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Recuperando a mi hijo Dany

en Amor filial

Muchos de mis lectores no lo saben pero yo tengo un hijo menor. Su nombre es Daniel. En la actualidad tiene dieciocho años. Es muy buen chico. Es estudioso, tiene una beca en la universidad por su excelente promedio y practica deporte. El único problema es que nos peleamos hace más de dos años por una antigua novia que él tenía, después de esa pelea mi hijo Daniel tomo la decisión de irse a vivir con su padre. La verdad eso me dejo muy adolorida y triste. Quizá esa fue una de las razones por las que me refugie en los brazos de mi hijo mayor. Todas las madres siempre decimos que amamos a todos nuestros hijos por igual, así sean ocho o solamente dos, pero la verdad es que en el fondo siempre tenemos a nuestro preferido y para mí siempre ha sido Daniel. El a pesar de todo el rencor que tenía en contra mía solía venir a visitarnos en ocasiones especiales como día de las madres o mi cumpleaños; también navidad y año nuevo. Era muy seco conmigo, pero al menos podía tenerlo cerca unos momentos.

La relación que tenía con su hermano era muy buena. No se peleaban nunca, incluso iban a fiestas juntos. Podía darme cuenta por las fotos que veía en el Facebook de mi hijo mayor. Siendo completamente franca extrañaba demasiado a mi hijo Daniel. Esos dos años que lo había tenido lejos era un martirio para mí. Mi orgullo, aun así, era más fuerte que mi deseo de verlo en ese entonces. Yo estaba muy molesta con él porque había elegido a otra mujer por encima de mí. Yo le había advertido de ella. Que las vecinas decían que era una fácil, pero él se molestó mucho y decidió irse con el inútil de su padre. Después de todo este tiempo que transcurrió el dolor en mi pecho era demasiado. No podía soportar más la indiferencia de mi bebé. Necesitaba el cariño del más dulce de mis hijos y estaba dispuesta a todo para recuperarlo, a todo.

Un viernes por la tarde lo llamé por teléfono y le dije que quería hablar con el de un tema muy importante, el accedió y se reunió conmigo en nuestra casa. Yo estaba muy nerviosa, pero estaba dispuesta a tragarme mi orgullo y mi dignidad como mujer con tal de recuperar el amor de mi hijo. Después de un par de horas de haber realizado la llamada alguien toco el timbre de la casa, eral como las nueve de la noche, era mi hijo Daniel. Yo estaba muy nerviosa, las manos me sudaban y mi cuerpo temblaba. Tome valor y fui a abrir de inmediato.

-¿Hola mi amor, como estas?

-Pues algo ocupado, pero parecía ser importante lo que tenías que decirme, por eso vine.

-Si es muy importante, por favor siéntate –dije mientras yo misma me sentaba en el sofá.

-¿Qué es de lo que querías hablarme mamá? –dijo con un tono serio y un rostro impaciente.

-Bueno… yo… quería disculparme por lo que sucedió hace un par de años con tu novia, no debí de entrometerme en tu vida privada.

-Pues la verdad eso me afecto mucho mamá, ella nunca pudo superar que no la aceptaras. Después de un tiempo terminamos.

-Perdón hijo, yo no lo sabía, esa nunca fue mi intención.

-Eso ya no importa. Ya está hecho.

-Yo quería pedirte, bueno… no pedirte, suplicarte que vuelvas a la casa mi amor. Necesito tu cariño, el cariño tan tierno de mi bebé.

-No volveré nunca.

-¿Porque mi amor, que acaso no me quieres?

-Yo sé lo que haces con mi hermano, me lo conto en una fiesta que se puso muy borracho, tratando de decirme que era mejor que yo por eso.

-Tu hermano estaba borracho mi amor, no sabía lo que estaba diciendo.

-Me mostro un video en su teléfono, incluso me lo envió a mi whatsapp mas tarde esa noche –Saco su teléfono y me mostro un video tomado secretamente de una de las esquinas del cuarto apuntando directo a la cama. En el video aparecía yo dándole sexo oral a mi hijo mayor.

-Yo me quede muda y unos segundos después comencé a llorar de la desesperación.

-Perdóname hijo por favor yo solo…

-¿Me vas a pedir perdón por eso también? Criticabas tanto a mi novia y tú resultaste ser peor, al menos ella no lo hace con su familia.

-Por favor perdóname, yo no quería que te enteraras de eso, fue algo que solo paso. Ninguno de los dos lo planeo –dije entre lágrimas mientras me abrazaba a sus piernas sollozando desconsoladamente.

-No quiero que te humilles por mi mamá. Es solo que estoy muy decepcionado de ti y de mi hermano. No creo poder perdonarlos nunca.

-Tú pídeme lo que quieras y lo hago por recuperar tu amor. ¿Quieres que deje de tener sexo con tu hermano? Lo hago desde hoy.

-No quiero que hagas absolutamente nada mamá, no creo poder perdonarte.

-Me duele mucho que me digas eso mi amor, yo quiero tenerte junto a mí de nuevo.

-Hay algo que podrías hacer para compensarme pero… no, no es una buena idea

-Dime, lo que sea yo lo hago.

-Olvídalo es una locura, no es algo normal.

-Pídeme lo que sea yo estoy dispuesta a lo que sea –dije mientras le mostraba provocativa mi escote enorme que llevaba ese día con mi blusa color rojo pasión.

-Olvídalo, me tengo que ir.

-Por favor al menos quédate esta noche ya está lloviendo muy fuerte y es de noche, no es seguro que te vayas así.

-Está bien solo me quedare porque me duele un poco la cabeza y ya estoy demasiado cansado para manejar.

-Muy bien, ahorita te preparo lo que más te gusta para cenar mi amor y te lo llevo a tu recamara.

-Está bien –dijo mientras subía las escaleras.

Le prepare de inmediato su platillo favorito. Estaba muy feliz porque desde mucho tiempo atrás no había tenido a mi hijo en casa. Normalmente en las fiestas pasaba el día en casa pero al final se iba. Me hacía sentir nostálgica acerca de aquellos tiempo en los que nos quedábamos viendo películas juntos toda la noche. Mi hijo mayor había ido a quedarse a unas cabañas con algunos amigos y nosotros estábamos solos. Tenía que convencer a mi hijo para que se replanteara quedarse en casa. Yo necesitaba su amor. Subí con una sonrisa y la cena a su habitación. La puerta estaba entreabierta y la televisión estaba encendida. Yo empujé la puerta con el hombro porque tenía las manos ocupadas por la bandeja de comida. La puerta se abrió y la luz de la televisión era lo único que alumbraba el cuarto. Cuando pude notar donde estaba mi hijo lo vi con el cabello mojado justo saliendo del baño con la toalla secándose la ingle. Pude ver su miembro masculino  de grandes dimensiones lucir como una trompa de elefante en miniatura. El prepucio cubría por completo su glande, su miembro no paraba de moverse de un lado a otro mientras se secaba. Su vello estaba recortado muy precisamente y sus testículos quedaban colgando en un gran saco. El me vio y me grito:

-¿No sabes tocar o que mamá?

-Perdóname mi amor, no tenía idea que te estabas duchando –dije apenada mientras cerraba los ojos y me daba vuelta, aun con la bandeja en la mano.

-No te preocupes ya puedes voltearte.

Mi hijo llevaba la toalla a la cintura y todo su cuerpo húmedo. Su cuerpo definido y musculoso era una invitación al pecado.

-Puedes dejar la bandeja en la cama mamá, ahorita me lo como.

Yo le obedecí y la deje ahí.

-Sabes Daniel, hace un momento estaba pensando en los viejos tiempos, en como solíamos desvelarnos viendo películas tu y yo. ¿Ya que no tienes escuela mañana, no te gustaría revivir esos momentos y quedarte viendo películas conmigo?

-Emmm… no lo sé, no tengo muchos ánimos.

-Por favor solo esta noche.

-Está bien.

-Gracias, muchas gracias. -Me acerqué a él y lo abrase dándole un beso en la mejilla.

El respondió mi abrazo tímidamente y pude sentir un gran bulto entre su ingle y que sobresalía por su toalla. –Te espero en la sala amor –dije mientras salía del cuarto.

Fui a la habitación y fui a ponerme una ropa cómoda para estar en la sala. No use ropa interior, me puse unos shorts y una blusa blanca. La lluvia había traído vientos gélidos y estaba refrescando el clima un poco. Me lleve una pequeña colcha para la sala y accedí a netflix. Mi hijo bajo en una playera y unos boxers. Yo no podía quitar la mirada de su paquete y el me pregunto -¿Qué película vamos a ver? Yo estaba perdida en el bulto que hacia su miembro y testículos y el insistió con la misma pregunta. –Vemos la que tú quieras amor-. Bueno me recomendaron esta película, ahorita la busco. Mi hijo puso la película en Netflix y comenzamos a verla. Yo la verdad no le ponía mucha atención a la película, yo estaba maravillada con el hecho de que mi hijo estuviera conmigo. La película se puso muy intensa en el ámbito sexual. Mostraba una escena donde el protagonista le hacia el amor a una mujer mayor. La escena era muy erótica y apasionada. Era algo excitante ver a esa mujer madura ser dominada por ese joven y fuerte hombre. Pronto empecé a tener fantasías acerca de mí con mi hijo en esa misma situación. Con su miembro tan enorme rozando mi pierna ansioso por ingresar en mi vagina. Cuando volteé con mi hijo. Pude ver como una gran tienda de campaña se alzaba poco a poco levantando la colcha por lo alto. Yo me reí hacia adentro y trate de disimular mi calentura. Él estaba muy metido en la película. Se quiso tapar su erección con un cojín y yo me di cuenta. Haciéndome la inocente pregunté:

-¿Te sientes bien mi amor?

-No es nada mamá solo estoy algo incómodo.

-Déjame ver cuál es el problema.

-No, no es necesario.

Quite el cojín y vi la colcha levantada. –Tienes una erección por una escena sexual amor, es algo perfectamente normal. Eres un joven con mucha energía y es normal que estés así –dije mientras deslizaba mi mano sobre su pierna dirigiéndome hacia su pene.

-¿Qué estás haciendo mamá?

-Estoy ayudándote a desahogarte mi amor –dije con voz queda a su oído.

El me miro a los ojos y dijo -Soy virgen mamá.

-¿Cómo, no tuviste relaciones con tu novia?

-Ella no quiso hacerlo conmigo, le dio miedo al verme desnudo, de hecho por eso terminamos. Ella me termino.

-Lo sabía esa niña no te merecía a ti mi amor, tú lo que necesitas es una mujer –dije mientras ponía mi mano alrededor de su polla gorda y cubierta por su prepucio. El abrió la boca sin emitir ningún sonido.

-¿Qué estás haciendo mamá? –dijo mientras tomaba mi brazo.

Yo no pare el movimiento y comencé a masturbarlo delicadamente. El movimiento era lento y podía sentir como su prepucio se hacía para abajo dejando al descubierto su glande y luego cubriéndolo por completo cuando subía mi mano. Deja que mami se haga cargo de ti mi bebé –dije sensualmente a su oído mientras lo mordía levemente. Mi hijo se estremeció un poco y yo seguía masturbándolo. La masturbación ya llevaba más de diez minutos y podía notar las ganas de eyacular de mi hijo pero trataba desesperadamente de no hacerlo.

-No te resistas mi amor, tú puedes venirte cuando quieras, llena mi mano con tu lechita, mamita la quiere probar.

-No mamá, esto no está bien, para por favor.

-Tú me dices que pare pero tu polla me dice que siga.

Me saque un seno y le dije ven mi amor, mamita también te va a dar de su leche. Con mi mano libre acerque su cabeza a mi senos y el automáticamente como si fuera un recién nacido comenzó a mamar mi pezón. Yo gruñí de placer y comencé a masturbarlo con más fuerza el de inmediato mordió mi pezón y dejo salir una tremenda cantidad de semen pesado y espeso por toda mi mano y mojando la cocha completamente. Mi hijo gemía y chupaba mi pezón apasionadamente. Su pene aún se convulsionaba y la leche no paraba de brotar. Yo saque mi mano debajo de la colcha y la lleve a mi boca para probar su elixir de placer. El sabor era increíblemente delicioso. Un semen fresco y virgen ante mí. Su enorme y grueso miembro aún no estaba satisfecho estaba duro como el primer segundo así que metí mi cabeza debajo de la colcha y le dije antes de meterlo a mi boca. –Disfrútalo mi bebé. Continuará…

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