Se puso a mi espalda poniendo una mano en mi culo, a la vez que llevaba la otra a mi polla. La empezó a acariciar, bajó el prepucio descapullando el glande, luego me cogió los huevos, me los acarició y sobó. Se pegó más a mí subiendo su mano por mi vientre, hasta llegar a los pezones, los apretó
Mojó sus dedos con saliva, llevándolos luego a mi culo, repitió varias veces hasta mojar de saliva bien mi ano, luego acariciando el esfínter con un dedo, fue empujándolo, hasta que consiguió abrirme el culo.
Cuando nos vestimos con la ropa de trabajo, el moro solo se puso los calcetines, el buzo, y las botas de agua. O sea que debajo del buzo, iba totalmente en pelotas. Yo iba igual que él, solo que llevaba puesto un slip. Cuando me vio ponerme el slip, acariciándome el culo, me dijo, va a ser mejor
Mira como me has puesto, me decía mientras me sujetaba la mano y la llevaba a su entrepierna. Yo, yo no he hecho nada, le dije. Solo me he desvestido para ducharme e irme a dormir.
Quiero follarte hoy, estoy que reviento de ganas, me susurró al oído mientras me acariciaba los huevos y se restregaba por mi culo.
Tranquilo me dijo, a la vez que con una mano en la cabeza me empujaba para que me agachara. Abre la boca me ordenó. Temblándome las piernas y mirando para todas partes, a causa del nerviosismo que me había entrado, eso hice. Me agaché, abrí la boca, me sujeté a sus piernas con las manos, y empecé
Habían pasado varios días desde que me habían sorprendido y follado en la fábrica abandonada, el día que había salido del puerto sin tener suerte a la hora de conseguir trabajo.
No había vuelto a ser follado por el viejo Venancio; lo único que pude hacer fue una felación a Marcos, donde le tuve que tragar todo el semen; eso había sido el lunes a la noche; lo habíamos hecho en los aseos del bar.
Cuando me pasó lo que voy a relatar; fui sorprendido en una fábrica abandonada haciéndome una paja y con uno de mis dedos acariciando mi ano.
Ya eran casi las 2 de la madrugada, apenas quedaba gente en el bar. De mi pandilla quedaba yo solamente, ya que los demás habían marchado; unos a la discoteca, y otros para su casa. Cuando en una de las veces que fui a los aseos, estando meando entró Marcos, sobandome el culo me dijo, tranqui
No sé, le contesté, esto me ha puesto muy nervioso, le decía, mientras el viejo tendero, me sujetaba las manos, llevandolas hacia sus hombros, de esa manera se arrimó más a mí, mientras con su boca me empezaba a dar mordiscos suaves por el cuello. Aquello me hizo extremecer de placer, y la polla
Hacía unos días que el viejo tendero, Venancio, me había dado por el culo en su tienda casa. Ya habíamos coincidido en el bar donde solíamos parar, y en varias ocasiones habíamos coincidido en el aseo. Cada vez que coincidimos me había metido mano todo lo que pudo. Me sobaba el culo con sus manos
Te estás poniendo cachondo me dijo el viejo. Se ve que llevas tiempo sin hacerte una paja. Pues sí, le contesté. ¿Y hace tiempo que no follas? Pues de eso ya casi no me acuerdo, fue antes de tener el accidente, le dije.
Con las manos me subía la camiseta hasta los hombros, para que de esa manera le quedara mi espalda al desnudo, y así poder acariciarla. Mira como nos están viendo, mira como ven que te estoy follando. Fíjate como se la cascan a tu salud.
Me dejas que te meta la polla en el culo, me dijo el amigo, ¡ooooohhhh! siiií, le contesté.
Nos encontramos paseando por los jardines del centro de la ciudad. Ambos andábamos en busca de alguien con quien follar. Eran cerca de las 12 de la noche cuando nos vimos. El estaba aparcando el coche en uno de los laterales de los jardines, bajó del coche, y después de cerrar la puerta, echó
No paraba de morderme mientras me tenía agarrado por la espalda, y con sus manos, me iba tocando por todo el cuerpo. Ya verás como lo vamos pasar, te voy follar bien follado, hasta que te rompa el culo.
Estaba viendo como un jovencito maricón, tenía los pantalones y slip bajados hasta los tobillos, estando inclinado, chupando la polla a aquel viejo.
El joven macarrilla, me seduce y termina llevándome a su casa. 4ª parte. Me fui desperezando, a la vez que era acariciado por el joven macarrilla. Me acariciaba el culo con sus manos, mientras con su boca me iba besando la espalda, llegando a mi nuca, dándome mordiscos con ella.
El joven macarrilla, me seduce y termina llevándome a su casa. 3ª parte. Cuando accedimos al pequeño claro que quedaba entre aquellos matorrales, la visión que tuvimos fue de campeonato.
El joven macarrilla, me seduce y termina llevándome a su casa. 2ª parte. Eran ya más de las 3 de la tarde cuando despertamos. Notaba como me acariciaba el culo con su mano, y así, poco a poco fui despertando.
El joven macarrilla, me seduce y termina llevándome a su casa. 1ª parte. Ahora me tenía totalmente en pelotas, tumbado en el sofá de su casa. Me besaba todo el cuerpo, mientras me iba diciendo que bueno estaba, y que así me quería tener.
Me llevaron al paraíso del placer, en el aseo de aquel baño público. ¡Dios! había dado con mi punto débil, y aquello me hacía estremecer de placer, ¡aaaaaaaaahhhhhh! suspiraba, y temblaba a la vez.
Me estaba dando por el culo, mientras con sus manos se aferraba a mis caderas, y con su boca, me besaba la espalda, luego con una de sus manos, me agarraba la polla, haciéndome una suave paja.
Me dio por el culo, me hizo gozar, luego me utilizó. Me decía, así, mi niño, así, goza. Mira como tienes la pollita, la tienes empalmadita. Mira como te gusta, ves, mira como goza tu culito con el juguetito, mi niño.