No contesté nada, solo se escuchaba mi respiración, estoy seguro de que, si pudiera verme en ese momento, vería como mi cara se enrojecía, al escuchar aquellas palabras.
Yo mirando cara a la pared, desnudo de cintura para arriba y el slip y pantalón a la altura de los tobillos, con la polla tiesa a reventar, me agachaba e intentaba subirme el slip y pantalón a la vez que arrimaba la puerta para no ser visto.
Mis ojos se fueron a aquella manguera que le colgaba al viejo, y no daba apartado la vista de aquello que mostraba el viejo sin pudor alguno. Cuando pude, levanté la vista mirando al viejo a la cara. Ven, me decía haciendo señas con la cabeza, yo que estaba medio hipnotizado con la visión de aque
Cuando me dio la vuelta para darme por el culo, vimos como el viejo de nuestro grupo, estaba dándole por el culo al jovencito. Lo tenía totalmente empalado en su polla, gritaba y gemía como una perrita en celo el jovencito.
A él tampoco parecía importarle mucho el que vieran como tenía a un jovencito maricón en pelotas, abriéndole el culo con sus dedos, preparándolo para meterle la polla en el culo y follarlo hasta preñarlo de leche.
Joder tío, ¿le vas a dar por el culo ahí en plena calle? Sí, me lo voy a follar aquí. Me excita y da mucho morbo darle por el culo al maricón en plena calle.
Al ver semejante pollón, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, aquella polla me iba abrir en canal, vamos que si me daba entrado en el culo, me iba dejar reventado; aquello si que me iba romper el culo cuando me la metiera; sí que era gruesa y larga la hija de puta.
No sacaba la vista de mí. Miraba cómo me tenía enterrada la polla aquel hombre, y cómo me tenía inclinado, totalmente en pelotas, dándome por el culo. El hijo de puta no se movía, seguía allí mirando, acariciándose la polla, y viendo como me daban por el culo.
Quedamos los 2 pegados el uno al otro, yo acariciando su polla con mi mano, hasta que la dejé entre mis muslos, justo debajo de mis huevos, mientras me abrazaba a él. Y el vagabundo, mordiéndome y besando el cuello.
¡Ay mi damita! Que bueno estás, te voy a abrir el culito con mi polla durante toda la noche, y te voy a dejar embarazado con mi lechita. Me iba susurrando mientras mordisqueaba mi cuello, y con sus manos me iba metiendo mano.
¡Ohhh mi damita! Me decía el vagabundo abrazándome por la espalda y frotándose a mi cuerpo. Restregaba su paquete por mi culo, notándosele que seguía con la polla erecta. Mira cómo estoy, me decía empujándome sobre la mesa. No creo que pueda aguantar hasta la noche, vas a tener que dejarme que te
Acercándose a mí con la polla de fuera me dijo, ¿quieres tocarla? No no, tartamudeé terminando de ponerme colorado. Yo no no, tartamudeaba mirándole a los ojos sin saber que decirle.
¡Ufff! Menuda polla se gastaba el tío, estaba empalmado cómo un burro, tenía la polla tiesa a más no poder, su colorada y enrojecida punta se erguía hacia el techo toda orgullosa. Aquella visión de la polla del viejo me había dejado hipnotizado, estaba hinchada y se veía asomar la cabeza enrojeci
No se le pasó desapercibido al viejo, mi estado de empalme y la calentura que llevaba encima. Joder cómo estás, andas bien salido me decía, acariciándome la polla y huevos a la vez que me estrujaba los cachetes del culo. Si quieres luego vamos y te llevo a mi casa, que me gustaría meterte en mi
¿Quieres que te vuelva dar por el culo, mariconcito? Mira cómo está ya tu pollita, ya se está levantando con las caricias que te doy.
Ay maricón, que ganas te tengo. Me decía mientras me iba mordiendo los labios y saboreando mi boca. Me fue dando la vuelta y mientras pegaba su paquete a mi culo y lo restregaba por él, me iba mordiendo la nuca, mientras con sus manos empezaba a desabrocharme el cinturón, luego hizo lo mismo c
Mientras iba caminando para mi casa, iba pensando que el muy cabrón del cura, lo que me iba dar, era una buena ración de polla en mi culo. Pero bueno, no había estado nada mal el día que habíamos estado Andrei y yo, con el cabroncete del curita aquel.
Giré la cabeza para ver al cura, y mis ojos se fueron directamente a su rabo, menudo rabo que se gastaba el curita tenía una verga larga he hinchada a tope, y colorada que parecía a punto de reventar. No te asustes, Dani, anda ven y agárralo ya verás que es cómo el de cualquier otra persona.
Andrei, me cogió la mano llevándola a su entrepierna, mientras me decía, mira cómo estoy. ¡Dios! Tenía la polla dura cómo un fierro. La cabeza se le asomaba por la cintura del pantalón, y se veía el glande rojo he hinchado a más no poder.
Yo había quedado mirando para aquella verga que había sacado el rumano Andrei. Se había sacado hasta los huevos, y en aquel momento me vino al recuerdo la polla que había visto a un hombre , y había entrado a unos aseos públicos a mear. Había quedado tan estupefacto al v
Aquella mañana cada vez que coincidía con el gitano, si tenía oportunidad de meterme mano, no lo desaprovechaba, con mucho disimulo me pellizcaba el culo, me metía mano, hasta llegó a restregar su paquete por mi culo, dejándome notar cómo estaba de empalmado.
Uy payo, vaya culito que tienes, me decía pegándose más a mí. Mira cómo se me pone la verga, payo. Me había arrimado su polla al canal de mi culo, por lo que me hizo estremecer. Eh, le protesté mientras me giraba hacía él.
Empezó a subirme y bajarme la piel del prepucio, mientras me acariciaba los huevos con la otra mano, y con su boca pegada a mi nuca, me mordisqueaba la misma.
Cógela, me dijo, no tengas miedo. No, yo no no, tartamudeaba mientras posaba mi mano sobre su polla. La solté como si me hubiese dado un calambrazo, agachando la cabeza y tratando de serenarme. Vamos me dijo volviéndome a coger la mano y ponerla sobre su polla. Que no te de vergüenza,
Apoyado al árbol en los jardines de Méndez Núñez, me folló Decidí antes de irme para casa, pasar por los cantones, a ver si me atrevía y cruzaba hacia los jardines de Méndez Núñez, donde podría encontrar alguna polla que me diera por el culo.