Los pétalos de una rosa son de suavidad infinita.
-¿Estaba rico? -Mucho- Sonrió ella sosteniendo el miembro con la mano.
Dos viejos amigos quedan para tomar un café después de mucho tiempo.
Filial lésbico y otras cuantas filias y fetiches es lo que podréis encontrar en este nuevo relato. Espero que os guste y como siempre agradezco vuestros comentarios.
Ya sabes lo que me pasa cuando estás triste.
Pues eso, tan solo una mamada sin mayores pretensiones.
Dos amantes se refugian en una lejana cabaña para dar rienda suelta a su deseo.
¿Resumen de un microrrelato? Jo, eso tiene que ser el sumun de los resúmenes y yo me veo incapaz. Así que aquí os dejo, sin más, estas cuatrocientas ochenta y tantas palabrejas.
Una madre se ve atrapada entre un irresistible deseo incestuoso hacia su hijo y la sensación de culpabilidad que siente por ello.
Una apetecible madurita se ve envuelta en una orgía inesperada con un grupo de albañiles.
Continúa mi aventura con mí y rolliza madurita vecina.
Tras la breve y excitante aventura del ascensor entramos en su casa y, ya sin el riesgo de ser descubiertos, damos rienda suelta al deseo y la lujuria.
Un joven coincide en ascensor de casa con su vecina madurita.
Las locuras siempre mejor compartirlas en familia.
Todos nos hemos levantado alguna vez con unas ganas tremendas de mear.
La curiosidad llevará a nuestra joven protagonista a descubrir placeres y deseos inconfesables.
Un hombre maduro, un día complicado, un ángel en forma de joven mujer... La tensión debe liberarse de algún modo.
Lo prometido es deuda y aquí tenéis la cuarta parte (y creo que última) de esta serie que tan entretenidos ha tenido a nuestros protagonistas.
La espera ha sido larga pero finalmente aquí tenéis la continuación de esta tórrida relación entre madre e hijo.
Relato a petición de una lectora de espectaculares pechos.
Segunda parte de lo que paso aquella tarde. Si no leíste la primera te recomiendo que lo hagas, serán unos minutos.
No hay nada como los cuidados de una madre.
Te levantas de la silla y emprendes el camino de mi mesa con folio en mano y una bonita sonrisa aparece en tu rostro al percatarte de que tienes toda mi atención.