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El albañil (2: Ramón)

en Hetero: General

EL ALBAÑIL 2

Esa tarde Ramón salio preocupado de su casa ya que la obra en la que trabajaba estaría por terminarse en breves días, y su jefe inmediato el Ing. Joseph les había platicado a todos sus empleados el día anterior, que por cuestiones de salud dejaría al frente de la empresa a un nuevo colega enviado directamente de Italia y que con ello tal vez habría cambios, altas y bajas del personal.

Transcurridas varias horas alrededor del medio día llegó al lugar de la obra una camioneta de la cual descendió un mujer con botas de trabajo, overol y casco, misma que el Ing. les presentó como la Ing. Constanza diciéndoles que ella era la nueva Directora de la empresa a partir de ese momento.

Todos una vez que la conocieron continuaron sus diversas labores al frente de la construcción del edificio, menos Ramón a quien le encomendó el Ing. Joseph le mostrara a la nueva Directora los avances de la construcción en la planta alta del edificio de 35 pisos, por lo que ambos se dirigieron al elevador panorámico. Una vez que iban subiendo la mujer le pregunto sobre los diversos materiales empleados para la obra y el lugar en que eran guardados los materiales al concluir la jornada laboral, refiriéndole Ramón que el turno estaba próximo a terminar y que para cuando bajaran ya todos se habrían marchado, a lo cual Constanza hizo un gesto de agrado.

Al llegar al piso 35 de inmediato se abrió ante ellos la puerta del elevador que daba una excelente vista panorámica y dejaba ver unas estancias amplias y perfectamente decoradas ya que serian Penthouses de lujo para clientes exigentes. Al caminar hacia el interior y salir del elevador Constanza tropezó y cayó doliéndose ligeramente de una rodilla y así mismo el casco que le protegía cayó dejando libre una exuberante y bien cuidada cabellera de tono oscuro, debido a esto y con un reflejo inmediato Ramón se inclinó para ayudarle a incorporarse quedando sus rostros muy cerca uno del otro.

Ramón por la cercanía observó que la nueva Directora tenia unos hermosos ojos de color verde aceituna y una dentadura muy bien alineada, y un aliento fresco que aspiro cuando Constanza le agradeció con una sonrisa el ser tan solicito con ella ante tal caída. No bien se estaba incorporando cuando ella se dolió de nuevo del tobillo, razón por la cual le pidió a Ramón le ayudara a quitarse las botas, refiriéndole ella que a pesar de haberse graduado como Ingeniera, era la primera vez que las usaba así como también el overol de trabajo. Que siempre había usado zapatillas y diferentes prendas de vestir más nunca esa ropa de trabajo tan pesada. Ramón por su parte le contestó que tan pronto se recuperara seria conveniente bajar a que le atendieran ya que una vez concluido el turno toda la sección superior quedaría incomunicada y solamente podrían bajar utilizando una grúa contigua al edificio.

Constanza le pidió a Ramón la levantara y postrara sobre el sillón de la inmensa sala del Penthouse, haciendo lo indicado el obrero inmediatamente.

 

La iluminación era excelente, los diseños vanguardistas y algunos cuadros muy interesantes, la mayoría con temas sobre desnudos, situación que dio como consecuencia que las palabras de trabajo se fueran direccionando hacia la decoración de las paredes. Había en los cuadros representaciones de torsos masculinos muy bien definidos, pechos hermosos de distintas mujeres, todos en diversas poses muy sugestivas, y debido a esto "algo" prendió la atmósfera erótica de una forma inusual.

Constanza pidió a Ramón que le ayudara a llegar a la estancia principal, por lo cual Ramón le tuvo que cargar en sus brazos, advirtiendo que la Directora se estremeció cuando se sintió levantada en sus fuertes brazos. Ella por su parte deslizo sus brazos sobre el cuello de él y le miró fijamente a los ojos, acercándose y dándole un excitante beso en los labios. Ramón ante esto se inclinó y la coloco suavemente sobre la alfombra persa de la decoración para abrazarle con deseo, Constanza le pidió le quitara el incomodo overol y este al hacerlo quedó sorprendido de la escultural mujer que se asomaba de entre esas toscas ropas de trabajo, tenia unos pechos grandes, unas caderas bien definidas que dejaban entrever una lencería delicada en color celeste y perfumada. Era tal la vista que Ramón empezó a chupar los pezones y ella por su parte dejaba escapar gemidos de excitación. Sus manos se fueron directamente al vello púbico y con un rápido movimiento rompió su tanga introduciendo tres dedos de un fuerte golpe entre sus labios ya húmedos, bombeaba Ramón con una rapidez que Constanza de inmediato se arqueaba sobre su espalda sintiendo como sus efluvios vaginales eran exigidos por esas fuertes mete – saca de sus dedos. La colocación de la cara de Constanza era directamente sobre entre las piernas ya que el pantalón de Ramón presentaba una enorme lanza a punto de salir de su cautiverio. En una rápido movimiento de manos ella abrió el zipper dejando salir tremenda verga con una enorme cabeza rosa-roja y se prendió de ella con sus deleitantes labios succionando como una becerra le mama al toro. Ante tremendas mamadas Ramón la abrió de piernas y de un solo empujón le metió toda la verga hasta que sus huevos pegaron en cada embestida y rebotaban en sus lubricados labios vaginales.

La volteó y la bombeo como a las perras cuando están en celo, ella era una verdadera amazona del sexo, exigente, y Ramón era un toro de lidia que en cada embestida le sacaba hasta cinco orgasmos seguidos, en otro movimiento Ramón se levanta y ella apoyada en su nuca y él alzando sus caderas le empieza a mamar su rosada vagina, abriéndole sus pequeños labios y succionándole su clítoris el cual estaba como un botón de flor rosa -roja de primavera con su cálido néctar de miel escurriendo gota a gota. Constanza gritaba y gemía de ardiente pasión y excitante lujuria pues en realidad era una verdadera puta sedienta de verga y allí estaba siendo tomada por un obrero joven y fuerte en plenitud de su vida con leche que llenaba los pequeños frascos de aderezo que se untaba en diversas comidas.

Ramón sacó de su maleta el martillo y le coloco el grueso mango en la entrada de la vagina empujándoselo ligeramente, Constanza estaba fuera de si y se abría aun mas a tal experiencia, Ramón continuaba empujando y el mango del martillo se lo introdujo en sus tres cuartas partes, haciéndolo girar hacia la derecha e izquierda, sacándolo y de nuevo metiéndoselo un poco mas.

Ramón acercaba su verga a la boca de Constanza y ella como una puta que era, la mamaba y mamaba sacándole la babita que anunciaba que la leche se aproximaba, de inmediato y con señas pidió a Ramón que se acostara en la alfombra persa y ella de inmediato literalmente se sentó sobre él y lo empezó a cabalgar como una experta amazona sobre los briosos corceles al pelo. Fue tal la explosión de pasión, lujuria y deseo que sus cuerpos sudaban sexo por doquier. Al llegar al clímax y con tan solo estirar la mano tocaron el infinito azul proyectándose al universo desconocido del placer que ambos pudieron experimentar al haberse conocido y entregado por primera vez.