miprimita.com

El poder de la mente sobre el tejido (3)

en Control Mental

Logré disuadir a Mobutu Gsenema de que se quedara en casa algun tiempo más, cuatrocientos euros bastaron para hacerle entrar en razón. Al menos mientras el andaba por casa podía pensar tranquilo, enderezar cuadros a distancia, y recordar breves trozos del libro magistral.

Regresé a la misma cafetería donde aquella tarde conocí a mi avatar, pude reconocer de espaldas a mi padre espiritual, mi guia, el Lama tibetano. Apenas podía sostenerse en pie, él y la barra eran un todo en la naturaleza.

Cuando me acerqué pudo reconocerme y hablarme con cierta coherencia pese a la notable borrachera que tenía, pronunció un mantra sibilino :

-Invítame a un copa, amiguete. Y a cambio, vamos, focalizemos nuestras fuerzas sobre las tetas de aquella gorda de la esquina.

Una señora merendaba junto a su esposo en la esquina que de manera grosera el chino señalaba con la mano, quería recuperar mis poderes asi que ambos focalizamos las fuerzas sobre sus pechos.

-¿Que teta, la derecha o la izquierda?.

-La derecha, que la pillo mejor desde aquí. Hip!.

Tan entregados y absortos estábamos que cuando el esposo, enorme y visiblemente alterado, estaba junto a nosotros ya era demasiado tarde, un enorme tortazo paso volando sobre la cabeza del chino para estrellarse sobre mi cara y me hizo perder dos muelas. El lama tibetano preso de un dominio total sobre sí mismo y partiendo una botella con la mano medió :

-Ahora sí, hijo de puta, hip!, te voy a partir los huevos.

Los hechos que siguieron terminaron por situarnos en la calle bajo una decena de golpes de los camareros y aquel camionero inmenso, de poco o nada le sirvieron al chino sus ridículos conocimientos de lucha marcial, no hacía otra cosa que rodar y rodar por el suelo bajo docenas de patadas.

Cuando se alejaban y nos dolíamos de los golpes aquel chino sabio dijo :

-Cabrones, volver aqui si teneis huevos.

Y me temo que regresaron, esta vez con un palo enorme y durísimo. En las urgencias del hospital aquel noble guia espiritual chino me despertó la conciencia de nuevo :

-Si tu fueras Juana ¿donde irías?.

-Al mar, siempre le encantó la playa.

-Búscala en la montaña, ay jodio como me duelen las costillas.

Regresé a casa meditando, absorto, saludé a Mobutu que tumbado en el sofá miraba una película porno mientras tenía la mano bajo el pantalón. Parecía nervioso, como sorprendido, quizás estuviera masturbándose, sin venir a cuento sentí las vibraciones de Juana más presentes y fuertes que nunca, mis manos obedecían sus mandatos fuera de control, me hizo bajarme el pantalón y sentarme de culo sobre las piernas de Mobutu. Fué demasiado, no pudo soportarlo y desapareció tras la puerta al grito de "maricón". Juana reía en la distancia de mis ondas cerebrales.

Pero algo se le escapó a Juana, un pequeño imprevisto, mezcladas entre sus risas telepáticas el murmullo de las olas del mar y una voz de camarero entraron mezcladas -Lo siento, no tenemos benado de temporada- que fácil pensé, solo era cuestión de buscarla entre restaurantes de la costa donde tuvieran el raro menú de platos de caza, aquella golfa se estaba pegando la vida padre a costa del libro.

Media hora después buscaba de nuevo desesperado el consejo de mi guia espiritual oriental :

-Así que está en la costa, mmmm que habil es. Bien, déjame pensar, ya lo tengo : Esta lejos, el punto de costa más lejano que puedas imaginar de aquí.

-Gracias, buscaré el más cercano.

-¿Cuanto dinero tienes?.

-Unos trescientos euros encima, ¿por qué?.

-Dámelos y sígueme.

Seguí los pasos de mi guia, tomamos un taxi y terminamos en el barrio chino, en un sórdido prostíbulo. El chino había elegido para mi una puta enorme y obesa que reía a mandíbula rota sobre la cama, ridiculamente el follaba en la cama de al lado con una famélica prostituta tísica y de cuerpo de alambre. Pero la madame era medium, tenía el poder de conectar con el mundo de los muertos así que cuando mas desesperado estaba aquella gorda desnuda entró en trance, caminó en redondo por la habitación y comenzó a hablar :

-Juan, lo se, que pedazo de puta soy, no te preocupes, lo hago por los chicos.

-Es el esposo fallecido.

Me susurró el chino al oido. Aquella medium continuaba en trance :

-Juan, nó, noooo por dios, con el ectoplasma no me pegues, por dios que tenemos visita!. Dime algo, un amigo busca algo que se le ha perdido. Nó!, no seas borde Juan, no es la verguenza, es un libro de magia. Sí, sí, dime, sí, eso es, sí. ¿Como?, ¿que te estas follando astralmente tú a la zorra esa?. Pedazo de maricón de mierda!.

Aquella gorda entró en un trance raro, rápidamente comenzaron a volar objetos por la habitación, una lámpara impactó directamente en la cabeza del chino. Ambos salimos corriendo de aquel garito en calzoncillos.

En la esquina, jadeando en calzoncillos, el Chino comentó :

-Nos ha dado una respuesta creo, el libro está en Alicante. Vé y recuerda siempre esto hijo mio, vayas donde vayas lo importante es que te llevas a tí contigo.