miprimita.com

Fuí sometido por un hombre delante de mi novia

en Gays

Como fui sometido por un hombre delante de mi novia.

Capítulo I

Mi novia y yo acabábamos de llegar a Río de Janeiro, allí nos encontraríamos con José, proveniente de Barcelona.

Me llamo Claudio, tengo 27 años, buen cuerpo, robusto, atlético y mi novia Paula tiene 19, es muy delgada, pero no le falta nada, es muy bonita.

Ambos tenemos una muy buena química sexual y nos propusimos en este viaje concretar algunas fantasías.

Una de ellas era la de acostarme con un hombre, con José, un hombre de muy buen porte, de 38 años. Yo ya había tenido una experiencia sexual con un hombre, cuando tenía 18 años, pero luego de eso, nunca más. Mi novia tenía el morbo de ver como me follaba un hombre. Y a José le gustaba ejercer su personalidad dominante.

Nos vimos en el Lobby del hotel y quedamos para encontrarnos por la noche.

Llegamos al cuarto de él, nos estaba esperando. Tomamos unos tragos y nos dice que quiere entrar en acción. Para ello, como Paula va a ser solo observadora, nos presenta a una chica de unos 25 años, negra de cuerpo fibroso, muy bonita.

Ella es Lali, es para que entretenga a Paula mientras nos observa. Los ojos de Paula brillaban. Hacía tiempo que quería estar con una mujer, podría gozar de ella mientras nos miraba.

José se acercó a mí, me tomó de la cabeza y me dio un beso de lengua, tremendamente profundo. Sabía que no me gustaban los besos en la boca, pero igual lo hizo, me quería demostrar quien mandaba. Pese a sentir un poco de asco, el beso me provocó una erección.

Luego de ello, comenzó a desvestirse, yo hice lo propio y también Paula y Lali. Me tomó de la mano y me llevó justo al lado de un sillón en donde estaba sentada Paula.

Ven, quiero que tu noviecita vea como su galán se traga una buena verga, dice José.

El quería dejar bien en claro, quien dominaba la situación. Paula y yo estábamos mudos, la miré a los ojos y noté su excitación. En eso Lali, se sienta al lado de Paula, le toma la cara con ambas manos y le da un beso en la boca. Era el sueño de Paula, que una mujer la bese, y sobre todo una negra con sus labios carnosos. Lali con su boca cubría la totalidad de la boca de Paula, mucho más chica por cierto. Al verlas tuve una terrible erección. José lo notó y tomándome la cabeza hacia abajo, señalándome que me arrodillara, dice:

Vamos galancito, que no estoy aquí para calentarme con dos putas lesbianas

Terminé de arrodillarme y vi. su enorme pene apuntando a mi boca. Era muy grande, grueso, venoso con una cabeza en forma de hongo. Con una mano me tomaba de la cabeza y con la otra se sobaba su verga, que seguía creciendo. Abrí bien la boca y trague todo lo que pude de su vergota. El me aplastaba la cabeza contra su pelvis para que tragara más. Tenía a Paula al alcance de mi mano, la miré y noté como se recostaba sobre el sillón en una franca invitación para que Lali la chupara.

José en tanto comenzó a moverme la cabeza para delante y para atrás indicándome el ritmo de la chupada. Tenía un sabor algo salado pero muy agradable, un mínimo liquido preseminal estaba saliendo de su cabezota, eso era muy agradable, mientras miraba como Lali ya estaba con su boca trabajando la vulva de Paula.

Era un momento soñado, Paula y yo satisfaciendo nuestras fantasías al mismo tiempo.

José conciente de la situación comenzó a apretar la pelvis contra mi boca, me estaba lastimando un poco, pero creo que era el efecto buscado.

Vamos putito, chupa, chupa, que quiero correrme en tu boca, dice José

Ahhhhh, siiiiiii, chupame Lali, chupamela, por favor, se escuchaba a Paula.

Vamos cabroncito, que quiero mostrarle a tu novia como su machito se convierte en un traga pollas, agregó José.

Estas palabras me excitaban cada vez más. Todos sabíamos quien mandaba, todos sabíamos quien se sometía, pero José se esforzaba por dejarlo bien expuesto. Esta actitud de el, me ponía a mil.

Me llevé una mano a mi pija para masturbarme, pero en ese momento, Lali con mucha habilidad, me saca la mano con un pie, y con este comienza a masturbarme la pija.

Estaba en el cielo, chupando una tremenda pija, con un tipo haciéndome sentir su rigor, con mi novia siendo hábilmente chupada, y con el pie de una negra sobándome la verga.

Las respiraciones de todos fueron en aumento, el clima era terriblemente tenso, terriblemente placentero, también.

En eso Paula dice:

Vamos mi amor, hacelo acabar a José, quiero ver como te tragas la leche, vamos, mi amor hacelo acabar.

Ese fue el disparador del final.

Siiiiii, cabroncito, mostrale a tu puta como te tragas mi leche, siiiiii, siiiiii, siiiiii, dijo José.

Comencé a mover más rápidamente la boca, y sentí que José iba a acabar. Lali lo percibió porque el movimiento de su pie fue mucho más rápido y fuerte.

Ahhhhhh, ahhhhhhh, siiiiiiiii, siiiiiiiii, putito, siiiiii chupame, chupamelo, dice José

Siiiiii, Lali, mi amor, chupame la conchita, chupamela más, dice Paula.

Siiiii, siiiiiii, ya estoy por correrme, siiiiiii, chupame, chupame, dice José

Ahhhhhhh, Lali, ahhhhhh, acabo, mi amor, acabo, siiiiiii, dice Paula

Ohhhhhh, toma la lechita putito, siiiii, siiiiiiiii, tomala, tomala, dice José.

Ohhhhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhhhh, Paula

Ohhhhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhhhh, José.

José estaba soltando leche, estaba inundando mi boca, me dio una arcada, y traté de retirarme un poco para soltar algo de líquido por los costados de mi boca, pero José, me jaló del cabello en señal de no estar de acuerdo con ello, me obligó a tragarme todo, pese a la arcada traté de expulsar la menor cantidad de semen posible. Esta actitud dura de José me hizo calentar más, y pronto comencé a derramar semen sobre el pie de Lali.

Los tres terminamos casi al mismo tiempo. Estábamos agotados por semejante excitación. Paula se acercó a mí y me dio un beso de lengua en mi boca llena de semen.

Mi amor, no puedo creer lo que hicimos, me dijo con dulzura.

Yo tampoco, contesté y me senté en el suelo, apoye mi espalda sobre la cama, estaba exhausto.

Descansen un poco, que falta lo mejor, dijo José con un tono autoritario.

En efecto descansamos un poco sin imaginar lo que vendría luego.

 

 

Capítulo II

Luego de reponernos y de tomar unos tragos, estaba en la cama con Paula y Lali, esta última acariciaba dulcemente el cabello de Paula mientras que Paula y yo nos tomábamos de la mano, nos hacíamos caricias.

Mi pene estaba comenzando a responder a sus estímulos. Fue ahí cuando lo miro a José que permanecía sentado en el sillón. Mi mirada era una invitación a seguir, esta vez, esperaba una buena penetración en mi culo, que luego de 9 años de no ser cogido, era prácticamente virgen otra vez.

José me miró fijo, y me preguntó:

Estás para seguir????

Si, creo que si, ya estoy para mas, veni a la cama, vení, le dije.

José tomó el teléfono e hizo una llamada, solo dijo:

Ya está, podés venir.

Casi al instante, golpean la puerta del cuarto, José se levanta rápidamente para abrir y entra un hombre mayor, como de 64 o 65 años, muy grande, como de 1,90, enorme, como de 120 Kg. Entró fumando un habano, tenía muchos anillos de oro en los dedos, collares de oro colgando en el cuello, y pulseras de oro. Realmente muy ordinario. Como un nuevo rico que deseaba ostentar su riqueza. Para mi no hay nada mas desagradable que alguien que se quiera mostrar de esa forma. José lo sabía, por eso seguro invito a alguien así. Alguien totalmente desagradable, en quien no me fijaría jamás.

Cuando entró, saludó a José me miró de arriba abajo, como quien mira un animal que va a comprar y le dijo a José:

Es este????

Que desagradable gesto de desprecio lanzó sobre mí, odié su actitud soberbia. Entendí de inmediato el juego, José quería demostrar su dominio sobre mi, haciendo todo lo que detestaba, mostrándome que yo haría todo lo que no quería por el.

Pero estaba errado, estaba muy equivocado si pensaba que yo tendría algo que ver con ese sujeto tan desagradable.

Este es Alberto, dijo José.

Mirándome casi en forma indiferente, me dijo, el te va a romper el culo.

Me estremecí con ese comentario, mi erección había desaparecido, estaba loco este tipo, me gustaba el juego de dominación, pero había ido demasiado lejos.

No, José, este juego no me interesa, te equivocaste, dije.

Sin ni siquiera mirarme, Alberto sacó un fajo de billetes de su bolsillo y se lo entregó a José. Eran dólares, calculo yo que u$s 10.000.

Está bien así?, preguntó Alberto

Si, todo tuyo, contestó José.

Si existía una forma de degradar a alguien, esta era de las más agresivas que existían. Nunca imagine una cosa así, que alguien cobre por ofrecerme era inaudito, inconcebible, me sentí un objeto, la cosa mas baja, ser entregado al mas desagradable de los personajes por dinero, y sin siquiera ser consultado. La miré a Paula como buscando ayuda, y esta fríamente me miró, se apartó de mi, se llevó consigo a Lali al sillón dejándome solo en la cama. Y dirigiéndose con indiferencia a Alberto, le dijo:

Ahí lo tenés, partilo en dos.

Todos me habían dejado solo, hasta Paula. Ahí estaba yo a punto de ser sometido por un ser ordinario, grosero, grasiento y las personas que estaban en la sala por un motivo u otro deseaban que esto se produzca. Me sentía una puta que era vendida, entregada, y todos gozarían con ese suceso. El escenario montado para mi sacrificio, mi sometimiento, era perfectos, comencé a hacerme a la idea y nuevamente comencé a tener una erección.

Alberto lo notó y con una desagradable media sonrisa comenzó a desvestirse.

Tenía una vergota tremenda también, mas blanca que la de José, talvez un poco menos cabezona, pero era imponente.

Tomó dos sogas de un bolso, se subió a la cama y casi sin mirarme me hizo recostar sobre mi espalda, me ató ambas manos a los barrotes de la cama. Para el yo no existía, era solo un objeto, ni me miraba. Tomó un gel lubricante de la mesita de luz, me levantó las piernas por sobre sus hombros, y comenzó a lubricarme en el ano. Lo hacía con mucha habilidad, pero muy rápidamente. Cuando pudo ponerme dos dedos con cierta facilidad, se colocó lubricante sobre su pija, y se disponía a penetrarme cuando le pedí que esperara un poco, que me dilatara más.

El se detuvo para escucharme, echó una mirada hacia atrás en dirección a José y éste último le dijo:

Esta bien así, Alberto, esta bien lubricado. Dale, fóllate a este puto.

Dale Alberto, ensartale tu verga de una vez, dijo Paula con vos entrecortada.

Entrecortada porque Lali la estaba chupando otra vez.

Evidentemente todo estaba armado para hacerme sufrir, para doblegar mi voluntad, para someterme, para sacrificarme.

Decidí que era momento de resignarse. Cerré los ojos, apreté las sogas con mis manos, arquee mi cintura, y esperé la embestida de este animal y de su público que seguramente lo alentaría, que disfrutaría cada grito o gesto de dolor que yo emitiera.

Apoyó su verga, presionó un poco para que entre la cabeza, yo traté de hacer fuerza para afuera, para que penetrara más fácil. Cuando la cabeza comenzó a entrar, sentí una punzada en mi interior tremenda.

Ohhhhhhhhhhhhhhhh, noooooooooooooooo, grité desesperadamente.

Contrariamente a lo que esperaba, que Alberto se retirara o se quedara quieto, este se abalanzó como un salvaje y de un solo empujón me penetró. Lo hizo con un grito salvaje, que fue tan fuerte que apagó mi queja.

Estaba ensartado hasta los dientes, era un dolor salvaje. Dolía tanto que no podía tomar conciencia de ello. Se quedó inmóvil unos segundos, el dolor iba disminuyendo, o talvez me iba acostumbrando a el.

Me miró a los ojos, con mirada suficiente, como diciéndome "Hago lo que quiero con vos", "Me perteneces", y comenzó a embestirme, mete y saca duro, muy duro. El dolor estaba ahí, un poco menos que al principio pero dolía y mucho, me aliviaba un poco cuando se retiraba, pero cuando penetraba era terrible, así y todo comencé a experimentar placer. Sobretodo cuando comencé a escuchar como Paula y José alentaban a Alberto.

Vamos, gritaban, cogete a esta hembra, follate a este puto, dale duro, dale duro.

Esperaba estas guarradas de José, pero no de Paula que estaba desencajada parte por el morbo del espectáculo y parte por la chupada que le hacía Lali, y gritaba cada vez más,

Pronto fue todo placer, el dolor disminuía con cada embestida, me gustaba mucho, me gustaba Alberto siendo todo lo que odiaba en una persona. Me gustaba que me someta de esa forma, sin consultarme, sin importarle nada de mí.

Comencé a sentir el orgasmo, y el de Alberto también. Paula ya estaba acabando otra vez.

Ahhhhhhhhh, Alberto, ahhhhhhhh, acabo, siiiiiiiii, acabo, dije

Siiiiiiiii, ahhhhhhh, ahhhhhhhh, yo también, siiiiii, ohhhhhh, dijo Alberto

Ohhhhhhh, que pija tenes, hijo de puta, como me rompiste el orto, dije.

Ahhhhhhh, ahhhhhhhh, ahhhhhhhhh, tragate la leche, tragatela toda, dijo Alberto.

Ohhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhh

Ohhhhhhhhhhhhhh, Ohhhhhhhhhhhh.

Tremenda fue la acabada a dúo, sin dudas José era un genio, montó una escena perfecta. La miré a Paula toda traspirada con una cara de satisfacción total. Alberto con la cara colorada por el esfuerzo no podía cambiar de posición. José me miraba como diciendo, "viste lo que hice", no te lo esperabas!!!!!!!

Luego de un rato sin aliento, sin poder hablar, me pare como pude, me vestí y me fui con Paula a mi cuarto. No saludé a nadie, no le agradecí a José.

Supe que estuve descortés. A la mañana siguiente en el desayuno me disculparía. Llegamos al cuarto con Paula. Nos sacamos la ropa y nos dormimos abrazados, la noche había terminado.

Si quieren hacernos sus comentarios, háganlo a:

Cle1210@hotmail.com el mío

Mpp1002@hotmail.com el de mi novia Paula