miprimita.com

Mi collar

en Dominación

De rodillas en medio de la habitación, en posición de espera y con la cabeza agachada. Oigo cómo se acerca, mi respiración se acelera, estoy deseando estar a sus pies. 

 

Me muero por tocarle, recorrer con mi boca su cuerpo, pero se que no puedo, me tengo que estar quieta hasta que usted me de una orden, hasta qué decida qué quiere hacer conmigo. 

 

Siento sus pasos a mi alrededor, me está observando, siento un fuego que recorre mi cuerpo, estoy temblando como una hoja, estoy tan excitaba que apenas puedo mantener la postura. 

 

Mi coño está empapado, tengo los labios hinchados, me palpita. En cualquier momento mi Amo se va agachar para  comprobar cómo está y va a ver que estoy chorreando. Y ni me ha tocado todavía.....

 

Oigo que coge las muñequeras, le ofrezco dócilmente las manos para que me las ponga. Me encanta ese momento. Ahora usted coge el collar, me coge del pelo y empuja mi cabeza suavemente hacia atrás, me rodea el cuello con el collar y lo ciñe. 

 

Tiemblo, o me toca pronto o me voy a morir.

 

Siento un roce en mi pecho, me pellizca el pezón y éste se endurece, lo coge entre sus dedos y presiona más, la presión cada vez es más intensa y gimo. Se agacha para comprobar cómo estoy de mojada, estoy empapada.... Aumenta la presión y aumentan mis gemidos, no puedo controlar mi cuerpo y comienzo a mover las caderas, intentando recuperar el contacto con la mano de mi Amo. 

 

Se acerca a mi oído y me susurra una orden, “no te muevas” 

 

Usted sigue jugando con mi pezón, el dolor es cada vez más intenso y comienzo a suplicar muy bajito, “por favor mi Señor, por favor” 

Me pregunta ¿Por favor qué, perra? En ese momento me toca, acaricia mi clitoris y yo no lo resisto más, comienzo a mover las caderas buscando su mano, me acaricia más, juega conmigo, me lleva al límite, cuando estoy a punto de suplicar que me permita correrme. Para, se levanta y me dice. Te ordené que no te movieras, tengo que castigarte. 

 

Gimo bajito, muerta de deseo y suspirando por ese castigo, esperando portarme bien para que mi Señor esté orgulloso de mi.