miprimita.com

Actividad para sábados nublados

en MicroRelatos

 

Era un sábado común, un día cualquiera, me desperté temprano a la mañana descubriendo que no tenía nada para hacer. Ya había rendido el ultimo parcial de mi cuatrismestre universitario, no tenía planes para salir y el día estaba nublado que no me invitaba a improvisar una salida. Pintaba sábado casero en mi departamento.

Los sábados mi compañero de piso trabaja de mañana, cosa que me deja valiosos momentos sola donde puedo hacer lo que yo guste. Lo que me gusta principalmente es estar desnuda por toda mi casa, es algo que me gusta pero que lamentablemente hago solo en mi habitación por respeto a mi mejor amigo. Lo quiero un montón pero la verdad es que no corresponde que me conozca en pura piel.

Faltaban  2 horas para que mi amigo llegara y mi cerebrito mimoso se iluminó ante la posibilidad de disfrutar de esa soledad en compañía. Abrí Tinder y empecé a deslizar, sin mucho filtro yo acepté cualquier cosa más o menos tolerable y que marcara un kilometro de distancia. No voy a mentir, me costó infinidad conseguir un chat con alguno y ninguno podía venir a mi casa en ese momento.

Ahora la sensación era peor, no solo estaba sola sino que estaba caliente. En mi mente había idealizado que en media hora encontraba un chico, le proponía sexo casual, bajaba al hall de mi edificio y lo invitaba a pasar a mi casa. Pero las cosas son diferentes ahora y los chicos parecen más cautos; quieren conocerte y tomar algo con vos antes de acostarse, una pena porque lo que yo necesitaba otra cosa. 

Tomé mi laptop y la encendí, busque una de esas salas de chat en vivo, busqué algún hombre argentino y hetero que diga pelotudeces mientras se masturba pero ni eso encontré. Yo ya solo buscaba masturbarme con una imagen de un pene, no sé, una pareja al menos. Sentía que ya nada me satisfacía y veía como mi sábado se volvía aún más gris que las nubes que cubrían mi Buenos Aires.

Antes de cerrar la página un cartel rojo llamo mi atención en la esquina superior “INICIAR TRANSMICIÓN”. Me sentí curiosa y clickeé, me pidió un rápido registro que llene apresurada y volví al dichoso cartel. Tecleé “Estoy probando” y le di play. Vi mi cara en la pantalla y me sentí nerviosa, esta vez yo estaba del otro lado de la pantalla. Hubo un par de conexiones en mi sala que subían y bajan de forma constante. Con la laptop sobre mi escritorio me senté ene mi cama y puse un playlist en Spotify. Pensaba en divertirme, sonó Mother’s Daughter a todo volumen mientras miraba con inocencia la cámara.

Había visto demasiados videos en vivo para saber de qué se trataba esto. Pero si mi cuerpo vende es porque yo lo vendo; y para venderlo, mis queridos, me tienen que convencer. Con un hombro al descubierto empecé a chatear con HombreSeguro17, no sabía cuánto de hombre y cuánto de seguro había en ese usuario pero no me importaba. Lo único que sabía es que era español por como escribía, si lo fingía o no, no me interesaba. A diferencia de los demás que participaban en la sala él no parecía tener prisa en que me desvistiera, no dejaba de alabar mi piel, mis hombros, mi cuello, mi quijada, no dejaba de repetirme cuánto le gustaría a él besarlos, tener el honor de tocarlos. Los minutos pasaron y encontré más usuarios dispuestos a una charla y pacientes a que yo les mostrara lo que les venía a servir. Todos sabíamos por qué estábamos ahí, todos sabíamos cómo iba a terminar la situación.

Descubrí un seno ante la mirada de cientos de usuarios de quienes no conocía nada de ellos. Leí sus halagos y me anime a descubrir todo mi pecho. Me saque la remera sonriendo al compás de la música, cantaba y sonreía. Mis manos pasearon de pezón a pezón, mimándolos, recorrí suavemente con la yema de mis dedos el camino desde mi ombligo a mi mentón. Un cosquilleo me llamó desde mi entrepierna y mis manos se dirigieron atentas al llamado.

Los leí comentando lo hermosos que eran mis pechos, los leí desear estar al lado mío, los leí pidiendo que muestre lo más íntimo de mí. Me recosté sobre mi espalda y abriendo las piernas les di una primera imagen de lo que se avecinaba. Doblando mis rodillas corrí mi pijama mostrándoles mi cola, sabía que en una posición mi cola se veía más grande. Terminé de sacarme la ropa mientras les decía las ganas que tenía de que alguno venga y me cogiera de todas las formas posibles. Tiré mi ropa a un lado de la cama y comencé a estimular ese pedacito acuoso que de veía en primera plana.

Deseaba tanto coger, necesitaba que alguien tome mi cuerpo e hiciera de él lo que quisiera. El deseo me volvía loca y consideré de nuevo probar suerte en Tinder, los espectadores no me alcanzaban quería más. Me puse en cuatro mirando a la cámara y deslice una mano a mi entrepierna, frotaba mi clítoris e imaginaba que alguno de esos hombres estuviera ahí conmigo. Cuando abrí los ojos para ver el chat había muchísimas exclamaciones de sorpresas, yo no lo entendía hasta que lo sentí. Dos manos me tomaron de la cadera y sentí como algo carnoso y caliente se acercaba a mi vagina. Me sobresalté y miré detrás de mí.

-          Manu, ¡¿qué haces acá?!

-          Me olvidé de decirte que hoy no trabajaba. – Se sonrió mi amigo.

No se movía de atrás mío y jugueteaba con la cabeza de su glande mojándola de los fluidos que correaban de mi entrepierna.  Totalmente desnudo, sonreía con satisfacción mientras acariciaba mis nalgas. El pedido desesperado por una pija se me había cumplido pero ¿estaba segura de dejar que mi mejor amigo me cogiera? Miré el chat y todos estaban sorprendidos, al parecer lo habían visto entrar en la habitación y desvestirse mientras yo, concentrada en lo mío, me tocaba.

-          ¿Estás seguro de esto?

-          ¿Sabés hace cuánto que tengo ganas de encontrarte así? – Manuel empujó con fuerza y entró entero en mi vagina.

-          ¡Aaaaay! Me duele si hacés así.

-          Shh, ¿Qué decís? Si recién estabas diciéndoles a todos que querías que venga alguien a cogerte con todo. Bueno, acá estoy. Y te voy a coger con todo.

Sosteniéndome de la cadera comenzó un mete y saca infernal dónde no tuvo compasión de mi cuerpo. Se inclinaba a sostener y pellizcar mis senos a la vez que le hablaba a la cámara y repetía “¿Cierto que pedía pija? ¿Se acuerdan de qué pedía pija?” Los demás en el chat estallaban en moneditas pidiendo que les muestre como me cogía, que les muestre la verga que me estaba atravesando, pero es que ni yo la había visto. Jamás vi a Manuel desnudo no sabía cómo era su pene, solo la sentía, y era enorme. Mi cara en primera plana se transformaba con cada embestida, ya no era mi amigo el que me penetraba sino una bestia sedienta de sexo que yo era incapaz de reconocer. Sosteniéndome de la garganta se paró sobre la cama y me penetró hasta lo más profundo que pudo de mi cuerpo. No podía resistir esos empujones y mi cuerpo se rendía para que luego él lo sostuviera de mi cuello ahorcándome.

-          Ay, que mojada que estás, tenía ganas de cogerte desde que te conocí.

-          Ahh – Me costaba respirar con esos empujones.

-          Sabía que la tenías así de apretadita, sabía que un día iba a tenerte.

-          No…

-          No ¿Qué? Si te encanta – Pasó una mano por mi vagina y sin dejar de empujar con fuerza me la froto en la cara – Mirá cómo te calentás cuando te cojo, esto es justo lo que querías.

Con el olor de mis fluidos invadiéndome reconocí que eso era lo que yo quería, jamás imaginé que fuera mi mejor amigo el que me diera el placer, jamás pensé que tenía en casa lo que buscaba afuera. Me relajé y decidí disfrutar de lo que iba a ser la pija de todos mis días. Supe en ese momento que este era el primero de los días en los que iba a andar desnuda por la casa, y no solo eso. Mi cuerpo se relajó y mi cola se inclinó favoreciéndole todo el acceso a Manuel que resoplaba detrás de mí.

-          Mmmmm… Esa colita, ya me voy a comer esa colita.

-          Ahhh, cogeme. – Quise sentirme poderosa y lo provoqué: - Demostrame que podés conmigo, pedazo de infeliz.

Se detuvo en seco. “¿A quién le decís infeliz?” Me tomó de una pierna y con un movimiento me puso de espaldas en la cama. Sus piernas musculosas y gigantescas se apoyaron a cada lado de mi cara. Me tomó del pelo y me llevó a su miembro. Al fin lo pude ver, era grande y venoso, lleno de mis jugos y su cabeza estaba enrojecida, parecía latir. Abrí mi boca y desde la difícil posición intenté succionar.

-          ¡Ja! ¿Quién es la que no puede ahora? – Se burló.

Se acomodó mejor y comenzó a penetrar mi boca como si de mi vagina se tratara, yo mantenía abierto bien grande conteniendo la respiración. Sentía a esa bestia descomunal encima mío, me excitaba  con su maltrato más de lo que hubiera esperado. Supliqué golpeándole las piernas para que me dejara respirar.

-          Tranquila, preciosa, ya termino.

-          Aagh… Aaghh

-          Ya termino… Ya termino… Uuuff… Ya termino… Aaahh… Ah, que ricaaahhh.

El semen corrió directo a mi garganta, me alivié de sentirlo acabar, su pene todavía estaba erecto cuando salió de mi boca. Sus brazos temblaban de escalofríos mientras suspiraba relajado. Miró a mi laptop, ”El show se acabó” dijo y cerró la pantalla. Se recostó al lado mío tomándome de una mano. Ahora parecía el mejor amigo de siempre, el dulce y sensible que me acompañaba en todo. Me limpió la saliva de la cara a la vez que me besaba la frente con cariño.

-          Sos una boluda, ¿cómo vas a mostrar tu cara en páginas así? Justo entre a hacerme una paja y te vi transmitiendo.

-          No me imaginé… Creí que estabas trabajando… Pensé que estaba sola.

-          Hoy no. No sabía qué hacer y me divierte chatear ahí. – Carraspeó - Boluda, yo soy HombreSeguro17.

-          ¡¿Qué?! – Me sentí estafada.

-          Por eso te digo. No seas boluda.

-          Pero… Dijiste que eras de Madrid… - ¿Cómo pude creérmela tanto?

-          Si, yo digo muchas cosas, anda a saber si son ciertas.

-          ¿Y lo que dijiste recién? – Titubeé pero decidí mencionárselo - Que siempre me tuviste ganas.

-          ¡Ja! Eso es cierto, pero nunca se me dio la ocasión hasta que vi que se lo pedias a cualquiera. – Se incorporó y luego de un profundo beso agregó – Ahora prepárate, porque no soy tan tierno como crees y de verdad tengo ganas de repetir esto.