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La decisión de Luna – 1.- La ceremonia

en Dominación

Este relato está dedicado a una lectora muy especial.

Tu sabes quien eres.

Para ti con cariño.

- “En el café Sol y Luna el domingo a las cinco. No te retrases” - Así rezaba el mensaje que la había enviado por email. Después de muchas conversaciones a distancia por fin había llegado el momento de conocernos.

La esperé en la terraza del citado lugar mientras tranquilamente tomaba un refresco. Mi mente divaga sobre cómo sería el conocerla por fin. Habían sido muchas semanas de conversaciones pero el contacto directo era una experiencia totalmente distinta.

A solo dos minutos de la hora señalada de improviso se presentó delante mío una joven preciosa. No debería tener más de 29 o 30 años, Un vestido blanco de flores cubría su igualmente blanca y perfecta piel y un cabello Castaño claro rodeaba un rostro de finas facciones rematado con unos profundos ojos azules.

-Buenas tardes, señor. - dijo -Soy Lubna.

Habíamos acordado tratarnos a través de nuestros apodos. La ofrecí asiento y ella lo acepto con una sonrisa.

-Gracias señor.

Me sorprendió y me agrado que en todo momento me dieron tratamiento de usted. Se la veía muy tímida pero con una mirada vivaz.

-Bueno. Sé que hemos estado mucho tiempo discutiendo sobre esto a distancia pero me gustaría oírlo de tus labios.

-Sí señor – Respondió algo cohibida y sonrojada - Cómo le dije siempre he tenido deseos de sumisión. Hasta hace aproximadamente un año tuve un amo pero por circunstancias extraordinarias tuvimos que dejarlo y sigo sintiendo esa necesidad. Creo que tengo mucho que aprender y necesito un amo que sepa enseñarme al tiempo que sea comprensivo y paciente.

-Bien – Dije - Igualmente como habíamos hablado yo estoy dispuesto a guiarte por ese camino. Enseñarte y corregirte si es necesario. No estoy buscando una persona informal, sino una sumisa que se entregue a mi igual que yo me entrego a ella.

-Sí señor. Esa fue una de las cosas que me gustaron de usted. Yo también deseo tener un amo estable, serio y formal. Y Si usted así lo quiere me convertiré en su sumisa y aprendiz.

La conversación fue pronto por otros derroteros. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común: gustos artísticos, musicales, literarios. Su timidez fue disminuyendo a medida que avanzaba la conversación mostrándose como una chica divertida, amable e inteligente.

Cuando surgió el tema de su iniciación como mi sumisa le hable de qué la realizaba durante una ceremonia, dejando muy clara la posición de cada uno con nuestros respectivos derechos y obligaciones.

Ella abrió mucho los ojos claramente sorprendida y me dijo:

-No sabía que existían esas ceremonias. Nunca he asistido a una.

-Es un proceso bastante ritualizado. – Contesté - No existe una norma al respecto, cada amo tiene su propio método. Pero como he dicho me gusta realizarlo para que deje claro los roles de cada uno y comience a establecer el necesario vínculo entre amo y sumisa.

-Me gusta señor. Me parece usted muy detallista y cuidadoso. Si usted cree que debe ser así así será.

-Perfecto. en tal caso vendré a recogerte el próximo sábado en este mismo sitio a las diez de la mañana para llevarte al lugar de la ceremonia.

-Gracias señor. Le prometo que no le decepcionaré. La próxima semana nos vemos. ¿Puedo hacerle una pregunta?

-Por supuesto. Dime.

- ¿Puedo besarle la mano señor? - su pregunta me dejó completamente descolocado y tan sólo asentí con la cabeza.

Ante mi respuesta afirmativa ella tomó mi mano derecha dándome un suave beso en el dorso.

-Le esperaré impaciente señor.

Aproveche esa semana para hacer los preparativos. Alquilé una casa rural para tener un lugar íntimo en el que se desarrollaría la iniciación de Lubna y reuní todos los elementos necesarios para la ceremonia.

El sábado llegue pronto al lugar de la cita pero ella ya estaba allí con una pequeña maleta en la mano. Al bajar del coche se me acercó dándome un pequeño beso en la comisura de los labios.

-Perdón señor, llevo aquí desde las 9. No podía esperar.

-No tienes que disculparte. Me gusta tu actitud.

No mentía. su carácter y comportamiento cada vez me gustaban más. Guardé su maleta y la abrí diligentemente la puerta del coche. Ella volvió a regalarme una de sus preciosas sonrisas visiblemente sonrojada por mi gesto.

El trayecto transcurrió muy apaciblemente. De nuevo hablando sobre nuestros respectivos intereses sintiéndome aún más atraído hacia ella no únicamente como amo.

Al tomar una pequeña salida por una carretera secundaria que nos llevaría al camino hacia la casa ella parecía sorprendida pero no dijo nada. Era obvio que se ponía completamente en mis manos.

Llegamos a la casa y pude ver que no salía de su asombro. Se trataba de un edificio de piedra con vigas de madera, Un recinto vallado dentro del cual se alojaba una pequeña piscina y un cenador, del tejado se podía haber sobresalir una chimenea igualmente construida en piedra-

Al sacar su maleta del coche me fijé en que se encontraba de pie frente a la casa mirando al suelo con las manos juntas frente a su vientre y claramente sonrojada.

- ¿Estas bien? – Pregunté – ¿Sucede algo?

-Discúlpeme señor. Es que me siento abrumada. Esperaba un hotel o algo así. pero este lugar es precioso. No esperaba que hiciera algo así por mí.

-No tienes que sentirte mal. Para una ceremonia de iniciación este lugar es perfecto y tú no lo desmereces para nada, sino que lo ensalzas.

Aún más sonrojada si es que aquello era posible sonrío agradeciendo mi respuesta y caminó detrás de mí hasta la entrada de la casa. Abrí la puerta y ella miro con la ilusión y timidez que la caracterizaba el interior. Todo estaba igualmente construido en piedra y madera con un gran salón y la chimenea que habíamos visto desde el exterior alojada en el mismo.

-El dormitorio está al fondo. Puedes instalarte tranquilamente. Sobre la cama he dejado una nota con instrucciones. Si aún deseas continuar con la ceremonia sigue dichas instrucciones y te espero dentro de media hora en el sótano. Si no deseas continuar ven a verme a la piscina y no te preocupes. Pasaremos este fin de semana aquí divirtiéndonos como amigos como si no hubiera pasado nada.

-Sí señor - Respondió - De nuevo muchas gracias por traerme a este lugar.

Los siguientes 30 minutos los pase sentado leyendo en una silla junto a la piscina haciéndoseme insoportablemente eternos. Una parte de mí temía que en cualquier momento se abriría la puerta de la casa y ella saldría disculpándose, diciendo que no podía continuar.

Por fortuna nada de eso ocurrió y cuándo la alarma del reloj sonó indicándome que había pasado el tiempo me incorporé dirigiéndome con paso decidido hacia la casa y hacia las escaleras del sótano.

Al abrir la puerta ella se encontraba esperando, mirándome con una rosa blanca en la mano vestida únicamente con una túnica del mismo color. Toda la estancia se encontraba iluminada por la tenue luz de unas velas.

-Has decidido continuar – Era una afirmación más que una pregunta

-Sí señor

-Que de comienzo el ritual entonces – dije acercándome a ella.

Tomé la Rosa de sus manos y ella por toda respuesta bajó la mirada.

-Lubna. ¿Has venido a mí voluntariamente?

-Si señor

- ¿Te entregas a mi voluntariamente?

-Sí señor. Me entregó voluntariamente a usted en cuerpo, mente y alma.

-Muéstrate ante mí entonces.

Con un suave movimiento de sus brazos la túnica cayó al suelo exponiendo su hermoso cuerpo desnudo. Aunque lo había imaginado en muchas ocasiones la visión superaba mis expectativas. Su piel perfecta rodeando unas curvas y unos pechos que nada tendrían que envidiar a la mismísima Venus.

-De rodillas Lubna

Inmediatamente se puso de rodillas dejando sus manos a la espalda y yo comencé a deshojar la flor dejando caer los pétalos sobre ella.

-Con estos pétalos tú me entregas tu cuerpo, tu mente y tu alma. Y yo te hago entrega del símbolo de Unión entre ambos.

Al tiempo que decía esto recogí de la mesa que tenía próxima el collar que había encargado especialmente para ella. De cuero teñido de púrpura con ribetes dorados y una pequeña argolla de la que colgaba una placa con su nombre. Se lo coloque con sumo cuidado alrededor de su fino cuello.

-Levántate mi sumisa.

-Sí mi señor - Respondió con decisión resaltando el hecho de qué ahora no era “el Señor” sino “su Señor”.

-Con esta ceremonia quedamos los dos unidos. No habrá más sumisas para mí ni habrá otro amo para ti más que yo.

-Sí mi señor. Ahora soy suya.

La tomé en mis brazos y la besé profundamente Y ella correspondió a mí beso. Sus labios eran dulces con el tacto del terciopelo. cuando separamos los labios ella puso sus manos en mi pecho apoyando tiernamente su cabeza en mi hombro. Note el aroma de su cabello como si fuera el perfume más delicado del mundo.

Su gesto me enterneció y llevado por esa misma ternura susurré.

-Mi Lubna…

A pesar de que no la había dado permiso para ello alzó la mirada y clavo sus profundos ojos azules en los míos.

-Sí mi señor. Soy su sumisa Lubna. Suya en cuerpo, mente y alma