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Saber gozar

en Hetero: General

SABER GOZAR

Entramos al apartamento dejando los primeros intensos fríos del invierno afuera, corriendo nos desvestimos y nos metimos en la cama.

Encendimos el televisor, pusimos el vídeo y nos acomodamos a deleitarnos de la película.

Nuestras piernas se entrelazaron, nuestras manos se acariciaban entrecruzando dedos, mimos, caricias, simulando buscar calor.

El film comenzó a rodar, su mano se deslizó suavemente hasta mi entrepierna, haciendo a un lado mi ropa interior, abrió primero mis labios mayores encontrándose con mi erecto clítoris, con la yema de sus dedos lo fue acariciando provocándome un cosquilleo que se expandía por todo mi cuerpo.

Jugaba con mi sexo a su antojo, introduciendo primero uno, luego dos, tres, hasta cuatro dedos, iban desde el clítoris hasta la puerta de mi ano, retrocedían, volvían a retomar el camino andado, tras cada movimiento una oleada de placer me invadía, quería que me penetrase ya, pero a la vez me gustaba prolongar el deseo.

Ese deambular por mi pubis aumentaba más y más mi excitación, cerraba mis ojos y me imaginaba como me poseería, cuál de todas las posturas elegiría, si quisiese imitar al protagonista de la película cuya joven estaba en cuatro con su ano dilatado por la lengua y los dedos de Rocco, o tal vez mis piernas abrazando su cuello y su pene entrando y saliendo de mi vagina mojada.

Fue otra la postura que eligió, abrió mis piernas luego mi vulva y se zambulló en ella, su lengua entraba y salía por mis agujeros, al igual que sus dedos.

Me tomó de sorpresa, demorando más y más el placer que ya había comenzado a darme, él sabe bien como hacerme gozar, como provocar que mi cuerpo vibre tras cada lamida, su lengua ávida de goce hurga en los más recónditos rincones, buscando y dando placer.

Tomó entre sus labios mi clítoris, introdujo tres dedos en mi vagina y dos en mi ano, sus movimientos eran circulares, entrando y saliendo sin parar hasta que mis humores inundaron su boca y un grito de satisfacción saturó el ambiente.

Después del estallido viene la calma, mi cuerpo se fue aflojando poco a poco, dejando atrás el temblor que le produce el goce.

Su miembro erecto me miraba como pidiendo ser complacido, me lancé sobre él metiéndomelo todo dentro de mi boca, luego lo saqué lentamente y lo fui saboreando despacio, le pase mi lengua por todo su entorno, desde la cabeza hasta la base, repetí ese rito una y otra vez, acelerando los movimientos hasta sentir como su leche espesa y tibia bajaba por mi garganta, lo relamí hasta no dejar rastros de su regocijo.

Tendidos sobre la cama continuamos mirando el film, su mano inquieta no dejaba de masajear su pene; me gusta ver como se masturba, me excita, me calienta, su mano familiarizada con su apéndice sabe que manera otorgarse placer.

La mueve suavemente descabezándola, luego la vuelve a ocultar bajo el pellejo para volver a dejarla al descubierto, sus movimientos van tomando ritmo y cada vez se hacen más rápidos, acompasados, su respiración va cambiando, se hace más fuerte, acelerada, su corazón palpita con mayor fuerza, acompañando su esperma un grito de placer escapa de su boca, me besa fuertemente y cae sobre la almohada.

Paulapoison