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Drogué a mi madre para disfrutar de ella

en Amor filial

Desde que alcancé la pubertad estoy todo el día matándome a pajas, no soy excesivamente agraciado, así que la mayoría de las chicas de mi edad pasan de mi; para mi desgracia, mi interés por el sexo femenino es tan fuerte que he empezado a espiar a la única mujer que me hace un poco de caso, mi madre; dejadme que os la describa, se llama Maria, tiene cuarenta y cinco años, tuvo un noviazgo muy largo con mi padre, mientras el estudiaba la carrera en Madrid, antes de pasar de pasar por la vicaría y quedarse embarazada de su único hijo, que soy yo. La verdad es que sin ser físicamente espectacular, su cuerpo no se parece para nada a las chicas de las revistas, tiene un buen par de peras y un culazo que me vuelven loco, lástima que sea tan tradicional y los muestre poco, porque apenas se intuyen bajo su ropa; incluso en casa es raro verla enseñando más de la cuenta, así que tengo que buscarme las mañas para conseguir ver algo de carne. Otro de los hábitos que he adquirido es rebuscar en la ropa sucia bragas usadas para olerlas mientras me la pelo, me encanta el olor de su sexo y limpiar mi corrida con la tela que ha estado en contacto con su coño.

 
Mi aventura comienza a raíz de una oportunidad laboral que le salió a mi padre, había promocionado dentro de su empresa, pero iba a tener que marcharse a China durante los meses de Julio y Agosto. Aunque eso apenó bastante a mi madre, en mi imaginación lujuriosa la ausencia de mi padre abría un mundo de posibilidades.
 
La primera noche que pasamos solos puse un pretexto para quedarme en el salón viendo una película cuando ella me dijo que era hora de irse a acostar; por suerte es muy permisiva conmigo, así que no me costó mucho convencerla.
 
Esperé un tiempo prudencial, apagué el televisor y me dirigí a su alcoba; el corazón me palpitaba. Encendí la linterna del móvil, para evitar tropezarme y hacer algún ruido que delatara mi presencia, y pude observar a mi madre dormida de lado, apenas cubierta por una sabana y un salto de cama. No esperaba encontrármela con un conjunto así, aunque me imagino que había elegido algo ligero para combatir el calor que suele hacer en las noches de verano. Mi polla estaba durísima, me bajé los calzoncillos y empecé a machacármela. 
 
Mi excitación iba en aumentó, así que me envalentoné y llevé mi mano hacia su culo, pero mi madre se movió repentinamente y me acojoné vivo, temía que me hubiera descubierto; salí de la habitación tan rápidamente como me fue posible, y me encerré en mi habitación para terminarme la paja y urdir un plan, la imagen del cuerpo casi desnudo de mi madre no se me iba de la cabeza, solo quería volver de nuevo a la alcoba a continuar con mi incursión pero tenía que mitigar el riesgo de que se despertara mientras la observaba. Navegando por internet encontré la respuesta, podía usar unos narcóticos para asegurarme que dormía toda la noche plácidamente y así yo podría curiosear cuanto quisiera. Estaba tan excitado que esa noche apenas pude dormir.
 
 
Para poder ejecutar mi plan, lo primero era conseguir las drogas; conocía a un chico de mi instituto, Johnny, un repetidor que iba unos cursos por delante de mi, que se dedicaba al trapicheo, nunca le había comprado nada, aunque tenía fama de conseguir cualquier cosa que le pidieras. La verdad es que no sabía muy bien como abordarle, estuve merodeando durante un buen rato a su alrededor del parque donde se dedicaba a estar, hasta que en uno de mis paseos fue el mismo el que llamó.
 
-"psssss.... ¿quieres dejar de cantearte?"- me dijo en voz baja -"ven para acá ahora mismo"-
 
Me acerqué a él, sin saber muy bien como iba a sacar el tema.
 
-"no haces más que dar vueltas y al final vas a terminar llamando la atención, la regla número uno en este negocio es ser discreto... todos los primerizos estáis cortados por el mismo patrón, al final vais a hundirme el negocio"- dijo, visiblemente mosqueado -"bueno, ¿qué es lo que quieres? ¿hachís? ¿marihuana?"-
 
-"estooooo....."- no sabía muy bien como pedírselo, así que saqué el móvil y le enseñé el nombre del producto que estaba buscando.
 
-"bufff... esto son palabras mayores, yo no trabajo este tipo de artículos"- me dijo.
 
-"Entonces... ¿no hay nada que hacer?"- le respondí.
 
-"Yo no he dicho eso. Déjame hacer un par de llamadas, a ver si puedo conseguirlo, pero este capricho te va a salir caro... y estos encargos especiales, se pagan por adelantado"-
 
La verdad es que el dinero no me preocupaba mucho, apenas tenía vicios, más allá de algún videojuego, y desde mi comunión había conseguido ahorrar bastante dinero. Le di el dinero que me pidió sin regatear, pensando en que me iba a salir barato si cumplía con su propósito.
 
-"Dame tu número de móvil y en cuanto lo tenga, te pego un toque"- me dijo.
 
Hasta que recibí su llamada a media tarde, el día se me hizo eterno; tal como acordamos por teléfono, le di mi dirección, una vivienda unifamiliar a las afueras del pueblo, y el se acercó a entregarme la mercancía.
 
-"ten mucho cuidado con lo que haces con esto, no quiero que me metas en ningún lío"-
 
-"son para..."- 
 
Johnny me interrumpió.
 
-"no te he preguntado para que las quieres, solo te advierto que no me metas en ningún lío"- me dijo con un tono bastante serio.
 
Sin mediar muchas más palabras, se despidió y yo corrí raudo a mi habitación, estaba tan excitado que la polla parecía que iba a romperme los pantalones.
 
Cuando llegó la hora de cenar, puse la mesa, como todos los días, y eché una pastilla en el vaso de agua de mi madre, diluyéndola hasta que fue inapreciable. Cenamos con normalidad y ese día ambos nos fuimos a acostar antes de lo acostumbrado. Me tumbé en la cama, mirando el móvil, contando los minutos, que parecía horas; cuando consideré que había pasado un tiempo prudencial, salí hacia su alcoba. 
 
En el umbral de la puerta, la llamé, primero en voz baja, luego subiendo el tono, para comprobar que estaba dormida. Aún así, y para asegurarme del todo, la zarandeé un poco y pude comprobar aliviado que tampoco se despertaba. Por fin tenía a mi madre a mi entera disposición.
 
Me bajé el pantalón del pijama y empecé a acariciarla los muslos, su tacto me puso la polla dura como una piedra, estaba deseando tocármela, pero quería prolongar el placer mucho más. La abrí las piernas y pude ver como la mata de pelo de su entrepierna sobresalía a ambos lados de la braga, que era transparente en la zona del vello púbico, pero que ocultaba su coño. Hice un par de fotos con mi teléfono móvil y me fui acostando muy suavemente hasta que mi nariz llegó a la altura de su chocho. Era un olor mucho más intenso al que desprendían habitualmente sus bragas, no pude resistirlo y me empecé a pajear.
 
De repente sonó mi teléfono móvil, se me paró el corazón. Primero miré a mi madre, que parecía inmutable y después cogí el móvil para ver quien llamaba... ¡era Johnny! ¿qué cojones querría en ese momento?
 
-"¿qué quieres, Johnny?"- Dije falseando la voz, como si me acabara de despertar.
 
-"La pasta que me has dado esta mañana... había un billete falso"-
 
Menudo cabrón, pensé, quería levantarme más dinero porque pensaba que era un pardillo. Aunque en ese momento no me apetecía mucho discutir con él.
 
-"Está bien, mañana te lo llevo al parque"-
 
-"No hace falta esperar a mañana, estoy en la puerta de tu casa"-
 
-"Está bien, ahora bajo"-
 
Joder, que inoportuno. Volví a mi habitación, para sacar algo de dinero de mi hucha y me dirigí hacia la entrada. Nada más abrir la puerta, Johnny se metió al interior de la casa.
 
-"Pero que haces, ¿estás loco?"- Dije en voz baja -"como mi padre se entere de que estás aquí me mata"-
 
-"Por tu padre no te preocupes, que a estas alturas ya debe de estar en China"- me respondió -"¿qué te crees? ¿qué soy gilipollas? todo el mundo sabe que tu padre va a estar fuera un par de meses, así que cuando me realizaste el encarguito... solo tuve que atar cabos"-
 
-"Entonces, ¿por qué estás aquí? ¿acaso quieres más pasta por cerrar la boca"-
 
-"¿más pasta? con mi negocio gano más de lo que puedo gastar, no estoy aquí por el dinero... estoy aquí para mirar, como tú"-
 
-"Pero ¿qué dices? ahora si que estoy seguro de que te has vuelto loco"-
 
-"Joder, te prometo que solo voy a mirar"-
 
En ese momento estaba tan cachondo que prefería no perder tiempo discutiendo, así que acepté a regañadientes. Juntos fuimos a la habitación de mi madre, que continuaba durmiendo ajena a nuestra presencia.
 
-"Joder, que buena que está tu madre. He estado con algunas chicas de nuestro instituto, pero la mayoría no tienen ni la mitad de carne... ¿tu has visto esos melones? no me digas que no te apetece darles un buen bocado"-
 
La verdad es que Johnny tenía razón, el tamaño de las tetas de mi madre no tenía nada que ver con los pechos que gastaban las chicas de nuestra edad.
 
Johnny se abalanzó sobre mi madre, levantando el salto de cama por encima de sus pechos. Agarró uno con ambas manos e introdujo el pezón en su boca.
 
-"Johnny, habías dicho que solo ibas a mirar"-
 
-"No seas tonto y haz tú lo mismo, que lo estás deseando"-
 
La verdad es que tenía razón, así que imité lo que él estaba haciendo en el pecho que aún estaba libre. No sé cuanto estuvimos aplicando nuestras bocas a los pechos de mi madre, pero al cabo de un rato noté que empezaba a respirar más profundamente, aunque no entendía muy bien porqué.
 
-"Joder con tu madre, se se está poniendo cachonda"-
 
-"¿Cachonda?-
 
-"Si, claro, al igual que a ti se te pone el pito duro, las mujeres cuando se excitan empiezan a respirar más profundamente, entre otras cosas"-
 
-"¿y qué otras señales hay para saber si una mujer está cachonda?"-
 
-"Tócale las bragas"-
 
Le hice caso y bajé mi mano, pasándola por encima de su braga... ¡no me lo podía creer! su coño estaba ardiendo, aunque la prenda estaba visiblemente mojada.
 
Johnny se levantó, agarro la braga por los laterales, se la quitó y me la tiro a la cara.
 
-"Chúpala"-
 
Pasé mi lengua por la parte que había estado en contacto con el coño de mi madre, tenía un olor y un sabor desconocidos para mi, pero que me excitaron todavía más.
 
-"Acércate"- me dijo.
 
Era la primera vez en mi vida que iba a ver un coño, y encima era el de mi madre, si me hubiera tocado la polla en ese mismo momento me habría corrido. Era extremadamente peludo y desprendía un aroma embriagador. No pude resistirlo y le metí un lametazo... acto seguido, a mi madre se le escapó un gemido.
 
Ante mi extrañeza, Johnny dijo como si fuera lo más natural del mundo:
 
-"Es por que le has lamido el clítoris"-
 
-"¿Y eso que es?"-
 
-"Es como el capullo de tu polla, solo que mucho más pequeño"-
 
Johnny sacó su polla y la puso encima del coño de mi madre.
 
-"Ves, es eso que está junto a mi capullo"- Dijo restregando su glande por el clítoris de mi madre. Nunca le había visto la polla a otro tío, pero comparada con la mía, la de Johnny era gigantesca, parecía un vaso de tubo, y resaltaba todavía más rodeada por la pelambrera de mi madre.
 
Johnny empezó a frotar su polla contra el coño de mi madre, que cada vez estaba más mojada, arrancando más suspiros más suspiros de su boca. 
 
-"Johnny, habíamos dicho solo mirar"-
 
-"¿pero no ves como a ella la gusta?"-
 
Miré al rostro de mi madre para descubrir muecas que hasta el momento me eran desconocidas.
 
-"¿no quieres probar tú?"-
 
-"No sé, es mi madre, no creo que esté bien"-
 
-"Anda, ven, que lo estás deseando"-
 
Ocupé el lugar de Johnny y me empecé a mover torpemente, frotando mi polla contra su coño. El placer que sentía en aquellos momentos era indescriptible.
 
-"Espera, que yo te ayudo"- 
 
Johnny se situó detrás de mi, agarró mi polla con  una mano, la dirigió al coño de mi madre y  empujó con fuerza, hasta que introdujo mi capullo en su interior. Estaba tan cachondo que durante  un segundo pensé que me iba a correr.
 
-"aaaaaah, que placer, se siente muy rico"-
 
-"aprieta un poco con tus caderas"- Dijo Johnny, quien aprovechó para sacar el móvil y grabar la escena.
 
 
Sentí como la calidez y la humedad de mi madre me envolvían. 
 
-"Enhorabuena, chaval, ya has dejado de ser virgen"- Dijo Johnny riéndose.
 
Aunque sabía que estaba mal no podía dejar de mover mis caderas, cada vez más frenéticamente.
 
-"Despacito, no te vayas a correr dentro"- 
 
Aquellas palabras me devolvieron a la realidad y logré sacar mi rabo del coño de mi madre, contra todos mis deseos.
 
-"Ahora me toca a mi"-
 
Johnny apuntó con su polla al coño de mi madre y empezó a apretar con fuerza, aunque parecía imposible que en aquel agujero entrase un rabo de semejantes dimensiones. Miré su rostro y no supe identificar si sentía placer o dolor en esos momentos.
 
-"Vamos, chaval, chúpale el clítoris, a ver si entre los dos conseguimos que se corra"-
 
Como un autómata obedecí sus órdenes y me tumbé encima de mi madre, aplicando mi lengua en su clítoris. Tenía una vista perfecta del rabo de Johnny, que a cada embestida lograba introducirse un poquito más.
 
-"Joder, chaval, tu madre es estrecha como una virgen"-
 
Entre la las arremetidas de Johnny y la labor de mi lengua, mi madre comenzó a gemir con más fuerza.
 
-"Métela la polla en boca, a ver si se calla"-
 
Dicho y hecho, aproveché que mi madre abría la boca para acercar mi capullo a sus labios. Aunque también era cálido y húmedo, no tenía nada que ver con las sensaciones que proporcionaba su coño, que era mucho más prieto, pero no desaproveché el placer que me proporcionaba y empecé a mover mis caderas al mismo ritmo que lo hacía Johnny, hasta que sentí como un orgasmo atravesaba mi cuerpo como un rayo y descargué toda la leche que llevaba acumulando varios días en la boca de mi madre. 
 
-"Eh, no pares de chupar ahora"-
 
Continué succionando el clítoris como si me fuera la vida en ello, hasta que el coño de mi madre empezó a manar como si se tratara de una fuente, mientras su cuerpo se convulsionaba.
 
-"Joder, la muy golfa se está meando del gusto"- dijo Johnny -"había oído que les pasa a algunas mujeres, pero hasta el momento no había conocido a ninguna de primera mano"-
 
Johnny sacó su rabo del coño de mi madre, que se quedó realmente abierto, podía ver en su interior sin dificultad.
 
-"Joder, se va a dar cuenta de que se la han follado esta noche"- dije preocupado.
 
-"No te preocupes, que cuando se despierte habrá vuelto a la normalidad"- dijo mientras le sacaba unas cuantas fotos. -"joder, hay que ver lo rica que está. Vamos a darle la vuelta, que quiero ver el culazo que se gasta"-
 
Entre los dos le dimos la vuelta sin demasiada dificultad.
 
-"Ábrela bien las nalgas"- me ordenó. Le obedecí sin rechistar, dejando bien expuesto su ano; me sorprendió que la cara interna de su culo fuese casi tan peluda como su coño. Johnny aprovechó para seguir tomando fotos.
 
-"Chúpale el ojete"-
 
-"¿Qué dices, tío? ¡qué asco!"- dije fingidamente, aunque en el fondo estaba deseando hacerlo.
 
-"Te he dicho que lo hagas, coño, a las mujeres les encanta"- me dijo un poco mosqueado. 
 
Una vez más, le obedecí. Acerqué mi lengua a su ojete y empecé a chupar. El sabor no tenía nada que ver con el de su coño, pero al contrario de lo que había pensado, no me pareció nada asqueroso, al contrario, mi polla volvió a ponerse dura al escuchar como mis lametones arrancaban nuevos gemidos a mi madre. Johnny se machacaba el rabo observando la escena.
 
-"Métele un dedo"-
 
Traté de meterle mi dedo índice, pelo la lubricación de mi saliva era insuficiente, así que lo metí en su coño y aproveché sus fluidos para embadurnar bien mi dedo y su ojete, que poco a poco fue cediendo a la presión. Empecé a meter y sacar mi dedo como si me la estuviera follando, buscando introducirlo más profundamente cada vez. Cuando noté que entraba y salía sin demasiada dificultad, repetí la operación, esta vez usando dos dedos. Mi madre volvía a jadear como cuando se la estaba follando Johnny.
 
-"Joder, que cachondo me estoy poniendo, chaval"- me dijo -"Aparta, que es mi turno de correrme"-
 
Johnny se acercó y apretó su glande contra el ojete de mi madre. Aunque estaba lubricado y algo dilatado, su polla era demasiado grande y no lograba introducírsela. 
 
-"Trae algo de aceite"-
 
Corrí al cuarto de baño y entre las cremas que usaba habitualmente mi madre encontré un aceite corporal. Volví a la alcoba, donde Johnny seguía frustrado tratando de meterle la polla por el culo a mi madre.
 
-"Vamos, ¿a qué estás esperando? lubrícame bien la polla"-
 
No es que me apeteciera sobarla la polla a Johnny, pero sus palabras tenían ese efecto sobre mi, era incapaz de llevarle la contraria. Eché un poco de aceite en mis manos y empecé a restregarlo por el rabo de Johnny, como si le estuviera haciendo una paja, hasta que estuvo bien lubricado y brillante.
 
Trató de nuevo de introducirla en el ojete de mi madre, pero incluso con la lubricación, aquel agujero se resistía a ceder.
 
-"Johnny, para ya, no va a entrar"-
 
Él sabía que yo tenía razón, así que apuntó de nuevo con su polla al coño de mi madre y empezó a follarla de nuevo.
 
-"Pues yo de aquí no me voy sin correrme"-
 
-"Pero que dices, Johnny, no puedes correrte en el coño de mi madre, es muy conservadora y no toma ningún tipo de anticonceptivos, podrías dejarla embarazada"-
 
Aunque eso a Johnny no parecía preocuparle, sus movimientos eran cada vez más salvajes, con cada embestida hacia sacudirse el cuerpo de mi madre.
 
-"Joder, me corro, me corro, me corroooo"-
 
El esperma de Johnny empezó a salir a borbotones por las comisuras del coño de mi madre. Se apartó y guardo su polla en el pantalón.
 
-"Bueno, mañana a la misma hora, ¿no?"-
 
-"¿Qué has hecho, cabrón? Como la hayas dejado embarazada me vas a meter en un buen lío"-
 
-"No te preocupes"- Dijo, mientras rebuscaba algo en su bolsillo; sacó una píldora y me la dio -"Mañana se la echas en el café y se acabaron tus preocupaciones"-
 
El muy cerdo lo tenía planeado. 
 
El seguía hablando mientras le acompañaba a la salida, pero yo apenas le prestaba atención, solo podía pensar en como iba a limpiar ahora el cuarto de mi madre para que no quedasen rastros de la follada que la acabábamos de meter. En cuanto Johnny se fue, busqué unas sabanas y una toalla. 
 
Volví a la alcoba de mi madre, que estaba en la misma posición en la que la habíamos dejado. Me fije en su coño abierto y en toda la leche de Johnny que había chorreado en este rato; si mi corrida en su boca había sido espectacular, la de Johnny no se quedaba atrás, su esperma contrastaba en medio de la pelambrera negra del chocho de mi madre. No sé porqué, pero no me pude contener, acerqué mi lengua y empecé a lamer, disfrutando de los sabores de la leche de Johnny mezclada con los jugos de mi madre. Mi polla se volvió a poner dura, estaba cachondo y necesitaba correrme otra vez.
 
Volví a metérsela por el coño, pero estaba tan dilatado de la follada que le había metido Johnny que apenas sentía placer. Cogí el aceite y me lubriqué bien la polla. Apunté al ojete de mi madre, que cedió sin dificultad; en ese momento me alegré de tenerla más pequeña que Johnny. Me encantó la sensación, era mucho más estrecho que su coño, aunque me costaba abrirme paso. Empecé a follármela lentamente, disfrutando de cada embestida. Después de un rato, mi madre empezó a gemir, la muy golfa estaba disfrutando involuntariamente de la follada tanto como yo.
 
Quería ver como su rostro reflejaba el placer que le estaba produciendo, así que saqué mi rabo y la puse boca arriba. Volví a clavársela por el culo y aproveché para estrujar sus pechos mientras me la follaba duramente. Mi madre respondía con jadeos a la salvaje penetración anal que le estaba dando. No pude aguantar mucho más y terminé vaciándome en sus intestinos.
 
El verano acababa de empezar.