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En un club de intercambio (2ª parte)

en Grandes Relatos

Continúo mi historia por dónde la dejé.

Después de haber estallado en placer Antón y yo y nos dimos cuenta de que habían entrado Bea y Juanma nos sentamos con ellos y pidieron una botella de champán. Bea estaba acurrucada en Juanma en el sofá y enfrente estábamos nosotros sentados en el diván, Antón sirvió las cuatro copas y nos invitó a brindar por nuestra experiencia y confiaba en que después del estreno nos hubiese gustado nuestra experiencia y repitiésemos en cuanto quisiéramos. Nos bebimos las copas de un trago y volvió a llenarlas y volvió a sentarse a mi lado. Bea comentó lo bien que lo había pasado y estaba sorprendida a la vez que contenta de ver que nos habíamos entregado sin miedo ni tabúes, también me dio las gracias porque la dejase compartir a mi hombre. Yo estaba sonrojada y no me salían las palabras, apenas unos monosílabos, es curioso pero en el sexo me sentí del todo desinhibida y sin embargo ahora no sabía reaccionar, en parte porque no paraba de mirar a Juanma envolviendo con su brazo a Bea y miraba con ansia su miembro que seguía firme. Es curioso que tantísimos años siendo amigos nunca nos habíamos acostado y sin embargo ahora lo único que quería es estar con él, ser suya y que me poseyera a toda costa, yo miraba la cara de Juanma y creo que él sentía lo mismo, sin embargo no sé describir lo que sentía, veía la mano de Bea apoyada en la entre pierna de Juanma y como con el dorso de su mano rozaba levemente el miembro de Juanma. Antón estaba más bien relajado, disfrutando del momento después del sexo sin embargo Bea creo que advirtió un poco lo que había entre Juanma y yo y se levantó, vino hacia mí y extendió sus manos para levantarme, una vez levantada me abrazó por la cintura, me atrajo hacia sí e introdujo su lengua en mi boca, yo me quedé muy sorprendida pero respondí a su beso también con pasión. Finalmente tomó mi mano y me llevó al lado de Juanma y me dijo, anda, siéntate aquí que lo estás deseando y así hice, sentándome y acurrucándome junto a Juanma y acariciando suavemente su pecho, el me abrazaba con fuerza.

Antón nos volvió a decir que ellos venían frecuentemente al club y que cuando quisiéramos estaban abiertos a enseñarnos más cosas, presentarnos a más parejas y que si nos atrevíamos a más nos sugerían que probásemos las fiestas a las que asistían varias parejas y no había límites, sólo nuestra imaginación. Nos contaban que a veces las fiestas eran temáticas, a veces en el local, otras veces en casas que alquilaban. Yo les contesté que la experiencia me había encantado y que sin duda repetiríamos, y por supuesto que a las fiestas estaba dispuesta a asistir, en ese momento Juanma me acarició el costado con carió y me dio un beso y dijo “¡claro que sí, contar con nosotros!”. Bea le dijo a Antón, “¿Ves?, ya te dije que prometían, tengo buen ojo”, y nos reímos todos. En ese momento Antón se volvió hacia Bea y comenzó a besarla apasionadamente mientras su mano se hundía en su entrepierna acariciándola suavemente, explorando suavemente su raja y con sus dedos abriéndose paso suavemente, a su vez Bea buscó con su mano el miembro de Antón que estaba ya en forma y comenzaba a masturbarlo suavemente. Ante la perpectiva Juanma me miró y comenzó a besarme y acariciarme, me encantaba y lo ansiaba, sin embargo no es lo que quería en ese momento, mi mano buscó el miembro de Juanma y comencé a masturbarlo, despacito, conseguí separar mis labios de los suyos y le susurré al oído que no había nada más que desease en este momento, pero que quería que mi primera vez con él fuese algo sólo para nosotros, que en mi casa tendríamos nuestro premio, pero que no lo iba a dejar así con el calentón y que le daría un anticipo. Mientras le seguía masturbando comencé a besar y recorre con mi lengua su cuello, Juanma suspiraba, yo bajaba por su pecho,disfrutando sus reacciones y poco a poco fui bajando hasta llegar a su pene que lo recorrí por un buen rato con mi lengua, sentía las reacciones de Juanma y me iba animando sabiendo que estaba acertando, ya fui introduciéndomela poco a poco en mi boca, disfrutando del momento, por un momento me olvidé de Bea y de Antón y sólo quería ver mi recompensa cuando Juanma estallase en mi boca que no tardó en llegar y yo lo celebré besando una y otra vez su miembro y limpiándolo con mi lengua. Cuando terminé volví a la realidad y vi que enfrente estaban Bea y Juanma tumbados y abrazados en el diván y mirándonos sonrientes.

Finalmente nos intercambiamos los teléfonos y nos despedimos de ellos acordando vernos por el local y por supuesto en las fiestas, Bea me guiñó un ojo y me dijo “cuenta comigo para lo que quieras”. De camino a casa en el coche fuimos comentando la espectacular noche y riéndonos de la ex de Juanma por lo que se perdía, aunque yo le reconocí que me alegraba de que su novia hubiese sido así, si no no hubiese descubierto este nuevo mundo ni a él en otra faceta distinta a buen amigo. El me comentó que siempre se sintió atraído conmigo pero las circunstancias de tener uno de los dos parejas siempre y el no querer estropear la amistad no le habían hecho dar el paso y al final coincidimos los dos de que fuimos un poco torpes y habíamos estado perdiendo el tiempo.

Cuando por fin  llegamos a casa, subimos abrazados en el ascensor pero como con miedo de dar el paso hasta que atravesamos la puerta de casa y en ese momento fuimos dos fieras desatadas, nos abrazamos y comenzamos a besarnos apasionadamente, con ansia, nuestras manos luchaban por buscar huecos entre la ropa para acariciar el cuerpo del otro, intentábamos quitarnos la ropa pero con el ansia nos chocábamos las manos torpemente, al final acabé por empujarlo contra la pared y acto seguido comencé a desabotonarle la camisa mientras lo iba besando locamente, por su boca, por su cuello, por su pecho, liberé su camisa y fui a los pantalones, que también conseguí sacarlos ya con más habilidad y liberar ese miembro que tanto ansiaba y que estaba excitadísimo, ahora fue Juanma el que se encargó de irme quitando el vestido, con energía pero con carió, besando también mis hombros, mi cuello, mi espalda, lo agarré de la mano y lo guié hacia mi habitación, Juanma me besaba enérgicamente mientras me abrazaba y acariciaba por todo mi cuerpo, yo estaba rendida a él y respondiendo a sus caricias, mis suaves gemidos dejaban ver como lo estaba disfrutando, poco a poco me fue empujando hasta tumbarme en mi cama mientras me seguía besando, sujetó mis brazos con fuerza y comenzó a besarme el cuello, el hombro, el antebrazo, notaba el calor de sus labios y me encantaba, yo notaba el tacto de su sexo duro con el mío, él seguía recorriendo mi cuerpo con su boca, mis pechos, mi vientre, mis caderas, finalmente llegó a mis muslos, besándolos con muchas delicadeza, mucho calor y humedad hasta que finalmente noté su húmeda y cálida lengua jugando con mi sexo, comenzó a lamerlo muy ricamente, yo acariciaba su cabeza, me estaba volviendo loca, su lengua y sus dedos jugaban con mi sexo con una maestría que nunca había experimentado y que nunca me lo hubiese esperado pero me encantaba, finalmente no pude aguantar más y todo mi cuerpo tembló al estallar de placer, él al notarlo subió de nuevo a mi boca y comenzó a besarme, yo lo abrazaba fuertemente con mis brazos y piernas, momento que él aprovechó para comenzar a penetrarme suavemente, muy despacito, yo lo ansiaba y apretaba sus nalgas reclamándole más intensidad pero él me hacía sufrir siguiendo lentamente, pero me encantaba, luego comenzó a subir el ritmo, yo gemía y jadeaba, luego volvía a bajar el ritmo   y yo me veía obligada a suplicarle más y más y me recompensaba con otro cambio de ritmo brutal, yo notaba como él también estaba agotado pero quería que yo disfrutase al máximo, le sugerí un relevo, me besó y se tumbó el boca arriba, antes de seguir quise saborear su miembro que me estaba volviendo loca, lo besé y lo lamí un poquito pero enseguida dejarme caer poquito a poco hasta tenerlo de nuevo entero dentro de mí, apoyé mis manos en su pecho y comencé un vaivén hacia delante y atrás lento que me acomodase bien, me encantaba ver su cara de goce viéndome cabalgarlo, poco a poco fui inclinándome hasta que nuestras caras estaban enfrentadas y comencé a acelerar mi ritmo, subiendo y bajando a mayor velocidad, con energía, él tomó mi cara entre sus manos y me dijo que lo estaba volviendo loco, que estaba a punto de reventar, yo sonreí diciéndole que yo también y que lo estaba deseando. No tardó mucho en abrazarme fuertemente y notar como estallaba inundándome de placer yo que estaba a punto también fue el colofón final que me hizo acompañarle en un estallido de placer que dejó mi cuerpo totalmente rendido y satisfecho, tumbada sobre él buscando el calor de sus besos y abrazos que se prolongaron durante un buen rato, sin decirnos palabras pero diciéndonos mucho.

Después de esto los dos caímos exhaustos después de una gran noche de placer que cambió por siempre nuestras vidas, desde entonces somos una feliz pareja que recuperó el tiempo perdido y que vive plenamente y sin tabúes su vida sexual y que compartimos miles de aventuras que ya iremos contando.