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Una vecinita muy especial (4)

en Jovencit@s

Una vecinita muy especial IV

Eros dejó el coche en el garaje del chalet de San Martín de Valdeiglesias. Al subir las escaleras se extrañó que todo estaba a oscuras, al abrir la puerta que da al salón llamó.

¡Afrodita¡ -Nadie contestó- Entro en la casa para encontrar alguna nota, cosa que no halló, cogió su móvil y marco el numero de Afrodita. Hola mi niña ¿donde estás?

En Ávila con las chicas, ¿Y tú?

En casa de San Martín, recién llego de Madrid.

¿Cómo lo haz pasado?

Muy bien antes de venir a casa dejé a Adriana en su casa. Su marido todavía no había llegado.

Porqué no te haz quedado con ellos total hasta el Lunes no nos veremos a menos que vengas aquí.

No, estoy cansado.

Mira que todos los chicos han preguntado por ti, dicen que hace dos semanas que no vienes. Y en qué andas, les dije que como el marido de Adrianita había viajado por negocios, tú te habías encargado de taparle los orificios a su mujer para evitar males mayores.

¡No le habrás dicho lo que me cuentas ¡ ¡No!

Ja, ja. ¡No!. Te lo digo en broma. Pero te aviso que muchas de las chicas me preguntaron por ti y les dije que no habías podido venir; Lucy delante de todos comentó que si Adriana no vino y yo estoy sola aquí, es que están los tres follando en cualquier parte, Eros, Adriana y su marido, además que todos saben la predilección que tiene el matrimonio por ti, algo así entre nuestra gente no necesito aseverarlo.

¿Dónde estás ahora?.

¿En Ávila?. ¿No te dije?

Me refiero en que lugar.

En nuestro apartamento.

¿Y que haces?

Me estoy probando los bikinis que traje de San Martín.

¿Y quien está contigo?

Rosita, Lucy, Charro, Haydee Vero y yo.

Y que hace tanta gente allí.

¿Y té desnudas?.

Pues claro que si. Dime mi niño. ¿Estás borracho?. Desde cuando eres puritano.

Era una broma de hombre celoso, tonta.

No me huele a broma. ¿Qué piensas hacer vienes o té quedas en casa?

Me quedo, y si mañana hace buen tiempo me hago una escapadita.

¿Quieres que baje a esperarte a la estación?, así dejas el coche porque yo estoy con el mío y volveremos juntos.

Si voy te llamo antes para que me recojas en la estación.

¡Vale! Mi niño, espero tu llamado. Un besito.

Otro para ti. Y cortó la comunicación.

Se dirigió hacia el dormitorio, se desnudó sacó el pijama del Ratón Mickey y con el en el brazo se fue al jacuzzi, encendió las bombas abrió el agua y reguló la temperatura echó gel al agua y tiró dentro de la bañera un puñado de sales aromáticas, se metió dentro ajustó las toberas y comenzó a relajarse, no había pasado media hora cuando sintió sonar el timbre de la puerta de entrada, estiró el brazo y descolgó el telefonillo. ¿Quién es –pregunto-

Soy Victoria -contestó la voz conocida-.

Pasa Vicky. – oprimió el botón de apertura de la puerta-. Esperó un rato y conecto la megafonía del salón y dijo. Vicky estoy en el jacuzzi del dormitorio, sube y pasa al baño.

A los dos minutos se escucha tocar la puerta, pasa le dice Eros desde la bañera.¿Qué sorpresa?. Como estás.

Muy bien, a ti no te pregunto porque ya veo que mejor no puedes estar.

Es que vengo rendido del trabajo y esto es lo único que me relaja. ¿Necesitas algo?.

No, es que como estoy sola venía a darle un poco de cháchara a Afrodita.

Ella no está, se quedó en casa de unos amigos. ¿Y Edurne?.

Se quedó en casa de mi hermana porque el Lunes tiene el último examen y puede estudiar hasta último momento ya que el colegio le queda cerca.

Bueno dame la cháchara a mi y si quieres comemos algo juntos y nos hacemos compañía mutuamente.

Afrodita no lo tomará a mal estando los dos solos, además no quiero molestarte.

¡No! ¡Que va!. Para nada ella no presta atención a estas cosas y a mí no me molestas, al contrario. Oye Vicky, ¿Por qué no te traes dos whiskys del bar del salón?.

Bueno, pero traigo uno solo porque ya no bebo alcohol.

Oye mi niña no crees que estas en edad de tomarte uno. Verás lo bien que te sienta total no tienes que conducir. Además tendrás que empezar a hacerle caso al refrán Árabe.

Se sonrió, le encantó que la llamara mi niña, debía ser el primer hombre que la trataba con ternura, cuando se dirigió hacia la puerta vi que apoyaba mal el pié izquierdo, al volver trajo dos vasos tubo con hielo uno por la mitad y el otro con un culín, cogí los dos vasos y le entregué el que estaba por la mitad y el otro me lo quedé yo.

Con una gran sonrisa, gritó. ¡No!. Que me emborracho,

Que más da, si igual no tienes que conducir, ya te lo dije.

Bueno está bien, Dame que me voy a servir mas.

Vale, deja el vaso aquí y trae la botella y el barril con hielo. Apúrate que quiero brindar contigo. Por segunda vez pude ver la dificultad en su pié izquierdo.

Pasaron unos segundos antes de que se abriera la puerta y entrara. La conminé a que se sentara en el sillón al lado de la bañera, me serví mas licor y levantando el brazo dije chin-chin, chocando los vasos. Vicky, ¿Qué té pasa en el pié izquierdo?.

No sé, desde esta mañana me duele.

¿Pero tienes lastimado el pié o te duele el hueso?.

¡No! Lastimadura no tengo ninguna.

Sácate los zapatos y siéntate en el borde del jacuzzi frente a mí, y mete las piernas en la bañera.

¡No! Eros me da mucho corte, entré porque con tanta espuma no puedo verte el cuerpo sino ya me hubiera ido.

No seas tímida, súbete la falda para que no se moje y hazlo que te daré un masaje en los pies.

¡¡¡No!!! Por favor, que me toques los pies ¡No!.

¡Bueno!. Lo normal es que para hacerte masajes debo tocártelos

Si, pero es que no me gusta que me los toquen.

Eso es una chiquilinada, lo que pretendo es aliviarte el dolor. Vamos tómate un gran sorbo de la bebida para que te dé ánimos. Así lo hizo, bravo, -la animé- Ahora, siéntate frente mío en el borde de la bañera y mete los pies dentro.

Espera que llevo Pantys.

¡Pues sácalos mujer! ¿Qué esperas?.

Giró dándome las espaldas, y metiendo las manos bajo la falda hurgueteó buscando la cintura de la prenda dejando al descubierto un maravilloso par de piernas. Mi miembro recibió el impacto comenzando a endurecerse. Subió la falda hasta la mitad de sus muslos dejándome ver sus rodillas, con una piel tan suave como blanca, mientras entraba en la bañera pude admirarlas en toda su extensión, eran larguísimas, a poco de sentarse en el borde del jacuzzy, le dije;

Tomate el resto del whisky que tienes en la mano. Se reía y se reía, señal que le había hecho efecto la bebida, cogí suavemente su pié y comencé a masajearle la planta e introduciendo mis dedos entre los suyos suavemente, muy suavemente yo diría acariciándolos flexioné mi pierna y apoye su talón sobre mi rodilla, y continué el suave masaje sobre su planta a medida que avanzaba con mis seudos masajes veía que su respiración se iba acelerando, miraba mis ojos y mis manos tragaba saliva muy rápidamente como si se le secara la boca de tanto jadear, sentí como escapaban de su boca pequeños gemidos que intentaba refrenar, la mire y le dije, no intentes acallar tus demostraciones de placer porque nadie excepto yo puede escucharte, además, estás tensando los músculos y es contraproducentes, lo que estás sintiendo nos ocurre a todos, así que relájate y goza de tus sentidos sin privaciones de ningún tipo, me encanta saber que soy yo quien te da ese placer.

Subí mis manos para acariciar sus piernas y rodillas, los tímidos gemidos se fueron convirtiendo en palabras.

¡Sssssssiiiiiiii! Esto es maravilloso, que bien lo haces Eros, ¡Así!, Cuanto me haces sentir, me pasaría la vida en tus manos. Ámame lentamente mi querido porque te estoy gozando como si fueras parte de mi cuerpo.

Comencé a subir mas mis manos por debajo de la falda, sentí el gesto involuntario de separar las piernas, ella seguía recostada en la pared con los ojos cerrados y contándome todo lo que sentía mientras acariciaba la piel de sus caderas, yo también busqué el elástico de su pequeña tanguita ella ayudo a que se la pudiera sacar. Deslicé mis manos queriendo acariciar su vulva, y abriéndose de piernas me facilitó el que mis dedos pudieran jugar con su clítoris todo estaba empapado en sus gritos pude adivinar la eminencia de su orgasmo, la cogí de las axilas y lentamente la deslicé dentro de la bañera, ella se dejo llevar, la falda quedó flotando dentro del agua y así frente a frente la acerqué para sentarla sobre mis muslos y la fui penetrando suavemente, era extraordinario toda su vagina se amoldaba anatómicamente a mi pene, segundos fueron los que nos distanciaban de nuestro orgasmos en medio de gritos, temblores y llanto de placer, no sé cuanto tiempo estuvimos abrazados con nuestros sexos latiendo uno dentro de otro.

Con las pocas fuerzas que le quedaban me besaba el cuello, hasta que pudo decirme al oído.

¿Sabes Eros?. Nadie en mi vida me ha hecho tan feliz como tú.

La besé en los labios buscando su lengua con la mía y fueron muchos los minutos que pasamos degustando nuestros flujos bucales. Ayude a desnudarla, nos pusimos albornoces, yo el mío y ella el de Afrodita, empecé a secarla, en ese momento, no pude dejar de sonreírme pensando que no tendría ningún problema en prestarle la prenda a su suegrita. Ven vamos a comer algo.

Bajamos a la cocina. ¿Quieres que prepare comida o nos arreglamos con unos bocadillos?

Mejor los bocadillos.

Mientras Victoria preparaba los bocadillos calientes yo abrí una botella de vino. Nos sentamos en el trisillo del salón a comer, cuando terminamos corrimos la mesa ratona y pusimos varios almohadones grandes que usamos con Afrodita y los tenemos apilados en un rincón nos acostamos sobre ellos y nos servimos un par de coñac mientras nos desabrochamos los albornoces y nos dedicamos a acariciarnos, me levanté y fui a la cocina y disimuladamente traje un bote de crema montada en aerosol la escondí debajo del sillón, tenía un cuerpo fabuloso unos pechos pequeños y una piernas maravillosas y unas caderas perfectas, unos pezones grandes y abultados los cuales comía con avidez desde el momento que le puse un dedo encima ya estaba jadeando comencé a lamerle el estomago y en especial su ombligo estaba en su monte de venus cuando no quiso que siguiera,

Eso no me gusta que lo hagas. ¡Penétrame!.

Y separándome un poco le pregunto, ¿Porqué no quieres que te lama la vulva? Me gusta sentir el gusto de tus jugos. Son cosas que yo necesito de ti además me da la impresión que gozaras mucho con eso.

No mucho, es muy raro, eres una de las pocas mujeres que no le gusta, bueno entonces ponte de espalda que te haré masajes con los labios, la bese de arriba abajo, le abrí las nalgas saqué el bote de crema y le hice una montaña de crema sobre su culito y la fui comiendo de a poco, eso tampoco le gustaba. Bueno Vicky nada de lo que me gusta te gusta. ¿Porqué no me cuentas y entre los dos solucionamos el problema. ¿Solo te gusta la penetración vaginal?

Sí.

¿Y que serías capaz de hacer conmigo?. A ver hazme algo que me dé placer. Me senté en el sillón y le dije arrodíllate delante de mí, cuando lo hizo cogí mi pene, se lo ofrecí, ahora lámelo y chúpalo y haz que me corra.

No puedo hacerlo, me da grima

¿O te da asco?

Bueno, un poco.

Me dejas que te ayude.

Pero si yo soy así que le vas a hacer.

Lo que quiero saber es ¿Porque solo penetración vaginal?

Porque es pecado.

¿Y la penetración vaginal no lo es?.

Bueno, pero sirve para la reproducción.

¿Quieres quedarte a dormir aquí?.

No, porque si me llama mi hermana ¿Qué le digo si ve que yo no estoy?

Eso es cierto, lo que pasa es que yo soy un pecador empedernido. Cómo tu ropa todavía está mojada te la pongo en una bolsa de plástico y te pones un abrigo de Afrodita y te acompaño a tu casa, ¿te parece bien?

Sí, y gracias.

Así ocurrió, cuando llegamos a su puerta abrió y le alcancé la ropa me dio el abrigo y le dije Bici olvídate de lo que ha pasado entre nosotros y siempre amigos, yo jamás diré a nadie lo ocurrido y te suplico que lo tengas como un gran secreto entre nosotros. Ni a tu confesor si realmente necesitas el perdón vete a una Iglesia en Alcalá de Henares y allí te confiesas. Vale.

Si, contestó con la cabeza baja.

Y espero que sigas siendo amiga nuestra igual que tu niña, si necesitas mas aclaración te la daré pero no ahora. Y allí se quedó en pelotas y con el bultito en los brazos.

Cuando volvía a casa pensaba lo único que falta es que esta gilipollas se haya quedado embarazada. Entonces me pego un tiro en los cojones.

Continuará

 

Eros