Mi hermana se empeñó en que jugáramos al voleibol en la tarde más calurosa del año. Esa tarde el calor y las endorfinas despertaron nuestro lado más salvaje. Y liberaron deseos y secretos enterrados durante demasiado tiempo.
"No deberías descuidar a tus niñas, porque nosotras podemos llenarte mucho más de lo que lo hacía mamá." Esas fueron las palabras que Inés le dijo a su padre. Y vaya si tenía razón.
Papi, ven a buscarnos, nos van a hacer daño. Así empezó la noche en que Ernesto descubrió su verdadera naturaleza. Y la de sus hijas.