miprimita.com

Una sola vez y ya...

en Hetero: Infidelidad

Una sola vez y ya...

782d038747c4aeacde26c51aea2f065a-betty-boop-green-eyes

Gracias nuevamente a quienes han escrito al correo y a la cuenta de Twitter @los_acures

Este relato es la continuación de la historia con Susana antes de conocer el swinger… Papi… ¿Si te lo mamo me coges? Se recomienda leer el anterior relato para entender más fácilmente la historia.

Salí del baño y observé como ella se había quedado dormida desnuda sobre la cama, sabía que a esa hora no iba a ir a llevarla a su casa porque no tenía ni idea dónde era y tampoco es que me apetecía mucho la idea, después de todo le dijo al marido por teléfono que llegaría al día siguiente temprano.

Yo ese día iba sin mayor preparación a ese encuentro, así que pensé, ¿Y si más tarde hacemos sexo anal o algo más? Mejor voy un momento a la farmacia y compro unas cosas.

Así que decidí vestirme y salir un momento, camino a la farmacia iba pensando en todo lo ocurrido, la forma en que el morbo había hecho que la cogiera a propósito duro y fuerte para que el marido se diese cuenta. En el pasado había salido con mujeres casadas pero nunca se había dado situación similar, más bien siempre protegía de que nadie se enterase.

Con esos pensamientos llegue a la farmacia y compré lubricante, vaselina, nuevos preservativos, ping-pong, nucita, unos gatorades y crema corporal.

Sin darme cuenta entre salir y volver a llegar a la había paso como una hora, al llegar ella seguí tal cual la dejé, acostada de lado desnuda sobre la cama. La verdad es que el clima no era ni frío ni caliente, así que no era necesario cobijarla.

Estuve un rato intentando dormir y no lograba conseguirlo, la presencia de ella allí alteraba mis sentidos, quería seguir cogiendo, sentir como se excitaba por mí, sentir su piel sobre la mía, sus tetas saltar en mi cara… Esos pensamientos me fueron excitando y cuando vine a ver estaba pegado a ella desnudo yo también.

Recuerdo que abrí sus nalgas y puse mi pene erecto entre ellas, me pegué a su espalda y abrazado a ella la sostenía de sus senos. Por un momento se movió un poco pero ni señal de despertar.

Con esa postura seguí en mi búsqueda de dormir y me di cuenta que mis ganas de coger no me iban a dejar, así que bajé mi mano por su piel hasta llegar a su pubis, sentía el caminito rico de vellos que tanto me encanta en una chica. Mi mano comenzó a frotar esos vellos y cuando vine a ver tenía mi dedo medio entre sus labios, seguía mojada y ahora escurría semen de su vagina, estaba muy lubricada y comencé lentamente a toquetear su clítoris.

Esa escena de estar buscando de coger a una mujer mientras duerme siempre me ha causado muchísimo morbo, y cuando pasa como ella que no despiertan enseguida muchísimo más.

Estaba con la mente en que iba a cogerla y estaba totalmente dormida, después de sentir que su clítoris se endureció y la humedad de sus muslos rebosaba hasta mi pene que seguía en medio de sus nalgas decidí que era hora de intentar follarla. Así como estábamos ella tenía las nalgas bien hacia afuera, solo bastaba que bajase el pene y lo apuntará a su cuca chorreante.

Sentí con el glande como llegué a su vagina y lentamente inicie la penetración, estaba súper mojada, tanto o más que cuando la cogí hace unas horas. Estaba disfrutando de hacérselo lento y el ritmo se iba acelerando dada mi excitación. De pronto inicio a moverse y a quejarse,

 

 

  • José déjame dormir -

 

 

Me di cuenta que no estaba clara, así que seguí cogiendo más duro y ahora agarrandola de las caderas. Ella se fue amoldando a las embestidas y sus jadeos se comenzaron a hacer presentes.

 

 

  • José no está aquí, ahora el que te coge soy yo -

 

 

Le dije eso al oído mientras seguía bombeándola.

 

 

  • Ahhhhhhhhhh… ¡Que rico otra vez me lo haces! -

 

 

  • ¿Y es que acaso pensaste que no íbamos a volver a coger? -

 

 

Hizo silencio y solamente se oían los gemidos de ambos, seguí fuerte hasta que ella me anunció su venida.

 

 

  • Voy a acabar, sigue que estoy apunto… -

 

 

Pasé mi mano a masturbarla mientras la cogía frenéticamente y en nada se oyó otro grito intenso que anunciaba su venida.

 

 

  • Ahhhhhhhhhh que rico como me haces acabar -

 

 

En ese momento ella se despegó y fue al baño, escuche como se lavaba en el bidet y al ratito volvió envuelta en una toalla, yo estaba bajo las sábanas y se hizo espacio entre mis piernas quedando acostada sobre mi.

 

 

  • Me da pena lo que voy a decirte, pero cuando me despertaste pensé que era mi marido -

 

 

  • Sí, me di cuenta que habías tenido un lapsus mental -

 

 

  • La verdad es que más pena me da no acordarme cómo es que estamos aquí acostados desnudos y yo llena de tu semen -

 

 

Al decirme ese no pude evitar estallar de la risa…

 

 

  • Jajajajaja, ¿y hasta dónde es que tú recuerdas?

 

 

  • Tengo recuerdos vagos de que salimos caminando de la mano de restaurante, luego que estaba gateando, que me cogias y mi marido me llamó -

 

 

  • Sí, todo eso pasó, pero lo que cuentas duró poco más de una hora -

 

 

  • ¡Qué vergüenza, es que casi nunca bebo! -

 

 

  • Tranquila, eso puede pasar -

 

 

  • Tengo que confesarte algo, mi marido sabe que estoy aquí contigo -

 

 

Yo me quedé helado, nunca había pasado por mi mente que una pareja llegase a ese nivel, sin embargo sabía por los relatos que ella le había contado al marido su aventura anterior y seguían juntos como si nada, así que decidí seguir escuchando,

 

 

  • Estuvimos viendo tus fotos, de hecho las enviaste a su correo, él quería que este fin saliera con alguien y me dijo que eligiera a alguno, yo le dije que quería salir contigo, él me dijo que me daba permiso para hacerlo, pero que quería enterarse de todo -

 

 

  • Él llamó y cuando atendiste a mi me dio morbo y te seguí cogiendo, le dijiste que estabas con unos primos -

 

 

  • Sí, eso era lo que habíamos acordado en clave para decirle que estaba cogiendo sin que tú lo supieras -

 

 

  • Wauuuuuu esto es increíble -

 

 

  • No te vayas a molestar por favor, era una fantasía de mi esposo y tú fuiste a quien elegí para cumplirla -

 

 

  • No vale, en lo absoluto me molesta, solo que es algo nuevo para mi -

 

 

Toda la conversación de la cosa me había vuelto a excitar y ella se dio cuenta.

 

 

  • Veo que tampoco es que estás muy contrariado con eso -

 

 

  • No, contrariado estoy porque te paraste al baño y no me dejaste acabar -

 

 

  • No te preocupes que ya vamos a solventar eso -

 

 

Al terminar la frase me senté en la cama con las piernas abiertas y ella bajó y se puso en medio de ellas, con una mano sostenía mi guevo que ya estaba muy duro y lo pajeaba lentamente con su mirada fija en él.

 

 

  • Este guevo huele a puta -

 

 

Fueron sus siguientes palabras,

 

 

  • Sí, a una puta muy rica que el marido la comparte -

 

 

Me miró con una mezcla de rabia y deseo y siguió pajeandome pero más fuerte y acercó su boca a mis bolas.

Era muy porno la visión que tenía de mis piernas abiertas y ella en medio con ese culito parado y su mano y boca haciéndome gozar. Su boca fue subiendo por mi guevo, cuando llegó a la puntita, aplastó mi glande para abrir el canal que allí está, con su hábil lengua lo pasó sobre esa parte tan sensible, sus ojos volvieron a verme pero esta vez era solo deseo y perversión lo que salía de esa mirada.

Sentí su boca tragarse mi trozo de carne dura, ella mamaba de una forma que dejaba caer mucha saliva sobre mi verga, se sentía escurrir hasta las bolas, con su lengua recorría mi tronco y sus labios suaves me daban sensaciones divinas. La devoción con que esa mujer ajena me mamaba era insuperable.

-Ummmmm, que rico se siente, sigue así putona que me estás excitando sin remedio-

Ella me miró con picardía y siguió concentrada en hacerme sentir. Tenía pensamientos en mi mente llenos de morbo e incertidumbre, pensaba para mí,

- - - Sí el marido quiere putear a su mujer, entonces la va a recibir bien llena de guevo y leche por todas partes---

La visión de su cuerpo y esa cogida fugaz al levantarla me tenían cerca del orgasmo.

 

 

  • Si sigues a ese ritmo te voy a acabar en la boca-

 

 

  • Hazlo, quiero probarte -

 

 

Ella aceleró más el ritmo de su mamada, movía sus nalgas, gemía con mi guevo dentro de su boca.

 

 

  • Voy a acabarte putica, no te pares

 

 

Agarré su cabello y le hundí más la verga en su boca, di unas cuantos sacudidas de cadera y sentí como comenzaba a acabar.

 

 

  • Ahhhhhhh, ufffffff, despacio!!!

 

 

Ella sacó el guevo de su boca lentamente, aún salía leche y caía por el tronco, con suavidad rozaba mi verga con sus labios y lo veía con lujuria, fue limpiando cada resto de semen hasta que quedó todo limpio.

Recuerdo que se subió y se colocó de espaldas a mí, la situación de saber que era el marido quien había propiciado este encuentro daba vueltas en mi mente, era algo morboso y extraño.

 

 

  • ¿Hace cuánto tu esposo y tú hacen esto? -

 

 

Ella volteo y me dijo,

 

 

  • Todo inició luego que le confesé que le había sido infiel, él me había insinuado varias veces que quería verme con otro, por eso le conté cuando el mototaxista me cogió en nuestra casa. Su reacción fue de excitación más que de rabia, pasaron unos días y me preguntó si me había gustado hacerlo con él y le dije que sí.

 

 

Yo estaba atónito ante lo que oía pero seguí escuchando.

 

 

  • Un día cogimos y me hizo contarle todo lo que había pasado cuando le monté los cuernos, se excitó como un burro y me dijo que quería que volviese a coger con ese hombre. Fue idea suya que escribiese los relatos y juntos estuvimos viendo las respuestas que de los que escribían tras leer las historias.

 

 

  • ¿Entonces cuando te escribí él también supo que tenía gusto por ti?

 

 

  • Sí, juntos lo vimos y me dijo que te llamará, luego a mi me gustaron tus fotos y la forma en que me hablabas. Cuando estuvimos en el karaoke lo llamé desde el baño y le dije que me habías encantado, que querías cogerme y yo me quería dejar.

 

 

Este era un cuento buenísimo, una fantasía muy caliente de una pareja y estaba siendo parte de ella.

 

 

  • Lo único que no estaba en mis planes es que el alcohol me pegase tanto y ahora no me acuerdo de todo lo que pasó.

 

 

  • Jajajajaja, no me di cuenta que estabas tan borracha hasta que en la camioneta te comenzaste a desnudar. Quédate tranquila que ahora repetimos y tendrás algo nuevo para contar.

 

 

Para ese momento ambos estábamos súper excitados, nos iniciamos a besar y a acariciar la piel, los besos furtivos que se dan en medio de una infidelidad tienen un sabor especial, es el sabor de lo nuevo, lo prohibido, el debate del bien y el mal. Estos besos no eran la excepción, su boca cálida estaba ahora más relajada, las horas habían avanzado y eran pasadas las 2am. Agarré uno de los chocolates que había comprado e inicie a darle un beso con ellos en la boca para sentir como se derriten mientras los besos se hacen más fuertes. Sus suspiros se escuchaban bajitos y eso me provocaba más, el sabor del chocolate derretido en los besos me encanta y por lo visto ella también lo estaba disfrutando.

No lograba apartar de mi mente de la historia que me había contado y eso hacía que estuviese en un estado de morbo constante. Al estar de lado quedamos con una mano libre para explorar al otro, la mía estaba clavada en su culazo, ella agarraba mi verga y la apretaba con firmeza mientras nos mordíamos los labios. En ese instante le dije,

 

 

  • Tienes un culazo divino, y no voy a dejar de lado la oportunidad de que tu cabrón en casa te reciba llena de leche por todos lados.

 

 

  • Puedes hacer conmigo lo que quieras, ya me lave en el bidet esperando que quisieras encularme.

 

 

  • Con ese culazo respingon y el cuento que me has echado me ha entrado un morbo que me tiene como un toro, a partir de ahora no quiero que vuelvas a lavarte nada, quiero que te vayas bien llena de leche y sudor a tu casa.

 

 

  • Ufffffffff, tenía temor a que no te gustase la situación, y sí, haré lo que me ordenas.

 

 

Después de las palabras calientes agarre la funda de una de las almohadas y me coloqué sobre ella con mis piernas a sus lados, dejando mi guevo a la altura de sus tetas. Viéndola a los ojos con lujuria la comencé a romper con mis manos, quería hacer unas tiras para atar sus manos. La escena nos excitaba a los dos, cogí las tiras y até sus muñecas sobre la cabeza, ese hotel en particular tenía algunas piezas metálicas que estaban diseñadas para hacer amarres, había una en cada esquina de la cama.

Después de tenerla bien sujeta, agarré la crema corporal y le fui regalando un masaje que pasaba de lo erótico a lo perverso según la intensidad. Tenía mucho morbo, estrujaba sus tetas, podía sentir sus pezones desafiantes y atrapandolos entre mis manos inicie a apretarlos con fuerza, quería que sintiera ese dolor que centra los sentidos y hace que la espera de las caricias sea más profunda.

Apretaba con firmeza y podía ver su cara de exitacion, dolor y desespero. Ella gemía solamente de sentir esos apretones en sus tetas, subí más mi guevo y lo dejé en medio de ellas, ahora las sostenía con mis manos para sentir como quedaba atrapado en su canalito, ella tenía una almohada bajo su cabeza, eso facilitó que en cada pasada llegase hasta sus labios y sentía la lujuria de su boca y la suavidad de sus tetas llenas de crema.

Cerré mis piernas para hacer que sus pechos se juntasen y con mi mano derecha inicie a masturbarla. Estaba mojadita, y seguíamos teniendo una comunicación visual que nos hacía excitarnos más.

 

 

  • Quiero prepararte el culo para cogerte, ya es tiempo de que recuerdes la cogida que tuvimos cuando llegamos.

 

 

Solo se oyó un gemido de ella, ví que se estaba acelerando próxima al orgasmo y no quería que llegase todavía,

 

 

  • Espera putona que quiero que acabes en mi boca

 

 

  • No me hagas esperar papi, quiero acabar ya

 

 

Baje hasta llegar a su cucuta abierta del deseo por la sesión de masturbación, para hacerla desesperar comencé a morder sus muslos, nalgas, rodillas… me fuí acercando amenazante a su coño pero no quería llegar de primera mano, ella estaba mirándome fijamente, me gustaba su olor a hembra, de siempre me ha atraído el olor del sexo, el olor de una mujer excitada y con ella lo estaba disfrutando al máximo. Levanté sus piernas con mis manos y clavé mi lengua en su culo palpitante, ambos estábamos llenos de morbo y esa mamada de culo se lo estaba demostrando, con mis manos abría sus nalgas, iba haciendo que su agujero se hiciese más grande, mi lengua follaba su ano como antesala al asalto que iba a hacer mi guevo.

 

 

  • Ayyyyyyyy… No pares que acabo

 

 

Con más presión y rapidez seguí dándole porque ahora sí quería sentirla acabar en mi boca.

 

 

  • Uffffff, como me haces acabar, Ahhhhhhhhhhh cogeme ya!!!

 

 

Le dejé reposar un poco pero mientras mordía sus nalgas, le daba sendos chupones para que quedaran marcas en su piel, sus caderas querían escapar de la intensidad de los chupones y mordidas pero no le dejaba, con mis manos sostuve sus muslos y ahora sí me fui a probar esa cuca que tanto deseo me había causado.

Mis labios se juntaron para probarla, la lengua se aceleraba sobre ella y habíamos comenzado nuevamente el camino al éxtasis. Cogí la crema corporal y dejé caer una buena cantidad sobre su ano y mis dedos, seguí agitando su clítoris y deje que mi dedo medio hiciera círculos en su culito palpitante. La leve presión de esos círculos hizo que dejase entrar ese dedo, mi lengua no paraba su ataque y sin darse cuenta ya tenía tres dedos dentro del culo y ella gimiendo a punto del siguiente orgasmo.

 

 

  • Coñooooooooo, sigue dandome en el culo y no pares

 

 

Se sentía apretado, de pronto saqué todos los dedos de un tirón y pude ver como quedaba ese culazo abierto y palpitando.

 

 

  • No pares que quiero acabar

 

 

  • Ya estás lista putona, ahora si puedo cogerte

 

 

Mi guevo estaba a reventar, ella seguía con las manos atadas, así que no podía hacer mucho más que recibir placer. me puse frente a ella levanté sus piernas hasta ponerlas en mis hombros y en esa posición le deje ir mi verga por su culazo dilatado.

 

 

  • Diosssssss… Como se siente dentro de mi.

 

 

El folleteo se fue acelerando, esa posición hacía que mi verga chocase con su cuca internamente, le di duro, nuestros cuerpos sonaban en cada embestida, y la cercanía de su orgasmo hacía que sus caderas se movieran agitadamente.

Dejé mis manos libres para en la misma posición poder pasar una de ellas entre sus muslos y masturbarla al tiempo que seguía cogiéndola. No pasó mucho tiempo cuando un nuevo orgasmo de ella me hizo detenerme para sentir como su culazo palpitaba sobre mi.

 

 

  • Que rico culo tienes, es hora de que se llene de leche para que lleves un recuerdo a tu casa.

 

 

  • Síííííííííííí… acabame dentro.

 

 

En ese momento desate sus manos y le pedí que se pusiera a gatas con en culo en pompa,

 

 

  • Agacha la cabeza y deja que tus manos pasen entre tus piernas tocando tus tobillos.

 

 

Ella obedeció y yo con una de las tiras que tenía de haber roto la funda ate sus manos a cada uno de sus tobillos.

 

 

  • Esto es para que le cuentes a tu marido como te cogí ese culazo.

 

 

  • Sí papi, haz lo que quieras conmigo pero termina de acabarme que quiero volver a acabar junto a ti.

 

 

Me monte con los pies en la cama y me agache para que mi guevo entrase en ese culazo, sentía como me hundía bien dentro de ella y comencé a follarla con fuerza y desesperación. Estuve bombeandola por un par de minutos cuando me anunció que estaba próxima al orgasmo.

 

 

  • Acaba que estoy por hacerlo yo.

 

 

  • Claro que voy a acabarte puta… Aprieta el culo para sentirte más.

 

 

Un par de embestidas más y ambos nos encadenamos en un orgasmo intenso, mi guevo palpitaba dentro de ella y su culito se abría y cerraba mientras las señales del orgasmo iban pasando.

Me salí, solté sus manos y quedamos ambos tendidos en la cama.

 

 

  • Me encantó cogerte el culo.

 

 

  • A mi que me acabarás dentro, quiero llegar y que me chorree todo por las tangas para que el cabrón de mi marido sepa que cuando me mande a coger es que me van a coger de verdad.

 

 

Para ese momento ya había acabado yo tres veces, ella lo había hecho muchas veces más, esa noche se nos fue entre echar cuentos y cogernos. Fuimos cambiando de posiciones, hicimos el 69 y sentí como se chorreaba en mi boca, volvimos a coger vaginal y ella se montó sobre mí y me hizo acabar dentro de ella con una divina maraca. Nunca terminamos de dormir corrido, a eso de las 8am yo tenía que regresar a mi casa y a ella la esperaba el marido. Decidimos dar por terminada la salida.

 

 

  • Vamos a irnos que mi marido me espera, aunque me provoca hacer que espere hasta el mediodía.

 

 

  • Yo no puedo quedarme hasta esa hora, tengo un compromiso de trabajo y no puedo posponerlo.

 

 

Comenzamos a recoger las cosas, ella volvió a vestirse con su cuerpo sudado, lleno de sexo, de semen por todos sus agujeros. La visión de verla vestida nuevamente como si nada fuese ocurrido pero saber que había sido una noche en que cogimos más de siete veces, que yo me fuí con cinco orgasmos y ella con un buen puñado volvió a hacer que me excitase.

Cuando estábamos por salir nos dimos un supuesto beso de despedida y mi pene erecto se recostó en su vientre, ella lo sintio y me dijo.

 

 

  • ¿Es que no piensas parar nunca?

 

 

  • No, démosle un regalo final a tu marido.

 

 

La volteé y apoye sobre la mesa que tenía la habitación, levanté su vestido, hice a un lado su tanga y estaba ya lubricada por todo el semen que había dentro de ella. Así en esa postura comencé a follarla en plan “Aquí te pillo, aquí te mato” nos cogimos con fuerza, nuevamente los gemidos de los dos se hicieron presente y ya quería simplemente acabar y dejarla ir, así que me concentré en acabar con ella. No pasó mucho para que ella anunciara su orgasmo.

 

 

  • Me vengo, acaba ya por favor…

 

 

  • Sí, voltéate y ponte de pie que quiero acabarte.

 

 

Quedó de frente a mi con las señales del orgasmo y le dije,

 

 

  • Levanta el vestido

 

 

Quería terminar de acabar justo entre su tanga y sus labios, que se fuese con la vulva húmeda y mojada hasta llegar a casa. Agarré su tanga la baje lo justo para que mi guevo apuntase a donde quería llegarle y con unas cuantas sacudidas volví a sentir mi leche saliendo.

La verdad es que ya el pene me ardía y ese orgasmo fue más el morbo de imaginarla llegar a casa que el propio placer que me causó.

 

 

  • Listo, ya podemos irnos, has estado magnífica, me ha encantado compartir contigo.

 

 

  • Igualmente cariño, la pase genial.

 

 

Salimos, nos montamos en la camioneta, le regalé la crema corporal y un par de chocolates que habían quedado. Durante el camino fuimos hablando de lo rico que había sido la noche y ella comenzó a decirme.

 

 

  • Estaba nerviosa porque mi esposo me escribía mucho para saber como estaba pasando todo.

 

 

  • Es algo normal, creo que yo también tendría muchas ansias de conocer lo que estaba ocurriendo.

 

 

  • Sí, también tienes razón, menos mal que me ha encantado.

 

 

Estábamos a punto de llegar al lugar donde me había pedido que la dejase

 

 

  • Me gustaría volver a verte pero esta vez sin que mi marido sepa nada, no quiero presiones de ningún tipo.

 

 

  • Me ha encantado hacerlo contigo, pero me hiciste prometerte algo antes de que todo ocurriese. Una sola vez y ya...

 

 

Ella se sonrió y me dijo,

 

 

  • Voy a terminar de ser víctima de mis propios deseos.

 

 

Nos dimos un último beso y ella bajó de la camioneta. Yo por mi parte estuve conduciendo como una hora de vuelta a mi casa con el recuerdo de esa noche tan intensamente sexual.

Esa fue la última vez que nos vimos, a pesar que nos escribimos en algunas oportunidades, el hecho de vivir tan distantes nos imposibilito el volvernos a ver.

Nuevamente gracias a los que han leído los relatos, Valentina está preparando el suyo para que juntos comencemos a contar las historias vividas en el swinger. Pueden escribir al correo o al twitter @los_acures que es la red social donde más actividad tenemos.