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Entre tu realidad y mis fantasías Part3

en Erotismo y Amor

La siguiente parte dista de las demás por al menos cinco meses. Por aquel entonces ya había terminado de estudiar y ella continúa ya que le llevo dos semestres de ventaja. Ahora que pienso en todo lo sucedido me doy cuenta que fui el típico animal universitario en busca de la carne fresca de una primípara.

Al abandonar la universidad nos distanciamos un poco debido a que siempre se encuentra liada entre trabajo y estudio. Actualmente trabajo y ella continúa estudiando. Pero no por ello dejamos de calentarnos entre nuestras conversaciones. De hecho lo sucedido después me dejó claro que hice muy bien mi trabajo.

-¿Entonces extrañas que este por allá?

-No lo sé. Pero es que… yo no he sentido de nuevo lo que me hiciste sentir.

-explícate. Sé que no sueles ser muy sincera con respecto a lo que sientes. Pero inténtalo.

Los mensajes de yessica se destinen unos minutos. Imagino que se debate entre si ser completamente sincera o callar. Luego la palabra “escribiendo…” se coloca bajo su nombre y pasa un muy buen rato haciéndolo. Me resulta intrigante a decir verdad.

-David. Yo no sé por qué pero cada que te veía me hacías sentir cosas. Incluso ahora cada que me hablas no puedo evitar pensar en todo lo que hicimos y siento que nos faltó hacer. Intente hacer algo con otra persona y para eso terminamos encerrados en el estudio de fotografía…. Te lo juro. No sentí nada. No me calentó, no me divirtió ni me removió… ni de cerca a la forma en que tú lo hiciste únicamente con pequeñas cosas.

-Es bueno saber eso. ¿Por qué no probamos de nuevo?

-Es que no se… tengo miedo

-Sabes que no te voy a lastimar, quiero q los pases bien conmigo.

-No es eso.

-¿Entonces?

-Tengo miedo de que después de probarte no pueda parar. Conozco mi ímpetu y mis ganas. Sabes bien que soy virgen pero no puedo evitar pensar que una vez deje de serlo no pare de coger.

-En algún momento deberás afrontarlo. ¿No crees que es mejor hacerlo con alguien que te quiere dar una buena experiencia que con el primero que se te cruce y que no le importe más que clavarte?

-Lo se… lo sé. Yo solo…

-Solo…

-Solo escríbeme, por favor. Dime que habrías hecho de ser tú la persona con la que me hubiese encerrado.

-Bueno… siendo así. Te daré algo diferente. Para que lo sientas distinto.

-Algo como qué?

-Una perspectiva distinta a lo que podrían estar viendo mis ojos.

______

Camino hacia el estudio. Saludo a un par de compañeras, pero las dejo rápido. Al cruzar por la esquina veo el salón abierto. El encargado de los salones prende un par de luces en el estudio y me entrega las llaves del lugar. Yo las tomo y cierro la puerta. Acomodo la mesita con las sillas esperando y me siento en silencio. Al poco rato un par de golpeteos resuenan tras la puerta. Me levanto de un brinco y al abrir la puerta veo como David me mira a los ojos y me saluda con su máscara de niño bueno.

-¿Puedo pasar? Me pregunta. -¿O estas con alguien más?

-No. Aun no llega la gente. - Respondo dándole paso. El entra lento y avanza un par de pasos al interior.

Desde el primer instante en que lo veo se lo que piensa. Sus ojos parecen gritar deseo y sexo a voces iguales. Es tanta la sensación que no me percato lo cerca que se encuentra de mí. Cuando me doy la vuelta lo tengo tan cerca q solo es cuestión de un empujón de sus manos para tenerme contra la puerta.

Su respiración es pesada. Caliente e intensa. Su cuerpo me mantiene contra la superficie plana de madera y con ambas manos sujeta mis muñecas contra el cristal opaco. El y su perpetua obsesión por mantenerme atada.

-¿Qué haces?- Pregunto en shock. David solo se limita a pasar ambas muñecas al agarre de una de sus manos mientras baja la otra directo a mi cintura. Presiona contra mí y con sus piernas me hace separar las mías. El corazón me va a mil. Estoy nerviosa pero también me siento húmeda, caliente e impetuosa.

Con su mano libre en la parte trasera de mi muslo derecho jala hacia arriba. Flexiono la pierna y súbitamente siento la presión de su bulto en mi entrepierna. Coloca mi Pierna a forma de candado levantándola hasta su cadera y con demasiada fuerza se mueve una y otra vez.

No me ha quitado una sola prenda y ya me siento al extremo de mis deseos.

Me besa con necesidad el cuello mientras me aterra el sonido que pueda producir la puerta, pero es tanta la presión que hace sobre mí que por más movimiento de su cuerpo. La puerta no se inmuta ni un poco.

Me suelta rápido las manos dejándolas descansar sobre sus hombros, toma mi otra pierna y con fuerza me carga. Anda lento mientras siento el choque de nuestros sexos bajo la ropa al dar cada paso.

Ve la silla y se sienta en ella con un golpe seco y conmigo encima. Yo gimo al sentir la presión de todo mi cuerpo como si buscara entrar en mi interior aun con la ropa puesta. Su delicadeza se reduce con rapidez. Sus manos firmes me empujan un poco hacia atrás mientras levantan mis prendas casi de un jalón hacia arriba. El sostén también termina casi en mi pecho y sin miramientos hunde su rostro entre mis senos.

Me besa a grandes movimientos de su boca. Presiona mis senos hacia él y pasa de uno a otro haciéndome gemir con cada succión de su boca en mis pezones. Una de sus manos se pierde rápido y al instante la siento en mi trasero presionándome para que sea yo quien se mueve. Me empuja hasta que adopto su ritmo. Su mano sube una vez más a mis senos y permanecemos por lo que para mí parecen horas en esa misma posición. Sin embargo, son apenas un par de minutos.

Tengo tanto calor. Tanto deseo contenido. Tengo miedo, pero no puedo parar. Por más que quisiera ahora me tiene en sus manos… literalmente.

En un solo instante ambas manos en mi trasero se aferran a mis nalgas y con fuerza me carga hasta el interior del salón de fotografía. David se inclina hacia el frente un poco y alcanza de la mesa las telas que había preparado antes de su llegada. Se sienta con rapidez en la silla mientras tira al suelo las telas y las extiende con los pies. No lo entiendo hasta que me empuja con una mano en mi pecho. Pierdo el equilibrio, pero agarra mis manos para sostenerme y dejarme caer en ellas con suavidad. Lo veo desde arriba con una expresión tan morbosa que no se la conocía para ser sincera.

Con sus manos mantiene mi cadera arriba pero luego se agacha. Me sigue sosteniendo y abraza mi cintura enviando sus manos hacia el frente, directo al botón de mi pantalón. Lo zafa de un solo movimiento y en otro me baja (o sube) el pantalón y mi ropa interior hasta quedar casi en mis pantorrillas.

Con fuerza abre mis piernas y sin perder un segundo más, su boca encuentra la humedad que tanto me provocó. Siento su respiración, sus labios besándome, su lengua husmeando, lamiendo e incursionando en donde ningún otro hombre ha entrado.

Cada vez gimo más fuerte y debo obligarme a subir una mano para tapar mi boca. La otra está en su cabello, empujo su cabeza tratando de mantener a raya la situación. No puedo, enserio no puedo.

Siento una vez más sus manos, esta vez agarrando mis glúteos. Desde allí empuja mi cadera, me hace moverla. Mi vagina se frota con su boca y no puedo evitar moverme a gusto. Lo hago cada vez más rápido y a él no parece importarle. Por momentos lo miro y siempre tiene su vista fija en mí. Disfrutando de las sensaciones q me produce. Me intimida verlo directo a los ojos así que los cierro con la mente en blanco.

Cuando siento no poder aguantar, David me suelta. Deja que mi cadera descanse en el suelo y de rodillas avanza hacia mí. Se coloca a mi lado, pero mantiene mis piernas separas.

-Solo cuando tú quieras que pase. - murmura por lo bajo.

Yo le miro agitada y muerta de la pena y el deseo de tener más. Cuando creo que me dejara es que su mano me crispa hasta la medula al tocar directo sobre mi clítoris. No mete sus dedos, ni lo intenta. Solo me acaricia con intensidad. Movimientos rápidos y circulares me hacen sentir una oleada de sensaciones recorriéndome entera.

Con su otra mano toma una de las mías y se la lleva a su pantalón. No puedo evitar acariciar su bulto con fuerza al primer contacto. Lo veo sonreír mientras desabrocha su prenda, dejando únicamente su bóxer cubriéndolo. Me hace apretarlo. Lo masturbo por encima de la prenda y la humedad que se filtra me empapa la mano.

Seguimos por un rato hasta que el comienza a gemir. Siento las palpitaciones de su pene y como eyacula. Sus ojos se cierran con fuerza, pero es fugaz su clímax. Me mira algo agitado mientras retira su mano, relame de sus dedos el dulce jugo de mi interior mientras con la otra se acomoda el pantalón.

Me mira fijo y casi logro entender lo q piensa.

-Si quieres terminar… solo debes pedírmelo.