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Noches de adolescencia

en Sexo con maduros

En mi adolescencia, mis padres viajaban muchísimo. Yo mucho de ese tiempo lo dedicaba a leer, mirar la tele y supongo que de allí viene un poco mi cabecita loca.

Recuerdo con alegría y morbo mis noches en casa de mi tía. Allí como bien digo crecí en mis momentos más locos, cuando la cabeza más altibajos da y con una tía un poco colgada, pero muy muy divertida a la que quiero muchísimo.

Y me apetece explicaros algo:

Recuerdo estar en mi “habitación”, ya que era algo provisional en casa de mi tía. Con un libro en el que explicaba las relaciones  sexuales un poco más explicitas. Recuerdo como mi cabeza recreaba cada palabra que leía. Como cerraba los ojos y me veía inmersa en esos parágrafos que mi mente recreaba.

Por las noches me levantaba con el corazón a mil, una humedad entre mis piernas, como si me hubiese meado encima. Algo que me asustó un poco al principio, hasta que después de meter la mano entre mis piernas y acariciar mi clítoris sabía que era por mi excitación.

Eso no pasaba cada noche, la verdad que no recuerdo casi nunca mis sueños, pero cuando ocurría era por una buena razón. Una de esas noches, al levantarme sobresaltada, algo seguía en mi cabeza, unos gemidos, unos golpes que me hacían recordar el reciente sueño. Fui a llevar mi mano a mi clítoris para relajarme, cuando la voz de mi tía me acabó de despertar.

-No, no pares! Ahora no JODER!

Golpes en la misma pared donde yo tenía la cabeza en mi almohada. Corte mi respiración y me puse atentamente a escuchar. Efectivamente era mi tía siendo embestida por alguien. Rápidamente me levanté y pegué mi cabeza a la pared. Se escuchaba a la perfección, como empujaba cada vez, los roces de los cuerpos, la respiración, los comentarios…TODO! Así que no dudé en acomodarme y meter mi mano debajo del pijama para seguir con mi ya recurrente orgasmo nocturno.

Todo esto no me parecía raro, mi tía era una mujer bastante atractiva y soltera. O sea que podía hacer lo que quisiese.

La siguiente noche allí estaba yo, sin dormir, preparada para escuchar los gemidos de mi tía. Y no faltó a su cita. Fue una semana de mucho sexo en esa casa a las afueras de la ciudad.

Había días que después del sexo, mi tía se quedaba sola. Vamos que el chico se iba. Otras en cambio no. El chico se quedaba y supongo que madrugaría, pq nunca le vi la cara.

Cuando llegó el fin de semana. Yo me quedé sola en casa. Mi tía me comentó que saldría a cenar y que pronto estaría en casa. Y así fue, pero no vino en sus mejores condiciones. Sería sobre las 2 de la madrugada cuando escuché como llegaban haciendo un poco más de ruido de lo normal. Asomé mi cabeza y el chico que le acompañaba, me dijo:

-va un poco pedo. No te preocupes. Tú debes de ser su sobrina?

-Si. Dije asomando un poquito la cabeza.

Me fui rápido a la cama, pq pensaba que esa noche sería otra de sexo. Pero no! El chico estaba todo el rato, cuidando de mi tía. Entraba y salía de la habitación…yo…cerré los ojos e intenté correrme para ir a dormir, ya que era tarde. Me quedé frita, con la mano metida entre mis piernas.

Perdona…perdona…abrí los ojos y allí me encontré a ese hombre intentando despertarme.

-SI? Si..? Que quieres. Saqué la mano de dentro de mi pijama. Con una vergüenza absoluta…

-Que necesito algo para fregar y no sé dónde está.

-En la cocina al lado de la nevera. Cerré los ojos de nuevo…pero por dentro me moría de vergüenza. DIOOOOOS,  me ha pillado con la mano metida en mi pantalón…noté mientras me acurrucaba que mi entre pierna seguía mojada. Así que mi instinto depredador hizo que dejara la puerta un poco entre abierta y empecé a tocarme.

Al poco rato, escuché como subía al piso de arriba, cerré los ojos y seguí tocándome.

Conté hasta 10 y abrí los ojos, fijándome en el trozo de puerta abierto que había dejado. SIIIIIIIIIIIi toma, allí estaba el hombre mirando entre la puerta medio abierta. Le miré  y sonreí. El hombre tranquilamente desapareció.

QUE? Me quitó las ganas de todo, así que me metí en la cama de nuevo. Pero no me dio tiempo a quitarme de la cabeza esa decepción que escuché como la puerta de mi habitación se abría. Abrí mis ojos como platos y una sonrisa apareció en mi cara.

 

-EEhh!! Estas despierta?

Me giré son una sonrisa, no pude quitarla de mi cara.

-Claro!

-Ah, es que he visto que necesitabas ayuda.

-Yo? Bueno, si…

Con una rodilla en mi cama, una de sus manos se acercó a mí. Su dedo índice acariciaba el contorno que mi teta dejaba verse entre la camiseta. Mi cuerpo reaccionó al instante y mis pezones se endurecieron, abriendo la puerta a que sus dedos fueran hasta mi pezón. Yo también fui manos a la obra y agarré su polla por encima del pantalón. Entonces cuando vio que yo también quería marcha, dejo de tocarme para sacarse la polla el mismo. Estaba entre dura y flácida, pero yo no dude en lanzarme a ella. La agarré por la base y me la metí en la boca. Empezando a comérsela con un poco de ansiedad. Era grandecita, no estaba nada mal. Mi saliva empezó a impregnarse en su carne, cada vez estaba más dura y mi excitación aumentaba. Al poco de empezar, me agarro de la mano que sujetaba su polla y me hizo levantar. Nos quedamos los dos de pie,  me sujetaba las manos, su polla revoloteaba entre mis piernas y su cabeza se acercó a la mía para morrearme con mucha intensidad. Me hizo una pequeña herida en el labio con el diente, pero el beso fue estratosférico. Duró varios segundos, su saliva mi saliva. Después de esos segundos su boca fue a parar a mi cuello que empezó a devorarlo y besuquearlo. Mientras hacía eso, me bajó el pantalón de pijama y empezó a magrearme el coño. Yo agarré su polla que apuntaba para arriba de lo dura que estaba. Al poner la mano en mi coño noté lo cachonda que estaba. Me noté empapada.

 

-JODER! Como estas!!

 

Solo decir esas palabras, cogió su polla haciéndome sacar mi mano. Busco el agujero y…CHACA!!! Noté como su polla se metía lentamente en mi coño muy húmedo. Pero parecía no tener fin, me sentía que me iban agujereando…dios!!!!

Su pelvis se movía muy bien, haciendo entrar y salir su polla de mi coño.  Su boca muy cerca de la mía, sentía su aliento caliente, sus gemiditos. Me miró a los ojos y sonrió mientras yo tenía la boca abierta sin poder dejar de hacer gemidos. La metió hasta el fondo y me tapó la boca pq mis gemidos iban en aumento.

 

Él era más alto que yo  y esa postura le hacía estar un poco incómodo, a mí me fascinaba, ya q sentía como su polla rozaba todas las paredes de mi húmedo coño. Me agarró del culo y me cogió en brazos, mientras que yo le rodeaba con los  míos en su cuello. Hacíamos movimientos un pelo descoordinados, pero los dos jadeábamos como si fuese el mejor polvo de nuestra vida. Sin soltarme me llevó a la cama y me tiró en ella. Se echó encima y volvió a la carga.  Me besaba para calmar mis gemidos, que no eran tímidos precisamente. Estuvo follándome un buen rato, nunca había visto a un tío con tanta energía en esa posición. Aprovechaba la cama para darse impulso y su cuerpo chocaba contra el mío. Entonces paró y se estiró haciendo que me pusiera encima de él. No tardé en rodearlo con mis piernas y encarar su polla en la entrada de mi coño. Empecé a mover mis caderas, pero no me dejó. Volvió a tomar las riendas, me penetraba muy deprisa, un ritmo que nos hizo sudar. Sus huevos golpeaban mi culo, lo podía notar. Estuvimos un buen rato así también. Una de mis manos acariciaba mi clítoris, pq la penetración era tan rápida que a veces tampoco sentía mucho. No sabía hasta cuando aguantaría este macho, pero quería correrme en ese súper polvo. Entonces se detuvo…haciendo un movimiento de su pelvis lento…y me agarró del cuello para acercarme a su boca y besarme. Pero se dio media vuelta y agarrándome de las piernas me llevó hasta el borde de la cama. Él estaba de pie, yo totalmente abierta. Se flexionó y apuntó con su polla en mi coño. Se acabó de estirar en la cama y volvió a bombear su polla contra mi coño. Pero ahora era diferente, los movimientos era más cortos. Apoyo una pierna en la cama, sacó la polla de mi coño. Mientras se pajeaba para correrse encima de mi cuerpo, mis dedos no paraban de frotar mi coño. Y mientras el manchaba todo mi cuerpo de semen yo convulsionaba con mi orgasmo. Mantuvimos esa posición final unos segundos largos. Pero él se estiró a mi lado y estuvimos conociéndonos un rato. Entre besos y sonrisas.