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Con el cura de mi pueblo (3)

en Sexo con maduros

Con el cura de mi pueblo (3)

(mi despertar sexual a los 12 años)

Antes de continuar con mi relato, les voy a pedir que me tengan un poco de paciencia para permitirme disertar un poco sobre mi vida, prometo no aburrirlos mucho.

Creo que la vida ha sido bastante buena conmigo, siempre me ha dado todo lo que necesito y casi todo lo que le he pedido. No soy una mujer religiosa a pesar de haber crecido entre monjas y sacerdotes o quizás precisamente debido a que crecí entre monjas y sacerdotes, y no porque yo sienta que los curas me hayan hecho algún mal, antes yo diría que fue al contrario, me hicieron mucho bien, pero el hecho real es que la religión no me llama demasiado. Si creo que hay un dios, no se si sea el dios de la Biblia, el dios de mis padres, pero si hay un dios que mueve y rige todo el universo, y yo siempre he tratado de atenerme al destino marcado por ese Dios.

Nací y crecí en un pueblo de provincia, un pueblo grande pero que no llega a ser ciudad, y actualmente vivo en una ciudad enorme, la mas grande del mundo, y me gusta, me gusta vivir en esta ciudad, pues aun con todos sus problemas yo vivo muy a gusto. Trabajo en una empresa asesora de servicios y gano muy buenas comisiones, aunque debo reconocer que a veces tengo que hacer uso de mi cuerpo para lograr la firma de algún contrato, pero esto no es ningún problema para mí, lo hago con todo el gusto del mundo.

Estoy casada desde hace seis años con el mejor hombre del mundo, tuve una increíble suerte al encontrar a este hombre, el me ha comprendido desde un principio en todos los aspectos de mi vida, moral, emocional, espiritual, etc. pero sobre todo, me ha comprendido en el aspecto sexual, el ha entendido mi temperamento y mi vocación de puta, ha entendido que soy una ninfomana, y no solamente lo ha entendido sino que me ha animado a seguir siéndolo, a el le gusta que yo sea una puta y que me acueste con cualquier cabron que se me antoje, e inclusive cuando no he tenido alguien con quien coger a la mano, el me ha llevado a algunos de sus amigos para que me cojan, he estado con seis o siete cabrones a la vez y todos me dan por todos mis hoyitos y se vienen todas las veces que quieran en la parte de mi cuerpo que ellos quieran venirse.

Yo soy feliz siendo así y mi esposo es feliz viéndome feliz a mí, aunque debo aclarar que no se trata de un mandilon, ni un mantenido ni nada por el estilo. Mi esposo es de un carácter muy fuerte y no se deja dominar por mí tan fácilmente, en alguna ocasión en que el no quería que cogiera con determinado cabron que a el le caía mal, le dije pensando que a el no le quedaría otra que aceptar que ese tipo me cogiera:

-         Pues aunque tu no quieras yo voy a coger con el.

-         Pues si tu coges con el, -me contesto mi esposo bastante molesto y viéndose en su cara que no estaba jugando ni hablando por hablar- yo te rompo toda tu madre y después me voy y no me vuelves a ver nunca.

Y naturalmente que no cogí con ese tipo, pues soy puta pero no pendeja, yo quiero mucho a mi esposo y de ninguna manera quiero perderlo, pues dudo mucho que yo pudiera encontrar a otro hombre como el en un país de machistas como el nuestro. Y fue entonces que me di cuenta que el me quería mucho también pero que no era un juguete en mis manos.

Y además de todas sus grandes cualidades, mi esposo también tiene una gran potencia sexual y me da verga por todos lados casi todos los días. Soy una mujer hermosa y me doy cuenta del deseo que brilla en los ojos de los hombres cuando me miran, y esto me derrite por completo, cuando veo ese brillo de deseo, de inmediato se comienza a mojar mi panochita y quisiera lanzarme sobre la primera verga que tenga a la mano.

Aquí cabe aclarar un poco mi condición de puta, como ya dije antes soy una puta de corazón, de alma, por vocación y por aceptación, pero no soy una prostituta, no lo hago por dinero, nunca he recibido dinero a cambio de acostarme con alguien (mas bien alguien ha recibido dinero a cambio de mis nalgas y ese alguien es mi papa, pero eso ya lo contare mas adelante en otro relato) soy puta porque me gusta la verga con toda el alma, pero antes que nada soy una dama, y para que le de las nalgas a alguien, primero tiene que conquistarme y naturalmente tiene que gustarme, cuando algún tipo me gusta a veces me conquista con solamente unas palabras y a veces les cuesta un poco mas de trabajo, pero generalmente siempre termino empinándome. Es cierto que en el trabajo le he llegado a dar las nalgas a algún cliente para que firme un contrato, pero ese cliente primero ha tenido que gustarme y luego agradarme de alguna otra forma.

Es distinto cuando se trata de coger con los amigos de mi esposo, a todos ellos si los acepto como sea, no puedo negarme cuando mi esposo me pide que me deje coger por alguno o algunos de sus amigos. Igual es cuando viajamos a alguna otra ciudad y nos hospedamos en casa de algún amigo nuestro o de mi esposo, ahí yo tengo la instrucción clara y precisa de darle las nalgas a cualquier hombre que nos visite en la casa, pues ya se entiende que solo nos visitaran amigos.

Para escribir estos relatos generalmente me tardo mucho tiempo, pues yo no soy escritora y nunca había escrito nada, de manera que no los hago de un solo jalón sino en varias sesiones,  pero en la mayoría de estas ocasiones tengo la invaluable ayuda de mi esposo, el me inspira y me anima para escribir, y la mejor forma de animarme e inspirarme es con su vergota bien parada. Antes que nada nos encueramos los dos (en realidad, aquí en la casa cuando estamos solo casi siempre andamos encuerados) y luego el me pone su verga junto a la cara y yo le estoy dando sus buenos besos y sus chupetones mientras escribo, o a veces como en este momento, el se sienta en la silla y yo me siento en su verga metiéndomela indistintamente en la panocha o en el culito, y así mientras el me bombea y me manosea las chiches y las nalgas, yo sigo escribiendo totalmente inspirada por la vergota de mi esposo, debo decir que esto solamente lo hago con el pues no me gusta que nadie mas vea lo que escribo, con mi esposo no hay problema porque el conoce toda mi vida, para el soy como un libro abierto, sabe lo puta que fui y lo puta que sigo siendo, desde que nos casamos nunca me ha cogido ningún hombre sin que el lo sepa, además de que tiene una verga grande y súper aguantadora, puede tenerla parada toda la noche sin que decaiga cuando se viene en mi boquita.

En fin, no quiero aburrirlos mucho, de manera que voy a continuar con mi relato.

Me quede en que pase dos años chupando vergas y coños de los buenos curas y las monjas del convento que estaba cerca de mi pueblo, y esto reafirmó la disposición de mi cuerpo para ser usado sexualmente, pero todavía faltaba que me desvirgaran y sentir una verga dentro de mi panochita y de mi culito, hasta que se llego el momento esperado tan ansiosamente por mi.

El padre Manuel ya me había dicho que en cuanto cumpliera yo los 14 años, el mismo me desvirgaría mis dos orificios, y yo soñaba con ese momento, siempre que le chupaba la vergota al padre Manuel, lo cual era muy seguido, siempre me imaginaba como seria que ese tremendo pitote me entrara en mi coñito, pero sobre todo pensaba en como diablos podría entrar en un hoyito tan estrecho como mi culito. Deseaba y temía que llegara el momento, lo deseaba por mi naturaleza caliente, por mi espíritu de puta, y lo temía porque como todos los seres humanos siempre he tratado de rehuirle al dolor y pensaba que ese seria un dolor muy fuerte.

Y sucedió que después de cumplir los 14 años, en una ocasión me dijo el padre Manuel que le avisara a mis papas que ese próximo fin de semana me tendría que quedar en el convento desde el viernes hasta el lunes porque tenia yo mucho que estudiar, aparte de ayudar a las monjas con unos trabajos, y claro que mis padres no pusieron ningún pero. Nunca antes me había yo quedado todo el fin de semana, siempre había sido cosa de una sola noche, pero claro que ese seria un fin de semana especial.

Por la noche el padre Manuel me ordeno como ya lo había hecho en otras ocasiones, que fuera a su cuarto y que lo esperara totalmente encuerada, y así lo hice, entre al cuarto del cura y me encuere toda. Mi cuerpo ya había cambiado en estos dos años, mis chiches ya eran mas grandes y redondas, y mis nalgas estaban mas firmes y paraditas aun a pesar del intenso manoseo a que habían estado sujetas en los dos últimos años, mis piernas y mis muslos se había alargado y se habían torneado y mi cara comenzaba poco a poco a dejar de ser de una cara de niña, para convertirse en una hermosa cara de mujer.

El padre Manuel llego un poco mas tarde y se paro en medio de la habitación viendo fijamente mi cuerpo desnudo, yo de inmediato procedí a quitarle la ropa como sabia que era mi obligación cada vez que me quedaba con el, y cuando termine de desvestirlo el ya tenia su vergota bien parada como presintiendo que esa noche iba a ser guardada en mis calidos hoyitos. El cura me abrazo pegando su pito a mi pubis y me dio varios calidos besos en la cara y en la boca, y luego recostándose boca arriba en la cama, me dijo:

-         Bueno Patsy, antes de proceder a desvirgar tu panochita, vamos a hacer un 69 `para acabar de calentarnos y en unos momentos vendrá la monja Maria para ayudarnos en tu iniciación.

-         Si padrecito –le conteste montándome de inmediato en su cara y recostándome en su cuerpo para meter en mi boca su pitote.

Lo único que no me gusto fue que fuera a venir la monja para ayudarnos, yo no sabia en que iba a ayudarnos pero no me quedaba otra más que obedecer. Y así estuvimos por unos minutos practicando un rico 69 hasta que escuche que la puerta se abría para dar paso a la monja, yo ni siquiera la mire, sino que seguí en mi labor de chupar la verga del cura.

La monja se desnudo en un instante. Era una mujer como de unos 40 años, con un cuerpo aceptablemente hermoso, solo que un poco gorda, sus pechos eran grandes y sus nalgas redondas y fuertes.

El padre Manuel me ordeno que me levantara y me recostara boca arriba sobre la cama, hincándose el entre mis piernas con su vergota parada muy cerca de mi coñito. La monja puso unos trapos bajo mis nalgas y luego procedió a untarme una especie de crema en mi panochita metiéndome primero un dedo y después dos y después tres, mientras besaba y lengueteaba la verga del cura. Yo me sentía hirviendo por la calentura y las ganas de coger que tenia.

Entonces la monja tomo con su mano el enorme pitote del cura y acerco la cabeza a mi panochita dándome un suave masaje en la misma con el glande de la verga y de pronto sentí como la cabezota comenzaba a entrar y se distendían los pliegues de mi panochita dando entrada al invasor, y el pito siguió entrando hasta que me lo metió todo. Yo en esos momentos estaba viendo estrellas, galaxias y todo el universo completo, sentí que todo el cuarto se movía a mí alrededor y creo que estuve a punto de desmayarme, el dolor era fuerte, pero el placer era mucho más fuerte. De manera instintiva comencé a mover mi cadera haciendo que la verga saliera un poco y se volviera a meter, mientras tanto la monja me besaba los pechos, me mordía los pezones, me besaba en la boca metiéndome su lengua, y finalmente se hinco sobre mi cara poniéndome su panochota en la boca, la cual yo comencé a chupar con una fuerza y unos deseos que nunca antes había sentido.

Varios orgasmos uno tras otro inundaron mi cuerpo y cuando estaba yo llegando casi a la plenitud del éxtasis, sentí en el interior de mi panocha como el padre Manuel se venia a grandes chorros inundándome por completo con la leche de su pito, y en esos momentos llegue al cenit de mi placer, me retorcí, grite como pude pues tenia la panocha de la monja en mi boca, y luego me deje relajar, mi cuerpo se distendió, había sentido un placer desconocido pero inmenso, el mas amplio placer que un cuerpo humano pueda sentir y me quede como privada y con los ojos en blanco.

Todavía sentí y vi. cuando el padre Manuel saco su vergota de mi panochita y la monja se levanto de mi cara y procedió a limpiar la verga del cura con su boca y su lengua, tragándose los restos de leche que quedaron en el garrote.

Yo quede tendida y despatarrada sobre la cama, me dejaron descansar un rato y luego la monja procedió a limpiar de mi panochita con un trapo húmedo la poca sangre que había salido por el desvirgamiento, y luego los dos se pusieron a calentarme de nuevo manoseando y besando todo mi cuerpo a la vez que platicaban.

-         Definitivamente que es un buena putita, ¿no lo cree usted padre?

-         Si hermana, es una buena puta esta escuincla –contesto el cura- que bueno que pudimos ganarla para la causa, creo que podremos gozarla durante varios años antes de que sus padres nos la quiten.

-         Tiene unas chichitas preciosas y sabrosas y ha aprendido a chupar la panocha como toda una puta maestra.

El cura asintió mientras seguía besando y manoseando mi cuerpo. Igual me chupaban las chiches, que cada uno agarraba uno de mis pies, me besaban y me lamían las plantas y luego me chupaban mis deditos uno por uno. Luego la monja me volteo boca abajo, me abrió las nalgas con las manos y metió su boca entre ellas para chupar mi culito. Yo ya estaba muy caliente nuevamente pero ellos siguieron así por dos horas mas, estaban tratando de calentarme al máximo para luego desvirgar mi culo.

Era yo una muñeca en sus manos, era yo plastilina que ellos iban moldeando como querían, hasta que me tuvieron en su punto. Me empinaron sobre la cama haciéndome alzar las nalgas lo mas que se podía, la monja me dio unos ricos lenguetazos en el culo y luego lleno de saliva toda la verga del padre Manuel que ya se encontraba nuevamente parada en todo su esplendor y cabeceaba con firmeza retadora como pidiendo un hoyo que se le pusiera enfrente para vencerlo como siempre vencía. En seguida el padre puso el glande de su vergota en mi hoyito mientras la monja me lo abría con sus manos, y poco a poco me fue entrando, si dolía pero no demasiado, de hecho cuando sentí ya estaba yo con mas de la mitad del pito dentro, y unos momentos después ya sus bolas pegaban contra mi panochita y comenzaba a moverse lentamente haciéndome entrar en otro cielo desconocido, era tanta mi calentura que yo misma comencé a moverme para adelante y para atrás sacando y metiendo el pitote del cura en mi culito.

La monja aprovecho para toquetearme el clítoris y esto hizo que tuviera nuevos orgasmos que volvieron a desmadejar mi cuerpo y no caí sobre la cama solamente porque el cura me sostenía fuertemente de las caderas, hasta que después de unos 20 minutos el cura se vino en mi culito abundantemente, y fue una sensación inigualable, creo que en ese momento me gusto mas la leche en mi culo que en mi panocha. El padre saco su verga caliente y casi humeante de mi culito y se dejo caer sobre la cama, y la monja procedió a limpiarle el pito al cura con la lengua y luego me limpio a mi el culo, el cual no se había roto pero si lo tenia todo rosado y adolorido, por lo que las caricias de la lengua de la monja me supieron a gloria y se lo agradecí con toda el alma.

-         ¿Te gusto putita? –me pregunto la monja al oído aprovechando para besármelo y meterme su lengua.

-         Si, mucho, -conteste- nunca me imagine que la verga del padre Manuel se sintiera tan rica al tenerla dentro de mi panochita y de mi culito.

-         Es una buena verga –dijo la monja a la vez que se la agarraba con una mano- debes de quererla mucho y darle las gracias con muchos besitos y lamidas cada vez que te haga gozar, ¿esta bien?

-         Si –conteste.

-         Pues empieza ahora mismo para que este vergota no se vaya a dar por sentida porque tu no le agradeces lo que hizo por ti.

-         Si.

De inmediato dirigí mi cara a la verga del cura y la llene toda de besos, a la vez que le daba unos ricos lenguetazos que seguramente la hacían gozar igual que a mi me hacia gozar el dárselos, y le decía en voz baja pero con mucho amor y devoción:

-         Gracias preciosa vergota por haberme desvirgado de mi panocha y de mi culito, gracias por haberme hecho gozar tanto.

Todo esto le decía a la verga sin dejar de besarla, y entonces el cura me pregunto:

-         ¿Patsy, realmente te gusto la verga dentro de tus orificios?

-         Si padrecito –le conteste mientras se la seguía moviendo con mis manitas.

-         Pues me da gusto que te haya agradado porque de ahora en adelante la vas a tener muy seguido dentro de tu cuerpecito.

-         Ay si padrecito, que gusto, que rico tener esta vergota dentro de mi, usted puede meterme su palote cuando quiera, yo seré la esclava de este pitote siempre que usted tenga ganas de metérmelo en donde usted quiera, mi panochita y mi culito siempre van a ser para este palote, yo le voy a dar a usted las nalgas siempre que usted tenga ganas de cogerme y ojalá tenga ganas muy seguido padrecito.

-         Claro que voy a tener ganas de cogerte muy seguido pues no voy a perderme este pastelito por nada del mundo.

Y así seguimos por toda la noche, el cura me echo otros dos palos alternados en mis hoyitos, la monja hizo un 69 conmigo que duro mas de dos horas y que dejo mi panochita babeando inmensamente de placer.

Y luego todo el día del sábado, y la noche del sábado, y el día del domingo, y la noche del domingo, todo ese tiempo estuve con la verga del padre Manuel metida a ratos en mi panocha, en mi culito y en mi boca. Me la pase encuerada todo el fin de semana y al pendiente para aliviar y satisfacer todos los deseos de mi confesor, el cual se porto a la altura y me lleno de verga y de leche por todo mi cuerpo.

Solamente la monja salía del cuarto por momentos y únicamente para traernos algo de comer y de beber. Comíamos los tres encuerados y de inmediato regresábamos al manoseo corporal y a darnos gusto con todas las posiciones que se le ocurrían al padre Manuel y a la monja.

Y de esa forma quede placenteramente desvirgada de mis dos hoyitos de abajo, y lista para ser usada por todo el que quisiera meterme la verga y vaya que me la metieron. En los años siguientes fui la puta de infinidad de hombres, entre ellos mi padre. Muchos sacerdotes gozaron intensamente con mi cuerpo, y muchos amigos o feligreses del padre Manuel que no eran curas, también tuvieron su parte en el festín sexual que mi cuerpo proporcionaba a todos los hombres que se acostaban conmigo.

En esos cuatro años, de los catorce a los dieciocho, pase por toda la gama de placeres sexuales habidas y por haber, probé muy variados tamaños y grosores de vergas, probé diferentes panochas y diferentes culos de mujeres, probé todas las posiciones del kamasutra, probé distintos tipos de lenguas en mi panocha y en mi culito, y sobre todo probé muchos tipos y sabores de leches de hombres, espesas, aguadas, dulces, saladas, pues no se porque pero mi boca siempre ha tenido un especial atractivo para los hombres y les gusta mucho venirse en ella, mi esposo dice que les gusta porque es hermosa y suavecita y les aprieto muy rico la verga sobre todo cuando me la meten hasta la garganta, y yo digo que me la meten hasta la laringe pues he aprendido a comerme vergas de verdad grandes.

En un próximo relato les platicare como fueron las relaciones con mi papa, como el viejo resulto ser un semental insaciable que me cogia de día y de noche por todos lados, y como se convirtió de ser mi santo y autoritario padre a ser mi padrote, que pagaba sus deudas con mi cuerpo o me proporcionaba a sus amigos a cambio de dinero o de algún favor especial, y también como fue escalando puestos en su empleo, puestos que por su capacidad jamás hubiera alcanzado, y todo a cambio de darle mis nalgas a sus jefes y a algunas personas claves dentro de su trabajo.

Pero todo esto con mi padre sucedió hasta que yo tuve 16 años, y por mientras en los dos años que siguieron después de cumplir los 14, todo siguió siendo a escondidas de mi familia, muy seguido me quedaba yo los fines de semana en el convento dizque para estudiar, o por lo menos eso era lo que sabían mis padres, pero la verdad era que me quedaba yo a las orgías que los sacerdotes preparaban y en donde yo era el plato principal.

En el Inter. De todo esto, me entere de que a mi amiga Rosita también se la había cogido el padre Manuel, siempre con el cuento de que tenia que limpiarla de sus pecados, sin embargo por alguna razón que desconozco, a ella solo la llamaban de vez en cuando para cogersela y en cambio a mi me cogian varias veces a la semana.

Inclusive el padre Manuel se alcanzo la puntada de pedirles permiso a mis padres para llevarme a un convento situado a varias horas de camino de nuestro pueblo durante dos semanas para darles clases de catecismo a unos niños y mis padres aceptaron encantados y orgullosos de que los buenos curas se fijaran en mi para dar clases a los infantes, pero claro que la realidad era que dichos niños no existían ni tampoco existía el convento, la realidad fue que me llevaron a una enorme casa situada en una playa solitaria y en compañía de Rosita, y en esas dos semanas desfilaron por nuestros cuerpos una infinidad de hombres que nos cogieron por todos lados y en todas las posiciones inventadas hasta la fecha.

En fin que rosita y yo seguimos siendo amigas y seguimos teniendo nuestros escarceos sexuales aunque muy ocasionalmente pues no contábamos con el tiempo para nosotras, pues casi todo nuestro tiempo libre se nos iba en darles placer con nuestros cuerpecitos a todos lo curas que nos requerían.

En realidad fueron dos años dichosos, aunque no sabía yo que los siguientes dos años serian aun más dichosos saboreando la enorme verga de mi papa, pero eso se los contare en algún siguiente relato.

Hasta pronto.

p.d. he recibido muchísimos correos por mis relatos y les agradezco a todos los hombres y mujeres que me han escrito y si a alguno no le he contestado, desde aquí le suplico que me disculpe pero es que a veces no se cuenta con el tiempo necesario para revisar todos los correos.

También les agradezco a todos la acogida que me han dado (ojo: dije acogida) con sus comentarios al final de mis relatos, en realidad se siente muy bonito que la alaben a una en un sitio público.

Muchas gracias

Patsy