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Juego de tres

en Bisexuales

            Siempre habíamos vivido en un pueblo y venirnos a la ciudad suponía un gran cambio para nosotros. Cuando nos trasladamos aquí mi hermano tenía 15 años y yo 13. Lo que más nos preocupaba era haber perdido el contacto con nuestros amigos y no tener aquí ninguno. Pero la verdad es que David, mi hermano, se adaptó bastante bien al cambio y conoció al que sería su mejor amigo, Javi. A mi me costó algo más adaptarme, pero he de reconocer que me fue de gran ayuda el tener a Javi cerca.

            Pasaron los años y ocurrió lo irremediable, me enamoré de él, o eso era lo que pensaba yo a mis 16 años. Le preguntaba a mi hermano por él a todas horas, me quedaba con ellos en el salón cuando jugaban a los videojuegos, posponía cualquier plan por quedarme a ver una película, etc. Pero me daba cuenta de que no le gustaba, que solo me trataba como a una chica cualquiera. Porque si algo tenía Javi era que para él las chicas eran solo chicas. No tenía nada especial con ninguna. Había tenido sus rollos pero nada importante.

            A los 18 ya se me fue pasando la tontería y lo tenía casi superado. Empecé a procurar estar el menor tiempo posible cerca de él. Y también procuré no intimar con ningún otro chico, no era el momento de enamorarme de nadie. Quería centrarme en mis estudios y disfrutar con mis amigas, todo cuanto me dejaran mis padres. Así que me prometí que nada de chicos.

            Una noche mis padres salieron y nos dejaron a mi hermano y a mí en casa. Javi tardó poco en aparecer. Me imaginé que saldrían por ahí, como todos los fines de semana, así que les dije que me iba a mi cuarto, que me acostaría temprano. Me puse a leer en mi cuarto mientras les escuchaba hablar fuera. Cuando por fin dejé de escucharlos me decidí a ponerme el pijama y dormirme. Escuché cerrarse la puerta y salí de mi cuarto para acercarme a la cocina a por un vaso de agua. Cual fue mi sorpresa al encontrarme a Javi allí haciendo palomitas. Me dijo que mi hermano había bajado un momento y que después iban a ver una película. Yo me acerqué a coger un vaso y cuando me giré él estaba pegado a mí. Casi en susurros me dijo: “así que nos hemos quedado solos”. Las mejillas se me encendieron e intenté escabullirme de sus brazos, que ya me retenían contra la encimera. Mi intento de huida solo sirvió para que me abrazara más fuerte. Sentí su cuerpo junto al mío y como sus labios se acercaban a los míos. Justo en ese momento se escuchó la puerta y se separó de mí rápidamente. Solté el vaso y me fui a mi cuarto, cruzándome a mi hermano por el pasillo. Me metí en la cama enfadada. Aún no me creía lo que Javi acababa de hacerme. Mis mejillas aun seguían encendidas, pero de la irritación. Me tapé entera y me eché a llorar de rabia.

            No sabía como había podido quedarme dormida mientras lloraba pero lo había hecho. Me desperté y me sentí desorientada. Aún tenía ganas de beberme un vaso de agua, así que me levanté y me dirigí a la cocina sin hacer ruido, por si Javi y mi hermano aún estaban allí viendo la película. Pasé por el salón en silencio y sin ni siquiera mirar. En la cocina esperaba a que Javi me hubiera visto y se acercara a por algo, pero estuve allí un rato y no se acercó. La película debía de ser realmente interesante. Me acercaba de nuevo camino de mi cuarto cuando escuché una frase que captó mi atención. No podía ser que la estuvieran viendo otra vez. Habíamos visto esa películas millones de veces, la última cuando Javi se la regaló en DVD a mi hermano. Y estaba justo en mi parte favorita, así que decidí asomarme un poco. Me quedé en la puerta, medio escondida tras la pared. En la tele estaba la escena que sabía que estaría, la que no me imaginaba era la escena que había delante de ella. Javi y mi hermano no estaban sentados en el sofá viendo la película. Sino que estaban en el suelo uno sobre el otro. Mi primer pensamiento fue que estaban jugando, como cuando se conocieron, pero lo que realmente estaban era besándose en silencio. Los dos estaban sin camiseta sobre la alfombra. Mi hermano estaba debajo y Javi encima. Estaba petrificada, sin poder apartar la mirada. Javi puso las manos sobre el pantalón de David. Hasta yo desde mi posición advertía la dureza del miembro que se escondía debajo. Javi le quitó los pantalones y los bóxers y pude ver como la tenía mi hermano. La vergüenza me hizo retroceder y esconderme tras la pared. Tenía que irme a mi cuarto y olvidarlo todo, seguro que era un sueño, pero estaba allí y estaba sucediendo de verdad y no podía ignorarlo. Volví a asomarme y vi como se la estaba chupando a mi hermano, el cual parecía estarlo disfrutando. Tanto que se corrió soltando un gran chorro de semen sobre su vientre.

            Nunca había pensado que el primer miembro que vería sería el de mi hermano, y que lo vería en plena acción. Iba a retroceder para irme a acostarme pero la curiosidad y el morbo me hicieron esperarme allí un poco más. Mi hermano se había quitado todo lo que había derramado sobre su vientre y ahora se besaba con Javi, que se había tendido a su lado. Ahora comprendía que Javi no se fijara en las chicas, ni mi hermano tampoco; lo que no me cuadraba era su comportamiento de antes, cuando habíamos estado solos.

            David tomó el control de la situación y se llevó a Javi al sofá. Lo sentó y le bajó los pantalones. Si la de mi hermano me había impresionado, aquella me dejó sin palabras. Estaba empalmadísimo y la tenía más larga y más gorda. David se puso de rodillas y Javi extendió los brazos y cerró los ojos. Confiada de que no me veían, me asomé un poco más para ver como mi hermano se masturbaba mientras se la chupaba a su amigo. Tenía los ojos fijos en la boca de mi hermano cuando escuché: “¿por qué no vienes aquí y ayudas a tu hermano? Hay suficiente para los dos”. David levantó los ojos y me vio en la puerta. Se levantó y se acercó hasta mí. No dije nada, ni me movía, solo miraba a Javi que seguía tendido en el sofá exponiendo su miembro. Mi hermano me cogió por la cintura y me llevó hasta el sofá donde estaba Javi. Mis ojos estaban fijos en los de Javi y empecé a preguntarme si lo que había dicho iba en serio, y como era que mi hermano estaba de acuerdo. Mi mente pasaba de un pensamiento a otro, terminando siempre en el mismo: sería mi primera vez. Y no era así como la había soñado. Si había imaginado que sería con Javi, pero no que estaría mi hermano participando. O más bien era yo la que iba a participar con ellos. La cara de Javi cambió cuando mi hermano volvió a chupársela pero siguió sin apartar sus ojos de los míos. Y fue cuando me dijo: “vamos, hazlo, se que lo deseas tanto como yo”.

            Sus palabras me hipnotizaron, tanto que me agaché junto a mi hermano e imité lo que él hacía. Nos miramos a los ojos y sonreímos. Era mi primera vez y David lo sabía, así que me enseñó a hacerlo; me enseñó como le gustaba a Javi. Recorrimos todo con nuestras lenguas hasta que éstas se encontraron y se unieron en un enroscado beso que acabó cuando Javi soltó toda su leche sobre nuestras caras.

            Me fui al baño a limpiarme y detrás entró mi hermano. “Lo has hecho muy bien para ser tu primera vez, hermanita”, me dijo, “y no solo lo digo por la mamada, también lo digo por el beso”. Mi primer beso había sido con mi hermano y a los 18 años, y la verdad es que había estado bastante bien para ser una inexperta. Esperar tantos años para darle mi primer beso a alguien especial y al final acabar dándoselo a tu hermano, es un poco irónico. “Me alegra que te haya gustado”, le dije. Segundos después nuestras bocas estaban unidas y nuestras lenguas jugaban dentro de ellas. Sentí como unas manos se aferraban a mis pechos, pensando que era mi hermano, pero entonces un cuerpo caliente se pegó a mi espalda y supe que era Javi. Empezó a recorrerme el cuerpo con sus manos y mi cuello con su boca. Me miré al espejo y vi a mi hermano delante y a Javi detrás y me puse a mil. Mi hermano también me tocaba, de una manera más suave. Sentí que me desabrochaban el sujetador e iban quitando los botones del pijama, mientras otro bajaba lentamente los pantalones. Javi hizo que me girara hacia el espejo y me vi con el torso desnudo y a ellos dos uno a cada lado con una mano en uno de mis pechos y la otra en mi culo. Javi fue el primero en ponerme contra la pared y empezar a jugar con mis pezones, seguido por David. Empecé a sentir cosas que no tenían nada que ver con lo que sentía cuando me tocaba yo.

            Después de mis pechos fueron bajando poco a poco. Fue Javi el que me bajó el tanga y abriéndome las piernas se lanzó a mi sexo. Ahí fue ya cuando me dejé llevar por completo, dejándoles que hicieran lo que quisieran conmigo. Javi me tenía agarrada las piernas bien abiertas a la vez que jugaba con su lengua en mi coño. Y por detrás mía estaba mi hermano lubricándome el ano con su saliva, a la vez que metía un dedo por mi coño. Los dedos que me introducía pasaron a ser dos, y luego tres. Fue en ese momento cuando explotó algo en mi interior y el placer se apoderó de mi cuerpo por completo.

            Javi se levantó y me besó. Su boca sabía a mi leche. Su beso fue muy dulce, nada que ver con la brusquedad con la que me trataba. David mientras seguía lubricándome, ahora también con mi leche, hasta que Javi le dijo que se levantara y nos fuimos los tres al cuarto de mi hermano. Por el camino fui pensando en la de veces que habrían echo estas cosas delante de mis narices y no me había dado cuenta, y en todo lo que me había perdido en ese tiempo. Una vez estuvimos en el cuarto los tres nos miramos. Estábamos los tres desnudos y los dos la tenían totalmente empalmada. Así que las agarré cada una con una mano y me puse de rodillas sobre la alfombra de mi hermano. Empecé a lamerlas, primero una y luego otra, hasta que acabé con las dos en mi boca. Algunas veces ellos me cogían la cabeza para marcarme el ritmo. Las lamía y masturbaba con ansia. Descubrí que entre más caña les daba más gemían, que les encantaba que le comieran la cabeza y que se las machacara bien cuando les masturbaba.

            Entre los dos me cogieron por los brazos y me levantaron. “¿Qué te parece si te subes en la cama? Estarás más cómoda”, me dijo Javi. Me tendí bocabajo en el borde de la cama con la cabeza hacia donde estaban ellos y con la mano les dije que se acercaran. Los dos me metieron a la vez la polla en la boca. Estuve así un rato hasta que me paré y les dije “quiero veros jugar un rato a vosotros”. “Tu sigue chupando y mira”, me dijo mi hermano, y seguidamente se puso a besarse con Javi y a acariciarle por todo el cuerpo. Yo lamía sus pollas mientras les miraba. Una mirada de uno a otro les detuvo y se volvieron hacia mí. David me la metió toda en la boca, que Javi le dejó toda para él mientras se subía en la cama. Intenté girar la cabeza pero David me lo impidió agarrándomela. Después sentí como Javi volvía a lamerme y a introducirme sus dedos por mis dos agujeros. Estuvo un rato así cuando de pronto entre mi hermano y él me dieron la vuelta y vi que Javi se había puesto un preservativo. Me asusté un poco y quise levantarme pero uno me sujetó bien los pies y el otro las manos. “Tranquila que te va a gustar. El que te resistas solo lo hace más emocionante. David sujétala bien que ahora vas a ver el polvazo que tiene tu hermana”, dijo Javi. “Soy virgen” alcancé a decir, a lo que David me respondió “lo sabemos”.

            Javi se puso sobre mí con la polla en la entrada de mi coño y empezó a introducirla poco a poco. Se encontró con una resistencia por mi parte hasta que me dijo “tú lo has querido” y empezó a bombear con fuerza reventándome por dentro. Con él perdí la virginidad y llegué al clímax del placer. Javi me follaba mientras mi hermano que aún me agarraba los brazos me decía todo tipo de guarradas y me acercaba su polla a la boca para que la lamiera. No me había esperado esos comentarios de David y eso me excitaba más. Noté como Javi se corrió y siguió follándome hasta que yo noté una oleada de calor que recorrió mi cuerpo arqueándolo y acabé entre gemidos de placer. Era la primera vez que sentía algo así.

            Me quedé tumbada en la cama incapaz de hacer nada. Javi también se tumbó en la cama. Pero David aún no había acabado y se subió a la cama poniéndose entre nosotros dos. Agarró a Javi por las caderas y lo puso de espaldas a él. El otro se dejaba hacer, mientras yo los miraba. Con la mano le lubricó el culo hasta que se la metió. David comenzó a follarse a Javi delante mía. Yo había cambiado la postura para poder verlo mejor. Solo había visto una escena así en la película, pero esta vez la escena era en vivo y protagonizada por mi hermano y su mejor amigo. Y completaba la situación el que yo estuviera en la cama desnuda junto a ellos. Solo de verlos se me fue instintivamente la mano a mi sexo y me puse a acariciarlo. Javi me vio y se incorporó en la cama aún ensartado por mi hermano. Este se dio cuenta de lo que quería, así que se quitó un momento. Javi me dijo que me tumbara bocarriba y abriera las piernas. Él se puso a cuatro patas y empezó a lamerme el coño mientras David volvía a ensartarlo.

            Desde mi posición podía ver lo que Javi me hacía y lo que David le hacía a él. Los tres gemíamos pero sin duda el que más disfrutaba era Javi. Me imaginé a mis padres en la puerta de la habitación viendo la escena y me puse tan cachonda que me corrí enseguida. Javi me pidió que pegara el culo a su polla. Pensaba follarme mientras mi hermano le follaba a él. Me coloqué pensando que no podría hacerlo. Cuando noté que su polla rozaba mi coño le dije que se pusiera un preservativo. “No hace falta”, me dijo. Siguió jugando hasta que puso su polla en la entrada de mi culo. Cuando vi lo que pretendía intenté quitarme pero para entonces él ya había metido la cabeza y me agarraba bien el culo. Intentando escaparme me tiré sobre la cama, lo cual hizo que Javi cayera detrás y David encima. Al caer Javi sobre mí se me clavó toda su polla en el culo. El grito que solté fue ahogado por tener la cara sobre el colchón. Levanté la cara para gritarles que me dolía pero Javi me agarró del pelo con fuerza y empezó a follarme el culo. David se había levantado un poco para dejarle el espacio suficiente para eso. Al principio dolió, como si me estuvieran rajando por dentro, pero segundos después empezó a gustarme y mucho. Giré un poco la cabeza y esa imagen merecía el dolor que había pasado al principio. Así que allí estaba David dándole por el culo a Javi mientras éste me daba por el culo a mí.

            Cambiamos de postura varias veces hasta que Javi le dijo a David: “Ya es hora de que te folles a tu hermanita”. Miré a David y lo vi indeciso hasta que le dije: “¿A qué esperas?”. Me puso a cuatro patas y empezó a pasar su polla por mis dos agujeros, hasta que se puso un preservativo y me la metió por el coño. Javi nos miraba y se la meneaba. Estuvo dándome un rato hasta que Javi dijo: “David, túmbate bocarriba y que tu hermana se suba a cabalgarte”. Me quedé cara a cara con David, viendo su cara de excitación. Estábamos en pleno coito cuando Javi se acercó y empezó a lamerme el culo.

            No me costó mucho averiguar lo que quería y le animé a que lo hiciera. Así fue como me encontré con dos tíos follándome a la vez. Durante nuestra cogida se escucharon cosas como: “¿Te gusta su coño? Pues ya verás su culo”, “No sabes la de veces que me he pajeado pensando en cómo sería follarte, hermanita. Y te aseguro que es más alucinante de lo que me imaginaba”, “Dadme más caña nenazas. ¿Esto es lo más duro que sabéis follar?” Esto último molestó especialmente a Javi, que me agarró con una mano del pelo y con la otra me pegaba en los cachetes del culo. “La putita de tu hermana quiere más caña así que habrá que reventarla”. Para cuando los dos empezaron un mete saca frenético, yo ya me había corrido un par de veces. Los dos se emplearon a fondo en darme toda la caña que necesitaba. Me corrí varias veces sin que ellos me dieran tregua a descansar. Ellos intercambiaron las posiciones varias veces para darme los dos por mis dos agujeros. Javi fue el primero en correrse llenándome el culo de semen. David siguió dándome por el coño mientras de mi culo salía semen de Javi, el cual puso su polla en mi boca para que la lamiera.

            Mi hermano se puso detrás de mí y mientras yo volvía a ponérsela tiesa a Javi, él me metía la polla en mis dos agujeros. Los tenía tan abiertos que ya no me dolían, al contrario, estaba cachonda de estar tan abierta. Para cuando mi hermano terminó en mi culo, la polla de Javi estaba lista para seguir dándome placer. Me puso bocarriba en la cama y levantándome los pies me la volvió a meter por el culo. David se puso en la cama haciendo un sesenta y nueve conmigo. Me metió la polla en la boca y me penetraba con sus dedos a la vez que me estimulaba el clítoris. “Mira Javi, mira como se le ha puesto la bolita ésta de grande”. “Déjamela a mí y ocúpate tu de sus tetas”. Javi dijo de follarme y David se levantó de la cama. Yo solo extendí los brazos, abrí las piernas y me preparé para recibir placer.

            Los dedos de Javi jugaban con mi coño y mi culo mientras el estimulaba mi clítoris haciendo que me retorciera de placer. Javi me sostuvo como pudo las piernas para que no las moviera, y David las manos. David se dedicó a tocarme los pezones. Pasaba sus dedos alrededor y luego los cogía y los pellizcaba. Entre más los retorcía más me gustaba. Javi dándose cuenta de eso le dijo: “A tu hermana le va el juego duro. Retuérceselos más, entre más daño pienses que le haces más la pondrás a ella”. Fue entonces cuando empezaron los lametones salvajes, los mordiscos en los pezones, los pequeños azotes, la entrada de cuatro dedos por mi coño y dos por mi culo… Lo cual hizo que tuviera el primer y mejor orgasmo de mi vida, que se encadenó con el segundo y el tercero. Nunca había sentido tanto placer.

            Hasta que no consiguieron que me quedara totalmente quieta de agotamiento no pararon. Ni siquiera me giré para ver como acababan ellos. Me di cuenta de que se habían estado masturbando hasta correrse cuando me echaron el semen caliente por todo mi cuerpo.

            Después de acabar entre los dos me limpiaron, recogieron toda la ropa y me llevaron a la cama. Me metieron en ella, me taparon y me dieron cada uno un beso de buenas noches.

            Cuando me desperté por la mañana tenía el pijama bajo la almohada. Me fui directamente a la ducha. Cuando ya estaba presentable fui a la cocina a desayunar. Pasé por el salón y allí estaba Javi durmiendo en el sofá.

-      No hables muy alto que me ha dicho David que anoche salieron y necesitan descansar un poco más, me dijo mi padre al entrar en la cocina.

-      Esta juventud tiene muy poco aguante, dijo de broma mi madre.

Al día siguiente tuve agujetas por todo el cuerpo, pero eso no impidió que mi hermano y yo probáramos a hacerlo solos. Eso sí, nos gusta más cuando estamos los tres juntos, así que aprovechamos cada vez que mis padres o los de Javi salen de casa, para jugar.