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Instituto. Un calentón que acaba en los baños

en Gays

No sé qué hacer, estoy confundido. Hace poco, cerca de una semana, me he enterado de que le gusto a Troy (o eso me han dicho) y, la verdad, no sé qué hacer. Él es el chico más popular del instituto, gustarle me hace sentir especial. Pero el problema es que no tiene muy buena fama con las chicas, solo quiere tirárselas y después pasa de ellas, así que tengo miedo de que haga lo mismo conmigo.

Ayer, en clase de matemáticas, la profesora, una mala víbora, decidió cambiarnos de sitio para ``ayudarnos mejor´´, poniéndome con Troy que, por muy guapo que sea, todo se queda en eso.

- Hola – Dijo cuando me senté a su lado, arrimándose a mí descaradamente, apoyando su mano en mi muslo, erizándome la piel ya que llevaba el pantalón corto de deporte y me tocaba directamente el muslo. Me sonrojé al instante, y parece que eso lo animó a seguir moviendo la mano, haciéndome una especie de masaje dándome un escalofrió por todo mi cuerpo.

- Para – Pedí. Tenía que levantarme después y… bueno, si seguía tocando más arriba no iba a pasar desapercibido.

- Tu cuerpo no dice lo mismo – Me susurró al oído.

Subió un poco más hasta que su mano se metió por mi pantalón y se quedó al borde de mi calzoncillo. Solté un suspiro y terminó de meter su mano hasta agarrarme la polla, que ya estaba durísima, y empezando a hacerme una paja lenta, demasiado lenta, haciendo que me pusiera muy cachondo.

- Oye, que yo también quiero tocar – Repliqué, ya que él llevaba un chándal largo y no podía meterle mano sin levantar sospechas.

- Eso puedo arreglarlo – Cogió mi mano y la llevó hasta su bolsillo, donde al meterla toqué su pierna. Había recortado los bolsillos y no llevaba calzoncillos, venía demasiado preparado.

Le agarré su rabo duro como una piedra, sintiendo un espasmo al sentir mi mano, que empecé a mover poco a poco. No tardamos mucho en querer más.

- Voy al baño, espérate cinco minutos y vete tú – Me susurró.

Esperé, con muchísimas ganas, y fui hacia el baño conteniéndome para no ir demasiado rápido ni demasiado lento para que mi erección no la viera media clase.

Llegué y me lo encontré dentro, apoyado en el lavamanos, desesperado. Se lanzó a mis labios, aprisionándome entre él y la puerta. Notaba la presión de su bulto en la parte baja de mi vientre (Troy me sacaba media cabeza).

- Joder. Que ganas tienes, ¿no? – Dije cuando nos separamos sonriendo.

- Ahora lo verás – Respondió con una sonrisa sexy mordiéndose el labio.

Me cogió del brazo y me metió en uno de los cubículos y me sentó en el váter. Se le notaba la desesperación en la mirada, en como se movía… tanto que se bajó el pantalón rompiéndolo ligeramente en la cintura y estirando la camiseta al quitársela.

Cuando le vi desnudo casi se me cae la baba, unos músculos marcados, un moreno leve pero sexy, pelo rubio oscuro y un poco largo, y casi sin pelo en el cuerpo a excepción de sus sobacos y su polla, que me encantaba… 19 cm de hombre de verdad que en ese momento estaba en su máximo de dureza.

Me lancé a chupar como si me fuera la vida en ello, empecé lamiendo sus huevos mientras le pajeaba rápidamente, seguí pasándole la lengua por todo el tronco, succionando el glande para después metérmela entera en la boca. Estuve un rato así, dándolo todo, pero por lo visto para Troy no era suficiente. Me agarró del pelo y empezó a, literalmente, follarme la boca. Me daba alguna que otra arcada, pero eso a él no le frenaba, al revés, aumentaba el ritmo. Era pura testosterona en ese momento.

Tenía pinta de que lo único que iba a frenarlo era un orgasmo. Y sinceramente me gustaba estar así, yo también estaba demasiado caliente.

A los 15 minutos o así empezó a gemir más alto, sacó su miembro y empezó a masturbarse en mi cara, soltando varios chorros que me mancharon la cara, el pelo y hasta un poco de la camisa.  

Eso fue lo que me llevó al límite, llegando a un orgasmo sin ni siquiera tocarme, formando una mancha oscura en un lateral de mi pantalón.

- Joder, ha sido la hostia – Soltó Troy – A ti también te ha encantado. ¿Te has corrido sin tocarte?

- Sí, ha sido increíble – Respondí – A ver ahora cómo coño voy a ir a mi casa

- Toma – Dijo sacando un paquete de kleenex del bolsillo

- ¿No los habías recortado?

-Solo recorté uno, en algún sitio tenía que guardar el móvil.

Me limpié la cara y la camiseta, pero la macha del pantalón no iba a poder limpiarla, y menos disimularla.

- Joder, esto no sale – Comenté frustrado

- Ya podrías haberte quitado la ropa.

- Perdona, no me dio tiempo antes de que me violaras la boca – Solté con ironía.

- Anda que no lo has disfrutado – Respondió – Espérame aquí, voy a la clase y vuelvo en el cambio de hora, que quedan 5 minutos. Te traeré tu mochila y te podrás ir cuando todo el mundo esté en clase.

- Muy listo. Pero se te olvida que tengo que coger el autobús a casa.

- No te preocupes, yo te llevo.

- Oh vaya, que generoso. – Dije con ironía. Quizás estaba siendo demasiado borde con él. Y Para una vez que estaba siendo amable… - Gracias.

- ¿Te ha costado mucho? – Preguntó, lo miré con cara de no tener ni idea de que me estaba diciendo – Sonreír digo.

- Ja ja, muy gracioso. Vete anda, antes de que suene el timbre y no llegues a tiempo.

Salió del baño y al poco tiempo sonó el timbre del cambio de hora. Varias personas entraron en el baño y a mí se me iba a salir el corazón por la boca.

Se hizo un silencio que pareció eterno para luego abrirse la puerta del baño y la de mi cubículo.

- Menos mal, ya pensaba que te habías perdido.

- Si al final te preocupas por mí y todo

- Estás muy gracioso tú hoy.

- Es lo que tiene un buen orgasmo. Aunque parece que a ti te amarga.

- ¿Has traído la mochila? – Pregunté mirándole con pocos amigos.

- Toma anda – Respondió dándomela – Y coge mi chaqueta para atártela a la cintura, así te puedes tapar un poco.

- Gracias – Susurré. La verdad es que me desconcertaba tanta amabilidad de Troy. Si hace años que no hablábamos en condiciones.

- Menos mal que eres guapo, porque con el carácter que tienes estarías más solo que la una – Dijo riéndose - ¿Ya estás listo?

- Vámonos anda, que viajecito me espera.

- Si quieres te dejo ir caminando.

- Agh, eres insoportable.

- Con un ``gracias´´ me bastaba.

- Vámonos, anda.

Salimos del baño y nos dirigimos hacia el gimnasio, donde la valla que rodeaba el instituto era un poco más baja y la podíamos saltar sin problemas. Nos subimos al coche de Troy y nos dirigimos hacia mi casa.

- Bueno, princesa. Hemos llegado – Comentó riéndose.

- Al final te voy a pegar – Respondí saliendo del coche.

- ¿No me invitas a pasar? – Preguntó poniendo carita triste.

- Creo que ya he tenido suficientes orgasmos por hoy.

- Para la próxima vez quítate la ropa.

- No habrá próxima vez.

- Ya, ya, eso dicen todas- Dijo guiñándome un ojo y arrancando el coche.

- Imbécil – Insulté al aire, él ya se había ido. Que pena que haya sido tan idiota estos últimos años, si en el fondo es un buen chico. No pude evitar que se me formara una sonrisa.

NOTA DEL AUTOR: Buenaas, gracias por leer mi relato, es el primero que escribo y me encantaría que me pusierais en los comentarios que os parece y si quereis que haya continuación.