Carlos sigue recordando parte de su adolescencia en donde descubrió lo hermosamente ardiente que era su madre y de todo lo que ella era capaz con tal de llevarse a uno de sus amigos a la cama.
Susy sigue recordando la mañana que estuvo con Manuel mezclando en esos recuerdos, lo vivido con Luis, su amante que le enseñó, de adolescente, cómo se disfrutaba del sexo. Una historia llena de suspenso y excitación.
Seguimos en la camioneta, casi sin darme cuenta lo estaba montando, ahí mismo, donde posiblemente alguien pudiera vernos.
Susy sigue recordando cómo inició su gusto por los jóvenes y nos narra cómo convirtió su coraje hacia Javier en un deseo sexual enorme del cual después ella se convirtió en su presa.
Cuando Manuel puso sus pies dentro de mi casa supe que iba a vivir momentos íntimamente ardientes, solo debería tener paciencia, pues siendo un amante novel era preciso enseñarle a disfrutar las mieles de la pasión y el sexo con calma y sin prisas.
No importaba el tema ni el interés que pudiera mostrar en nuestra insulsa charla, lo importante para mi era coquetearle, mostrar un poco de mi cuerpo, ser muy provocativa, quizá demasiado puta a sus ojos.
Estaba demasiado caliente y esperaba que esa mañana don Juan me quitara esa calentura que me estaba volviendo loca, mi marido no me hacía sentir lo suficientemente hembra. Ardía de ganas de una rica y deliciosa cogida. Ese era el momento, no podía esperar más.
Sentía que me quemaba, mi marido simplemente no me daba el placer que necesitaba. Era urgente hacer algo o las cosas terminarían mal. Don Juan, él podía ser el hombre perfecto, el hombre ideal para llevar a cabo mi plan.
Temerosa de ser descubierta, pero presa de la lujuria, doña Rosy acude a la casa de Sabino para concluir lo que un día antes no había terminado de gozar. Su sorpresa fue grande cuando encontró a "Boby", el enemigo de su hijo dentro de la casa de su joven amante.
Su madre entró a la casa grande y se sentó frente a boby, cruzó las piernas para dejar ver sus finas y torneadas extremidades, quien con golosa mirada no despegaba ni un solo segundo sus ojos de aquella excitante visión.
Las gruesas manos del chico la tomaron del cabello, pasó sus dedos entre la sedosa cabellera de doña Rosy, masajeando por segundos su cabeza al tiempo que la halaba hacia él para decirle, con ese movimiento, que deseaba que se la tragara toda. La madre de su amigo, con la experiencia que tenía, colo
Sabino la agarró de la cintura, se aferró fuertemente a aquel maduro y exquisito cuerpo de mujer, la haló con fuerzas hacia él, ella gemía, pujaba, emitía sonidos guturales mientras su hijo, a escasos metros, seguía con su mano derecha masturbándose suavemente.
Sabino, hizo una exclamación de gusto, lleno de deseo se acercó a ella. Doña Rosy dio un paso atrás, no, por favor, no dijo ligeramente, ya sin la fuerza de la resistencia del principio. Sabino sabía que faltaba solo un poco, insistir solo un poco.
La conoció una noche de fiesta. Esa noche él trabajó como mesero, recién había llegado al pueblo. Ella iba con un vestido verde estampado con algunas flores que la hacía lucir hermosa. La tela se ceñía a su cuerpo como una segunda piel. El vestido se cruzaba por el frente a la altura de sus pechos,
Ella sabía que debajo de esa bata solo estaba su piel blanca, temblorosa, deseosa y ardiente, sin prenda que se interpusiese. Sabía que solo bastaba halar la cinta de la bata para que esta se abriera y mostrar sus pechos blancos y esas aureolas oscuras y grandes que la coronaban.
La conoció una noche de fiesta. Esa noche él trabajó como mesero, recién había llegado al pueblo. Ella iba con un vestido verde estampado con algunas flores que la hacía lucir hermosa. La tela se ceñía a su cuerpo como una segunda piel.
Estaba ardiendo como consecuencia de sus recuerdos, tres de sus dedos se metían por completo en su vagina; se levantó tratando de no hacer ruido, Carlos seguía profundamente dormido. Se metió al baño y concluyó su placentera tarea. Tenía que dormir, el siguiente día prometía ser muy bueno.
Sintió que el cuerpo del chico se tensaba completamente. Se volvió un poco hacia atrás y puso sus manos encima de las rodillas de Abel, se movió hacia adelante y hacia atrás, con locura, con fuerza rozaba su clítoris en la pelvis del joven
Se acercó a ella, sin consideración empujó con todas sus fuerzas mientras un grito un poco más fuerte salió de los labios de ella, Saúl le tapó con su mano izquierda la boca para mitigar el grito. Por ratos ambas manos del hombre se asían de las caderas de su madre
Ya había pasado poco más de un mes desde aquella noche en el que ella se dejó consentir por él. Otros dos encuentros furtivos y rápidos se habían dado, pero él necesitaba gozarla con más calma, con tiempo, sin prisas y enseñarle, con toda su experiencia, las mieles de la pasión y el sexo.
El rudio de una cuarta nalgada rompió el breve silencio que surgió después de las palabras de Susy, enrojeciendo la parte golpeada, y haciendo chorrear su ardiente vagina. Estaba descubriendo algo que no había sentido antes. Se estaba excitando demasiado al sentirse sometida y golpeada.
Corría junio, nuevamente había amanecido con una suave lluvia que mojaba las empedradas calles de aquella zona, que, aunque calurosa, ahora se refrescaba bastante; pero ella, saboreaba esa rica tortura de aquel calor que reconocía perfectamente, y que se divertía en su rica entrepierna
Susy atravesó la plaza cívica, seguía excitada. El recreo empezaba y varios jovencitos y jovencitas ya salían para descansar un rato de sus aburridas clases. No sabía dónde lo había visto pero al levantar el rostro vio a la distancia a un joven que se le hizo conocido.
Llegaron a El Venado todo estaba oscuro y sintió cierto temor, sin embargo el calorcillo que sentía subir a lo largo de sus piernas para entretenerse en sus labios más hermosos y que lucían perfectas con el corte con el que se había depilado su lindo pubis, la hacían olvidarse de aquellos temores.
Susy se sintió un poco decepcionada cuando al llegar a El Venado no veía por ningún lado al apuesto dueño: Jorge. No dijo nada, se ubicaron en una excelente mesa con la asesoría del mesero; rodeada de flores, plantas verdes y de colores exóticos...