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Hola, soy Laura (07)

en No Consentido

HOLA, SOY LAURA VII

No me atrevía a escribir más relatos sobre mis experiencias porque hasta ahora me ha entrado el miedo a que un familiar o conocido me identifique, pues cometí el error de presentarme con mi verdadero nombre.

Sin embargo, quiero contarles esta hermosa experiencia que pasé cuando visité a unos cyber amigos en su país, en su ciudad, en su casa.

Un día recibí un correo, de un matrimonio, en el que me decían que les habían gustado mis relatos y me pedían que les escribiera.

Estuvimos en contacto y me agradó muchísimo su amistad, él un verdadero caballero que me hacía hermosos poemas, ella una hermosa y joven mujer que me hizo sentir como si fuera la hermana que nunca tuve y de ella obtuve los consejos que nunca me atreví a pedirle a mamá.

El viajaba mucho y por lo tanto dejaba sola a su esposa durante tiempos prolongados y tal vez eso hizo que naciera en nosotras esa hermosa amistad que espero dure para siempre.

Retomaré este relato a partir del término de mi fiesta de 13 años y aprovecharé para corregir un error que cometí al inicio del relato "VI" en el que menciono como fecha de mi 13avo. cumpleaños el 14 de marzo de 1989, debiendo ser 1999, día que por primera vez sentí los estragos del alcohol, que aunque sólo fue vino blanco, ahora pienso que debió de haber sido en una cantidad considerable para mi edad, porque también hasta ahora, a la distancia, tengo muy claro en mi mente, que todo lo que me pasó, pude yo haberlo evitado, de no haberme sentido "relajada", "desinhibida" y "mareada" por el vino blanco, eso si, muy feliz, aunque de momento me sentí violada y abusada por familiares y amigos tanto de mi hermano como de papá.

Pasados algunos días después de mi fiesta y en la primera oportunidad en que nos quedamos solos en casa mi hermano y yo, mi hermano me regañó porque dejé que el primo y sus amigos me tomaran, diciéndome que lo que más le preocupaba era que pudiera salir embarazada y me enseñó una caja de anticonceptivos y que me explicó como tomármelos. Yo le dije que todavía no tenía "regla" y eso trajo un gran alivio para él, según me dijo.

La platica degeneró en preguntas de ¿cómo...?, ¿cuantos...? y de si me había gustado o no.

A esas alturas estábamos excitados por la plática y eso me animó a contarle que dos amigos de papá me habían "tomado" y lo que me dolió cuando el segundo de ellos me la entró toda, relatándole como y por qué había pasado y en donde.

Mi hermano conocía perfectamente mis debilidades, así que empezó a acariciarme mis tetitas y terminamos haciendo el amor.

Siempre consideré a mi hermano como "un gran amigo", siempre me cuidó, me protegió y me orientó hasta el final de nuestra relación, que fue en abril del año pasado (2003); por instrucciones de él empecé a tomar los anticonceptivos en su momento y siempre me los compró; me orientó y me enseñó la conveniencia del uso del condón además de los anticonceptivos y me aconsejó sobre lo que no es bueno hacer y fueron sus consejos que hicieron que nunca volviera a hacer el amor con los compañeros de la secundaria y aunque no le gustaba que fuera a la casa de mi amiga Nena, porque sabía que su papá me tomaba casi en todas las ocasiones que la visitaba, le gustaba saber qué hacíamos, como había sido y más de una vez me pidió que invitara a Nena y hacíamos el amor los tres en su cama, cuando había la oportunidad.

Los mejores momento fueron los que pasábamos cuando salíamos de vacaciones, pues papá siempre tomaba dos cuartos en los hoteles en donde paramos, uno para ellos y el otro para mi hermano y para mi, así que teníamos completa libertad en "nuestro refugio" temporal.

De esta manera transcurría mi vida y algo que vino a sumarse a mis experiencias sexuales... fue durante una Navidad.

Las Cena de Navidad, desde que yo recuerdo, siempre fueron y siguen siendo en la casa de la abuela, en donde toda la familia, 36 personas, entre adultos y niños, cenábamos, nos divertíamos y desde luego que nos peleábamos: la abuela, mamá, 4 tías aparte de mamá, 4 tíos con sus respectivos esposos y esposas y 18 primos y primas de todas las edades, siendo mi hermano el mayor de todos y le seguía yo en edad.

Tres de los tíos varones viven fuera de mi ciudad, así que se "hospedaban", con su familia, en las casas de los que vivimos aquí y que tenemos el espacio para ello y siempre, un tío, el segundo de los varones de abajo para arriba, su esposa y su hija, llegaban a mi casa, pues desde soltero el tío pasaba buenas temporadas con nosotros. Sobra decir que era mi tío consentido ya que siempre fue cariñoso conmigo y yo con él, no así su esposa y su hija, que sólo las toleraba.

Fue la Navidad en que ya tenía yo 14 años, todos salieron a almorzar al restaurante y por azar del destino quedamos solos en casa mi tío y yo.

Me levanté tarde y sólo me puse una batita, pues desde que yo recuerdo, duermo completamente desnuda, busqué a mamá y buscando por toda la casa fui a parar a la recámara de mi tío a quien le pregunté qué pasaba, a donde se habían ido todos.

- Salieron a almorzar al restaurante, me dijo.

- ¿Y tú por que no fuiste?... ¿por qué no me despertaron a mi para ir a almorzar con ellos?

- De ti no sé por qué no te despertaron, yo no quise ir porque no me siento bien del estómago y por la desvelada de anoche.

Di la vuelta para retirarme y dice mi tío:

- Ven linda, acuéstate aquí conmigo.

Debí de haber hacer cara de ¡¡¡what!!!... cuando volteé y vi que mi tío separaba las cobijas indicándome un lugar en su cama, para que me acostara y me dijo:

- Anda, métete en la cama conmigo como cuando eras bebé.

Me quedé estática, mi instinto me decía que a mi edad no era correcto acostarme con él, aunque fuera mi tío.

- ¿No me dirás que te da pena?

- Es que...

- Vamos linda, eres mi sobrina preferida y siempre cuando bebé te acostabas aquí conmigo, ¡anda, métete a la cama que hace frío!

La verdad que me metí a la cama de mi tío por inercia; me cobijó y de inmediato me abrazó juntándome a él. Fue rico sentir su calorcito y el olor de su perfume corporal que no recordaba.

- ¿Recuerdas que siempre te acostabas conmigo en cuanto tu mamá salía de casa para llevar a tu hermano al colegio?

En ese momento me vino de golpe el recuerdo de que siendo pequeña, en cuanto mamá salía de casa a llevar a mi hermano al colegio, yo corría al cuarto de mi tío, me metía en su cama y me acurrucaba en sus brazos, pero en ese momento le mentí diciéndole:

- No tío, no recuerdo.

- Claro que si linda, me dijo mi tío, siempre me buscabas, te gustaba que te diera calorcito.

Al poco empezó a besar mi frente sin aflojar el abrazo en que me tenía, sintiendo en mis piernas como poco a poco el pene se le iba poniendo duro. Yo permanecía sin moverme, les juro que estaba asustada, no decía nada a las caricias que empezaba a darme, primero en la espalda, luego en la cara mientras seguía besándome ahora en las mejillas, pasó a mi cintura y subiendo una de sus manos la puso en mis tetitas que bajo la bata estaban completamente libres.

- ¡Que linda y que grandecita estás!, me dijo mientras posaba suavemente sus labios en los míos.

- ¡No tío... por favor!

- ¿Ya no quieres a tu tío preferido?

- Mmm si, pero...

- Mi niña, siempre te gustó que te besara y te acariciara.

- ¡¡Pero tío...!!

Y no me dejaba hablar, pues empezaba a besar mi boca con mayor interés, mientras sus manos desabrocharon mi batita y empezó a acariciar mis tetitas directamente.

Para mi eso fue el acabose, mi cuerpo perdió la rigidez que tenía y se me nublo la vista. Vagamente recuerdo esa primera vez con mi tío, pero me mamó mis tetitas haciendo que empezaran mis orgasmos, me quitó la batita que ya no me cubría nada, se desnudó y se acostó sobre mi penetrándome poco a poco, con delicadeza y con facilidad por lo mojada que estaba.

Estuvo dentro de mi más rato del que yo pensara y cuando se retiró, todavía tenía el pene completamente duro, tomó una de mis manos y la puso en su pene y ayudándome con su mano, me puso a masturbarlo hasta que tuvo otro orgasmo.

- ¿Nos bañamos juntos preciosa?

- ¡¡¡No!!!, me da vergüenza y ¿qué tal si llega alguien y se da cuenta?

- Es muy pronto para que regresen, anda, ven, démonos un baño, hagámoslo como cuando eras bebé.

Salió de la cama y tomándome de las manos "me jaló" y me metió al baño de su recámara.

- ¿Recuerdas que siendo una bebé te gustaba que te bañara?

- ¡No recuerdo!... no creo que eso haya pasado, mentí de nuevo.

Abrió la llave de la regadera y sentí el agua calientita sobre mi cuerpo.

- Cuando tendrías unos 6 años, yo te bañaba cuando tu mamá no estaba en casa, así, como lo estamos haciendo ahorita.

Y llenándose las manos de jabón líquido, empezó a frotarme todo el cuerpo.

- De esta misma manera te bañaba cuando eras bebé me dijo acariciando todo mi cuerpo.

Yo permanecía callada, pues nunca me había bañado con nadie, ni siquiera con mi hermano.

- Y te frotaba aquí, en medio de tus piernitas y tus nalguitas y a ti te gustaba mucho que lo hiciera y cuando yo me enjabonaba te pedía que me frotaras el pene.

Y tomándome ambas manos se las puso en el pene semierecto y ayudándome con una de sus manos me hizo que lo enjabonara... que lo frotara.

- Así... así nos bañábamos hace algunos años y siempre soñé con que nos volviéramos a bañar tú y yo... mmm, tienes un cuerpo lindísimo a pesar de que todavía no cumples los 15.

Mientras con una de sus mano hacía que yo le frotara su enjabonado pene, él me frotaba a mi en todo mi cuerpo, poniendo énfasis en mis tetitas haciéndome suspirar del placer que me estaba proporcionando.

- ¿Te acuerdas mi linda que en esa edad te enseñé a que me mamaras el pene?

Yo no decía nada, pero mi cuerpo hervía en calor por lo que estaba pasando.

Y siguió frotándome todo el cuerpo "para quitarme el jabón".

- ¡Anda mi princesa, híncate frente a tu tío y mámame la verga como te enseñé a hacerlo cuando eras bebé!.

Como una autómata me hinqué y me metí su pene en la boca y empecé a mamar.

- ¡Qué bien sabes mamar mi querida sobrina!

Y empezó a echarme chorros de leche en mi boca.

Nos aseamos, salimos del baño, él me secó el cuerpo y cargándome me llevó de nuevo a su cama, me acostó y acomodando su cara en medio de mis piernas, me mamó hasta que tuve varios orgasmos.

Salí de su recámara asustada.

Cuando iba a cumplir mis 15 años, mis papás querían hacerme una gran fiesta, pero yo me negué y les dije:

- Los amigos Venezolanos de quienes le he hablado, me invitan a pasar unos días en su casa, ¡eso es lo que quiero de regalo de 15 años!

- ¡¡¡No!!!, dijo mi madre, no puedes viajar sola al extranjero, eres muy chica.

- Ya les he enseñado las fotos y los mails de mis amigos y saben que son un hermoso matrimonio bien avenido con los que he hecho mucha amistad desde hace casi 2 años, ¡quiero que me dejen ir a visitarlos!... ¡eso es lo que quiero de 15 años!... ¡no quiero fiesta!

Papá estuvo en comunicación telefonica con mis amigos venezolanos y después de muchos ruegos de mi parte e insistencia por parte de mis amigos, por fin papá accedió, no así mamá que no podía creer que pudiera viajar sola.

Papá me arregló el pasaporte y por teléfono se puso de acuerdo con mis amigos venezolanos sobre el día en que salía yo de la ciudad de México para que estuvieran pendientes de recogerme en Caracas.

Llegó el tan ansiado día. Mamá me hizo jurar que "me portaría bien", me hizo jurar que no dormiría desnuda, me hizo jurar que les llamaría por teléfono todos los días.

Con miedo... porque la verdad que si tenía miedo de viajar sola, papá me llevó hasta la escalinata del avión y me recomendó con la azafata, quien amablemente se comprometió a no dejarme sola y acompañarme en el mismo aeropuerto de Caracas hasta que me recogieran mis amigos.

Fue un vuelo lindo y estuve muy bien atendida por la azafata, quien durante todo el vuelo estuvo al pendiente de que no me faltara nada.

Al llegar a Caracas, al hermosísimo aeropuerto internacional de Maiquetías, Simón Bolívar, la azafata me acompañó a recoger mi equipaje y me acompañó hasta la puerta de salida del andén en donde con un cartelón estaban mis amigos venezolanos, esperándome, me entregó con ellos diciéndoles que había echo eso por encargo de papá.

Mis amigos y yo estábamos felices de podernos encontrar por primera vez. El, el caballero que había conocido por internet... lindísimo y ella la hermosa "hermanita mayor" que conocía por fotografía.

Salimos, abordamos un auto de alquiler y nos trasladamos a un hotel, pues ellos no viven en Caracas, sino en........ en una ciudad cercana.

Tomamos un cuarto con dos camas matrimoniales, dejamos el equipaje y bajamos a cenar.

Yo tomé una rica hamburguesa con papas a la francesa y ellos carne y vino tinto... me invitaron una copa y luego otra y no se si alguna más.

Caminamos un poco y regresamos al Hotel, entramos a nuestra habitación y mi amiga me indicó en qué cama dormir. Fui al baño y me puse la horrible pijama que mamá puso en mi maleta, pantalón y blusa de franela. Cuando salí del baño mis amigos ya estaban acostado y sólo habían dejado la lámpara del buró de mi lado. Entré a mi cama y apagué la luz, no se oía ningún ruido y yo no podía dormir, no sé si por el cansancio del viaje o por lo nervios de estar en un lugar desconocido, en una cama desconocida y durmiendo junto a personas "realmente desconocidas" para mi.

Me moría de calor con la pijama de franela, así que esperé un rato más y luego me la quité...

- ¡¡¡Ahhh, que rico!!!, que rico poder dormir normalmente, pensé.

Instintivamente llevé mis manos a en medio de mis piernas como todas las noches y ese roce hizo que despertara mis instintos de masturbarme como todos los días, para dormirme.

Me acosté boca arriba, abrí las piernas y con mis dedos índice y medio empecé a frotarme... frotarme el clítoris que lo tenía durito y paradito, mojé mis dedos con saliva y seguí con el frotamiento, con la otra mano acariciaba mi estómago y mis tetas, apretándome mis "piquitos de golondrina" como decía mi hermano que tenía los pezones, recordando las hermosas sesiones de sexo que tenía con el papá de mi amiga Nena y con mi hermano y deseé tener un hermoso pene dentro de mi. El pensamiento de un pene dentro de mi y la frotación de mis dedos, arrancaron dos orgasmos seguidos y debí de haber echo algún ruido, pues mi amiga prendió la luz de la lámpara del buró de su lado y me preguntó:

- ¿Te pasa algo?, ¿estás incómoda?, ¿no puedes dormir?

- Tengo miedo, mentí, fue la primer mentira que me vino a la mente para poder justificar algún probable ruido que hubiera hecho durante mi masturbada.

Mi amiga salió de su cama y se metió a la mía.

Me asusté. Me puse tensa.

- ¡¡¡No!!!, no es necesario que dejes a tu esposo, estoy bien.

- Dimos nuestra palabra a tu papá que te cuidaríamos y que tendríamos contigo todas las atenciones, vamos, no pasa nada.

Me volteé a mi lado, dándole la espalda y ella acercándose a mi me abrazó.

- ¡¡¡Estás desnuda!!!, ¿no trajiste pijama?

- Si, pero tengo calor y me la quité.

- ¿No trajiste algún camisón delgadito?

- No, mamá me puso puras pijamas de franela y con eso me muero de calor.

- No te preocupes, mañana te compramos unos camisones adecuados al clima de Venezuela.

Poco a poco me fui durmiendo y soñé que estaba acostada con mi tío y que como lo habíamos hecho antes, mi tío me tenía abrazada y me acariciaba todo el cuerpo, soñando que tenía orgasmos por las caricias y los besos en la espalda y hombros que me prodigaba.

Cuando desperté al día siguiente, bastante tarde, mis amigos estaban en la ducha, así que esperé a que salieran para entrar yo, aprovechando que no estaban en el cuarto para ponerme mi pijama.

Dos días estuvimos en Caracas haciendo turismo, me llevaron a conocer todo lo hermoso que tiene esta grandiosa ciudad de 5 millones de habitantes, con un clima muy agradable al pie "Del Avila" donde visitamos el parque Avila Mágica y la pequeña población "Galipán", viajamos en el teleférico, me llevaron a patinar en hielo; visitamos el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, el Centro Comercial Sambil; tomamos la Costa Mil en dirección hacia el oeste y entre La Castellana y La Florida, nos estacionamos en el mirador Boyacá, desde donde se ve parte de lo hermoso que tiene este país.

Paseamos por el hermoso paseo junto al mar de La Guayra, donde en un modesto restaurante comimos unos riquísimos mariscos con vino blanco... gulp... vino blanco.

Regresamos a la ciudad y al hotel, mi amigo se quedó y nosotras nos fuimos de tiendas. Amablemente e insistiéndome para que aceptara, mi amiga me compró dos lindos camisoncitos transparentes y después de muchos ruegos de su parte y resistencia de la mía, por fin acepté a probármelos estando ella presente en el mismo vestidor. Yo sentía pena de que me viera desnuda, pero ella siempre me habló con la confianza que haría una hermana mayor.

Regresamos al hotel y descansamos un buen rato. Por la noche me pidieron que me vistiera adecuadamente porque me iban a llevar a un buen restaurante. Salimos del hotel, un taxi nos esperaba y nos llevó, a indicaciones de mi amigo, al restaurante en el que íbamos a cenar. Era un hermoso restaurante y además muy elegante. Cenamos mariscos con vino blanco.

Perdí la noción del tiempo y no recuerdo la hora en que regresamos al hotel.

Llegamos a nuestra habitación y yo me tumbé en la cama, traía los ojos cerrados por el sueño y sopor que me había causado el vino blanco.

Yo percibía como entre sueños o como se viera entre una espesa neblina, que mis amigos hablaban y reían, se besaban y se desnudaban, a mi no me importaba nada, no podía hacer nada y veía las figuras borradas, se puede decir que estaba adivinando lo que pasaba.

Mi amiga fue muy amable conmigo, me quitó la ropa totalmente y me acomodó en mi cama, pero en vez de irse a su cama, se acostaron en la mía dejándome en medio de los dos. Yo quería despertar, pero no podía; quería pasarme a la otra cama, pero mis piernas no me obedecían; quería protestar y no me salía voz, escuchaba en forma incompleta lo que ellos platicaban y se me quedaron grabadas algunas palabras que yo no conocía.

- Me la quiero "tranzar", decía él.

- No, puede despertar y puede enojarse.

- ¿Crees que no me di cuenta que anoche te la "franeleaste" de lo lindo?, decía él.

- Pero anoche ya estaba bien dormida y ahorita parece que quisiera despertar.

- No seas malita, decía él, "cómeme el guevo" mientras yo me la "franeleo".

- Bueno, prométeme una cosa, dijo ella.

- ¿Qué?

- Que no te la vas a "curtir" le hizo jurar ella.

- Te lo prometo, sólo será una buena "tranza".

- Bueno, dijo ella, nos la "tranzamos" entre los dos.

Y empecé a sentir las cuatro manos que me acariciaban todo el cuerpo; y sentí como los dos me mamaban mis tetitas, yo quería rechazarlos pero no podía, no tenía fuerza en los brazos, pensé rechazarlos con los pies, pero tampoco me respondían, quise gritar y mi voz se negó a salir.

Me acariciaron hasta el cansancio, me mamaron todo el cuerpo, pues cuando el me mamaba mi entrepierna, ella me mamaba mis tetitas. Yo quería rechazarlos y sin embargo todo mi interior temblaba y mis orgasmos no se hicieron esperar.

- Estás sintiendo como se viene repetidas veces, dijo él.

- Si, la muy putita está gozando aunque esté semi inconsciente.

- Le voy a meter "el guevo", dijo él.

- Pero no te vayas a venir adentro de ella, pues no sabemos si está protegida con anticonceptivos.

- Bien, dijo él, no me vendré adentro de ella, sólo quiero tener un rato mi "guevo" en su vagina.

Y me sentí penetrada mientras ella me mamaba y me acariciaba toda. Entre penumbras podía ver como se besaban ellos, se acariciaban sin dejar de tener su "guevo" (ahora sé que así le dicen al pene) adentro de mi.

- Me voy a venir, dijo él.

- ¡¡¡No!!!, me prometiste que no te vendrías adentro de ella.

- Es que a lo mejor no volvemos a tener otra oportunidad como esta, dijo él.

- Bueno, pero mejor vente en su "cola".

Me dieron vuelta y levantándome de las caderas, mi amigo introdujo "su guevo" (su pene) en mi culito.