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Abstracción

en Lésbicos

5. Destino

Sophia tenía muchas virtudes, la facilidad para la palabra, bailaba mejor que bien, tocaba el bajo un poco de batería y la guitarra, hablaba tres idiomas, entre otras muchas habilidades, pero la puntualidad nunca había sido su virtud. 

Entró al restaurante con veinte minutos de retraso, con un paso seguro en sus stilettos de doce centímetros color crema con punta abierta que dejaba ver unos bonitos dedos con pedicura, llevaba un vestido color guinda sin mangas y con escote en v que acentuaba sus senos cabello suelto y con sus ondas naturales.

Ya la esperaban los tres accionistas mayoritarios de la Bodega Murviedro, se disculpó por la espera y ordenaron un desayuno ligero mientras discutían las últimas cláusulas del contrato

-       Verá licenciado Vázquez mantendrán los beneficios de esta sociedad así como los beneficios de clientes mayoristas

-       como lo dice lo pinta muy bien señorita Martell pero vos no podéis asegurar el éxito de esta inversión

-       Claro cada negocio tiene sus riesgos licenciado peor como probó ayer estamos hablando de un producto de primerísima calidad, además que ustedes se llevarán la mayor parte de las ganancias de la venta

-       Si confía tanto como dice en su producto, deberíamos de extender la sociedad por tres años en vez de uno

-       confío en mi producto y el plazo es solo para seguridad de las dos partes en caso de que no nos vaya bien en las ventas podrán retirar la sociedad sin ningún impedimento de contrato, por otro lado y puedo asegurarle que será así, cuando sea un éxito nosotros podremos aspirar a que nuestras ganancias no sean solo utilitarias- Sophia hablaba con gran convicción, mirando siempre a los ojos a sus futuros socios, hechizando con ese verde oscuro - Además, quedará establecido que a partir de ahora ustedes tendrán completamente la exclusividad no solo de los dos tequilas que pondremos en el mercado ahora, si no de todo nuestro catálogo, no podremos importar a España si no es a través de ustedes en este año ni en las próximas renovaciones

-       Ahora entiendo por qué ese gilipollas de Gonzalo la envio - dijo otro de los inversionistas riendo - No tengo duda de que vos sos su as bajo la manga, entonces señorita Martell si tiene a la mano el contrato - dijo divertido y extendió su mano sobre la mesa para coger la carpeta que Sophia le alcanzaba- empecemos con esta sociedad- los tres firmaron sobre las líneas ella Daniel y su papá las habían firmado desde antes, al terminar aligeraron la charla  preguntándole cosas sobre su ciudad, las costumbres, la comida, y en general diciendo las percepciones exageradas y caricaturizadas que tienen los extranjeros acerca de otro país, Sophia noto especial interés en ella por parte de Javier Velázquez el director general y accionista mayoritario de Murviedro

-       Y Sophia, ya te puedo tutear no? - no espero a que ella contestara- has paseado por la ciudad? Si vos queres …- no dejó que terminara y lo interrumpió

-       Oh! Lo lamento pero debo volver de inmediato, tengo varios asuntos pendientes en México - dijo sonriendo y tratando de escucharse amigable

-       Es una verdadera lástima yo…. - en ese momento Sophia volteó hacia enfrente y de repente dejó de escuchar lo que le decían, toda su mente se concentró en la chica que caminaba unos metros frente a ella - ¿podría ser?- sin duda lo era

-       si me disculpa un momento- dijo casi en un susurró poniéndose de pie lentamente y caminando hacia ella, sin pensar mucho las cosas logró alcanzarla y antes de razonar si era lo correcto la tomó de la mano - ¿quién es el? - hasta ese momento reparó que no estaba sola, Helena iba abrazada de un hombre, cuando ella se giró sus ojos se abrieron sorprendidos, Sophia se sentía insegura esos segundos - ¿porque fuiste tan impulsiva? ¿Porque no la llamaste antes de agarrar su mano?, Qué incómodo-  Helena casi al instante cambio su expresión por una amplia sonrisa en los ojos y sus labios le dio un Hola que hizo que Sophia volviera a respirar

-       Perdón, debí tomarte por sorpresa, no quise asustarte solo... - se percató que aún sostenía su mano, la soltó rápido, aunque no en un movimiento brusco pero sí muy evidente-  lo siento- dijo avergonzada y con el rostro caliente  -Sophia que te pasa? - estaba pensando a toda velocidad pero no salía nada de su boca y a ella no le pasaba lo que a la mayoría de las personas, ella no se decía después de tiempo “le hubiera dicho…” realmente no sé cuánto se quedaron así si fueron segundos o minutos pero de repente se escuchó un carraspeo, volteó a ver al que lo provocaba, un hombre alto y bien parecido

-       ¡Hola! Debes de ser Sophia, que agradable coincidencia, tenía curiosidad de ponerle rostro al nombre, y vaya que Helena no sé quedó corta en nada, ella y yo hablábamos junto ahora de ti oh¡ pero que descuidado, disculpa, la impresión del momento, soy Gabriel Herrera- extendió su mano y la estrecharon- es un gusto conocerte - una luz en su saco parpadeo seguida de un tono genérico de llamada Gabriel sacó su iPhone del bolsillo y mirando la pantalla les dijo - vaya tengo que tomar esta llamada, si me disculpan un momento-  llevándose el celular a la oreja camino hacia la salida, Sophia solo pensaba en él " estábamos hablando de ti" -¿Helena hablaba de mí?-

-       Sophia, me alegra mucho encontrarte aquí- dijo Helena visiblemente nerviosa ya con las mejillas y la nariz coloreadas de un tenue rojo, pero se notaba que se esforzaba por disimular, esto a Sophia le causó ternura y se relajó no era la única nerviosa ahí

-       le contaba a Gabriel que había tenido una charla muy interesante contigo en el avión, no fue así tan raro como él lo dijo - Sophia le sonrió ampliamente, por una razón que no entendía se sentía muy feliz

-       Está bien yo de echo pensaba ayer que deberíamos quedar otro día cuando volviéramos pero olvide darte mi número- Sophia noto que Helena sostenía el celular en la mano, tal vez seguía tomando decisiones apresuradas,  en un impulso que no pensó demasiado lo tomo y para su sorpresa no tenía patrón de bloqueo ni desbloqueo con huella digital simplemente pudo acceder con el botón de encendido, tecleo rápidamente su número y lo registró como Sophia Martell, ya que tenía la oportunidad de nuevo no la dejaría escapar

-       Mira es mi número por favor envíame un mensaje cuando vuelvas - Gabriel ya entraba por la puerta - ahora tengo que irme, sigo con los inversionistas - Helena noto un poco de fastidio en su tono y en su cara

-       ¿Cómo te está yendo con eso?  - pregunto, no quería que se fuera aún

-       Salió todo como esperaba - dijo guiñándole un ojo -ya te contaré todo, ahora de verdad tengo que irme, no te olvides de llamar - le dijo sonriendo y viéndola a los ojos, esos bonitos ojos ocultos

-       No lo olvidaré, lo prometo - Helena estiró su mano en forma de despedida, Sophia la tomó y se inclinó para besar su mejilla en sus stilettos le sacaba siete centímetros, Helena pudo oler su perfume ahora más definido, su cabello tenía un aroma a frutas igual que su piel y ahí estaba un ligero aroma a cigarrillo también, cuando escucho el sonido de beso cerca de su oído su corazón le dio un vuelco y comenzó a latir más deprisa

-       Nos vemos pronto entonces- Sophia regreso a su mesa con una gran sonrisa

-       ¡Realmente está WOW!, Ahora entiendo tu cara de tristeza - dijo Gabriel riendo mientras veía hacia el frente, el tráfico estaba algo lento de regreso al hotel - Helena no respondió nada, ¿qué probabilidad hay de que dos personas se encuentren? ¿Existe el destino? Pocas veces había hecho esa pregunta, ¿Las personas están destinadas a conocerse? Es difícil creer que solo es coincidencia sabiendo que somos millones en el mundo, pero Helena pensaba que todos éramos casualidades prescindibles del universo, pero cuando veía a Sophia no podía creer que solo fueran una coincidencia y si lo era tenía que ser una perfecta entre miles de millones de posibilidades, no tenía claras muchas cosas, pero lo que sí comprendía era que Sophia le gustaba, más de lo que quería, cómo hace mucho no le gustaba alguien.

Tenía toda la tarde libre y no sabía qué hacer con ella bueno sólo eran 5 horas para que Gabriel regresará por ella para llevarla al aeropuerto, lo que más quería era visitar el museo del Prado que estaba muy cerca, pero al ser un día concurrido y tener un recorrido estimado de dos horas dudaba mucho que lograra entrar, era una lástima, no sabía si tendría la oportunidad de poder visitarlo y algunas de sus obras favoritas se exhiben ahí.

Termino de guardar sus cosas en la maleta puso a la mano su pasaporte ya tenía todo listo solo quedaba esperar, agarró su teléfono, ¿Sería muy precipitado si le escribía a Sophia? Después de todo ella le dio su número quería decir que esperaba que le escribiera ¿no? ¿Pero qué tal si aún sigue con los inversionistas? Será mejor escribirle después cuando esté de regreso, ella para la noche de mañana debe de estar haya también, dejó su teléfono de lado encendió el televisor para perder el tiempo, no había nada que le gustará mucho además que le estresaba un poco el acento español, al final terminó dejando el canal en una película que comenzaba, fue una grata sorpresa "animales nocturnos" se llamaba, le removió muchas cosas dentro además que la fotografía le pareció excepcional. Antes de lo esperado las horas pasaron y Gabriel llegó puntual como siempre, la llevo al aeropuerto sin contratiempos espero junto a ella las tres horas que tardó en salir su vuelo, preguntó un centenar de veces si ya le había escrito a Sophia ella salía por la tangente, al final acabó confesando que aún no le escribía que esperaría hasta mañana que ella hubiera regresado para no distraerla de su trabajo en España, anunciaron la salida de su vuelo se despidieron con un beso en la mejilla él prometió enviarle por correo los balances del mes.

Helena abordó el avión, a diferencia de su vuelo pasado no iba acompañada de una hermosa chica de cabello castaño rojizo, iba con un señor de unos cuarenta y tantos años con indicios de calvicie y piel sudorosa tanto que constantemente se limpiaba la frente y el cuello con un pañuelo, Helena suspiro sería ya demasiado pedirle al universo regresar con ella, por suerte no olvidó en esta ocasión cargar su móvil al 100% al pensar esto de repente sintió como un vacío  en su estómago se formaba, provocado por liberación repentina de adrenalina, apresuradamente busco en su bolso su teléfono, - no no no, no puede ser - no pudo encontrarlo, lo busco en los bolsillos de su pantalón y en los de su sudadera y nada, de nuevo en su bolsa, su acompañante la veía extrañado de reojo por todos los movimientos desesperados que hacía, - Mierda lo olvidé en el hotel- con su mano izquierda en la frente presiono sus sienes un poco con su dedo medio y pulgar, tenía tantas cosas importantes en ese teléfono, ideas que se le iban ocurriendo para pintar, muchas fotos y también el número de Sophia, ¿ahora cómo se supone que le llamaría? Se sintió afligida y tonta por lo inmaduro de su berrinche, lo único que pudo hacer fue tomar dos pastillas para dormir, poca esperanza tenía ya de encontrarlo pasarían muchas horas antes de poder comunicarse con Gabriel para que preguntara en el hotel.