miprimita.com

Historias de oficina III

en Hetero: Infidelidad

Historias de oficina III

Habían pasado un par de semanas, el próximo sería el fin de semana de la cena de gala.

Pilar y yo seguíamos follando cada vez que nos podían las ganas y se daba la oportunidad, que nos pudieran las ganas era más habitual, pero que se diera la oportunidad,  ocurría más o menos un par de veces por semana, tener relaciones sexuales en el trabajo no es la situación ideal para desfogarte y gozar,  me preocupaba, muchísimo, que fuéramos sorprendidos, por alguno de nuestros compañeros, en una situación difícil de explicar, nuestra reputación y autoridad se verían seriamente socavadas y eso no era lo que deseaba que ocurriera.

  

Jueves,  10:00, reunión para concretar la oferta sobre la compra de un par de hoteles. 

Todos habían hecho los deberes, en una hora estaba todo cerrado, habíamos conseguido establecer nuestra posición para comprar y limitar hasta donde podíamos ofrecer sin que el negocio se convirtiera en un rotundo fracaso.

En un aparte, Pilar me dijo:

-       Prepárate que en un rato te paso el acta de la reunión.

-       Date prisa porque en un rato tengo que salir, ya sabes que he quedado con Sandra para ir a la Seguridad Social. Necesitábamos hacer unos cambios en la plantilla y queríamos saber su opinión sobre esos cambios.

-       No te preocupes, lo tendré en un momento.

A los pocos minutos, llegó a mi despacho, con una carpeta en las manos, me levanté, dejo la carpeta en la mesa, me cogió por las solapas y me dio un beso , me soltó agarro mi rabo y me dijo:

-       Estoy completamente cachonda con este fin de semana, mira lo mojada que estoy.

Me agarró  la mano me la llevo a su conejito, sólo tuve que apartar un poco sus bragas para que mis dedos se deslizaran hasta el fondo, suspiró, cerró los ojos, y me dejo hacer, un par de minutos estuve dándole, saqué los dedos , mojados, deliciosos, los chupé y le dije:

-       Me voy, si aguanto un minuto más, saco el rabo y te destrozo a polvos.

-       Hazlo, que me muero de  ganas.

-       Esto no puede seguir así se nos está yendo de las manos.

-       Busca una manera de que nos gocemos sin miedo, estoy muerta de ganas.

Apareció Sandra, recogí de la mesa el acta de la reunión y me fui con ella, al salir acaricié el culito de mi secretaria sonriendo pícaramente.

Sandra estaba muy bonita hoy , llevaba un vestido bastante ceñido y no demasiado largo, lo justo para que pudiera pasar por un vestido de trabajo y casi un vestido de salir.

Nos estaba esperando un taxi en la puerta, se subió con la parsimonia suficiente para que me diera cuenta que era dueña de un culo precioso  y una cinturita de escandalo, al sentarse puso sus piernas de tal manera que se viera el incipiente triangulo de sus bragas, me estaba comentando algo de la próxima reunión pero yo, sólo veía sus piernas y sus tetas, eso, sumado a lo caliente que me tenía Pilar durante todo el día hacía que mi rabo estuviera completamente esplendoroso.

Sandra miraba de reojo mi rabo y sonreía con la seguridad que una mujer tiene cuando sabe que se folla a un tío en cuanto lo desee.

Nos acercamos a la sede de la Seguridad Social, entramos en un bar, una coca-cola  me ayudó a refrescarme y a que mi esplendor fuera menos notorio, Sandra por su parte no dejaba de mostrarme las ganas que tenía de complacerme, explicándome anécdotas con doble sentido y cuya interpretación no dejaba ninguna duda. 

Aunque tenía a esta zorrita al alcance de mi mano, no dejaba de pensar en lo caliente que estaba Pilar y la petición que me había hecho.

En la reunión tardamos varias horas en encontrar una manera de que nuestras inquietudes fueran entendidas, además de Sandra y yo, estaban dos técnicos más, una mujer con unos pechos deliciosos y un hombre que no le quitaba los ojos de encima al culito de Sandra, menos mal que estábamos en un despacho de un organismo público y aquello no podía ir a más porque la situación explotaba de vez en cuando, teníamos documentos y maquetas para poder explicar y hacernos una idea de la situación, eso hacia que diéramos vueltas alrededor de la mesa, se producían roces, se juntaban los cuerpos, se postureaba indecorosamente.

Concluimos la reunión con la tarea pendiente, pues no podían darnos una solución en ese momento, quedamos en convocar una nueva reunión en cuanto tuvieran algo que presentarnos.

-       ¿Pedimos un taxi?

-       Si, ve tu Sandra, yo tengo algo que hacer.

-       ¿Y cuando revisamos el acta de esta reunión?

-       Esta tarde, cuando llegue te llamo y lo vemos.

-       De acuerdo, hasta luego.

Se subió al taxi, volviéndome a enseñar esas braguitas que llevaba, a esta zorrita me la tengo que follar, pensé.

Pero ahora estaba por otra, llamé a Pilar.

-       Hola cariño.

-       Jefe, cuantas ganas tengo de gozarte.

-       He estado pensando en lo que me has dicho antes y creo que he encontrado una solución.

-       Te escucho…¡¡¡atentamente!!!.

-       Si tu niña esta en la universidad, y tu marido llega un poco tarde a casa, puedes salir del trabajo ahora y nos podemos ver en tu casa en ¿veinte minutos?

-       Me parece genial, dame treinta minutos cierro lo que tengo y me voy a casa.

-       Di en recepción que te vas a preparar el viaje de mañana y que no volverás.

-       Perfecto, jefe, muchas gracias.

Le quería dar el suficiente tiempo para que llegara a casa, aclaré esa sed que tenía en mi garganta en un bar cercano, estaba tan caliente que parecía que tuviera fiebre, estaba ansioso, nervioso, excitado, febril, tanto que  si cerraba los ojos igual me follaba a la primera que pillara.

Llegué a su casa en la media hora acordada, apenas pulse el botón del portero automático se abrió la puerta, subí a hasta su piso, vivía en un ático dúplex de tres habitaciones, en la parte superior tenía dos habitaciones dobles y un baño completo y en la inferior un pequeño recibidor, la cocina comedor salón casi todo junto, un aseo de cortesía y la suite principal.

Me bastó empujar la puerta, que ya estaba abierta y Pilar se abalanzó sobre mi, cerré la puerta y le di el beso de mi vida , me llené de su boca, de su lengua de su saliva, estuve muchos minutos con el mismo beso.

-       Cariño, apenas acabo de llegar, quería ducharme y estar fresquita para ti.

-       Mejor que no, le dije, si viniera alguien inesperado a tu casa, no podrías explicar ese cambio.

Le agarre de la nuca, para besarla con desenfreno, la otra mano alcanzó su culito, sobándolo con tanto deseo, con tanta fuerza que parecía que mis dedos se clavarían en su culo.

-       Bájate los tirantes del vestido y enséñame las tetas, cielo.

-       Gózalas , son todas tuyas, me dijo mientras se deshacía del sujetador.

Me acerque con ella a la mesa de la cocina, senté su culo en el borde, mis manos arremangaron su falda, di un tirón a sus braguitas y se quedaron en mi mano, unas braguitas de encaje preciosas, las olí, me embriagaron sus feromonas, encendieron más, si cabe, las ganas que tenía de gozarme a mi secretaria.

-       Llevas una ropa interior muy bonita.

-       Es para ti, por si te apetece follarme, que te guste lo que veas.

-       Me gusta lo que veo, pero me gustaría igual si llevaras cualquier otro tipo de bragas, aunque esos detalles que tienes conmigo  hacen que me ponga muy verraco cada vez que te veo.

-       Me alegro, me gusta hacerme desear y ser muy pícara para ti.

Me abalancé sobre sus pechos, los chupé, mordí sus pezones, pasaba de una a otra sin descanso, Pilar, arqueaba su espalda y mantenía mi cabeza entre sus pechos, yo me desabrochaba el pantalón y bajaba mi bóxer, pase mi rabo  por toda su rajita, estalló en un sensual gemido de placer.

-       Métemela ¡ya! , por favor, no me hagas sufrir más.

Me separé de sus pechos y baje hasta su sexo, dibujando un camino de besos en su cuerpo, golpeé su clítoris con la lengua y empezó a suspirar, yo lengüeteaba su sexo mientras dos de mis dedos buscaban sus puntos de placer en su vagina, mordí, chupé y succione su clítoris hasta que estalló en su primer orgasmo del día.

Una vez aflojó sus y recuperó la respiración, puse mi rabo en la entrada de su conejito, la miré a los ojos, y en un momento que los cerró, embestí con toda mi fuerza, acompasé un lento movimiento de ir y volver, mientras veía como su cara se volvía más lujuriosa, más sonrosada, más entregada.

Continué dándole lo suyo, una y otra vez, mi rabo se deslizaba como en un mar de gelatina, su conejito lo dejaba entrar y lo apretaba al salir, como pidiéndole que no se fuera. Ella se manoseaba las tetas y pellizcaba los pezones moviendo la cabeza de lado a lado, gimiendo, gozando de ser poseída, disfrutando de su lujuria, su mirada febril, sus continuos suspiros presagiaban un próximo final.

Pilar se sacudió con su segundo orgasmo, me agarró del cuello, me mordió los labios.

-       Si hubiera sabido que me ibas a follar, siempre, tan bien, te hubiera violado yo antes. Estoy tan feliz siendo gozada por ti, sabiendo que también disfrutas de mi , que lloró de felicidad.

La besé, soy un poco sentimental y esas cosas que me decía me llegaban mu adentro, pero ella se había corrido dos veces y yo, ninguna, me salí de ella , le di un beso en su monte de venus, le di la vuelta, encima de la mesa y la atraje hacia mi , se quedo en ángulo recto con la mesa, le di un beso y un azote en el culo, se rió, abrió sus piernas y la enfilé desde atrás.

-       Me voy a correr de un momento a otro, le dije, estoy que no puedo, más.

-       Córrete cuando quieras, como quieras y donde quieras, aquí estoy para que me goces.

Unas pocas embestidas más me bastaban para correrme , pero aguanté un poco más quería que volviera a tener un nuevo orgasmo, sabía que cuanto más se corría mas cerca estaba de volverse a correr. 

Seguí dándole como pude, hasta que exploté dentro de ella que al notar que me corría se volvió a correr otra vez, caí sobre su espalda, le di un beso en la nuca, me incorporé con los codos y me separé de ella, volví a besar su culito,  se incorporó y me propuso:

-       ¿Te vienes a duchar conmigo?

-       Mejor que no, tengo que volver al trabajo y no podría explicar lo de la ducha.

-       Entonces déjame que te limpie ese rabo que tanto placer me da.

Se engulló mi rabo, hasta la campanilla, me hizo una mamada espectacular, pero no podía continuar la fiesta, seguro que en breve, volverían su hija o su marido, me lo dejó reluciente, la bese con tantas ganas que se me escapaba el alma.

-       Pilar, estoy descontrolando mucho contigo, cada vez te deseo más y tengo más ganas de follar contigo.

-       Lo mismo me pasa a mi, cada día que pasa me levanto pensando en que te pillo y te mató. 

-       Mañana cuando acabemos la reunión, tendremos tiempo por la tarde para hablar de esto, tenemos que buscar una solución, porque no quiero que nos pillen , ni te voy a dejar de follar.

-       Estoy de acuerdo contigo, yo tampoco quiero que nos pillen y como se te ocurra dejar de follarme, te violo en tu despacho, cada día.

Reímos los dos, adecente mis ropas, llamé a un taxi y mientras llegaba, seguí acariciándole el culito.

-       Este culito no vuelve a casa, esta semana, sin que me lo folle.

-       Pues ya estás tardando, porque se muere de ganas de ser follado. 

Le di un cachete en el culo y me despedí:

-       Mañana a las 8:00 en el aeropuerto.

-       Espero con ganas, que me goces,  este fin de semana, me dijo. 

-        No te voy a defraudar, serás muy gozada.

Volví a la oficina, me quedaban un par de cosas por solucionar antes de irme a casa a preparar la maleta del fin de semana.

Estuve trabajando un par de horas, revisando todos los documentos de la reunión del viernes, de repente llegó  un correo de Sandra, con el acta de la reunión de esta mañana, la llamé y le dije que viniera al despacho para revisarla.

Las actas de las reuniones deben ser revisadas por que en ellas se detallan las posiciones de todas las partes reunidas y sirve como base para una futura reunión o negociación.

Sandra llegó enseguida, volvieron a mi todas las veces que me había enseñado, disimuladamente, sus bragas y todas las insinuaciones con las que me había distraído, sin embargo en el trabajo era extremadamente cuidadosa, repasamos el acta, estuvimos de acuerdo en casi todo, puntualizamos algunas cosas y cerramos la reunión.

Ya había acabado lo que quería hacer y me di cuenta de que eran las 18:00 de la tarde y aún no había comido, Sandra me dijo:

-       ¿Te vas ya?

-       Si, bajo a la cafetería a tomarme un sándwich porque aún no he comido, y luego a casa.

-       Pues, si no te importa te acompaño

-       Por favor, Sandra, será un placer.

-       Cierro el ordenador y te veo en la cafetería.

-       De acuerdo, hasta ahora.

Recogí el portátil, y me fui a la cafetería, pedí una cerveza y un sándwich club, acababa de terminar mi sándwich cuando llegó Sandra.

-       Estoy muy ilusionada con la cena de gala del sábado.

-       Si, yo también, vienes con tu hermano ¿verdad?

-       Si, a David, mi hermano, le hacía mucha ilusión, y no estorba….si aparece una oportunidad.

-       Jajajaja, que estratega!! , espero que se te de la oportunidad que deseas.

-       La tengo muy cerca…espero. Me miraba sugerentemente, pero no quería darme por aludido.

-       Me alegro, mucho, Sandra.

Pedimos dos cañas, ella buscó un taburete, se quitó la chaqueta y vi que su sujetador, había desaparecido sus pezones tensaban su blusa de una manera demasiado evidente, se sentó y cruzó las piernas, dejándome comprobar que sus bragas no eran del mismo color que por la mañana, se me empezaba a tensar el rabo.

-       ¿Tu crees que tengo posibilidades de encontrar una oportunidad? Me pregunto con una voz extremadamente sugerente.

Menuda pregunta, estaba para empotrarla contra la barra y no dejar de follarla hasta que se desmayara de placer, me estaba poniendo muy nervioso y muy caliente.   

-       Claro, Sandra, estás genial, a cualquier tío le encantaría que le dieras una oportunidad.

-       Me alegra que me veas deseable, espero tener algo que contar al volver.

-       Seguro, no lo dudes.

Acabamos la caña, me tenía que ir, se lo comenté, seguía mirándole los pezones con descaro, se puso la chaqueta, bajó del taburete y se acerco a darme dos besos para despedirse, mientras me los daba, agarró mi pene con su mano.

-       Uy!! Perdón , no se como ha ocurrido, se disculpó.

-       Jajajajaja! Anda! No seas traviesa, y le di un cachete en el culo.

Estaba claro que Sandra esperaba que este fin de semana lo pasáramos bien, pero tenía a Pilar para pasarlo bien, ya veríamos como acabaría todo.

Tus comentarios serán bienvenidos, si te apetece contarme algo, 22abbnc@hotmail.com.