miprimita.com

3 en 1 Historia Completa

en Hetero: General

TRES EN UNO

PRIMERA PARTE: ORAL...MENTE.

Es mi primer año en esta escuela, a pesar de tener ocho en el mismo nivel de secundaria, nunca había tenido una experiencia como esta.

Soy profesor de educación física; 1.65, bronceado por el sol, cabello castaño; siempre alegre y muy platicador, al igual me gusta saber escuchar a las personas, cualidad que ha hecho que ellas confíen mucho en mi, discreto y sincero; Nunca oculto que estoy casado.

Aquí conocí a Aviel, una guapa señorita de 18 años de edad, del tercer grado; alta morena, con unas bubis grandes y deliciosas, inteligente y de un criterio muy amplio.

Enseguida descubrimos que teníamos mucho en común, coincidiendo en gustos y aficiones. Llego a tal la confianza que pronto empezamos a hablar de temas sexuales. Me confeso que no era virgen y que su novio había sido el primero y el único, desde hacia ya unos meses.

-¿Y usted tiene mucha experiencia?- Me pregunto en alguna ocasión.

-Mira, si te dijera cuanta experiencia tengo, no me lo creerías, no hay algo que no haya hecho con una mujer- Le conteste con sinceridad.

-Pues habrá que comprobar- Dijo sonriendo y se retiro.

En clases y en los descansos no perdíamos oportunidad para tocar el tema, que si las posiciones, que si los métodos anticonceptivos, que si me gustaba el sexo oral.

-Claro Aviel, me encanta dar y recibir, ¿ y a ti?.

-Pues mi novio dice que lo hago muy rico.

-Ah, en serio... pues habrá que comprobar-Repetí lo que ella en una ocasión me había contestado, ahora un poco en broma, un poco en serio, arriesgando de una vez a que se molestara y me mandara al diablo, o que se enterara de que todos los mensajes subliminales de que yo le gustaba, eran también correspondidos.

Solo me lanzo una mirada coqueta, pero fue suficiente para sentir que nuestra química nos llevaría a algo mas que una simple platica.

Una tarde después de nuestra clase, me acompaño a la bodega para guardar el material, era obvio que los dos teníamos las mismas intenciones, así que nada mas entrar y sentirnos solos, nos estrechamos en un beso apasionado, que tenia semanas esperándonos. A partir de esa tarde no perdíamos oportunidad para repetirlo e ir incrementando las caricias.

-Sabes-Me dijo llamándome de tu, a partir del primer beso- A pesar de lo que hemos platicado y de las veces que lo he hecho con mi novio, no tengo mucha experiencia.

-¿de verdad?- Dije incrédulo.

-En serio, hay muchas cosas que no he probado todavía.

-¿Cómo que?.

-Nunca me han hecho sexo oral, a mi novio no le gusta.

-¿Cómo puede ser posible?, ¡Que idiota!-Recalque- perdón pero no se me ocurre llamarle de otra manera, mira que tenerte enfrente... es un desperdicio.

-Si verdad, pero a mí si se me antoja que alguien me lo haga- Dijo con un poco de timidez.

-Mira, le saque la lengua, tocándome con ella la punta de la nariz-¿Conoces alguien que la tenga así de larga?- Negó con la cabeza un poco impresionada- Imagina lo que puedo hacer con ella.

-...A ti te gusta hacerlo y yo quiero que me lo hagan- Dijo sonriendo y me dio una palmada en el hombro.

-¿De verdad te gustaría?- Pregunte con una mirada inquisitiva.

-Si tu quieres- Respondió ya mas seria, viéndome a los ojos.

Al verla hablando tan en serio, sentí un poco de temor y dude; pero inmediatamente la parte lasciva de mi mente, el morbo y el saber que otra oportunidad como esta seria difícil de volverse a presentar, salieron vencedores y sintiendo una inoportuna erección por abajo del pant´s, me atreví a hablar otra vez.

-A mí me encantaría, pero no se como le podríamos hacer.

-¿Cómo que no sabes como le haríamos?.

-Pues si... tu sabes... la escuela, los maestros, tus compañeros. Eso no es lo mismo que besarnos en la bodega.

-¡Claro que no!, Por eso nos veríamos en otro lugar que no fuera aquí.

-Ah, perdón, web, web, que ingenuo.-Dije con cara de imbecil- Pero es peligroso y si se enteran en la escuela, o tu novio, o peor aun, tu mama.

-No tienen por que. ¿O tu les vas a decir?.

-Por supuesto que no, pero comprende mis nervios, esto no es algo que hago a diario.

-¿Confías en mi?-Me tomo de la mano, mirándome a la cara.

-Si –Le tome la suya con las dos mías.

-Entonces nadie tiene por que enterarse, ni tu por que ponerte nervioso. Además, si salimos, no tendríamos por que hacer algo, ¿o, sí? -Pregunto sonriendo- Seria mas que nada para conocernos mejor, ¿qué te parece?.

La confianza que me inspiraba, el aprecio que nos teníamos, su manera tan sencilla de ver las cosas, su madurez, pero sobre todo las ganas que tenia de estar con ella a solas, sin las miradas indiscretas de mis compañeros y los murmullos de los suyos; terminaron por convencerme.

Fue un jueves de la ultima semana de noviembre. Se veía hermosa con su blusa escotada y su falda blanca tableada, arriba de las rodillas. Quite el seguro del automóvil y subió sentándose junto a mí con una tranquilidad tan segura, que me asombraba.

-¡Hola!- La salude con un beso tronado en los labios -¿A donde vamos?.

-A donde tu quieras- Me contesto sin siquiera voltearme a ver.

Inseguro todavía de lo que podía proponerle y todavía con el miedo al rechazo, dije.

-¿Qué te parece si nos estacionamos en un parque que esta por aquí cerca?.

Si eso es lo que quieres- Se noto decepcionada.

A pesar de ser un lugar publico, no perdimos oportunidad para besarnos y abrazarnos dentro del coche; nos sentíamos libres, solos. Poco a poco el sol fue bajando, al contrario de nuestra temperatura y nuestras caricias que, cobijadas por las sombras de los árboles, eran cada vez, menos reprimidas.

-¿Se lo haz hecho por atrás a alguna mujer, alguna vez- Me pregunto al oído, con su mano sobre mi miembro, por encima del pantalón.

-¡Claro!- Mi mano se poso sobre su muslo- ¿Por qué la pregunta?, ¿Acaso a ti nunca te lo han hecho anal?.

-La verdad no, aunque mi novio ha estado insistiendo en las ultimas ocasiones, que me lo quiere hacer por ahí.

-¿Y tu que piensas?.

-Pues si tengo ganas, pero con todo lo que me han dicho que duele y con el tamaño de la de mi novio, me da mucho miedo.

Para entonces mi mano ya había subido, pasando por su entrepierna, llegando hasta su ombligo, y mis dedos trataban de abrirse paso por debajo de un pequeño short de licra que Aviel traía puesto encima de su diminuta tanga. La voltee a ver buscando aprobación, la cual inmediatamente encontré, mirando un parpadeo suyo, acompañado de un profundo suspiro. Casi al instante, la palma de mi mano descansaba ya sobre su pubis, suave y liso, a causa de tenerlo totalmente depilado y mis dedos, navegaban sobre la humedad de sus fluidos vaginales, que ahora desbordaban en torrentes.

-No sabia que e gustaba tenerlo así –Susurre, mientras mi dedo medio, le provocaba un espasmo, acariciándole de arriba abajo, su rozado clítoris.

-Desde que me empezaron a salir los primeros pelitos, me los he quitado, me gusta mas sin nada.

-También a mí, se siente súper rico, acariciártelo así de suave, por cierto que yo también los traigo recortados.

-Tendría que ver, para creerte –Me fue desbotonando el pantalón, metió su mano por debajo de mi bóxer, encontrando mi falo totalmente hinchado, al cual no tardo en empezar a friccionar de arriba abajo, mientras unas gotas de semen resbalaron inmediatamente hacia sus dedos, a causa de mi intensa excitación.

-¿Se te antoja? –Pregunte dándole un beso en la comisura de los labios.

-Aja –afirmo con la cabeza.

-Pues que te parece si ahora compruebo lo que dice tu novio de tu boca.

Poco a poco se fue agachando, hasta rozar sus labios en mi glande, paso su lengua alrededor y despacito muy despacito se lo fue metiendo en su linda, tibia y húmeda boquita.

¡Increíble!, Esta niña de verdad que tiene una garganta profunda. Se la metió todita sin hacerle gesto alguno, luego la saco y empezó a succionar, tomándome la base con una de sus manos.

De verdad que me estaba dando un gran placer. Ninguna mujer que hubiese tenido mi miembro en su boca, había logrado tenerlo todo adentro.

Sus labios deliciosos resbalaban desde la punta hasta la base, provocándome con su lengua sensacionales corrientes eléctricas de pasión.

-Si quieres –Empecé a hablar mientras ella continuaba en lo suyo- yo podría hacértelo por atrás, tendría mucho cuidado y trataría de que te doliera lo menos posible.

-No sabes como lo deseo -Contesto separando los labios por un instante de mi ansioso miembro.

-Entonces es un trato.

-Te prometo que tu serás el primero.

Fue lo ultimo que dijo y de ahí en adelante me dio la mejor clase de cómo una mujer puede hacer venir a un hombre en el momento que lo desee. Por mas que trate de aguantar, sus labios apretados y su caliente y juguetona lengua, me provocaron espasmos en mi abdomen, tensión en mis músculos y una gran inevitable eyaculacion. Que pude ver y sentir, como por mas que lo intento, no pudo tragarlo todo y derramo un poco de esperma hacia mis testículos.

-¡Lo haces fabuloso!- Susurre, acariciando su cabello.

-¡Lo tienes fabuloso!- Dijo con una sonrisa, cerrando los ojos, recostada en mi pierna.

CONTINUARA...

Sangreazul08@hotmail.com

Sangreazul08@yahoo.com

 

SEGUNDA PARTE

VULVA...MOS A HACERLO

Al regresar de las vacaciones de diciembre, en nuestros rostros se notaba el deseo y en nuestra mirada, el ansia por saciarlo. Nuestra confianza el uno por el otro había crecido tanto, que no sentíamos pena por mostrarnos el aprecio que teníamos y en nuestras conversaciones siempre terminábamos incluyendo algún tema sexual.

-Sabes -me confeso- aunque la vez pasada no pudimos estar mucho tiempo juntos, lo disfrute mucho.

-¿De verdad?, Por que a mí me encanto. Yo no sé quien te enseño, pero nadie me había hecho el sexo oral como tu.

-Pues a mí, el sentir tu gran miembro en mi boca fue una experiencia bien padre. Ojala lo pueda sentir en otros lados.

-Pues aunque no lo parezca, también a mí me gustaría que lo sintieras en otros lados.

-Cuando tu quieras. De verdad te asombrarías si supieras las ganas que tengo de estar en tus brazos. Además espero cumplir el deseo de poder comprobar si es cierto todo lo que presumes y si realmente tienes una gran experiencia en la cama y ojala no me decepciones.

-Pues yo también espero no decepcionarte, si es que lo llegamos a hacer y que yo también no me vaya decepcionado.

-Espero algún día poder enseñarte todo lo que escondo debajo de mi uniforme y demostrarte que en poco tiempo de experiencia si me sé mover y muy bien. Aparte que también puedo ser muy mujer. Si tu quieres, nada mas dime cuando.

Fijamos la fecha para un sábado antes de las vacaciones de primavera. Mientras se llegaba ese día, continuamos con nuestros besos a escondidas, caricias furtivas y toqueteos atrevidos. Que sirvieron sin querer, para alimentar esa llama de deseo incontenible que a los dos nos quemaba el interior.

Aun con los nervios, pero después de haberlo platicado un momento e el coche, decidimos abordar el hotel. Entre platica, caricias y besos, poco a poco, mutuamente nos fuimos desnudando hasta quedar, ella en tanga y yo con mi bóxer.

Era increíble que una niña de secundaria, pudiese tener esas curvas tan hermosas de mujer. Pero era lógico, con esa mentalidad tan inteligente y madura, para su edad, su cuerpo no podía quedarse atrás.

Lo primero que hice, fue abordar sus grandes senos; uno con una mano y el otro con la boca, al mismo tiempo que, despacito la iba acostando sobre la cama. Una vez tendido sobre ella, empecé a jugar con la lengua sobre cada uno de sus pezones y mi mano se apoyo sobre su pubis, mientras mis dedos navegaban entre sus fluidos vaginales.

Aviel, con los ojos cerrados pujaba y me abrazaba apretándome la espalda. De repente me detuve y me levante, ella se me quedo viendo extrañada preguntándome con la mirada por que lo había hecho.

-Solo quiero sentir por un momento, otra vez tu caliente y rica boca, haciéndomelo oral. –dije al momento de sacarme el bóxer.

Al instante, volvió a repetirme la dosis de lo que ya sabia y era experta en realizar; ahora yo de pie y ella hincada ante mí, sin el miedo de que alguien nos pudiese estar observando. La visión era sublime, podía mirar como mi pene totalmente hinchado se perdía dentro, hasta rozar con su garganta. Después de un momento eterno de felicidad y todavía sin querer retirarla de ahí, aguantándome las ganas de venirme; la levante, la conduje hasta el borde de la cama, la acosté con las piernas abiertas y sus pies sobre la alfombra y diciendo mientras le retiraba su diminuta tanga roja –Ahora sabrás lo que se siente, el placer que te puede dar mi lengua- me hinque, acomodando mi cara entre sus muslos; empezando a lamer primero sus labios mayores despacito, acariciando con mis manos sus nalgas y su pubis. Luego con la punta de mi lengua rozaba ya, su erecto clítoris y su olor a niña, me embriagaba, cuando su vagina derramaba torrentes de liquido lubricante, con el que uno de mis dedos jugaba entre su vulva y su ano apretado, virgen, aun.

Podía ver, como, con los ojos cerrados, movía su cabeza de un lado a otro y se mordía despacito su labio inferior. Sus manos apretaban mi cabeza, jalaban mis cabellos o arañaban con desesperación el rojo edredón de seda y sus gemidos me hicieron saber que estaba lista.

Cuando me levante, mi pulgar continuo con el trabajo de mi boca, la mire y me acerque para besarla. A continuación pose mis labios en cada uno de sus pechos y quedando frente a ella, busque con la mirada su aprobación, asintió con un movimiento casi imperceptible de su cara. Lentamente con mi falo entre mi mano, lo acerque a la entrada de su orificio vaginal y gracias a lo totalmente empapada que se encontraba, mi glande y poco a poco la totalidad de mi erecto miembro, se deslizaron hacia adentro haciéndome sentir inmediatamente lo caliente que ella se encontraba por dentro.

No quería pensar en otra cosa que no fuera el momento que estaba viviendo con ella.

Mientras me movía; le besaba la boca, los senos, el cuello; le acariciaba cada poro de su tersa piel, sintiéndola como toda una mujer. De pronto, cuando más concentrado me encontraba, me dijo algo que me desconcertó, haciéndome detener de golpe.

-¿Le gusta profesor?.

-¿Cómo me dijiste?.

-¿Que si te gusta?.

-Mira Aviel, no sé si notas que esto, que estamos haciendo me encanta, casi tanto como tu; pero te voy a pedir un favor.

-Dime, tu sabes que yo hago lo que tu quieras –Dijo con su encantadora sonrisa coqueta.

-No vuelvas a decirme así.

-¿Profesor?.

-Si, así. No quiero que lo repitas.

-Esta bien, no lo volveré a hacer, pero ahora tu por favor no te detengas.

Pasado ese pequeño momento de remordimiento continuamos con lo que habíamos dejado pendiente. Ahora yo me senté en la orilla de la cama y ella con sus nalgas sobre mis muslos, sus piernas abrazándome la cintura y sus perfectas tetas a la altura de mi boca.

-Ahora comprobaras que tal me muevo- Me dijo al oído, con una voz dulce y sensual.

-Adelante, soy todo tuyo.

Sus movimientos lo reafirmaron. El vaivén de su cadera al instante me hizo olvidar cualquier momento de duda que hubiese tenido y empecé a seguirle el ritmo, bajando mis manos hasta sus nalgas, acariciando la entrada de su lubricada abertura anal.

Imagino que la seguridad con la que se meneaba se la había ganado a pulso, haciendo venirse sin control a su novio, en mas de una ocasión, ya que cualquier otro hombre inexperto, no se hubiese podido contener ante tales movimientos. Alguna vez me había insinuado que podía hacerme venir en el momento que ella lo deseara y yo le había aceptado el reto.

Tendido ya de espaldas; con ella a horcajadas sobre mí, la deje moverse a sus anchas, primero con entusiasmo, luego con desesperación, y tiempo después con un poco de cansancio, ahí reflejo al instante su inexperiencia, ya que tal vez con un poco e habilidad, sentada en cuclillas y con ese sensual movimiento de caderas, sacándoselo y metiendoselo hasta el fondo, no le hubiese aguantado ni un instante.

Después de una infinidad, le pedí volver a la posición inicial (de misionero) Me acomode frente a ella, hincado, deslizándole mi miembro inflamado y ansioso por vaciar su contenido y empecé un vaivén imparable, que no culminaría hasta lograr su objetivo. Acariciándole su inflamado clítoris, mordisqueando sus erectos pezones, colocando sus torneadas piernas en mis hombros, recostando todo el peso de mi tronco sobre ella; hasta que por fin lo sentí.

Mientras abundantes y calientes chorros de esperma inundaban su interior, apoyado con mis manos a los costados y con los ojos cerrados, mordisqueaba mis labios, inhalando y exhalando; mientras poco a poco regresaba a la tierra después de haber estado por un segundo en el paraíso.

 

TERCERA PARTE

ANAL...IZAME.

Ya casi para finalizar el ciclo escolar, debido a la envidia y chismes de algunas personas, ya casi no podíamos vernos o platicar dentro de la escuela, mucho menos buscar la oportunidad de besarnos dentro de la bodega. Además las diferencias entre mi director y yo habían crecido tanto, que yo estaba seguro que había puesto espías sobre mí, para que cualquier falla de mi parte, le diera la razón.

Esto en vez de alejarnos, tubo el efecto contrario y con las cartas que Aviel me enviaba, los mensajes y las llamadas telefónicas entre sí, le íbamos metiendo mas leña al fuego de nuestra pasión, hasta que concretamos nuestra ultima cita del ciclo escolar, una semana antes de que este terminara.

Ese viernes, fue irnos de pinta para ambos. No sabíamos cuanto tiempo pasaría para volver a vernos o si esto ocurriría, era una despedida y decidimos disfrutarla.

Sin preguntar siquiera, inmediatamente que abordo el automóvil, ambos sabíamos hacia donde dirigirnos. El hotel al sur dela ciudad y la tarde nublada eran perfectos para lo que se avecinaba.

Nada más. Cerrar la puerta de la habitación a nuestras espaldas, desato una verdadera tormenta de pasión y deseo, al mismo tiempo que al exterior. La humedad de las ventanas salpicadas por las gotas de lluvia, se quedo corta con la que sentí al meter mi mano entre las piernas de mi Aviel, por debajo de su (como siempre) diminuta y sensual prenda.

No queríamos, pero nos detuvimos un instante, necesitábamos agarrar la respiración, el revolcón que nos habíamos dado en la alfombra, no nos dio tiempo de nada. Mientras ella paso al baño para ponerse cómoda, yo cerré las cortinas, deje todo a media luz me quite casi toda la ropa a excepción del boxer, metiendome entre las sabanas.

Al salir, quiso aparentar pudor envolviéndose en una toalla, pero antes de que yo pudiese articular alguna pegunta, se la retiro de un jalón, lanzándomela directamente a la cara, luego brinco sobre mí destapándome y cubriendo todo mi cuerpo de besos. Su lengua ya bajaba hasta mi ombligo cuando la detuve.

-Espera- Le dije, mientras aventaba el boxer sobre el tocador.

-¿Qué paso?- Pregunto confundida.

-ES que ahora tengo ganas de hacértelo oral yo a ti- Susurre a su oído, mientras ella levantaba la cadera, para ayudar a retirarle su mojada tanga.

-Pero es que yo también quiero mamartelo.

-A bueno, entonces tengo una idea.

Me acosté de espaldas, colocándola a ella encima, con su lindo coño destilando humedad frente a mi lengua y mi dura y ansiosa verga, frente a su inigualable boca, conformando un perfecto sesentaynueve.

Empecé besando sus labios mayores y menores, al mismo tiempo que ella lamía el claro semen que emanaba de mi glande. Poco después mi lengua jugueteaba entre la entrada de su vagina y su erecto y rozado clítoris. Mientras ella se tragaba la totalidad de mi hinchado miembro. Esa cálida sensación de tener todo mi pene cubierto por la deliciosa humedad de su experta boca y su envolvente lengua, me hicieron empezar a mover la cadera de arriba abajo, provocando un mete y saca, que imagino le llego hasta la garganta y mi dedo pulgar se dedico a acariciar su clítoris cuando ya casi la totalidad de mi lengua estaba dentro de ella.

Después de haber estado así durante varios minutos; la acosté bocarriba, le abrí las torneadas piernas y dándole un jugoso beso de lengua en la boca; lento pero seguro, me deslice dentro de ella, obteniendo un sensual acoplamiento.

Ambos nos movíamos a un solo ritmo, nos tocábamos por todo el cuerpo, nos besábamos fundiéndonos en uno solo.

Y de repente, sucedió algo que en vez de molestarme, aumento mi excitación.

Una extraña música empezó a sonar desde no sé dónde, dentro de la habitación.

-¿Y ese sonido?.

-Perdón amor- Se quiso disculpar, intentando incorporarse –Es que me dijo mi novio que me llamaría un poco mas tarde, para saber como me encontraba.

Por supuesto que mi peso sobre ella, el tener mas fortaleza física y las arremetidas con mas potencia, bombeando con frenesí, que provoco en mi, el saber que en otro lado estaba su novio queriendo comunicarse con su linda noviecita; no la dejaron ni moverse.

-Ni modo que le contestes diciéndole que te encuentras abajo de mí.

El teléfono continuo sonando durante un buen rato, ella se rindió y antes de que este se callara, ya nos estábamos besando, como si nada nos hubiese interrumpido.

-¿Recuerdas tu promesa?- Pregunte una vez que volvimos a tomar el ritmo, al tiempo que le acariciaba el resbaloso perineo a causa de la lubricación.

-Sí- Contesto segura.

-¿Sabes a lo que me refiero?.

-Claro, te prometí que tu serias el primero en hacérmelo por atrás. ¿Lo quieres ahora’.

-Claro, ¿Y tu?, ¿Ya estas lista?-

-También lo quiero y cuando este lista, no dependerá de mí, sino de ti.

Se la saque y le pedí que se colocara en cuatro en el borde de la cama, ella, como la niña traviesa que era, brincoteo sobre la cama haciendo lo indicado y una vez en posición; todavía volteo a preguntarme con su linda sonrisa, si asi estaba bien.

Asentí, coloque mi cara a la altura de su gran trasero y volví a una segunda dosis de sexo oral, acariciándole s su vez ese par de lindas nalgas con las manos. Mientras mi lengua se introducía en su vagina y luego volvía sobre su clítoris; mi pulgar empezo un suave masaje en la entrada virgen de su pequeño ano. No resistí la tentación y decidí cambiar los papeles. Ahora mi dedo se paseaba por toda su vulva y mi boca lentamente se aproximo a consumar un beso negro.

Con mis manos separaba sus nalgas, mi lengua se trataba de introducir en su pequeño orificio intentando dilatar en lo más posible y luego, una vez lubricado con saliva, inserte mi dedo medio, comprobando que su esfínter estaba casi al punto.

Me levante. Mi firme y babeante falo apuntaba hacia su objetivo, lo tome y empecé a frotarlo en su apretada entrada. Con el glande utilice sus propios fluidos vaginales para lubricar mejor y también un poco de saliva que transportaba desde la boca, hasta su impenetrable cueva, con uno de mis dedos.

Se que un desvirgamiento, sobre todo anal, es muy difícil, pero con ternura, paciencia y confianza, se complica menos. Al sentir ella, como se introducía la cabeza, quiso apartarse, pero otra vez resulto vencida. Con una mano la detuve de la cintura y me acerque a su oído tranquilizándola.

-¡Es que duele!- Dijo con voz llorona.

-Ya lo sé, pero pronto pasara.

Me quede quieto por un momento, besándole el cuello, hasta esperar a que estuviese mas relajada. Una vez que lo estuvo, regrese a la carga. Le retire lo que apenas tenia metido y otra vez a frotar, utilizando la saliva como alternativa de lubricante, luego me acomode en su orificio, empujando con cuidado y a pesar de que vi reflejado su rostro de dolor en el espejo, no me detuve, hasta que la tuvo toda adentro.

-¡Auch! -Expreso su dolor- No te muevas, p...por favor.

-¿Te duele?.

-¡Sí! Pero no la saques.

Y así lo hice. Se la deje adentro sin moverme durante unos instantes, disfrutando con los ojos cerrados, de tan rico culo. Pronto; despacio, hacia fuera y hacia adentro, comencé a moverme, utilizando mis secreciones de abundante semen, para deslizarme mas suavemente por su interior.

-¿Qué tal ahora?, ¿Todavía duele?.

-Es increíble, pero ya no, el dolor solo fue al entrar.

Ante esas palabras, ambos retomamos la pasión. Pugidos, sudor y fluidos se volvieron uno solo. Cuándo de sobresalto, ¡otra vez el maldito (o bendito) teléfono sonando!.

-Ahí esta tu novio de nuevo.

-Yo no escucho nada.-Dijo sin inmutarse- ¡Vamos vaquero, no te detengas!.

Y mi verga más dura que nunca, arremetió con todo dentro de su ojete.

Iba y venia por dentro sin dificultad alguna. No solo podía sentir, si no observar a través del espejo, como ella, al igual que yo, lo estábamos disfrutando, como si no fuera la primera vez.

Aviel, ya entrada en confianza, corroborándome que cualquier síntoma de dolencia había quedado atrás; acerco la palma de su mano hacia su vulva para frotársela, provocándose mas placer y cuando sintio que se acercaba al extasis, utilizando sus propios jugos la transporto hacia mis testículos, dándome un suave y humedo masaje, que inmediatamente cobro resultados. Ninguna mujer con mas experiencia me había provocado ese tipo de sensación y ahora esta sensual niña, casi me hacia ver las estrellas.

-¡Así papi! -Gemía- No te detengas papacito, dame mas, damelo todo, ah, ahh, ahhhh...

Al observar como se estremecía viniéndose, sintiendo sus contracciones en mi miembro a punto de explotar y sus dedos lubricados en mis huevos, no me pude contener mas y derrame, dentro de su dilatado ano, chorros y chorros de espesa leche; hasta quedarme sin movimiento encima de ella, acariciando sus grandes y hermosos senos, besando sus hombros y cuello, al tiempo que yo sentía como perdía mi erección.

Nos derrumbamos exhaustos, concluyendo, al igual que afuera, con la tormenta que ahí había tenido lugar, con un tierno beso.

La tome de cucharita y pude sentir como ella, sin preocupación dejaba que se le derramara mi leche hacia su vulva, nalgas y piernas, empapando las sabanas, hasta vaciarse.

Tenemos casi un año que ambos abandonamos la escuela, pero no la relación. Al contrario, la pasión y las nuevas ideas y la creatividad sexual han crecido entre los dos y a pesar de que ya no nos vemos tan seguido como el curso anterior, todavía nos quedan muchas cosas por hacer juntos. Eso sí, nunca olvidare, que sus tres orificios fueron míos en un ciclo escolar.

06 04 06.

Sangreazul08@hotmail.com

Sangreazul08@yahoo.com