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Adicta a primera polla negra (penúltima parte)

en Sexo con maduros

Yo no podía más, me hinqué y le bajé el pantalón muy de prisa... su verga era descomunal, larga y muy gruesa, de un negro brillante, la más gigante y sabrosa que he probado en toda mi vida de puta, destacaba su prominente cabeza y sus marcadas venas, su olor intenso casi me hace acabar.  De verdad nunca había chupado con tanta pasión un pico -y vaya que he chupado- don Aurelio me decía "que mamas rico mamacita, se ve que tienes experienci puta"... "mama la verga puta", "cómeta toda".

Yo hacía esfuerzos para meterme ese descomunal miembro en mi boca, lo mordía, lo recorría con mi lengua... ¡qué placer!.  Sus juguitos eran deliciosos. Como pude le saqué el pantalón y lo recosté en el sillón, entonces me dediqué a pasar mi legua desde su culito hasta sus bolas... Aurelio casi estalla, yo había aprendido que esa zona calienta muchísimo a los hombres y eleva su erección.  La verga de mi macho creció aún más. La pusé entre mis duras tetas y Aurelio gemía... "sigue putona" me decía "sigue".

Yo no me apuraba, mi marido me había dejado sola esa noche para que tuviera todo el tiempo del mundo para gozar a mi nuevo macho.

Aurelio estaba a punto de explotar, me tomó y me tumbó sobre el sillón, abrió completamente mis piernas, hizó que corriera mi colalles y me penetró con su lengua... chupó mi zorra como nunca me lo habián hecho, yo agarraba fuertemente su cabeza y gemía como una loca... ya no podía contenerme... "papito soy tu puta" le gritaba. Cuando estaba a segundos de correrme, ya toda mojada, me metió dos dedos en mi culo mientras seguia deborando mi chocho con su boca... ahí estallé... mi orgasmo fue espectacular, grite, gemí y lloré de placer... ´mi orgasmo fue en mi sapo y en mi culo simultaneamente, nunca antes había sentido eso...

Aurelio estaba fuera de sí, me levantó, se sentó en una silla y me puso sobre él... su verga entró de un golpe en mi zorra hiper lubricada... me sentí en el cielo. Otro orgasmo llegó a estremecer mi cuerpo... mi negro no me daba tregua, succionaba mis tetas con frenesí y manoseaba mi culo como un salvaje. En ese minuto me enemoré...