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Chico Trans descubriendo su sexualidad (I)

en Transexuales

 

Hola a tod@s! Me presento, soy Ale, un chico transexual, nací en un cuerpo de mujer con el que jamás me sentí a gusto, pero hace años que amoldé mi cuerpo a como en realidad me sentía, un hombre, sino me bajara los pantalones nadie se daría cuenta. Soy moreno, mido 1’70, ojos color castaño, totalmente depilado menos la barbita siempre bien recortada, pecho operado; diría que soy un chico más bien normal sino fuera porque tengo coño.

 

Desde que tengo uso de razón me gustan las mujeres, siempre me masturbé pensando en ellas, tuve alguna relación corta con algunas chicas antes de atreverme a dar el paso, sin que nunca llegaran a penetrarme de ninguna manera, me encantaban sus coñitos tan jugosos, follarlas con toda clase de objetos, oirlas gemir deliciosamente, mmm; el único problema era que deseaba penetrarlas sintiéndome yo dentro de ellas, tener una polla con que hacerlo, sentirme abriéndome paso dentro de sus coños, sus bocas, sus culitos, y eso era algo que nunca iba a suceder, me tenía que conformar con masturbarme yo mismo, y eso hacía que realmente nunca estuviera totalmente satisfecho en las relaciones sexuales con mujeres, y menos aún antes de todo esto.

 

Por otro lado, nunca quise estar con un hombre, no me atraían de esa manera, y lo intenté al principio cuando era más joven, me morreé con un amigo cuando yo tenía unos 15 años y aún no me atrevía a nada con una chica tampoco, me agarró contra una pared y simplemente me dejé, por experimentar a ver que se sentía, su lengua y la mia tomaron contacto, y claro, él quería más, sus manos eran como las de un pulpo sobre mi pecho y sentí su polla endurecerse bajo su pantalón cuando se restregaba sobre el mio, pero no llegué a excitarme lo más mínimo, asi que no volví a intentarlo.

 

Cuando tenía unos 20 años empecé con mi proceso de transformación corporal, siempre lo tuve claro que me sentía hombre pero es difícil dar el paso por culpa de la sociedad que se empeña en decirte como debes de vivir tu vida; pero volviendo al tema, siempre he sido un chico muy fogoso, necesitaba correrme al menos una vez al día, solo o en compañía, pero desde que empezaron a pincharme el tratamiento de testosterona mi líbido creció una barbaridad, a la par que creció mi clítoris, parece que está más sensible, necesitaba correrme varias veces al día; el día que menos, era solo una vez, bueno miento, los días que menos fueron un par de veces que después de tantas masturbaciones no podía tocarme porque me dolía.

 

Tanto creció mi deseo que viendo tranquilamente la tele, sin ni siquiera ser una porno, de repente bajaba la mano, metiéndola por mi pantalón bajo mi boxer y no podía dejar de tocarme el clítoris, de rozar mis labios, con la yema del dedo iba a la entrada del coño que casi siempre estaba mojado, listo para las caricias; empecé a masturbarme metiéndome un dedo, cosa que apenas hacía nunca y terminaba masajeando mi clítoris hasta que me corría.

 

Así fue poco a poco, primero un dedito, luego fueron entrando dos con los tremendos calentones que me cogía, luego buscaba por casa cualquier cosa que tuviera forma fálica con un poquito más de grosor para poder metérmelo, verduras y frutas poniéndoles un condón, luego me compré mis primeros vibradores para mi, uno de mis favoritos no es la gran cosa, la parte que te metes son como 10 cms de largo por unos 2 cms de ancho pero justo cuando lo tienes dentro hay una lenguita que se te queda sobre el clítoris que vibra de una manera que uffffff, te corres sí o sí, es maravilloso los orgasmos brutales que me hace sentir ese trozo mecánico.

 

Aún así el cuerpo me pedía más, algo cada vez más grande, cada vez más ancho, me pedía una polla; estaba algo confunso con respecto a eso pero estaba muy caliente, el día que más caliente estaba cogí un consolador que tengo que usaba con mis relaciones con el arnés, un pedazo de trozo de latex con forma de polla de verdad de 21 cms de largo y bastante gordito, me lo estuve restregando por el coño, abriendo mis labios con él, mojándolo con mis fluidos, cada vez que iba desde el clítoris hasta la entrada del coño la cabeza de la polla empujaba un poco más, pero tenía el coño bastante cerrado aún; me desnudé por completo en mi habitación, me puse de cuclillas en el suelo, y aunque tenía el coño muy mojado empecé a darle lametones a la polla para lubricarla más, de repente me ví que no solo eran lametones para lubricarla, me ví practicando una mamada a la polla de plástico pensando en como se sentiría tener una de verdad así en la boca, ¿cómo podía pensar eso?, me gustan las mujeres, pero me excita una polla de plástico en la boca pensando que es una de verdad que va a romperme el coño después, ¿qué me está pasando?.

 

Las preguntas en ese momento me daban igual, estaba demasiado caliente, me saqué la polla de la boca, la puse contra el suelo, agarrándola con una mano, me coloqué por encima apuntándola a mi coño y me dejé caer despacio; la cabeza entró y dolió bastante, salió sangre y me asusté, ahí paré, me escocía y no me fiaba de hacerme más daño y que acabara pillándome algún familiar así.

 

Estuve sangrando un poco durante unos tres días, cuando dejó de salir sangre volví a intentarlo, mismo ritual un día que estaba solo en casa y sabía que iba a poder hacer lo que quisiera tranquilo, solo el hecho de pensar en que iba a intentar clavármela de nuevo me ponía muy cachondo; aunque aún con un poco de miedo vaya que pasara lo mismo, pero una vez que me dejé caer, que ya estaba muy lubricado, aquello entró sin ningún problema, sin ningún dolor, aunque no entró entero en principio, quizás me entró la mitad, o poco más de la cabeza, no lo sé, solo sé que me sentí el coño completamente abierto y lleno, la sensación fue exquisita, durante un momento no me masturbé, solo quería sentir ese trozo entrando y saliendo de mi primero lentamente, luego cada vez más rápido, solo la sacaba para darle algunos lametones y lubrircarla. Cerré mis ojos intentando solo concentrarme en lo que estaba sintiendo mientras mis caderas se movían frenéticamente y por primera vez me imaginé cabalgando una polla de verdad, y no una polla cualquiera, sino la polla de mi amigo Fran, deseaba con todas mis fuerzas estar sobre él clavándome su delicioso trozo de carne duro, me sentía como una puta, quería ser su puta mientras tuviera su polla dentro, empecé a gemir cada vez más fuerte, sin llegar a exagerar pero jamás he gemido así, y menos las frases que salían de mi boca mientras el vibrador me entraba y salía, como si Fran estuviera conmigo, le pedía que me follase duro, que deseaba su polla, que yo era su puta, que hiciera de mí lo que quisiese; ¡era su sumisa!, ¡yo que siempre quise llevar el control en mis relaciones con mujeres! Y me excitaba sobre manera esa sumisión con un buen rabo; ¿cómo me ha llevado la testosterona a esto?, ¿porqué me comportaba como una puta?, ¿porqué me excitaba sentirme como una puta?.

 

Tuve un orgasmo bestial, uno de los mejores de mi vida, el tener el coño lleno y eso moviéndose dentro de mi mientras me corría a la vez que me masturbaba el clítoris tumbado en el suelo con las piernas bien abiertas hizo que mi orgasmo se intensificara de una forma que mi espalda se arqueó y hubo un momento que las manos no me respondían para seguir con el mete-saca del consolador por más que deseara meterlo hasta el fondo fuerte; vaya, tremendo orgasmo, antes de eso, jamás lo había sentido tan intenso.

 

Después de ese día hubo muchas masturbaciones de distintas formas, con distintas cosas, en distintos lugares, algunos inimaginables (como en el trabajo, pero esto es algo que contaré otro día), buscando solo el placer para saciar mi cuerpo, soñando con algún amigo, pero sobre todo con Fran, cada vez que introducía algo en mi coño, pensando que es alguno de ellos con sus enormes rabos los que me follan cuando les apetece; deseo que me follen, cada día más, pero esto es algo muy difícil de contar. Me pregunto, ¿seré el único que se siente así?