El profe de nuevo puso su mano en mi pecho. Yo lo rechazaba moviéndome, pero poco. -Tienes unos pechos enormes. Me dijo. ¿Cómo serán?
-Se nota que te gusta la verga. No sé por qué haces ver que lo haces a la fuerza. Insistió.
Sentí la cabeza de su verga en la entrada de mi culo. Por primera vez me la iban a meter por ahí. Mi primera vez.
No hablé en todo el camino. Por un lado estaba feliz de que me quitaran las ganas. Por otro infeliz, porque me trataban como una puta.
En medio de mi calentura llegué a pensar: Si soy una puta. Aquí estoy con el novio de mi hermana, queriéndomelo coger. ¿Quién haría eso? Una puta
No le dije nada. Me agaché, le bajé su pantalón y su ropa interior. Saltó una verga un poco más grande que la de Víctor y Rafa. La tomé con la mano y lo masturbé. Soltó un grito.
Me estiré por mi bolsa a los asientos de atrás. Víctor me dio una nalgada. Saqué el condón que se la había caído a Rafa. Lo abrí y se lo pasé al novio de mi amiga.
Salí y me dirigí al baño. No me voy a ir sin probar su verga. Pensé. Me quité la ropa que traía.
Me acerqué a la ventana y esperé hasta que llegaran. Fantaseé un rato: ¿Qué irán a hacer? Besarse, obvio. ¿Rafa le irá a mamar las chichotas? ¿Andrea se la mamará? ¿Cómo se la va a coger Rafa? ¿De perrito? O ¿Se pondrá arriba de ella? Me calenté y me mojé tan solo imaginando.
Estaba toda mojada, mis dedos ya no me satisfacían, tomé mi cepillo para el pelo, mi acompañante fiel en mis calenturas, me lo metí a la boca, imaginaba que era la verga de Rafa, le estaba haciendo sexo oral, se la estaba mamando.
Por un momento me imaginé empinada, desnuda, y Rafa entre mis nalgas. Sentí esa rica sensación. Solté un grito, un gemido que sin duda se escuchó en toda la casa. Rafa y Andrea se rieron.
Me sorprendió ver a Andrea desnuda; La vi, sus pechos eran enormes, redondos, como globos. Su cuerpo estaba bien formado, tenía piernas largas y gruesas, y formaban una curva perfecta, cintura casi delgada, y nalgas bien redondas y paradas.
-Es mi cumpleaños. Continuó susurrando. Quiero tenerte como mi último y mejor regalo.
No era cierto, no me llevó hasta allá solo para besarme. Intentaría abrirme las piernas, pero no estaba dispuesta ceder, no en ese lugar, no como una cualquiera. No lo era.
Al igual que yo ¿Todas las mujeres recuerdan el día de su primera vez? Para mí, este día fue el inicio de todo