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Entre tu realidad y mis fantasías Part1

en Erotismo y Amor

Esta serie de relatos son el resultado de los deseos contenidos de una amiga de la universidad llamada Yessica, una chica gentil e inocente, amante de la literatura y con deseos tan inclementes que aún no me explico cómo puede controlarlos hasta casi suprimirlos. En aras de su control es que disfruta de la literatura erótica y de las cosas que escribo para ella.

Comenzamos estos imaginarios a petición suya en los momentos en que el deseo la desbordaba de manera irremediable. Estos relatos son una mezcla de las cosas que siempre hicimos en la universidad, aderezadas con mi impetuosa imaginación.

-David. Relátame por favor. Dime que me harías si lo que hicimos en la tarde hubiese continuado. –Me escribió por whatsapp.

Yessica siempre ha tenido miedo de lo que es capaz de hacer y hasta la fecha soy el único a quien le ha permitido tocarla de la manera más obscena que he podido aun estando en plenas clases.

-Tus deseos son órdenes… -Dije.

 Jueves en la mañana y solo espero que sea la noche para verla. Hago uso de toda mi fuerza de voluntad para evitar masturbarme, pues no puedo dejar de sentir la necesidad de hacerlo pensando en ella.

Las horas pasan hasta que la encuentro. Allí esta como siempre, tan alegre y tan bella que ni siquiera ella lo cree. En el fondo me alegra ser el único que la vea de la forma en que lo hago.

La saludo cálido y la miro desnudándola mentalmente, recorriendo cada curva de su anatomía con la vista y pretendiendo que es mía, que es enteramente mía. Ella se encuentra en su mundo, atareada, estresada, contrariada y preocupada. Si supiera cuanto podría ayudarla. Si me dejara enseñarle todas las formas en que podría aliviar el estrés de su cuerpo.

Toco su pierna cercana a mí al juguetear y ella me detiene como siempre, se ríe nerviosa aun sabiendo que le gusta. Pero más que nada sabiendo que me doy cuenta. “me encantas” le digo solo con la mirada mientras me recuesto en ella.

Por un momento mi imaginación vuela cuando hago a un lado su computador. Me coloco sobre ella y jalo con estrepitosa fuerza sus piernas para colocarme entre ellas. Me mira asombrada mientras detengo sus muñecas y las junto sobre su cabeza para agarrarlas con una sola mano. Mi respiración se acelera y los latidos de mi corazón desbocado pierden su tranquilo ritmo cuando me acerco a ella y siento que no puede librarse. De pronto el sillón es muy pequeño para lo que quiero hacerle, pero no tan grande como para dejarla ir.

Beso su cuello con lesividad, lamo de arriba abajo sin importarme su ropa. Con mi mano libre subo su suéter de un tirón revelando esos bellos senos que apenas me ha permitido tocar. Subo también su sostén y sin soltar sus manos ni cambiarlas de lugar, me agacho hacia ellos y comienzo a lamerlos mientras escucho sus gemidos rebosantes de gusto y placer.

-Continua. Enserio, quiero más. –Me dice entre susurros. Yo no puedo contestar. Mi boca tiene cosas más importantes que pronunciar, pues sus sonidos hablan de la humedad de mi boca y la rapidez con la que devoro sus senos.

-Enserio te quería aquí conmigo. –Continua entre gemidos mientras hago presión con mi cadera, justo en su sexo. La hago sentir mi miembro duro, palpitante y habido de su interior. La embisto con fuerza y aun con su ropa puedo sentir lo caliente que está.

Subo por su maxilar sin parar de besarla. En su boca me detengo para sentir su agitado aliento y como pide por mí. Sus ojos entrecerrados desbordan placer. Su cuerpo vibra mientras suelto sus muñecas y de la forma más salvaje arranco su pantalón.

Ella grita un poco sorprendida al notar que ya me encuentro entre sus piernas y mi lengua cual tornado se mete entre su intimidad. Su sabor me enloquece, me extasía hasta el límite y solo puedo empujar mi lengua hasta donde su coño me permite alcanzar.

La deseo, completamente hasta la saciedad. La deseo como muy pocas veces he deseado a nadie. Me digo mientras uso mis manos para abrir sus labios y succionar su interior. Su humedad me sorprende al desbordarse en mi boca. Bebo cada gota sintiéndome aún más sediento de ella.

Me coloco sobre su cuerpo al arrancarme el pantalón. Me ve directamente y abriendo sus ojos me detiene con una mano en mi pecho.

-¿Pero… aquí? –Me pregunta agitada. –Aquí siempre hay muchas personas.

-Al diablo. Si quieren mirar que lo hagan.

Mi verga se hunde entera en su sexo y veo como abre aún más los ojos y su boca trata de callar un gemido.  Me muevo salvaje, tan fuerte como mi cuerpo me lo permite. Siento sus piernas en torno a mi cadera y yo la levanto colocando mis manos en su trasero. La sujeto para tumbarme en el sillón. Jesica se sienta sobre mi sin saber qué hacer, pero no necesita saber para verse hermosa, para verse deseable y completamente provocativa. Me muevo apoyando mis piernas en el mueble. La veo subir y bajar mientras tapa su boca con ambas manos. Yo tomo ambas extremidades y las jalo hacia su espalda.

-Ni se te ocurra callar. –Le digo demandante frente a ella. Mirándola a esos ojos que suplican compasión y desenfreno a partes iguales.

Llevo mis codos hacia atrás y me muevo apoyándome aún más en ellos. Mi cadera golpetea en su cuerpo y el sonido de nuestra humedad invade el lugar. Sus gemidos se mezclan con los míos hasta que siento el final. Un escalofrió me estremece como una corriente eléctrica por toda mi columna hasta que con un gemido todo mi semen entra en ella.

Su cuerpo se agita, sus uñas se clavan en mi pecho mientras un profundo clímax la recorre hasta la medula.

-Se me va a descargar el pc –Su voz me regresa a la realidad en donde aún llevamos ropa.

-¿Que?

-Que se me va a descargar, ven al otro sillón.

Y de nuevo mi mente comienza a volar…

-No puedo creer en todo lo que piensas cuando me tienes cerca.

-Eres testigo de cómo me pones con solo verte en la Universidad. No lo dudes

Nuestras conversaciones se extienden entre mensajes y mensajes de whatsapp… ya subiré lo demás.