-Ya despierta.

Abrí los ojos y Rafa estaba fuera del auto.

-¿Cuánto tiempo estuve dormida? –Pregunté.

-Como una hora. –Dijo Rafa.

Me levanté de un brinco.

-¿Por qué no me despertaste? –Dije asustada.

-Te quedaste dormida después de hacer el amor y ya no quise moverte. Te miras hermosa durmiendo.

Sentí un poco de frio en mis piernas, mojado en mi entrepierna. Me toqué y era algo pegajoso. “Semen”, pensé.

Recordé lo que habíamos hecho hace un momento. De nuevo me sentí mal. Había hecho el amor con mi novio en un auto en medio de la nada. Pensé en todo lo que me habían enseñado mis padres en el hogar sobre sexo, todos esos valores, esa plática de llegar virgen al matrimonio, sobre darme a respetar.

Sin embargo ahí estaba, media desnuda, llena de semen, con mi mano mojada, sudada, en un auto, en la parcela, con una persona viéndome de fuera, después de hacer el amor. Me sentía lo peor.

Tomé una servilleta y me limpié. Me arreglé, salí del auto y fui con mi novio. Lo abracé y puse mi cabeza en su pecho.

Rafa era mi primer novio. 6 meses me bastaron para amarlo mucho, para entregarme a él, y no sentía arrepentimiento alguno. Pero llegar a este punto, de casi a exhibirme, no estaba bien. Lo amaba mucho y haría cualquier cosa que me pidiera, pero estaba a buena hora de ponerle un punto final a las relaciones sexuales.

-Te amo. –Le dije.

-Yo también te amo. –Me dijo.

Nos fuimos.

Se fue de vacaciones y no nos volvimos a ver hasta mediados de enero del 2006, cuando ya nos habíamos acomodado al horario de la escuela.

Relato anterior --> http://www.todorelatos.com/relato/107733/

Los siguientes 6 meses (Enero a Junio) pasaron sin mucho que resaltar. Nos veíamos cada fin de semana. En mi casa, en su casa, o salíamos. Y cuando se podía fajábamos o mas bien, Rafa me acariciaba. Estaba más enamorada que nunca. Solo una vez hicimos el amor.

16 de Marzo 2006

Era el cumpleaños de Rafa. Desde temprano desperté para felicitarlo por teléfono. Y toda la mañana me dediqué a enviarle mensajes a su celular. Para la tarde me había invitado a una fiesta que tendría en su casa, con su familia.

-Amor, paso por ti en unos 30 minutos. –Me mandó un mensaje a mi celular. Eran las 3pm

Me terminé de arreglar. Luego de unos 40 minutos llegó. Vi que bajó de su auto. Y detrás de él venía su prima (y mi mejor amiga) Andrea. Me puse detrás de la puerta a esperarlo para recibirlo con un abrazo. Había quedado con mi mamá que ella abriría la puerta.

-Hola Rafa. –Saludó mi mamá. –Felicidades.

-Gracias suegra.

-Hola Andrea. –Saludó a mi amiga. Ella devolvió el saludo. – ¿Cuántos cumples? Rafa.

-19.

-Otro año más de vida. Pásenle muchachos, ahorita le hablo a Julia.

Apenas lo vi, salté encima de él. Casi caímos. Me pegó la locura y me reí. Y los contagié porque mi mamá, mis hermanos, Andrea y Rafa rieron. Nos acomodamos.

-¿A qué hora se la traigo? Suegra. –Dijo mi novio.

Se quedó pensando mi mamá. Yo puse una cara tierna para que me dejara estar mucho rato con Rafa.

-Son casi las 4pm. A las 7pm está bien.

- ¡Mama! –Le reclamé. –A las 8pm ¿Si?

-Está bien. Pero no más tarde.

Nos fuimos.

Llegamos a la fiesta. Todo transcurrió muy bien. Comida, plática, bailamos. Para las 6:30pm se habían ido casi todos, quedaban un par de amigos y la familia de mi amiga Andrea. Estábamos fuera, sentados, platicando. Yo estaba junto a Rafa.

Los últimos amigos:

-Ya nos vamos Rafa. –Dijeron.

-Está bien, gracias por haber venido. –Les dijo mi novio. –Los acompañó hasta su auto. Ven, vamos amor. –Me dijo y los fuimos a despedir.

Cuando regresamos mi suegro y el papá de Andrea se fueron a comprar cerveza. Los 4 seguirían la fiesta por su cuenta. Nosotros 3 pasamos al cuarto de Rafa.

Encendimos la tele. Andrea se puso en la computadora y nosotros sentados en un sillón. Aprovechábamos que mi amiga nos daba la espalda para besarnos en ratos. Luego de un tiempo:

-¿Qué hora son? –Pregunté

-Son las… Andrea, ¿Qué hora son? –Dijo Rafa.

-Las 7:20pm

-Aun falta. –Dijo mi novio. Se acercó a mi oído y me susurró. –Te deseo amor. Quiero hacerte el amor.

No niego que no sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, pero al estar casi expuestos, no iba a pasar nada. El pensar que nos podían descubrir me daba miedo.

-Cállate, tonto. –Le susurré, dándole un golpe en su pierna.

-Es mi cumpleaños. –Continuó susurrando. –Quiero tenerte como mi último y mejor regalo.

Lo amaba mucho. Y cuando me dijo esas palabras, sabía que tenía que complacerlo, era su novia y eso hacían las novias. Pero ahí no. En ese momento no.

Nos besamos.

-Pero aquí nos pueden ver. Aparte me da miedo y no quiero. –Le dije.

-No tengas miedo. –Me dijo con un tono tranquilizador. No funcionó. –Ven.

Se levantó y me tomó de la mano.

-Ahorita venimos Andrea. –Dijo Rafa y salimos del cuarto.

Apenas salimos, le dije:

-¿A dónde vamos?

Entramos a otro cuarto.

-Este es el cuarto de mis papás. –Se sentó en la cama. Dio unos golpecitos al colchón. –Ven.

-No. Y ¿Si alguien viene? –Dije asustada. Estaba muy preocupada y mi corazón latía muy deprisa.

-¿Quién?

-Tus papás, tu hermano, tus primos, Andrea. –Dije tartamudeando.

-Nadie va a venir. Mi hermano y mis primos andan en la plaza. Ya viste a mis papás y a mis tíos. Y Andrea sabe que no tiene que hacer mal tercio. –Me dijo, desesperado.

Pensé: “Andrea ¿Sabe? ¿Qué sabe?” Me asusté. “¿Sabe que ya no soy virgen? ¿A mis 15 años? Y ¿Ahora qué piensa de mí? ¿Qué soy una puta?”Y me llegó un pensamiento mucho peor “Y ¿Si le dice a alguien? Y ¿Si mis papás se enteran?”

Cuando reaccioné, me di cuenta que ya estaba acostada en la cama. Rafa me había quitado mi camisa y mi sostén, y estaba chupando mis pechos. Empecé a gemir.

-Espera. –Gemí. Me mojé toda. –Espera. –Seguía gimiendo. –Espera. –Y lo quité de un empujón. Tapé mis pechos con una almohada. -¿Qué sabe Andrea? –Dije asustada, excitada.

-¿Que sabe de qué? –Preguntó mi novio. –No entiendo.

-Sí. ¿Sabe que tú y yo…? –Me daba pena decir la palabra. Le hice una seña que ni yo misma entendí.

-¿Qué si sabe que ya lo hicimos? –Dijo. Asentí con pena. –No, claro que no. Ella sigue pensando que tú eres de las de “virgen hasta el matrimonio”.

Esas últimas palabras me hicieron sentir mal. Yo era de ese pensamiento pero me entregué a él por amor y no lo valoraba.

-Pero no porque ya lo hicimos quiere decir que no te respete o no te ame. Te amo mucho y agradezco que te hayas entregado a mí. Espero ser el único en tu vida. –Dijo.

Esas palabras me hicieron sentir mejor. De nuevo pensé en que no había cometido el error de entregarme a Rafa. Pero volví a la realidad:

-Amor, pero no quiero hacerlo ahorita. ¿Qué tal si alguien viene? –Dije preocupada.

-No va a venir nadie. –Me besó y me acostó de nuevo en la cama.

No pude reclamar. Eso quería mi novio. Tuve que ceder. Mal, no estaba cómoda.

-Trae una sábana para taparme. No quiero que me veas desnuda. –Le pedí.

-A la orden. –Me dijo como general. Me cobijó.

Enfrente de mí, sin pena, se desnudó. Dejó al descubierto su pene erecto, que era enorme y lleno de bello. Se metió bajo la sábana a lado de mí. Rápidamente buscó mi pantalón, lo desabrochó y me lo quitó, junto a mi ropa interior. Se puso de nuevo a mi lado y nos besamos, mientras metía sus dedos en mi vagina.

A los pocos segundos, solté un chorro y empecé a gemir. No disfruté mucho de esa sensación por estar pensando en que alguien podría venir en cualquier momento. Solo quería que acabara rápido. Pero los segundos pasaban lentos.

-Jálamela. –Dijo.

Entendí lo que quiso decir y bajé mi mano rápido para buscar su pene. Lo toqué y en la punta estaba mojado.

-Eso es ¿semen? –Pregunté.

-No amor, se le llama pre semen. –Dijo. Quedé igual con la respuesta.

Le agarré su pene, que estaba caliente, húmedo, y empecé a masturbarlo como me había dicho; Arriba, abajo.

-Que rico. Que rico. –Decía entre gemidos. –Sigue. Mas. Mas. –Me gustaba que me dijera eso y quería seguir haciéndolo pero también quería terminar para irme de ahí.

Luego de unos 20 segundos que me parecieron eternos.

-Detente. –Agarró mi mano y la quitó. –Acomódate y abre las piernas.

Las abrí y Rafa se puso encima de mí. Poco a poco fue metiendo su pene en mi vagina. Me mojé toda, arqueé mi espalda y tuve de nuevo esa rica sensación. Me olvidé de todo y me dediqué a disfrutar de ese momento.

Rafa se movía lentamente mientras me besaba mi barbilla. Yo seguía disfrutando de lo que sentía. Mete y saca, mete y saca. Los dos gemíamos. Poco a poco fui sintiendo que algo estaba escurriendo por mis piernas. “Semen”, pensaba. Eso me excitó más y tuve, nuevamente, esa rica sensación.

Sentí que su pene se iba poniendo aguado y los dos dejamos de gemir. Se bajó, se acostó a mi lado y nos dedicamos a descansar. Estábamos agitados.

Recordé donde estábamos y me levanté de un brinco. No había tiempo de descansar. Alguien podía venir y vernos. Mal me limpié el semen, recogí rápido mi ropa y me vestí, y rápido le aventé la ropa a Rafa.

-¿Qué pasa? –Dijo riéndose Rafa.

-No te hagas el tonto, bebé. –Le dije en tono sarcástico.

Terminó de reírse, y se vistió. Salimos del cuarto y llegamos al de Rafa como si nada hubiera pasado.

-¿Qué hora son? –Pregunté.

-7:32pm –Respondió Andrea.

-Vámonos, para que llegues temprano y así darle gusto a tu mamá. –Dijo Rafa. – ¿Nos acompañas Andrea?

-Sí, claro.

Y nos fuimos.