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Mi follamigo portugués

en Gays

Era la tercera vez que me follaba esa misma noche y yo a no podía aguantarlo más. El tío parecía que nunca iba a saciarse de follar. Tenía el ojete más abierto que nunca y su polla entraba y salía como si nada. La verdad que para un activo como yo estaba teniendo bastante aguante, aunque no era la primera vez que me follaban el culo, tampoco estaba yo muy acostumbrado a llevar ese ritmo. Miguel, el maromo que me taladraba el culo, era un portugués afincado en España desde hacía muchos años. Cuerpo atlético para comérselo entero, rasgos faciales latinos y una personalidad muy característica, muy seguro de sí mismo. Coincidíamos en el gimnasio casi todos los días, suelo ir bastante pues me gusta mucho entrenar y las competiciones de crossfit. No fue hasta pasados unos meses que empezamos a hablar dado que un día me apareció en una aplicación de tíos para ligar. Las primeras veces que quedamos no llegamos a hacer mucho ya que los dos habíamos dejado claro que éramos activos, por lo que se quedó en unas pajas y poco más. Me gustaba mucho quedar con él ya que teníamos muchas cosas en común y por supuesto por que estaba muy bueno, demasiado bueno. Cuerpo bronceado y depilado con rasgos muy masculinos. Unos músculos que le hacían un cuerpo perfecto. De unos 24 o 25 años aquel portugués me volvía muy loco. Muchas pajas cayeron pensando en que me follaba ese culito o en que le comía esa polla monstruosa. Jamás pensé que acabaría cayendo en sus manos dejando que me empotrara contra la pared con esa polla descomunal que no dejaba de abrirme el culo como nunca antes me habían hecho. En una de esas quedadas en las que nos hacíamos pajas acabé comiéndole la polla. La primera vez había sido en una de las duchas del gimnasio. El día anterior me había enviado un whatsapp diciendo que me espararía en la última ducha a una hora determinada. Allá que fui sin pensarlo. La duchas tenían una puerta de cristal opaca por lo que no se veía lo que había en el interior, al llegar a la última di dos toques para avisar de que entraba y abrí la puerta. Miguel estaba ahí, desnudo de arriba a abajo mientras el agua le caía por todo el cuerpo. Me la puso durísima solo de verle, con esos hombros redondos y esos abdominales definidísimos que acababan en una pelvis marcada por una uve digna de pasarle la lengua, hasta llegar a un enorme rabo que colgaba sobre unos huevos enormes también dignos para llevárselos a la boca. Hizo hueco para que cupiéramos los dos, era bastante estrecho por lo que nuestros cuerpos debían rozarse sí o sí. Me deshice de la toalla que llevaba puesta para enseñarle lo contento que estaba mi rabo. Y sin más dilación comenzamos a besarnos jugando con nuestras lenguas. Me empujó hacia la puerta mientras movía sus caderas para que nuestras pollas se restregaran juntas, como si me estuviera follando. Con mis dos manos le agarraba del culo y lo manoseaba bien haciendo fuerza hacia mi que sentir más fuerte su pelvis sobre la mía. De la boca pasé a besarle el cuello y las orejas para más tarde bajar a sus pezones y mordisquearlos. Le pasaba la lengua por todo aquel pectoral de acero jugando también con mis manos. Hasta que hizo presión sobre mis hombros para que me pusiera de rodillas. Normalmente suelo llevar yo el ritmo de las cosas pero con ese tío no se que me pasaba que dejaba que hiciera conmigo lo que quisiera. No estaba acostumbrado a ser la perrita de nadie pero parecía que con este tío iba a ser así. No puse resistencia por lo que sin darme cuenta ya estaba en el suelo de rodillas comiendo rabo, y qué rabo. Comencé pasando la lengua por el glande lo que provocó un pequeño gemido de mi querido portugués. Continué así un rato, pasando la lengua por todo el tronco y por los huevos. Al ir a metérmela en la boca Miguel me lo impidió inesperadamente. Con una mano me cogía de la mandíbula para paralizar mi cabeza y con la otra se cogía la polla. Estando así la acercó a mi cara y comenzó a darme azotes sobre la mejilla con el rabo. Y me daba fuerte el cabrón. Yo ladeaba la cara para intentar suavizar el golpe pero él aumentaba la fuerza. 

- ¿quieres polla, verdad? - me decía mientras me daba otro golpe.

- Va tío deja que te la coma un rato - dije yo sorprendiéndome ya que nunca antes me había visto en la situación de tener que suplicar para poder comerme una polla.

Miguel me la ponía en la punta de la boca, yo la abría bien para que me la pudiera meter pero de repente se volvía hacia atrás y me daba otra pollazo en la cara el muy hijo de puta.

- joder no seas cabrón- le suplicaba yo mientras él se reía.

- te lo pasas bien, ¿no?. Va tío que nos van a pillar- Volví a insistir.

Hasta que al fin dejó que me la metiera en la boca pero bajo sus condiciones. Me tenía agarrado de la cabeza y me iba metiendo y sacando la polla a su antojo como si de una follada se tratara. Yo no pude más que abrir lo máximo posible mi boca e intentar respirar por la nariz porque aquel maromo ya tenía cogido su ritmo y hasta que no se corriera no iba a parar. Con mis manos hacía un poco de presión sobre su pelvis pero no servía de nada. Miguel estaba con los ojos cerrados y mirando hacia arriba para disfrutar al maximo del placer que le proporcionaba mi boca. Gemía y gemía así como se iba acercando al orgasmo. Era la primera que vez que me hacían sentir como un objeto sexual. Normalmente hubiera sido yo quien hubiera cogido a la otra persona y le hubiera dicho lo que tenía que hacer. Pero en aquel caso, casi sin darme cuenta, me estaban follando la boca con una fuerza descomunal y no podía hacer nada para evitarlo. Sentía incluso que me faltaba el aire. Ese cabrón no dejaba de meterme el rabo entero, un rabo de unos 20-21 centímetros como mínimo porque notaba cómo me rozaba la garganta. Sus gemidos eran más fuertes todavía, el sonido del agua cayendo amortizaba un poco el ruido que hacía. De repente noté como su polla se hinchó un poco, él dirigió su mirada a la mía y me sonrió con una cara de lujuria y de orgullo propio de tenerme ahí a su plena disposición. Me había convertido totalmente en su putita y ya me estaba imaginando lo que vendría a continuación. Sin dejar de follarme la boca me miró como asintiendo, como diciendo: "ya viene". Y, efectivamente, me llenó la boca de leche que iba saliendo fruto del orgasmo que le estaba provocando espasmos y gritos de placer. Embestía su polla dentro de mi boca por cada chorro de leche que sacaba. Conté unos seis o siete lefazos que tuve que tragarme. Me puse de nuevo en pie y nos morreamos un rato más, esta vez con sabor a polla y semen. Mientras tanto yo me pajeaba ya que necesitaba descargar lo cachondo que me había puesto toda esa situación a pesar de que nunca me esperaba convertirme en su perrita. El tío me apartó la mano y me continuó la paja mientras me lamía el cuello y las orejas. Llegué al orgasmo echando mi leche sobre su mano y por la pared de la ducha. Al acabar de eyacular estaba dispuesto a irme cuando vi que me agarraba la cabeza para no dejarme salir. Le miré extrañado hasta que vi que llevaba la mano con la que me había hecho la paja hacia mi boca. Todavía estaba llena de mi leche. Instintivamente abrí la boca para que me metiera los dedos uno a uno y así limpiarle la mano de mi semen. Sentí una especie de humillación pero que en parte disfrutaba, justo igual que cuando me había puesto de rodillas y no dejaba de darme pollazos en la cara. Tras lamerle toda la mano volvimos a besarnos y pudimos compartir un poco de lefa que todavía quedaba por mi boquita de perra.

- delicioso. Pero qué bien te portas zorrita- me dijo.

Y así transcurrió nuestro primer encuentro. En las siguientes semanas repetimos alguna que otra mamada en las duchas y poco más. Nos mensajeábamos e íbamos hablando y cogiéndonos confianza hasta que él empezó a insistir mucho en que me follaría. Yo no le decía que no pero tampoco me cerraba ninguna puerta.

- me encanta verte el culito tan redondito que tienes - me decía.

- mientras sea para mirar -

- es que lo tienes perfecto para relamerlo - insistía Miguel.

- uf no me provoques que sabes que no... -

- y para meterle un dedito, y dos... - 

Hasta que finalmente llegamos a quedar un día con la idea de que a lo mejor le dejaría follarme. Fue él quien me invitó a ir a su casa. Fue un domingo que estuvo todo el día lloviendo lo que propició que estuviéramos todo el día metidos en su casa sin dejar de guarrear. Como contaba al principio, el tío aprovechó bien la ocasión para dejarme bien abierto el culo. Aprovechamos todos los rincones de su casa para echar un polvo: sobre la encimera de la cocina (ahí me penetraba por detrás mientras yo estaba apoyado sobre la encimera), en el sofá tumbados, de pie en el recibidor, en su cama me puso a cuatro patas. Fue todo un dia de sexo, lujuria y pasión. Evidentemente íbamos descansando entre polvo y polvo ya que comí ahí y también estuvimos de cervezas. 

El polvo que echamos en su cama fue brutal. Ahí me puso a cuatro y me clavaba la polla todo lo que podía el muy cabrón. De la fuerza que hacía acabamos los dos tumbados y él sobre mi sin dejar de follarme. Yo estaba con la rodillas bien abiertas para facilitarle la entrada de su rabo. Con mi cara hundida en la almohada no podía evitar gritar del dolor/placer que me provocaba la casi violación de aquel tío. Sin ningún tipo de compasión me taladraba el culo a toda hostia. Pero lo mejor de todo fue que, inesperadamente, ese cabrón portugués comenzó a correrse dentro de mi culo sin condón. A mi me pudo la excitación del momento y aprovechando el roce de mi polla con la cama, también me dejé llevar por una maravillosa corrida mientras el tío que me estaba violando no dejaba de taladrar, a la par que llenarme el culo de leche. Se quedó tumbado sobre mi, notaba todo su pectoral sudado en mi espalda. Me besaba las orejas y el cuello.

- joder no me esperaba que tuvieras tanto aguante - me decía mientras no dejaba de besarme.

- porque me pones muy cachondo, porque sabes que no le dejo a cualquiera - 

-y porque eres una putita muy buena - añadió.

- y porque me encanta tu polla mamonazo - 

-¿quieres más polla? todavía tengo - dijo entre risas.

- es difícil cansarse, ha valido la pena cederte mi culo -

- era una culo muy desaprovechado -

- hoy le has dado todo el uso que en todos estos años no le he dado jeje - 

- ¿te ha gustado que te preñe el culo? -

- joder ha sido brutal, todavía noto tu leche dentro de mi -

- voy a ver si puedo recuperar algo para tu boquita -

Y acto seguido llevó su dedo índice a mi agujero y lo introdujo directamente lo más hondo que pudo. Tras hurgar un rato lo saco con un poco de su seman y me lo metió en la boca.

- toma perrita, todo para ti porque te has portado muy bien -

Y yo por supuesto le lamí todo el dedo para saborear bien la leche de su corrida. Así lo hizo tres o cuatro veces más, sacándola de un sitio para meterla en otro. Y yo en un mar de placer de tener el de poder lamer ese dedo lleno de leche que iba de mi culo a mi boca.