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Mi amigo Javi y yo (2)

en Gays

Recordando un poco lo de la primera vez, diré que Javi es mi mejor amigo y que lo conocí cuando ambos estudiábamos fuera de nuestra ciudad la carrera de veterinaria. Para saber el resto, deberéis leer el primer relato.

Actualmente ya hemos terminado la carrera de veterinaria y Javi y yo hemos vuelto a vivir en nuestra ciudad y, aunque ahora no vivimos juntos, nos seguimos viendo muy a menudo. Como ya dije en el anterior relato, entre él y yo hay una complicidad especial que hasta los demás notan, ya que somos prácticamente iguales en forma de ser y existe entre nosotros una serie de “casualidades” que son cuanto menos, curiosas. Incluso otro amigo mío, me ha llegado a decir que a veces, Javi y yo parecemos pareja pero yo siempre lo niego rotundamente, aunque en el fondo pienso: “Ojalá lo fuera” porque ya sabéis que estoy enamorado de él. En cuanto a Javi, no creía que pensara lo mismo, al menos hasta ese momento.

Ha pasado un tiempo desde que lo hicimos por primera vez y Javi parecía que lo había olvidado o que lo recordaba solo como una anécdota aunque para mí hubiera sido más que eso. Todo continuaba igual que antes entre nosotros hasta que un día, hace ya unas semanas Javi me dio una sorpresa aunque no fue agradable, me dijo que estaba pensando irse a trabajar a Estados Unidos ya que en España y mucho menos en nuestra ciudad, encontraba las condiciones de trabajo que él deseaba tener y al parecer en Estados Unidos, tenía más posibilidades de conseguirlo.

Yo me puse a temblar con solo pensar que se podía alejar de mí el chico que más quiero, pero a la vez recordé esa frase que dice “Si amas a alguien, debes buscar su felicidad, aunque no sea junto a tí” y, aunque odio admitirlo, creo que tiene razón. De todas formas, aunque fuera su ilusión, yo con prudencia para no desanimarlo, le aconsejé que se lo pensara bien, pero él estaba entusiasmado y no me hizo mucho caso.

Javi siguió adelante y compró el billete del avión. Yo me ofrecí a llevarlo​ al aeropuerto el día del viaje, así que cuando llegó la tarde del día antes, me fui a su casa para pasar la noche allí, ya que el avión salía muy temprano. En su casa estábamos solos, cenamos y luego vimos un rato la televisión. Yo me tenía que morder la lengua para no pedirle que no se fuera.

De repente, mientras veíamos la tele, me acordé de nuevo de lo que había pasado entre nosotros, entonces pensé en arriesgarme e intentar que volviera a pasar aquella noche ya que iba a pasar mucho tiempo antes de que volviéramos a vernos, así que lentamente, intentando que no se diera cuenta, empecé a acercar la mano a su pierna, el corazón me empezó a latir fuertemente por la tensión del momento porque no olvidaba que Javi, se consideraba hetero.

Cuando por fin llegué a poner la mano en su pierna, él se puso nervioso y se levantó rápidamente diciendo:

  • Ya es tarde y mañana hay que levantarse muy temprano. Buenas noches.

Yo le respondí un poco decepcionado por no haberlo conseguido:

  • Buenas noches.

Así nos fuimos a dormir cada uno en un cuarto distinto, yo no dormí nada. Cuando sonó el despertador era aún de madrugada, nos preparamos y al final se nos hizo un poco tarde. Fuimos rápidamente al aeropuerto y una vez allí, antes de pasar el control de seguridad Javi y yo nos miramos y yo le dije:

  • Te voy a echar mucho de menos.

Él me dió un fuerte abrazo, yo se lo devolví y casi se me saltan las lágrimas porque no era eso lo que yo quería decirle, yo quería decirle que no se fuera y que seguía enamorado de él, pero no podía. Después Javi me sonrió y me dijo:

  • Yo también te voy a echar mucho de menos.

Luego me quedé mirando cómo se iba hacia la fila del control de seguridad, ese día había mucha gente. Antes de que Javi pasara el control y lo perdiera de vista, tuve que ir a unos servicios cercanos. Estando aún en el baño, entró alguien. Entonces escuché la voz de Javi diciendo:

  • ¿Álvaro?

Ya podéis imaginar la sorpresa que me llevé, salí inmediatamente y dije:

  • Estoy aquí.

Él se acercó, me empujó de nuevo hacia dentro del cubículo y entró conmigo, cerró de nuevo la puerta y se desabrochó los pantalones rápidamente, él estaba temblando y yo también empecé a temblar, no me creía que fuera a pasar otra vez, mucho menos después de haberlo intentado yo la noche antes y no haberlo conseguido y después de tanto tiempo desde la primera vez.

A continuación se sacó la polla, por supuesto que no hizo falta nada más para que yo me agachara y me la metiera en la boca entera y de golpe, luego se la empecé a chupar rápidamente, con desesperación y muchas ganas, él se apoyó contra la pared y se dejó hacer lo que yo quisiera. Intentábamos no hacer mucho ruido por si entraba alguien más al baño, pero aun así, seguramente que los que entraron se darían cuenta de lo que estaba pasando allí.

Con una mano le masajeaba los huevos mientras le chorreaba mi saliva. Mientras tanto, él me miraba y se mordía los labios. Se la chupaba de lado, me la tragaba hasta el fondo, se la mordisqueaba y le hice todo lo que se me ocurrió con la lengua. Una de las veces que me la tragué hasta el fondo, atragantándome a mi mismo, puse mis manos en su culo, lo empujé hacia mí y no dejé que me la sacara hasta que me estaba ahogando. Fue una mamada salvaje, nunca lo había hecho con tanta intensidad. Un poco después Javi me dijo en voz baja:

  • Me corro tío.

Pero yo no estaba dispuesto a desaprovechar esa leche y cuando se iba a correr, lo volví a agarrar por el culo y no lo solté hasta que se corrió dentro de mi boca, él dió un pequeño gemido y empezó a lanzar varios chorros de su leche en mi boca. Era la primera vez que dejaba que se me corrieran en la boca y no me arrepentí de haberlo hecho. Como no me desagradó el sabor, me la tragué. En cuanto a Javi, no se si le habrían hecho esto anteriormente pero por como me miró, creo que lo sorprendí y además le gustó.

Después de unos segundos recuperándonos, Javi miró el reloj y dijo:

  • Joder, que no llego.

Faltaban cinco minutos para que saliera el avión y se nos había olvidado por completo, así que rápidamente se abrochó los pantalones y salió corriendo de nuevo hacia el control de seguridad no sin antes despedirnos con otro abrazo, solo que ahora sí que le pude decir:

  • Te quiero.

Todo esto hizo que me sintiera un poco más feliz que antes al menos. Una vez lo perdí de vista, me fui a buscar el coche. Cuando llegué, justo antes de arrancar me llegó un mensaje de Whatsapp, lo miré y era Javi, me decía:

  • No he llegado. Esperame.

Lo que sentí en ese momento fue una mezcla entre alegría y tristeza, alegría porque no se iba pero también tristeza o malestar conmigo mismo porque yo sabía que su ilusión era irse y era egoísta por mi parte alegrarme de que hubiera perdido el avión. Aunque creo que él en el fondo tampoco quería irse.

Yo en vez de esperar en el coche, fui de nuevo hacia la terminal, nos encontramos a medio camino. Al juntarnos de nuevo no pude contenerme y lo besé en la boca allí mismo, delante de todo el mundo que pasaba. Normalmente soy mucho más discreto pero en ese momento no pude resistirme, de todas formas él tampoco pareció molestarse porque no hizo intención de apartarse de mí, la gente nos miraba y me hizo gracia ver sus distintas reacciones, algunos sonreían, otros se sorprendían y otros aceleraban al pasar por nuestro lado sin querer mirar. Cuando nos paramos de besar escuché que Javi dijo susurrando y como pensando en voz alta:

  • Todavía estás enamorado de mí.

Aunque lo sabía, al parecer pensaba o quería pensar que solo había sido algo pasajero y no lo había aceptado, hasta ese momento que por fin lo hizo.

A continuación, fuimos de nuevo al coche y lo llevé a mi casa. En el camino hablamos poco porque Javi parecía pensativo o preocupado. En mi casa no había nadie, nos sentamos en un sofá y estuvimos en silencio un momento, hasta que yo le puse una mano en un hombro y dije:

  • No te preocupes por el viaje, puedes ir más adelante.

Pero él me contestó:

  • No estaba pensando en eso.

Javi me miró y me sonrió y después de unos segundos, poco a poco ​se empezó a acercar a mí y me besó muy suavemente. Era la segunda vez que Javi me besaba pero esta vez fue muy distinto, la primera vez fue en su coche y a modo de prueba o por curiosidad, pero esta vez fue un beso de amor y apasionado pero delicado, fue maravilloso. Yo le puse suavemente una mano en la cara y le devolví el beso. Ese día Javi tenía un poquito de barba y me ponía a cien cuando me pinchaba al besarnos.

Javi me sonrió y me volvió a besar y luego yo de nuevo, no podía dejar de besarlo. Después lo empecé a acariciar espalda abajo, metí una mano por debajo de su camiseta y él se la quitó, luego me la quité yo.

Desde nuestra primera vez yo había empezado a ir también a un gimnasio para marcar un poco los músculos y ya se notan algo los resultados.

Un momento después me puse frente a él, me agaché y le desabroché y bajé los pantalones y calzoncillos de golpe hasta las rodillas, él me miraba sonriente dejándose hacer lo que yo quisiera.

Volví a chuparsela un poco solo para humedecersela. Javi se puso cómodo y se relajó, mientras, yo me levanté y sin decir nada fui a coger un preservativo. Creía que tenía uno en mi cuarto pero en ese momento no lo encontraba, empecé a pensar que quizá no pasará nada más si no aparecía ese condón.

Busqué por todos lados. Encontré un poco de lubricante pero ni rastro del preservativo. Javi viendo que tardaba, fue a mi cuarto y me preguntó:

  • ¿Ocurre algo?

  • Le contesté: No encuentro lo que estoy buscando.

Él, entendió a lo que me refería y también se puso a buscar, recorrimos la casa entera, pero nada.

Al final, ya me resigné a que no pasara nada pero Javi seguía buscando, por último, se le ocurrió mirar debajo de los cojines del sofá, yo me reí y dije:

  • No creo que encuentres nada ahí.

Pero al levantar el último cojín, apareció un condón debajo, nada más verlo, me volví a poner muy caliente. No sé cómo había llegado allí ni cuánto tiempo llevaría, pero eso era lo de menos.

Javi lo cogió, se acercó a mí y poniéndome una mano en la espalda, fuimos a mi cuarto de nuevo y me senté en el filo de la cama, Javi se quedó de pie frente a mí. Él se había subido de nuevo los pantalones, por lo que se los volvió a bajar, aunque, después de ese rato, había perdido la erección así que empezó a magrearse la polla para ponerse el preservativo pero yo le dije:

  • Déjame a mí.

Y empecé a chupársela de nuevo, enseguida se le volvió a poner dura. Él se puso las manos detrás de la cabeza y resoplando me dijo:

  • Joder. Qué bien lo haces tío.

  • Paré y le respondí: Es que está muy buena, me encanta chupartela.

Después, nos terminamos de desnudar mutuamente, lo besé en el pecho y me tumbé boca arriba en la cama, Javi se lubricó un poco la polla y se puso sobre mí, apoyó las manos a los lados de mi cabeza, encerrandome entre sus brazos y yo lo empecé a acariciar suavemente con un dedo, nos mirábamos sin decir nada, nerviosos y yo temblando hasta que le puse un dedo en los labios y se los acaricié. Luego le dije:

  • Te quiero.

Él me besó inmediatamente con pasión, cada vez que lo hacía se me erizaba toda la piel del cuerpo. Yo levanté las piernas y lo rodeé, lo abracé y Javi me empezó a penetrar muy poco a poco. Al notar como iba abriéndome yo arqueé la espalda y grité pero él me susurró al oído mientras me acariciaba:

  • Sshh. Tranquilo.

Me intenté relajar y Javi empezó a moverse suavemente con ese movimiento de cadera que me encanta. Puse las manos en su cintura mientras él me miraba fijamente a los ojos y me clavaba en la cama con su mirada. Me hipnotizaba con esos ojos color miel, yo solo podía darme a él. Luego me preguntó susurrando:

  • ¿Te gusta?

  • Yo le contesté en voz baja: Me encanta Javi.

A veces, cuando me penetraba más profundamente, lo hacía muy lentamente, cerraba los ojos, sonreía y se mordía los labios, lo que me demostraba que le gustaba y estaba disfrutando de mí, todo esto me hacía disfrutar más a mi también.

Poco a poco fue perdiendo su leve sonrisa y fue poniéndose más serio mientras me lo hacía cada vez con más fuerza, yo empecé a gemir. Me lo llegó a hacer con bastante fuerza y casi como con rabia. Me preguntaba:

  • ¿Vas bien?

  • Le respondía entre jadeos: Genial, no pares por favor.

Me encantaba ver cómo se preocupaba de mi. Me abracé a él fuertemente pero las manos me sudaban y su piel también empezaba a humedecerse por el sudor así que se me resbalaban las manos por lo que le terminé clavando las uñas en la espalda sin querer.

El olor de su perfume, el calor de su cuerpo, nuestras caricias y besos, sus jadeos, su mirada y por supuesto su polla, todo él era un conjunto que me volvía loco de placer.

Un rato después, se me empezaron a cansar las piernas de tenerlas hacia arriba y le pregunté a Javi:

  • ¿Te importa cambiar?

  • Me contestó: Claro que no.

Él salió de mi entonces, en ese momento sentí el culo bastante abierto y, aunque no quería que esto se acabará, me vino bien este pequeño descanso. Yo le dije:

  • Túmbate tú ahora.

Él enseguida lo hizo y yo me lubriqué un poco el culo, luego me puse sobre sus piernas mirando hacia él, sujeté en vertical su polla y me la volví a meter entera de golpe, Javi volvió a sonreír y a relajarse y se puso las manos detrás de la cabeza.

Yo puse las manos en su pecho y lo agarré fuertemente, entonces pude notar su corazón que latía aceleradamente, luego empecé a cabalgarlo lentamente pero metiendomela hasta el fondo y poco a poco fui haciéndolo más rápido, Javi también estaba disfrutando mucho, se notaba en su cara y por eso no le pregunté.

Cuando llevábamos un momento, y Javi se iba a correr, empezó a gemir más fuerte y dijo:

  • Álvaro…

Pero yo no pensaba parar ahora así que seguí para que se corriera estando aún dentro. Cuando se estaba corriendo, me cogió por los brazos y tiró de mí hacia él quedando yo tumbado sobre su pecho mientras él jadeaba echándome su aliento en el cuello y yo lo acariciaba. Dió un fuerte gemido no lo había escuchado gemir así hasta el momento.

Luego me separé de él otra vez, me empecé a pajear teniendo aún su polla dentro aunque ya más flácida y un momento después me corrí sobre mi propio pecho con una mano entrelazada fuertemente con la de él. Ese fue el mejor orgasmo que he tenido hasta el momento en mi vida.

Después de unos segundos de recuperación, me saqué su polla, me dejé caer a su lado en la cama y me limpie un poco. Él mismo se quitó el preservativo. Quedamos los dos tumbados mirando hacia arriba en silencio, solo se escuchaba nuestra respiración acelerada, hasta que Javi me preguntó:

  • ¿Estás bien?

  • Le contesté resoplando: Mejor que nunca.

Al momento, me reí y añadí:

  • Joder tío, menos mal que has encontrado ese condón.

  • Él se rió y me respondió: Te lo hubiera hecho igualmente, siempre que tú hubieras querido.

Su respuesta me dejó perplejo, ¡Javi me estaba diciendo que no le hubiera importado hacérmelo sin condón!, Yo no dije nada más pero pensé: “Si lo llego a saber no me preocupo tanto, ya lo sé para la próxima vez”, hubiera sido mi primera vez sin condon y, ¿con quien mejor que con él?, me puso muy caliente de nuevo imaginar cómo hubiera sido sentir como se derramaba su leche dentro de mí. Después nos miramos y Javi fue perdiendo su sonrisa, hasta que se puso las manos en la cara, resopló y dijo:

  • Joder tío.

Su reacción me extrañó y le pregunté:

  • ¿Qué pasa?

  • Me contestó: Tú ya lo sabes.

Hasta el momento, yo no sabía a qué se refería pero en ese instante empecé a darme cuenta y él me lo confirmó aunque le costó decirlo:

  • Yo… creo que me gustas Álvaro.

Me quedé petrificado al escuchar esto. Javi desde luego había estado mucho más entregado, relajado y romántico conmigo esta vez que la primera pero yo no había querido hacerme ilusiones por si acaso me equivocaba y por eso no me lo podía creer, pensé que era una especie de broma así que le dije:

  • ¿Lo dices enserio?

  • Me contestó sonriendo un poco y con voz suave: Claro que si.

Entonces lo besé inmediatamente y lo abracé, él hizo lo mismo y por primera vez me dijo:

  • Te quiero.

Después de un rato más de descanso, nos levantamos y nos duchamos. Pero era solo mediodía y aún no habían terminado las sorpresas, a continuación, preparamos algo para comer y mientras comíamos, Javi me preguntó:

  • Álvaro… Si al final me voy a Estados Unidos… ¿Te gustaría venir conmigo?

Me encantó que me lo preguntara, me sentí muy feliz y le contesté sin dudar:

  • Me encantaría.

Así que al final, pase lo que pase seguiremos juntos, quizá volveremos a vivir juntos y quién sabe si podremos llegar a ser algo más que amigos, ojalá que así sea, el tiempo lo dirá.

Al día siguiente Javi tuvo un detalle conmigo que tenía relación con esto que he relatado y es que, estando sentados en la terraza de un bar, de repente me dijo:

  • Tengo un regalo para tí. Cierra los ojos.

Yo me reí y pensé en qué podía ser pero no dije nada y los cerré. Al momento Javi me volvió a decir:

  • Ya puedes abrirlos.

Imaginad mi sorpresa cuando vi encima de la mesa una caja de preservativos. Dije sorprendido:

  • Joder.

Era lo último que hubiera imaginado y rápidamente la cogí y la guardé, esperando que nadie lo hubiera visto. Javi se empezó a reír y me dijo:

  • Para que no te vuelva a pasar lo de ayer.

Yo también me reí y me mordí los labios disimuladamente, lo cierto es que me encantó su regalo y pensé: “Ojalá los uses tú todos” y espero que él también me los comprara con la misma intención.

Espero que hayáis disfrutado leyendo mis dos relatos.

FIN.