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Pederastía homosexual en la Antigua Grecia

en Textos educativos

Pederastia homosexual en la Antigua Grecia.

Este reporte tiene como finalidad ilustrar algunos aspectos de la vida homosexual en la Antigua Grecia. Tal vez la previa conclusión sobre este escrito es que no hay modelos correctos o incorrectos a seguir en materia de comportamiento sexual, la sociedad y las costumbres son las que nos indican que está bien o mal y esto justamente difiere de una sociedad a otra.

La homosexualidad en la Antigua Grecia no era un aspecto de "otros". El aprendizaje de la homosexualidad era una importante herramienta en la educación de los adolescentes. Los Antiguos Griegos institucionalizaron y regularon sus prácticas con códigos legales. La homosexualidad, casi universalmente intergeneracional representaba lo que las modernas sociedades llaman "Pederastia", por otra parte consideraba anormal la práctica homosexual entre adultos. Más que nada consistía en un aspecto más de la educación de los jóvenes.

Los adolescentes se reunían en el gimnasio y practicaban deportes desnudos. Los hombres jóvenes de clases acomodadas iban a presenciar las exhibiciones de estos adolescentes hijos de ciudadanos líderes. A los hombres de clase trabajadora se les dificultaba asistir por carecer del suficiente tiempo para el ocio. Los jóvenes podían acercarse al adolescente luego de clases o podían enviar un intermediario que le diera su nombre y mensaje. Si el púber inicialmente expresaba desinterés en encontrarse y conocer al hombre, este podría "acosar" al niño al principio discretamente y en silencio siguiéndolo a una distancia respetuosa y gradualmente acercándose y rogándole por sus favores. Por otro lado si el niño mostraba interés en corresponder a las atenciones del hombre, ambos comenzaban una amistad. El muchacho en la relación tomaba la responsabilidad de enseñarle al niño cosas que la escuela no enseñaba como moral, rectitud, ciudadanía, patriotismo, honestidad, integridad, coraje, etc. La amistad convertía al niño en "eromenos" del hombre, quien era el "erastes" (vulgarmente "amante y amado") del niño. Luego de ello, podían aparecer en público y en encuentros sociales como una pareja.

La raíz "eros" de ambas palabras, "erastes" y "eromenos", se refería al amor que tiene una satisfactoria resolución. "Lujuria" es un término mas cercano a "amor" tal como los antiguos Griegos entendían a "eros". El amor que el "erastes" sentía por su "eromenos" usualmente comenzaba cuando el veía a un niño hermoso desnudo por primera vez, pero algunas veces se desarrollaba luego que el proceso de enseñanza comenzaba. Luego de un tiempo enseñando a su eromenos, el erastes ofrecía al adolescente un regalo. Pájaros exóticos y plantas eran la clase de regalo más popular, porque era raro y caro, importado de tierras extrañas como Ecuador, África o India. Por la cantidad de tiempo disponible que esta actividad requería y lo caro de los regalos exigidos, a los muchachos de clases económicamente más bajas les era prohibitivo cortejar a un púber. Un eromenos podía no aceptar el regalo si no era lo suficiente raro o caro.

Un potencial erastes tenía normalmente entre 20 y 30 años, los eromenos entre 14 y 17. Si un eromenos aceptaba un regalo, su erastes podría iniciar relaciones sexuales con el. Si un eromenos no deseaba que su erastes lo penetre, una opción popular se presentaba. El erastes podía realizar los que se llama intercambio intercrural, donde el hombre deslizaba su pene entre el escroto y el perineo del adolescente. Los adolescentes judíos preferían esta opción, porque su religión tenía estrictas prohibiciones contra la penetración hombre-hombre que practicaban los cultos paganos griegos. Además de los judíos, los niños más jóvenes encontraban con frecuencia el intercambio intercrural más aceptable y menos atemorizante que la penetración a causa de la gran diferencia de tamaño entre ellos y los jóvenes maduros. Los Griegos estaban en contra del sexo oral pederástico, aunque si lo aceptaban en prácticas heterosexuales. El sexo oral homosexual encontró su máxima expresión entre las tribus bárbaras en la zona de montañas boscosas en el norte de Grecia, también como relación pederasta pedagógica. Como esta las parejas pederastas raramente practicaban la masturbación mutua. No se conoce de los erastas usaran métodos para traer a los eromenos al clímax, no se observa en las pinturas ni en los libros, pero es inconcebible que esto no ocurriera.

Nada obligaba a los eromenos a garantizar favores sexuales a su erastes. La relación podía permanecer no consumada como intercrural o por penetración. La ausencia de tan esperado y aun asumido elemento, requería que el eromenos no se negara ni argumentara desconocimiento sobre ello. Negarse lo hacía aparecer desagradecido hacia su erastes; el desconocimiento lo convertía en mentiroso. La ingratitud y la mentira, mal visto en la antigua Grecia, le haría perder los beneficios que el hubiese obtenido. Por otro lado, un necesario cuidado y circunspección cuando discutía su relación ganaba honores futuros para el mismo, y de alguna forma para su erastes también por tener tan honorable eromenos que haría que su relación se fortalezca.

Existen muchas ilustraciones de prácticas pederastas. Las escenas incluyen jóvenes hombres mirando las competiciones de atletas desnudos; flirteando entre jóvenes y adolescentes; intentos de seducción tanto rechazados como aceptados; ofrecimientos de regalos aceptados y rechazados; erastes estimulando los genitales de los eromenos con sus dedos; y intercambio intercrural. Los grabados no muestran penetración de eromenos por erastes aunque se asume que los griegos consideraban las ilustraciones de penetración demasiados grotescos para la cena, dibujando una fina línea divisoria entre la aceptabilidad (intercrural intercambio) y la cruda penetración.

Las ilustraciones reflejan la persecución y el cortejo como los aspectos salientes de le relación pederástica. Tener un erastes le daba honor y prestigio al eromeno, y el más alto estatus social del erastes. El padre del púber podría tener varios sentimientos encontrados sobre la posibilidad que su hijo se convierta en eromeno, dependía en parte de la clase social de la familia. La pederastia generalmente recibía menos entusiasmo de las clases medias y bajas. Un padre de clase media profundamente dedicado con la educación y socialización de su hijo y temiendo que potenciales erastes se acerquen a el instruía a su hijo "No hables con extraños". Ven directo a casa de la escuela. Los allegados al adolescente de clase media lo desalentarán sobre caer presa de un erastes. Los padres de las clases más altas, sin embargo, raramente exhibían esa actitud, ya que muchos de ellos habían, en su propia juventud, servido como eromenos a erastes, y si no lo habían logrado, envidiaron a los adolescentes que los tuvieron. De esta forma, un padre de clase alta estaba más que gustoso de alentar a su hijo sobre esta actividad. No digamos permitir que un erastes lo atrape exageradamente rápido y nunca con regalos y promesas de dinero o influencia política, una de las principales tentaciones para hijos de nobles. Escapar de una captura incrementaba el valor del adolescente: la mayor dificultad en la persecución significaba un mayor valor. Una eventual dificultad en la captura también elevaba el status de un erastes victorioso entre sus rivales. De esta forma jugar a "difícil de conseguir" pero eventualmente sucumbiendo creaba una situación de beneficio mutuo para eromenos y erastes. Para evitar verse como un prostituido, cuyos clientes esperaban al menos que finjan deseo si ellos no lo sentían en forma genuina, un eromenos no debía exhibir placer y satisfacción cuando concedía sus favores al erastes, ni podía un eromenos iniciar la relación sexual con su erastes. Ilustraciones de escenas corroboran la poca emoción y entusiasmo: Ellos se veían aburridos cuando se entregaban a los erastes en respuesta a sus regalos. El final de la relación lo marcaba generalmente el crecimiento del adolescente, su aspecto más masculino.

A raíz que la sociedad también apreciaba la belleza física en la juventud es que una relación pederástica le aseguraba al eromenos poseer al menos ese valor, ya que su belleza física era la que inicialmente atraía al erastes. Por ese motivo, la pederastía beneficiaba a un adolescente por enaltecer su seguridad personal, siempre un objetivo entre los adolescente. Su atractivo también le daba gloria a su padre, quien se enorgullecía del valor de su hijo, como los padres modernos se enorgullecen de los premios de sus hijos en actividades académicas y deportivas. El erastes ganaba valor incluido la paciencia si su persecución era exitosa. El padre de un eromenos quedaba satisfecho que su hijo tuviera un modelo de valor que le enseñe, y que lo moldeara hasta convertirlo en un buen ciudadano. El entrenamiento atlético desnudo y el acoso de adolescentes por parte de jóvenes se originó en Creta en el siglo VIII antes de cristo. La población explotó por la mejora de las técnicas de agricultura, en el clima y en el tratado de las enfermedades y el casamiento de mujeres jóvenes capaces de traer niños al mundo por muchos anos. Adicionalmente grandes contingentes de población emigraban en busca de colonias en el oeste mediterráneo y Mar Negro. Por eso una serie de leyes fueron dictadas para detener el crecimiento de la población lo que provocó un inesperado aumento de la pederastia abierta. La falta de prohibición de sexo intergeneracional siguió, y la postergación del matrimonio de jóvenes por 10 a 20 años.

La aristocracia en Creta por ley tenía que dividir sus propiedades en porciones más o menos iguales entre sus hijos. Con el crecimiento de la población, el tamaño de muchos estados se redujo a tal extensión que no podían mantener a un caballero en la forma requerida por la aristocracia terrateniente. En consecuencia, las nuevas leyes prohibían el matrimonio a hombres menores de 30 y segregaba a las mujeres y niñas de la compañía masculina. Los hombres mayores, entonces dominaron la sociedad Creta. En esta sociedad, los instintos naturales masculinos afloraban a una edad de máximo apetito sexual, y la ley justamente prohibía la satisfacción de ese apetito. Los casamientos tardíos y la segregación de mujeres alimentaban el hambre sexual de los hombres. Pocos hombres adultos adoptaban roles pasivos homosexuales; la mayoría deseaba expresar su reciente desarrollo sexual en roles de dominación siguiendo el ideal griego de masculinidad. Por ende los púberes emergieron como la elección más lógica. La sexualidad emergente de los púberes provocaba en ellos la curiosidad que el conocimiento de los jóvenes explotaron para satisfacción de sus necesidades y deseos de ambos jóvenes y adolescente.

La costumbre espartana del ritual de secuestro de mujeres con propósito de matrimonio se trasladó al secuestro de adolescentes; esta costumbre rápidamente desarrolló un estricto procedimiento con sanción de leyes. Un joven caballero hablaba con el padre de un adolescente a quien deseaba secuestrar. El padre arreglaba el momento y lugar donde el caballero encontraría a su hijo, quien permanecía ignorante de la situación. El padre también arreglaba que los amigos del hijo, vecinos y parientes estén cerca de su hijo en el momento señalado. Los amigos del adolescente lo defendían y protegían cuando el caballero llegaba. Esta protección era solo aparente si el padre estaba de acuerdo con el secuestro – y esto ocurría cuando el caballero tenía el status social, valor suficiente y una buena reputación. De otra forma, se convertía en un genuino intento de prevenir el secuestro, en cuyo caso estallaba una pelea callejera entre el caballero y su corte si y el adolescente y sus amigos. Si el padre deseaba realmente prevenir el secuestro, elegía amigos capaces de enfrentar a la corte del caballero. Esconder a su hijo era como declarar al adolescente sin valor, y ningún padre desearía admitir que su hijo no tiene las necesarias cualidades para que un caballero lo desee. Por otro lado, si el padre sentía que el caballero no poseía las cualidades necesarias para cuidar de su hijo, el tendría la opción de tratar de prevenir el secuestro. Antes que la acción alcanzara el punto de aparente o genuina defensa, el adolescente, familiarizado con las costumbres de Creta, sabía que es lo que ocurría y sabía que el debía permitir que el caballero lo lleve. El propio rechazo del adolescente evitaba que el ritual ocurriera, ya que la ley impedía que fuera maltratado.

Si el secuestro ocurría, el caballero en cuestión tenía la obligación de cuidar de cuidar del adolescente. Ambos iban juntos a un sitio a las afueras y permanecían allí por 2 meses. El caballero satisfacía su apetito sexual pero tenía la obligación de continuar con la educación del púber, incluyendo los ideales griegos ya descriptos, y enseñarle a cazar particularmente. Luego de 2 meses, el caballero y el adolescente regresaban a la ciudad, donde en un ritual el caballero presentaba obsequios al adolescente en un suntuoso festival público. Solo luego que el hombre presentaba sus obsequios, el adolescente podía elegir entre aceptar o rechazar al caballero. Si lo rechazaba, no conservaba los obsequios, pero solo obtenía el beneficio cuestionable de la experiencia de dos meses en las afueras. Si el lo aceptaba, el caballero se convertía en su erastes y el adolescente en el eromenos del caballero. Más allá de la unión entre ellos, se creaban alianzas entre sus respectivas familias tales como arreglos de matrimonios que con frecuencia ocurrían. Además de los antiguos griegos, pocas culturas han permitido la práctica de la común inclinación humana por el sexo intergeneracional. Pocos otros naturales deseos de la humanidad han sido objeto de tabúes culturales. Donde no es tabú, usualmente aparece como un mero rito de iniciación de un niño a su adultez, y no es luego practicado a excepción de este acto. Por ejemplo en varias tribus de Nueva Guinea penetraban analmente a sus niños púberes o hacían que bebieran la "leche de su padre".

Todo esto nos da la evidencia que en la sociedad moderna, las relaciones intergeneracionales per se no necesariamente lastiman al niño. Un púber "victima" recibía honor y prestigio en la antigua Grecia en lugar de vergüenza, humillación y culpa en nuestra cultura. Esto no significa que situaciones como las de un adulto que persigue niños sea aprobado: los antiguos griegos no hubiesen aprobado esa clase de comportamiento lascivo, pero solo una relación de largo tiempo con un solo adolescente cambia mucho la cuestión. Es posible que si nuestra sociedad aceptara este tipo de relaciones u otras como el incesto, esto beneficie la formación de nuestros adolescentes y se desarrollen en un ámbito de mayor seguridad y contención.

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