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Aventuras sexuales en Bogotá (con fotos)

en Hetero: General

Después de mi aventuras con Karen en República Dominicana conocí un mundo nuevo de placer sexual.

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Debido a mi trabajo visito varios países, así que en mi siguiente viaje a Bogotá, Colombia, estaba más que dispuesto a disfrutar del sexo sin compromiso.

Sé que muchos piensan que las mujeres no son tan afines al sexo casual, pero déjenme decirles que están equivocados, solo es cuestión de saber buscar y encontrareís docenas de mujeres deseosas de sexo sin compromiso. Sin mucho gasto.

Esta vez me llevé a la cama a Melissa. Fue mía durante los dos meses que estuve en Bogotá. Desde el primer momento le dején claro que yo solo quería sexo ocasional y ella estuvo de acuerdo. Nos pusimos muy en onda y pasamos a disfrutar del sexo desde la primera cita.

Más que una cita fue una reunión de sexo. De frente al hotel, sin mayor demora. Unos minuto de charla para romer el hielo y luego a la cama. Ella besa riquísimo y hace unas mamadas espectaculares. Pareciera que no se hubiera comido una buena polla desde hace años.

Con Melissa no hay que irse con rodeos. Mientras la besaba le metía mano por todas partes. Y ella se excitaba más y más. Me gustaba meterle mano por debajo de la falda y tocar su conchita empapada.

Me empecé a frotar contra ella mientras la empujaba sobre la cama. Me acomodé para que mi entrepierna quede a la altura de su rostro y ahí extraje mi verga para que me la chupe. Lo hizo de manera concienzuda y por un buen rato. Casi hasta me provocó una eyaculación pero logré controlarme.

Me despojé de la ropa y me coloqué sobre ella para penetrarla. Luego de meterle un par de vergazos me vine profusamente.

Descansé unos minutos y luego ella me la chupó nuevamente para ponerla tiesa y colocarse luego sobre mí para cabalgarme. Ella gritaba y chillaba mientras se venía gracias a la dureza de mi verga.

Por los siguientes dos meses que permanecí en Bogotá, me la tiré casi a diario. Pasamos varios fines de semana juntos, encerrados de sol a sol, teniendo sexo sin pausa. Solo deteniéndonos para comer y dormir un rato.

Ella se acostumbró al sabor de mi semen y siempre me pedía más. Me dejó completamente sexo, tanto que después que nos despedimos no tuve ganas de sexo por casi dos semanas. Tanto así me dejó ella satisfecho.