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Mi primera vez

en Hetero: Primera vez

Hola amigas y amigos lectores. Les envío un cordial y afectuoso saludo desde la ciudad más contaminada y grande del mundo, México D. F.

Quiero antes de comenzar mi relato, agradecer todos sus correos, y quiero pedirles disculpas a todos aquellos que no me ha dado tiempo de contestarles. Son tantos lo correos que me han llegado que es imposible leerlos todos tan rápido, solo les pido que no se desesperen, tarde pero me gusta responder. Y bueno, para entrar de lleno al tema, el día de hoy les platicaré como fue mi primera vez en el sexo, como y por quien fui desvirginada, todo lo relativo a éste tema que nunca había pensado platicar, ya que es algo muy personal, pero son tantos correos que me lo han pedido y es por eso que en esta ocasión voy a decírselos.

Haciendo un poco de historia, cuando yo cumplí los 17, en casa los asuntos familiares estaban un poco delicados; no tenía mucho dinero y en la preparatoria me pedían muchos trabajos que implicaban gastos, fue cuando decidí buscar trabajo. Toqué muchas puertas, pero solo tenía 17 y solo querían contratarme como para tenerme de adorno, en algunos lugares como edecán, pero yo quería realmente trabajar. En todos lados me pedían solicitud elaborada acompañada de fotografías.

El estudio fotográfico donde me retraté estaba cerca de una empresa a la cual iba a presentar mi solicitud y ya tenía mi cita prevista para las 6:00 p.m. el señor (un judío) que me atendió me hizo varias preguntas antes de entregarme las fotografías (fueron instantáneas, pero se necesitaba secar el papel para desprender la película) me sorprendió cuando me dijo "Yo necesito una secretaria de medio tiempo, no te ofrezco mucho, pero si tu quieres yo te puedo contratar", fue así como me quedé a trabajar en ese estudio.

A Edy lo conocí precisamente en ese edificio, ya que él trabajaba en una empresa de mensajería (la de color café). Constantemente después de que entre a trabajar me visitaba, él trabajaba en el área contable y cuando tenía ratos de descanso me visitaba, platicaba mucho conmigo, me regalaba dulces, me invitaba a comer, me llevaba rosas, me hacía poemas y se interesaba mucho en mí. Todo eso aunado a su cara bonita, hizo que no tardara mucho en interesarme en él, al grado de enamorarme como una loquita, como hasta la fecha lo estoy.

Como les he comentado en todos y cada uno de mis relatos, mi forma de vestir siempre he procurado sentirme cómoda, sentirme bonita, y hago muchas rutinas para mantenerme en forma. Porque no decirlo, también he procurado verme muy coqueta, mi mamá siempre me lo decía, que una mujer coqueta siempre es muy interesante y llama la atención de los hombres, y sí que lo lograba. Quizás por mi delgado cuerpo, por mis piernas torneadas, por mis rasgos orientales o por mi propia forma de vestir, pero siempre que salgo a la calle hay más de un chico viéndome. Y aunque no lo crean, tanto en la secundaria como en la preparatoria fui poco o casi nada noviera, muchas amigas me decían que los chicos me veían muy bonita y que por eso les diría que no, quizás porque ellos pensaban que yo estaría esperando una estrella de cine o algo así, así es que muy pocos me soltaron los perros.

Talvez fue por esa situación que cuando Edy me hablaba yo no podía negarme a hacerlo, me hacía sentir una persona muy importante para él, me hacía reír, me coqueteaba, de repente me regañaba y después jugaba conmigo. Nos hicimos novios al cabo de tres meses y de inmediato me presento con sus amigos, con sus padres, con sus hermanos y mucha familia que tiene en Cuernavaca. Siempre me llevaba a mi casa al salir del estudio, me esperaba fuera del edificio y me llevaba hasta mi casa. Cuando nos íbamos en microbús o cuando me llevaba en taxi, nunca perdía el momento de tomarme de las manos y llevármelas primero a sus piernas, poco a poco las regresaba a mis piernas y lo hacía para rozarme o tocarme las piernas, claro siempre de una manera muy delicada y para nada vulgar. Al principio a mí me daba algo de pena, pero poco a poco me fui acostumbrando a sus manos.

Siempre llevaba puesta alguna falda corta, o un poco arriba de la rodilla, talvez unos shorts de vestir o shorts holgados, tipo falda. Y siempre lo primero que me acariciaba eran las rodillas. Me decía que le gustaba, que le encantaba que yo me vistiera de esa forma, siempre con medias, con pantimedias o con mallas. No se cansaba de acariciarme, poco a poco me fue enseñando que frente a la gente también lo podía hacer y mucha gente en ocasiones nos veía mal, pero no hacíamos caso, solo nos reíamos. Así fue como nació en mí, el deseo de ser exhibicionista.

Por ejemplo, había ocasiones en que nos subíamos al final de un microbús en algún paradero, lógicamente estaba vacío y en el transcurso del camino me subía más la falda hasta casi dejarme a la vista el calzón de las pantimedias, no se porque pero a mi también eso me gustaba. Coincidimos en algo más. Ese sentimiento era igual para los dos y los dos lo disfrutábamos.

Cuando cumplimos un año de estar como novios, me invitó a cenar a un restaurante en la zona rosa, llevaba el coche de su papá y yo tenía permiso de regresar hasta la una de la mañana. Cenamos delicioso y tomamos dos copas de vino. Salimos como a las once de la noche del restaurante y me dijo "Quieres conocer el paraíso?", y aunque de inmediato sabía cuales eran sus intenciones, acepté. Pasamos a una tienda y compró una botella de vino de la misma marca que habíamos tomado en la cena.

Ese día me había puesto un bikini blanco, unas pantimedias con licra tipo malla blancas, unas zapatillas altas también de color blanco, una falda short, de color blanco ostión y una blusa rosita, un sweater también de color blanco. Según Edy me veía preciosa, y muchos ojos en el restaurante me lo confirmaron. Mi maquillaje fue del color de la blusa, lo que permitía que mi rostro brillara aún más. Decía también Edy que me veía como una rosa fresca.