A la semana siguiente volví al edificio donde vive mi amiga, sabia que ese día ella no estaba y que don Manuel tenía la tarde libre. Llevaba una botella de vino. Fue una tarde distinta, me encontré con una gran sorpresa.
Después de 2 años viviendo en ese edificio lo conocí, siempre estaba disponible cuando mis ganas de sexo lo requerían. Ahora extraño esas noches de pasión.
Ese día decidí visitar a una buena amiga, pero no se encontraba, el conserje me dijo que podía esperarla en la sala de estar, y ahí me puse malvada.
Ese día estaba caliente, quería sexo, y buscaría una presa para mi satisfacción