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Los placeres casi olvidados. Los vegetales

en Textos educativos

Los placeres casi olvidados. Los vegetales

Todos tenemos en la mente a mujeres introduciéndose grandes piezas hortofrutícolas, pero no todo es eso….

Los vegetales, esos elementos aparentemente insensibles que nos rodean por todas partes son una fuente inagotable de placer, o al menos nos ayudan a encontrarlo. A todos enseguida se nos vienen a la mente mujeres introduciéndose grandes piezas hortofrutícolas, en una especie de competición por ver quien tiene mayor capacidad de almacenaje. No se hasta que punto esto es real, o solo las autenticas especialistas cinematográficas son capaces de ello. Las escasas parejas que he tenido, uno es muy discretito y poco promiscuo, no me han comentado sus necesidades al respecto. Tal vez porque las dejaba suficientemente satisfechas o bien porque las muy pérfidas se dedicaban a exprimir los frutos con su musculatura vaginal en una discreta intimidad. El hecho es que en casa los plátanos suelen estar bastante maduritos, pero no excesivamente sobados.

No digo que no sea excitante ver a una chica metiéndose un rugoso calabacín, pero ¿Qué es lo que nos excita? El calabacín en si no es muy bello, La cara de la chica si que suele ser más interesante, sobre todo si hace un poco de teatro y gime haciéndose la estrecha, la visión de la vulva penetrada por un objeto que no es habitual puede ser otra fuente de satisfacción para el espectador, y mas si además existe un piercing dando un reluciente contraste entre tantos colores mates.

Bueno, admitamos que las mujeres puede recurrir a estos artificios para darse placer, lo único que quisiera recordarles es que laven bien la verdura, fruta u hortaliza antes de que esta visite su vagina, no existen profilácticos adecuados para todos estos especimenes y basta con una buena limpieza con agua con unas pocas gotas de lejía, ¡pocas gotas, eh!, para librarnos de una pléyade de molestias bacterias.

Los hombres podemos recurrir a estas mismas técnicas, sobre todo si la excitación vía rectal es una de nuestras preferencias, si uno no tiene esas tendencias, como es mi caso, se ve impulsado a idear nuevas artimañas. Una posibilidad y que además requiere colaboración de una boca amiga, es enhebrar con el miembro viril, la polla, una serie de rodajas de piña, a gusto del consumidor/a, se puede rematar la estampa con nata, si bien si la pareja es vegetariana estricta se puede obviar este detalle. Luego todo es cuestión de relajarse y que te vayan librando de las rodajitas, seguro que más de una se rompe y unos labios ardientes tienen que buscarla por tus rincones. Siempre habrá algún aguafiestas que nos diga que el calibre de su pene le impide pasarlo por el agujerito central, pero en fin, algún inconveniente tiene que tener ser superdotado.

Bueno no todo tiene que ser genitalidad, siempre pensando en picha, coño y ya esta. Los vegetales nos dan una buena excusa para buscar otras fuentes de excitación. Pensad cuando mordéis a un suave melocotón, esa piel aterciopelada, esa forma excitante que tienen de hundirse los dientes en su jugosa carne, es lo más parecido a morder el culo de la amada, además si llegamos a esos extremos de comernos un trozo de nalga real, sospecho que acabaríamos en una institución psiquiátrica, creo que es mejor contentarse con la dulzura de la fruta.

Comerse un melón, otra delicia, si te lo comes sin mucha elegancia, es decir metiendo los morros en la rodaja, es inevitable que rememores en ese momento la dulzura de unos labios vulvares, y la sensación de humedad que te queda posteriormente. Si te lo comes en plan fino, haciéndolo taquitos y con cuchillo y tenedor pues te quedas a medias. Es como si hicieras una mamada a un maniquí. Las féminas pueden tener una sensación parecida comiéndose un fresón, en este caso es más el goce visual, que el degustativo, pues con las actuales técnicas de hibridación agrícola los fresones son muy grandes y fácilmente emulan a un glande, pero el sabor se ha perdido. Ahí casi recomiendo a las hembras que insistan con el producto natural, fresas pequeñitas de bosque o bien el glande más cercano.

Los higos son otra fuente de lujuria oral, esos higos ya casi deshechos y que terminas de deshacer en tu boca, que les das la vuelta para dejarlos limpios, no me extrañaría nada, si un día me encontrara un clítoris dentro de ellos, bueno en sentido figurado, no vaya a ser que alguna empresa avispada se dedique a rellenar higos con órganos mutilados, que lo de la ablación no tiene ninguna gracia.

La comida en todas las culturas ha tenido un componente afrodisíaco aparte de nutritivo, y creo que ha sido suficientemente descrito, todos conocemos las propiedades de la canela, del ajo, del perejil, de la nuez moscada, etc. Lo del ajo siempre me ha parecido curioso, que te tomes un conejo al ajillo, o bien un revuelto de ajetes, y que lo que más te apetezca a continuación sea echar un polvo, es verídico, si bien yo suelo empezar con un poco de sexo oral, no es cuestión de asustar a la otra parte con una halitosis digna de espantar vampiros célibes.

Bueno, y hay otras sentidos que excitar y los vegetales están ahí para complacernos. Rodar por una pradera de hierba, sentir como miles de deditos te tocan y te mecen, es una experiencia que no sabemos valorar, el placer se complementa obviamente si a tu amante se le cuela una hierbecilla por la canal de sus pechos y van tus dedos a rescatar la brizna y a rozar delicadamente un pezón, ahí también se pueden poner un piercing, pero no se, ahí no me convencen. Debo advertir contra la mala práctica de retozar en un pajar, aparte de que no quedan ya pajares como los de antaño, ahora todo esta empacado y más bien duro, la experiencia de estar acosado por picores sin fin es una posibilidad sumamente desagradable. El césped es mucho más práctico, la única posible complicación es que te encuentres algún excremento animal, pero si eres coprófilo, subsección zoofilia el valor añadido es innegable

Bueno, y también se pueden conseguir experiencias duras para cuerpos insatisfechos, solo por citar dos especies fáciles de reconocer, ortigas y zarzas. Los amantes del dolor pueden satisfacer sus perversiones fustigándose con las ortigas, al principio serán unos ligeros pinchazos pero posteriormente la irritación será duradera y molesta en grado sumo, dura más que un orgasmo. Si la espectacularidad del tormento es lo que te atrae, arrojarte a las zarzas, y salir hecho un alfiletero es fácil, de hecho algunos Santos de atormentada moralidad lo practicaban en momentos de intensa lucha interior, y la Iglesia les ha reconocido su virtud, si supieran la verdad….

Los olores que producen las plantas son estímulos y acicates para nuestra sexualidad, desde los jazmines hasta las rosas, han sido hábilmente explotados y macerados con almizcles animales para producir perfumes que despierten nuestras más fieras pasiones, y a un precio escandaloso, si quieres conseguir algo más barato pero igual de voluptuoso te puedes arrojar a un rosal en vez de a una zarza, el resultado será similar.

Las frutas con su delicado perfume sobre todo si están recién cogidas son una experiencia inenarrable, eso si que produce un orgasmo, no los champús que prometen placer cuando la gente se mesa los cabellos. Imaginaros a una bella dama comiendo ciruelas, si son ciruelas claudias mejor, como su lengua, con piercing o no, recibe esa delicada carne, como se escurren los juguillos por las comisuras de los labios, y llegan mágicamente hasta un seno, y si le dejáramos comer más ciruelas, como un riachuelillo de néctar bajaría hasta el vientre, donde ávidamente beberíamos el dulce flujo. El problema es que si la fémina se pega un empacho de ciruelas los problemas intestinales pueden ser molestos. Mesura, siempre con mesura.

Más olores, el olor del cáñamo, el olor de un buen vino o el frescor de una buena cerveza, en sus justas dosis potenciarán nuestras relaciones y nuestro gozo. Sería largo y proceloso, descubrid vosotros mismos, estad atentos, seguro que se me escapan mil formas y aspectos. Mirad a vuestro alrededor, hay frutas exóticas que no conozco, y seguro que allende los mares tenéis productos que aquí ignoramos. No se como podríamos vivir sin el tomate, otra jugosa sugerencia, o sin la patata, si bien nunca os recomendare tomar patatas fritas mientras copuléis es lamentablemenbte molesto y crea mal rollito, aunque tengan sabor a ajo.

Debemos desarrollar la fitofilia, es más respetable que otras perversiones, y más cotidiana. No todos los días a uno le folla la verga espiroidea de un cerdo, pero si que todos los días debemos tomar fruta. Con respeto hacia los vegetales, como toda forma de amor, podemos encontrar que nuestra vida sexual tenga nuevos detalles morbosos y reforzar nuestra salud.