo que son perfectas. - Respondo con sinceridad, antes de bajar a lamer alrededor de su areola.

-        La última vez que fui al médico me estuvo tocando y midiendo las tetas y parecía preocupado - me explica muy seria y luego añade cambiado de voz - aunque no estoy segura que no estuviera tratando de comprobar otra cosa. A la mitad del análisis mis pezones se pusieron como dos escarpias y a lo mejor me confundió con su putita y quería echarme un polvete en la consulta. -  Lo dice con un tono sexi y luego se ríe de la cara que yo estoy poniendo.

-        Joder, me lo había tragado. - hago un silencio -Pero,… quería preguntarte sobre eso. - se apoya en su codo, para que pueda ver su rostro mientras le hago la pregunta. - ¿No te parece que eso es un poco… degradante? No sé si esa es la palabra, pero, en fin, ¿Te gusta eso de llamarte puta y guarra?

-        Vaya, vaya ¿A Claudia no le gustaba?

-        No, la verdad - me sorprende sacando de nuevo el tema mi ex, pero ella era siempre muy correcta y educada.

-        ¿Y a tí te molesta?

-        Al principio sí. Sobre todo cuando te llamabas negra guarra o puta negra. Me sentía como el propietario de una plantación.- le digo con cierto apuro

-        ¡No! No es así mi niño. - Me amonesta con cariño. - La respuesta rápida a tu pregunta es que me gusta hablar sucio durante el sexo. Me excita. - Me dice, llevando de nuevo mi cabeza hacia sus senos.- Y, perdona, pero no tengo muchas ganas de enrollarme demasiado sobre el tema. Después de lo relajadita que me has dejado. Me estoy muriendo de sueño ¿Te importa si te contesto mañana?

Yo niego con la cabeza mientras sigo chupando sus tetas.

-        Me gusta dormirme así mientras me chupas las tetitas. - ¡Vaya con las tetitas! ¡Menudo tamaño! - Me relaja mucho, mi amor.

-        Eres una putita muy mandona - le contesto siguiendo su juego - voy a tener que volver a castigarte.

Me da un beso en la cabeza y se acurruca a mi lado preparándose para dormir.

-        Mañana vendrá Eli y todo volverá a ser un caos, pero ahora quiero disfrutar contigo - dice un susurro preludio de caer en manos de Morfeo.

Yo jugueteo en silencio con sus pezones y acaricio suavemente la pronunciada curva de su culo. Me quedo pensando en mi tía, en Cris ¿Qué estarán haciendo? Prefiero quitármelo de la cabeza. No quiero pensar en mis titas teniendo sexo en las orgías de mis padres y sus  amigos.

Tía Laura follando con mi padre… Quito  la imagen de mi cabeza y dejo de chupar sus tetas. Me apoyo contra el cabecero y veo el hermoso cuerpo de Eli respirando pausadamente. Ya se ha dormido. Prefiero pensar en ella y lo bien que lo hemos pasado

¡Vaya noche! Todo ha sido cojonudo y muy excitante desde que la vi aparecer en el restaurante. No sabía que tuviera dos hermanos o que viviera con su hermana. Elisa está buenísima y parece muy inteligente, pero parece una niña caprichosa y egoísta que se aprovecha de su hermana a la que debe tener harta.

“Como tu tía Laura” ha dicho Ali que era ¿Es mi tía caprichosa y egoísta? Guapa y brillante sin duda lo es.

¡Joder con mi tía! todos mis pensamientos van siempre a parar a ella. Por eso mejor no pensar mucho más esta noche.

Me levanto y voy al baño a mear. Curioseo un par de cajones de un armarito. Sé que está mal pero no puedo resistirme. Pinturas, geles, cremas. Cuando abro el último cajón me llevo una sorpresa. Hay un estuche con un consolador y entre papel de aluminio algo que al tacto parecen bolas chinas. Me sonrío pensando en la libidinosa Ali. Me gusta su forma de ser tan abierta y salvaje. Vuelvo a la cama y contemplo de nuevo su cuerpo. La cubro con una ligera sábana y me coloco a su lado. Ella se acopla a mí con un gemidito de placer y me dice de forma casi ininteligible

-        Ya te estaba echando de menos, mi semental.

Estoy realmente cansado y siento su cuerpo tibio en contacto con mi piel. Huele a sexo por toda la habitación. Es un olor que me gusta que me acompañe cuando estoy a punto de dormir.

Antes solo conocía el olor de Claudia. Ahora me duermo con los olores de tía Laura y de Cris. El de Ali es diferente. Me gusta. Sigo pensando que el de la tita Cris es más dulzón, aunque con un toque de tierna perversidad, el de Ali es más salvaje, indómito como una pantera en celo. El de mi tía Laura es intenso, tierno, familiar,… ¿Cómo será el de mi madre? ¿Y el de Elena? Eso pensamiento me inquieta, me entristece. Me hace pensar en que habrán estado haciendo tía Laura y tita Cris ¿Qué habrá pasado con ellas y mis padres y sus amigos?… Decido no pensar más por el momento y me quedo dormido.

Cuando me despierto, Ali se retuerce a mi lado, frotando con su culo sobre mi erección matinal.

-        Buenos días, machote, dispuesto para el segundo asalto.

¡Madre mía! Esta mujer es insaciable. No hemos terminado de abrir el ojo y ya me está pidiendo guerra.

-        Me vas a dejar seco - le digo apretando mi polla entre sus nalgas.

-        Acaso no es la obligación de toda mujer que se precie - me responde insinuante y provocadora - Es la mejor forma de asegurarte que otra no se lleva lo que es tuyo.

Me río con ganas. Buena forma de pensar, aunque agotadora.

-        Te preparo un desayuno. Nos damos una ducha y probamos si todavía tienes algún cartucho esta mañana ¿Te parece? - me propone pasando la mano hacia su culo y dándome un apretón a la polla.

No me parece mala idea. Tengo hambre.

Al cabo de un rato estamos tomando un zumo de naranja y una tostada de pan en la cocina. Los dos desnudos y los roces y caricias son continuos. Me encanta su cuerpo de sinuosas y rotundas curvas. Estoy admirando su culazo mientras mete los platos en el lavavajillas, cuando ella me sorprende con los ojos fijos en su raja.

-        ¿Te gusta el culo de tu putita? ¿Te gustaría empalarlo de nuevo con tu polla blanca?

De nuevo ese lenguaje tan procaz y vulgar. Mi cara debe reflejar mis pensamientos, porque ella me dice besando mi mejilla

-        Lamento si te he molestado. Ya te dije que es solo una diversión.

-        Bueno, me ha sorprendido de nuevo. Pero debo reconocer que da resultado.

Dirijo la mirada hacia mi polla y ella se fija en como se me ha puesto, pensando en que podría taladrar de nuevo ese culo. Ali se ríe con ganas.

-        Vaya, vaya. Así que vas de hombre educado galante y en el fondo eres un canalla. - me revuelve el pelo y me deja un poco cortado.

Creo que me está pidiendo algo. Me está provocando. Está dirigiendo lo que quiere de mí. Yo acepto su talante didáctico.

-        Joder Ali, es que es difícil resistirse a tu sucia boquita. Esas barbaridades me dejan cortado, pero me ponen bastante.

-        ¿Y si tanto te ponen, por qué te tienen que cortar? - me pregunta incisiva.

-        Pues no sé. Ya te dije llamarte puta, zorra y más aún lo de negra…

-        ¿Es que acaso soy verde?- me dice mientras la entrego la escasa vajilla que aún queda en la mesa.

-        No, pero… - me interrumpe muy decidida tras cerrar la puerta del lavavajillas.

-        Qué tal si me lavas la espalda y te doy una respuesta más larga en la ducha.

Le sigo por toda la casa y mi polla comienza a marcar las doce al ver su culo desnudo contoneándose seductoramente, mientras camina hacia el cuarto de baño.

-        En fin, dime que quieres saber sobre el tema, pequeño saltamontes. - me dice burlonamente en un tono de profesora rijosa.

-        Bueno ¿Qué tiene de erótico la degradación del uno mismo? - le pregunto con seriedad, mientras froto con espuma de jabón todas sus tetas, levantándolas y apretando la carne firme y oscura.

-        ¿Degradación? ¿Tú crees? No es así. En realidad, es una forma de escapar de la realidad, Diego. - me dice, acariciando mi pecho con sus manos enjabonadas. - Todos necesitamos descansar de la realidad en algún momento. Creo que esa es la esencia de porque la gente engaña a sus parejas. Para escapar del día a día que nos agobia, aunque sepas que puedes hacer daño a la persona que quieres, terminas haciéndolo. Supongo que no hace falta entender porque sucede. No es algo que necesariamente acepte de buen grado, pero lo entiendo. - me sigue explicando, y creo que habla de sus matrimonios

Mientras diserta sobre el tema, observo cómo se endurecen sus pezones ante mis toquecitos con los dedos y ella baja sus manos enjabonadas hacia mi abdomen.

-        Cuando una pareja tiene relaciones sexuales, llevan a la cama todo su equipaje con ellos; problemas financieros, la educación de los niños, donde ir de vacaciones,... ¡Todo! Pero con una persona con la que no convives, como lo hicimos esta noche, - continúa diciendo, mientras sus manos enjabonan mi polla y mis huevos. - es sólo sexo. Se puede asumir una personalidad diferente, comportarse como una puta, dejar que tus fantasías se hagan realidad- Continúa, mientras acaricia arriba y abajo mi polla y recorre mi escroto con sus uñas.

-        Si anoche hubiera sido Alicia Martínez Obono, profesora de historia de un instituto, habría traído por lo menos una parte de ese equipaje conmigo. - Añade, y comienza a mover la mano agarrando con fuerza mi polla. Yo pellizco sus pezones entre mis dedos y ella suspira antes de continuar diciendo. - Es sólo una forma de juego de roles, Diego. La próxima vez podría ser la figura de una madre dominante o la tímida y picara niña de una escuela católica.

-        ¿Y eso lo haces con todos? - es una pregunta idiota. Me arrepiento nada más decirla, pero ella me responde divertida.

-        Claro que no, mi amor. De hecho casi nunca lo hago. La verdad es que nunca lo he hecho de este modo. Tan… bestial. Tú me das confianza. Eres un chico listo, sensible. Me parecía que tendrías la suficiente inteligencia cómo para no volverte loco y no creerte demasiado tu papel. Es más, disfrutaba viendo cómo te cortabas, pero luego te encendías. Eso me animaba todavía más. Me ponía más cachonda y me hacía sentirme más puta y… - de repente se calla - Y supongo que eres lo suficiente caballero para saber disfrutar y callar.

 Por primera vez me parece preocupada.

-            Lo que pasa en casa de Ali, se queda en casa de Ali. Disfrutar y callar. - repito amasando su culo.

-            Eres el chico que me imaginé en el otro día en casa de tus padres - me dice sonriendo de nuevo -Y una noche como ésta la necesitaba desde hace mucho tiempo. Sabía que podía confiar en ti ¿Te ha gustado lo que tenía para ti tu tita Ali?

Yo asiento con la cabeza. Parece que me ha salido una nueva tita. Ella hace una pausa y, luego, como si volviera a la realidad me sonríe y me dice.

-            ¿He contestado a tus preguntas? - me requiere, bombeando su mano enjabonada alrededor de mi cipote, mientras su otra mano frota haciendo círculos las mejillas de mi culo.

-            Más o menos  respondo ya sin prestar mucha atención  a lo que dice. Un dedo recorre la raja de mi culo y su mano continúa agarrando con firmeza mi rabo en una deliciosa paja - Me ha gustado especialmente la parte en la que decías eso de la próxima vez podrías ser otra mujer diferente.- me mira a los ojos y yo la sonrío - ¡Joder! Vas a hacer que me corra otra vez. - gimo apretando sus enormes tetas.

-            Eso es lo que hacen las putas.- me contesta mirándome con malicia.

No lo pienso consentir. Retiro su mano y la beso con fuerza. Mi lengua invade su boca y ella frota su cuerpo hacia arriba y hacia abajo, aprisionando mi glande entre ambos cuerpos

-            ¿Y tú, Diego? - Me pide ella rompiendo el beso, pero continuando con el sensual movimiento -¿Por qué estás aquí, follando con una mujer negra que te saca diez años?- Sus ojos parecen taladrarme.

-            No lo sé. - Respondo honestamente. - Hasta aquel fin de semana nunca había estado con una mujer negra, y eso me atraía. Además tú eres tan atrevida, tan salvaje...

-            Tan puta ¡Coño, dilo! Una mujer negra y tan puta.

Me jode decirlo, pero esa cabrona me provoca continuamente.

-            ¿Cuál es tu fantasía, Dieguito? Deja que tu putita madura te la cumpla.

Pienso en reventarla a pollazos. Es lo que me pide. Es para lo que me provoca

-            Hija de puta – exclamo – Creo que desde que te folle la primera vez estoy enganchado a ti para toda la vida. Sonrío, presionando mis labios alos suyo. -Sus tetas enjabonadas resbalan sobre mi pecho.

-            Estás enganchada a mí desde que me viste de espalada con mi camisoncito rojo, reconócelo ¿Qué pensaste en ese momento? ¿Qué pensaste en hacer a esta putita negra? Quiero tu fantasía, Diego - dice ella provocándome.- Estoy tan mojada que puedes hacerme lo que quieras.

Está bien, lo vas a tener. Salgo de baño y la atraigo hacia a mí. Me agacho la cobo en brazos.

-            ¡Eres preciosa! - le digo mirándola  a los ojos.

-            Tras reponerse de la sorpresa se deja hacer y me sonríe. Claro que puedo con ella ¡Puedo llevarme a mi putita para hacer con ella lo que quiera!

-            Vas a violarme - me propone rodeando mi cuello con sus brazos.

-            No hay que apresurarse, tenemos tiempo para todo. - le respondo conteniendo mis ansias en un dulce beso que deposito en su  labios. ¡Pero todo se andará!

-            ¡No, no! Date prisa. Tal vez tu necesidad no esté en apuro, pero la mía sí.

Se ríe, pero sus ojos me suplican un par de pollazos, pero hoy mando yo¿No es eso lo que realmente me está pidiendo?

La deposito dulcemente sobre la cama y ella rueda hasta ponerse de costado, levanta la pierna izquierda y después toma mi mano y la lleva hacia abajo, entre sus piernas.

-            ¿Puedes sentir el calor y la humedad que desprende mi coño?

-            No está bien que las putas tengan prisas - respondo sacando la mano y sacudiéndola una fuerte nalgada.

Ella sólo me sonríe mirándome a los ojos. Está a la expectativa de mis movimientos. Parecemos dos luchadores tanteándose sobre el tatami. Las gotas de agua sobre su piel empapada caen en pequeños regueros hasta el colchón. Mi polla amenaza con estallar de un momento a otro.

Envuelvo mis labios alrededor de su pezón izquierdo, y comienzo a chupar y a lamer ¡Voy a terminar devorando sus tetas de chocolate! Ella pone una mano en mi cabello, sosteniendo mi cabeza sobre su pecho.

Su piel brilla por el agua y huele a jabón y a sexo. Yo también chorreo agua por todo mi cuerpo. Mamo sus senos durante mucho tiempo, alternando izquierda y derecha e incluso enterrando mi cara entre ellas. Sus pezones son muy sensibles y crecen con una dureza increíble.

Mueve sus piernas y su cintura, provocando. Bajo mi mano y empiezo frotando ligeramente mi pulgar en círculos sobre su clítoris.

-            Mmmmhh. - dice, empujando su coño contra mi mano. - ¡Cómo me gusta!

Introduzco un dedo en su coño con firmeza, mirándola a los ojos. Ella suspira. Le saco e introduzco un segundo. Se muerde el labio y me mira suplicante. Quiere correrse.

Mi pulgar se desliza un poco más rápido sobre su clítoris. La cabrona ya lo tiene  como un garbanzo. Creo que está a punto de correrse. No la dejo acabar y saco mis dedos. Me mira con disgusto. Antes de que diga nada meto tres dedos de una vez. Me cuesta, pero entra hasta la última falange. Bombeo con fuerza en su interior. Sonríe, aunque parece que sufra con mis movimientos. Jadea, y yo golpeo con los dedos hasta el fondo y mi pulgar vuela sobre su pepitilla. Una y otra y otra y otra vez.

Su abdomen se contrae de vez en cuando en pequeños espasmos y su pecho sube y baja acelerado. Yo la trato como un salvaje. Agarro su pelo y la beso en la boca introduciendo mi lengua hasta su garganta. Ella chupa mi lengua como una…

-            Chúpate las tetas, putilla. - me oigo decirla con voz autoritaria.

Ali solo sonríe y tira endiabladamente de sus pezones. Luego agarrando sus tetas por la base lleva alternativamente una y otra a su boca. Las chupas, las lame y las muerde, ofreciéndome ese lujurioso espectáculo con la mirada.

Me provoca ¡Esta hija de puta sigue provocándome! Bombeo en su interior como loco. Creo que se está corriendo una y otra vez. Mi mano cada vez está más empapada y yo más fuera de control.

-            Dale fuerte a tu puta ¡Vamos! - me requiere con vehemencia.–Dale a tu puta meona.

Sus flujos salpican cuando mi mano choca sobre su raja.

Junto mis dedos e introduzco los cinco en su vagina. No pasan de la última falange, pero el gesto la enciende y, moviendo sus caderas, se empotra literalmente contra mi mano. Echa la cabeza hacia atrás, pone los ojos en blanco y su cuerpo tiembla como una hoja. Noto como mi mano se baña de un líquido tibio como si se estuviera meando y un grito agudo y ahogado sale de su boca.

Se para y me detiene la mano, pero yo no estoy dispuesto a parar.

-            Chúpala, zorra - le digo llevando mi mano hacia su boca.

Tras unos segundos de vacilación, comienza a lamer mis dedos. Primero con duda, mirándome a los ojos, aceptando el desafío. Luego cierra los ojos y me chupa cada dedo con deleite. Recreándose en el hecho.

Es ahora cuando voy a follarla y vaciar mis huevos. Mi pecho se ensancha con cada respiración. Tengo los músculos en tensión. Hasta mi mandíbula está apretada en un gesto de furia descontrolada.

Me incorporo ligeramente. Levanto la cabeza para coger más aire y…¡Ostias que susto! Veo en un espejo una imagen reflejada de… ¡Coño, es ella!

¡Es Elisa! ¡La hermana de Ali! ¿Cuánto tiempo lleva ahí mirándonos? Está como paralizada. Va vestida igual que ayer y lleva mi ropa en la mano. La que ayer dejé sobre el suelo del salón cuando nos íbamos desnudando mutuamente. Ali no se entera de nada. Sigue con los ojos cerrados chupándome los dedos. Ahora mueve su cadera arriba y abajo como una gata en celo.

-            Fóllame, Dieguito. Jódeme como a una puta. Jódete a tu puta negra. - me dice en un susurro.

No puedo resistirme. La presencia de Elisa podía haberme cohibido, pero al contrario me ha encendido más. Echo un último vistazo a sus negros labios vaginales, a su rosada vulva y, apuntando con la punta del capullo, empujo y veo como mi blanca polla se pierde en su interior. Agarro sus nalgas, bombeo con fuerza en su chorreante coño. Me como su boca que sabe a chocho después de chupar mis dedos.

Me recuerda a tía Laura y tita Cris. Ellas también saben ahora a chocho cuando las beso. Al chocho de su amiga. Cierro los ojos y las veo enredando sus cuerpos.

Veo a también a Elisa. La veo desnuda y la veo junto a su hermana. Me imagino follando a Elisa. Follando su cuerpo divino de chocolate. Me imagino a las dos hermanas en pelotas y sus cuerpos se me confunden en la cabeza.

Y mientras sigo follando y follando y follando a Alicia, que se retuerce debajo de mí. Es un instinto salvaje el que me hace sacar fuerzas de cada musculo de mi cuerpo y el que saca un último orgasmo de Ali que grita.

-            Si Diego, sí. Joder Diego, joder. ¡Joderrrr!

-            Me voy a correr.- le anuncio.

-            Sí, sí, sí. Córrete dentro, mi amor. - me dice mientras agarra mi pelo en un gesto apresurado y sin contención.-¡Échame un polvazo, cabrón!

Me corro dentro de ella y sigo martillando en su coño 10, 15, 20,… 100 veces. Cada vez más lento, más pausado, hasta que me dejo caer en su mullido cuerpo.

-            ¡Vaya polvo, Dieguito! Me gusta tu fantasía - me dice acariciando mi pelo.

Es una tramposa, en realidad es la suya y me ha provocado hasta conseguirla.

-        Tengo más fantasías, Ali. Supongo que podré seguir cumpliéndolas contigo.- pregunto entre jadeos.

-        Por supuesto, Dieguito. - me contesta, moviendo su pelvis hacia arriba y contrayendo su vagina alrededor de mi polla. - pero no demasiadas veces o a empezaremos a traer nuestro propio equipaje a la cama - Ella se ríe, mientras me empuja ligeramente para que me aparte y le deje respirar.

Me pasa una mano por la mejilla.

-        Gracias Diego por esta noche. No sabes lo que lo necesitaba. No me equivoqué contigo. Eres un cielo.

No sé muy bien a lo que se refiere, pero la respondo con sinceridad.

-        Gracias a ti. Creo que yo lo necesitaba más que tú. Supongo que al final todos llevamos encima nuestro propio equipaje, queramos o no. Yo también he podido dejarlo fuera de esta habitación - en ese momento me acuerdo que Elisa ha traído mi ropa del salón. Supongo que al final el equipaje siempre vuelve.

-        Bueno, tú debes estar más que satisfecho viviendo con tu tía y Cris ¿Te las follas a las dos? ¿No es así?

Iba  contestarle cuando un aire de prudencia atravesó mi mente.

-        Lo que pasa en casa de tía Laura y Cris, se queda en casa de tía Laura y Cris - respondo crípticamente.

-        ¡Vaya, qué cabronas con suerte! - Me dice, ignorando mi respuesta.

-        ¿Y cómo es follarte a tu propia tía? ¿Y cómo haces las follas una a una  o las dos juntas? ¿Y se lo montan entre ellas? - me dice finalmente, entusiasmándose cada vez más con cada pregunta que se le ocurre.

Yo sólo me rio y niego con la cabeza.

-        Si al final me lo van  a contar. Cris por inocente y Laura…, bueno tu tía porque no se puede callar nada que haya hecho y  la haga destacar. - me lo dice tanteando mi reacción.

-        Bueno, - respondo encogiéndome de hombros - si te lo van a contar, porque dejaros sin una buna sesión de confidencias y cotilleos. La última vez, en casa de mis padres, no acabasteis tan mal ¿O quieres que las cuente como te gusta que te traten de zorra negra mientras que clavan al colchón? - le digo con malicia apartando su sudado pelo de la cara.

Curioso, un gesto de pudor recorre ahora su rostro.

-        No, por favor.- mi cara le demuestra que así será - Puede ser que no dé el perfil, pero últimamente lo he pasado muy mal, también en el sexo. Tú eres lo mejor que me ha pasado desde hace tiempo. Desde que rompí con…

Un ruido por la casa, deja la frase en el aire.

-        ¡Está aquí mi hermana! - dice alarmada - ¿Crees que nos habrá oído?

-        Si lleva aquí más de media hora, seguro que sí - respondo ocultando todo lo que sé.

Se lleva la mano a la boca y se ríe.

-        ¿Y ahora qué hacemos?

-        No creo que sea el primer chico que viene aquí contigo y creo que desde ayer se imagina lo que iba a pasar aquí.

-        Seguro – dice pensativa.

Claro que no es éste un polvo normal. A ninguno de los dos se nos oculta que soy el sobrino de su buena amiga Laura y una década más joven que ella.

Así que ahora nos toca enfrentarnos a la caprichosa de su hermana, sobre todo a ella. Alicia duda.

-        ¿Salimos? - ¿o te avergüenzas de mí? iba a añadir, cuando ella responde.

-        Por supuesto. No nos vamos a pasar el día en la cama.

Yo me encojo de hombros y digo acariciándola un pezón con elreverso de mi mano.

-        Es otra opción.

 Ella se ríe con mi respuesta.

-        Anda golfo, vamos a ducharnos y ver que dice ésta desastre de cómo acabó con mi hermano ¡Eli! - chilla mientras rueda sobre sí misma para levantarse de la cama.

-        ¡¿Qué?! - oímos al fondo.

-        ¿Llevas mucho tiempo por aquí?

-        Algo más de media hora - responde la hermana.

Ali me mira y se sonríe con cierto disgusto. No le digo nada, pero eso calculaba yo.

-        Está bien, vamos a ducharnos y ahora salimos. - grita a su hermana y luego más bajito añade, dirigiéndose a mí- Creo que entonces si nos ha oído.

-        Sí, creo que sabe que hoy su hermana estará de buen humor. - me burlo de ella

Me da un puñetazo en el pecho y se ríe mientras vamos de nuevo a la ducha. Las sábanas están empapadas y la habitación huele a sudor y sexo.

Pienso en Elisa y en qué pensará cuando vea a su hermana meter las sábanas en la lavadora y en cuál será su reacción cuando nos vea, tras haber contemplado a su hermana pidiendo que le trate como a una puta, una puta negra, y a mí comportándome como un sátiro rijoso ¿Cómo se lo tomará? Porque ayer parecía que cualquier cosa las servía para discutir. Me meto a la ducha con cierta desazón. No me gustaría contemplar otra escena de riña entre hermanas y menos por mi culpa.

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