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Sospechas

en MicroRelatos

SOSPECHAS

"Sus sospechas eran ciertas, Sr. Mendizábal, pero he de acotar algunos hechos. Para empezar, llevaba escondido en el patio interior unas tres horas cuando por fin regresó su mujer. A la media hora, ingresó en la casa un individuo de mediana edad. Ambos procedieron a mantener relaciones sexuales en el salón. Para poder obtener las pruebas que usted necesita, me acerqué disimuladamente a uno de los ventanales y procedí a tomar fotografías de lo que estaba sucediendo.

He de mencionar que tiene usted una mujer verdaderamente despampanante, y muy viciosa, añado. Por eso, después de unos minutos, no pude aguantar más y comencé a masturbarme contemplando aquella escena. Fue entonces que, sentándose su mujer sobre el individuó, me descubrió mientras me la meneaba entre los geranios. Asustada y enfurecida, salió al patio no sin antes pasar por la cocina, de manera que llegó hasta mí enarbolando un cuchillo de grandes proporciones.

Aún sin guardármela, tuve que explicarle la razón por la que estaba allí. Entramos los dos en el salón, del cual había huido raudo el individuo por el temor a verse involucrado en un escándalo que le haga perder su trabajo, pues, debe saber, Sr. Menidizábal, que el susodicho es empleado suyo. Su esposa cayó presa del llanto y el nerviosismo allí mismo, completamente desnuda como estaba. Hombre vigoroso como soy, y hombre al fin y al cabo, no pude reprimirme, Sr. Mendizábal, ante los estremecimientos que sacudían el hermoso cuerpo de su esposa y entonces…".

- Que pase el Sr. Mendizábal – le dijo a su secretaria por el intercomunicador.

Un hombrecito bajito, gordo y con bigote abrió tímido la puerta, pidiendo permiso para entrar.

- Sr. Mendizábal, buenas tardes. Tome asiento, por favor. Lo primero que he de decirle es que sus sospechas eran infundadas. Permítame que le exponga los pormenores de mi investigación