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Las hawaianas de mis amigas lesbianas

en Fetichismo

Hola chicos y chicas amantes de los pies, antes de contarles una historia de adoración de piececitos calzados con havaianas, ojotas, chinelas o como les llamen en su país, les doy una receta para las chicas lesbis y fetichistas de los pies de sus compañeras. Por la conformación del pubis femenino, la posición de los labios y del clítoris, pueden, incluso siendo adultas, disfrutar de un buen rato de sexo con los pies en una pileta y delante de todos. Aunque no son fetichistas, una pareja de amigas lesbis (mis emjores amigas) gozan mucho con esta técnica que les conté como una fantasía, y que ellas aplican bastante seguido.

Todo lo que se necesita es una pileta, una de las dos sentada en el borde con los pies dentro del agua (no crucen las piernas para no despertar sospechas), y la otra como charlando se apoya con los codos en las piernas de la amiguita, mientras que se monta sobre uno de los pies, tratando de que el nacimiento de los dedos quede contra el espacio que media entre vagina y el anillito marrón. Los deditos se levantan hacia arriba para masajear el ano de la compañera, mientras que la vagina se abre ligeramente y se acomoda sobre el empeine, que tiene la forma justa para amoldarse a esa zona. De esta manera, el clítoris estará en la posición justa para ser masajeado por la parte alta del empeine, y subiendo y bajando lenta y suavemente el piecito, le darás a tu amiguita un trabajo de pies que nunca se olvidará, sin que los concurrentes se den cuenta.

Es una técnica muy interesante para los varoncitos, para subirse a caballito de algún piecito lindo y conocido y sentir algo más que ganas de tocarlo. Las chicas en general, responden arqueando la punta del pie hacia arriba por unos segundos. Si se tiene la suficiente confianza, uno puede apoyar los antebrazos sobre las rodillas y quedarse sobre ese piecito de ensueño por un rato bastante largo. ¡Traten de disimular la erección!, y podrán hacerlo muchas veces.

Volviendo a mis amigas lesbianas, tenemos una muy buena relación de amistad, fuimos amigos desde que me acuerdo, y las dos son amantes y pareja desde hace más de diez años. Jamás se dejarían penetrar por un hombre, y ni siquiera les atraen, sólo las mujeres, pero somos amigos íntimos y ellas sabenal detalle de mis gustos por los pies femeninos desnudos. Hemos hablado muchas veces, y ellas me dieron varios consejos sobre el comportamiento femenino. Les he pintado las uñas y les he besado los pies y lamido los deditos.

La primera vez fue cuando estábamos en la casa de una de ellas mirando películas. Ese verano, ambas andaban de havaianas. Tienen agradables pies, no son la locura, pero los tienen bien cuidados, la piel es suave, los deditos bien formados y se los arreglan con gusto con pulseritas y anillitos y llevan generalmene las uñas pintadas. Les encanta andar en casa de ojotas y por supuesto, yo me siento a propósito en el suelo entre las dos para estar cerca de sus pies. Al principio les molestaba un poco, pero como sólo me agradan, sexualmente hablando, sus piecitos, terminaron por aceptarlo.

Esa tarde de verano habíamos almorzado una pizzas y tomado mucha cerveza, estábamos agradablemente borrachitos. Yo estaba somnoliento, sentado en el suelo entre ambas, con la espalda apoyada contar un sillón de tres cuerpos, mirando la tele. Ellas estaban agarraditas de la mano y tenían los piecitos calzados con chinelas y las piernitas cruzadas, balanceando suavemente los pies y ese lindo calzado. Yo estaba agradablemente calentito, por el alcohol y los pies tan cercanos. Adormecidas como estaban, se dieron varios besitos en los labios y se acariciaron los senos. Yo me lancé y tomé un piecito muy próximo, de la tira de la ojota y lo besé suavemente. Hubo una breve sacudida de cosquillas, pero su dueña me dejó seguir. Susy, la mayor me dijo:

- Hasta ahí, loquito. Hagamos un trato, se te ve caliente y queremos hacerte un regalito, chupanos los pies, pero no podés pasar de las pantorrillas ni descalzarnos.

Para que me lo dijo, yo ya estaba caliente, así que sin sacarles las hawaianas empecé a chuparles los deditos uno por uno. Tomaba un pie de Susy, lo lamía entre los dedos y bajo la tira de la ojotita y lo dejaba, para tomar uno de Miriam y hacer el mismo trabajo. ¡Qué placer es lamer los pies de una chica calzada con ojotas! Este calzado deja el pie totalmente libre para el adorador, además, aunque no en este caso, son fáciles de sacar. Me puse boca abajo para apretar mi duro miembro contra el piso, sabiendo que no podía tocar esos piecitos más que con mis manos, lengua y labios.

Ellas se besaban cada vez con más pasión, y yo arremetía contra esos pies tan suaves y deliciosos, no queriendo dejarlos.

Estaba tan caliente y les chupaba los deditos con tanta fuerza, y me sobaba tanto y sin disimulo el pene sobre el pantalón para darme algo de alivio con mis manos, que Susy se apiadó de mí y me dijo:

- Loquito, la verdad es uqe estás como una moto, seguramente te habrás calentado con nuestros pies muchas veces. Como yo me reí, me dijo: - bueno, te pisamos con las hawaianas y te dejo que te hagas una pajita.

Me puse de espaldas en el suelo, ambas pusieron un pie sobre mi pecho y cruzaron el otro balanceando suavemente el piecito en el aire con la ojota colgadita de sus deditos. Yo le empecé a dar máquina hasta que exploté, fue la paja más exquisita que alguna vez me hice, con esos deditos calzados con ojotas a veinte centímetros de mis ojos, balanceándose y calentándome cada vez más.

Al final terminé con un enorme suspiro y Miriam me sobó el pecho con su hawaiana y riéndose diabólicamente me dijo:

- Bueno fetichista loco, estás a nuestra merced, vos nos viste coger varias veces y nosotras sabemos de tus gustos y te pajeaste con nuestros pies como objeto de deseo. Estamos todos comprometidos entre los tres. Aunque bastante mamados los tres, me gustó, porque te queremos mucho, y nos bancaste muchas veces. Besanos los pies cuando quieras, calentate y hacete la paja, pero prometenos que sólo los pies. Además me gusta, y creo que a Susy también, la chupada de deditos, es una sensación fenomenal. Ahora sos nuestro, más intimidad no puede haber.

Me relajé, besé los pies de las chicas y me fui a dar una ducha. Al regresar las dos estaban abrazadas y con las ojotas puestas y los pies como invitándome.

Esto pasó varias veces más, pero siempre como con esa extraña relación de amigos, nunca como amantes. Cuando necesito pies comprensivos y un poco de terapia, las veo a las chicas, les como los pies después de que me calientan haciéndome mirar montándose a caballito una en el pie de la otra o porque ya llego caliente de la calle o se da alguna otra situación (a veces de sólo verlas de piernitas cruzadas), y luego me masturbo en la posición de siempre, con chinelitas cerca de mi cara y deditos traviesos apuntándome a los labios.

hasta la próxima

deditos