"...No se me había ocurrido pensar que esa posición estimularía su atención hacia mí, ya que, por lo que veía, estaba gozando a lo grande con la cogida que le estaba dando a Diana, pero estaba equivocada. Sus manos calientes separaron mis nalgas para dejar descubierto mi redondito hoyito, a donde acercó su mojada lengua para darme placer con la punta..."
De mil maneras me he hecho gozar yo misma, pero de todas, la que me ha proporcionado los más poderosos, ardientes e incontrolables orgasmos que en mi vida haya tenido ha sido las masturbadas que me di en un motel de Barquisimeto.
Nunca me imaginé que mis vacaciones escolares cambiaran las cosas en casa de mi tia Isabel.
Aquella tarde quedaron regadas para siempre mis ilusiones de adolescente sobre la roja alfombra de aquél estudio.
Nunca me imaginé que mi calentura sexual emocionara tanto a mi tia y a sus hijos.