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Mi puta

en MicroRelatos

Lo esperaba. Estaba tan caliente que sentía que el coño me iba a explotar. Para ser sinceros me había masturbado pensando en él antes de que llegara. Pocos minutos después de haber culminado en un placentero orgasmo apareció, tan guapo como siempre, con su hermoso pelo negro y sonrisa que derrite.

No quería que me notara ansiosa, caliente; así que le pregunté sobre sus actividades en el día y como lo había pasado. Una cosa llevó a la otra y pronto ya estábamos hablando de penes, tamaños y formas.

Él insistía en que le dijera cómo me gustaban, nunca he entendido dónde encuentra el placer en que yo me fije en el miembro de otros, cuando el de él es mi favorito y el perfecto. Sin embargo me gusta complacerlo así que elegí una de las muchas imágenes que había en Internet.

Tenemos ese gusto en común, no solo utilizamos las palabras y la imaginación para calentarnos, también compartimos imágenes y vídeos. Sí, mi relación es virtual y ayer…ayer el “cibersexo” fue diferente. No sé si él lo percibió pero ayer fue diferente, lo sentí tan cerca, más que nunca.

Tengo que decir que es muy guarrito, “rarito” le digo yo, tiene fantasías con cosas que jamás me pasarían por la cabeza. Siempre me hago la sorprendida, me gusta, y tan lo sabe; que por eso siempre me lleva un poco más allá. 

Me notó algo somnolienta y si bien la excusa podría ser que trabajé durante toda la mañana mi cansancio era la consecuencia de haberme corrido unos minutos antes de que llegara, pero estaba tan caliente que mantuve los ojos abiertos. Pidió que me pusiera cómoda, que me corriera y después, entonces, podría dormir. 

-Abre más la toma, quiero ver tu cuerpo completo- me dijo, pero la verdad es que  nunca me siento totalmente cómoda expuesta ante la cámara, mi cuerpo no me agrada pero tiene el don de hacerme sentir como reina así que recorrí mi cuerpo por partes.  Llevé la cámara hacia mis senos, los descubrí, jugué con mis pezones, tanta era mi excitación que le mostré el coño.

Estaba empapada y no lo había tocado aún (desde que él había aparecido en línea). Saber que me ve me pone loca, acercó su lengua al lente de su cámara y comenzó a simular que me comía el coño, percibía su lengua con su textura y temperatura. Sentí la producción excesiva de saliva para aún mojarme más, estábamos calientes y cuando quise tocarme me dijo que volviera a mostrarle las tetas.

No recuerdo si fue antes o después de lo que acabo de relatar que mientras él movía su lengua frente a la cámara comencé a hacerlo yo también. Nos besábamos, nuestras lenguas jugaban, rozaban los labios y una electricidad comenzó a recorrer mi cuerpo, podía sentirlo a pesar de no existir la presencia física. El sexo virtual es fascinante por las sensaciones que surgen.

Comenzaron las indicaciones, creo que es el equivalente a ser quien lleva la batuta en una relación sexual cuerpo a cuerpo.  Pidió que jalara los pezones hasta doler –retuércelos- dijo. Insistió en que brincara sobre la cama, quería ver como rebotaban mis tetas, tal vez para conocer cuál sería la vista, cuando llegado el momento, yo montara su cadera en la vida real.

Estaba excitado veía su miembro a través de la cámara, firme, gordo, largo perfecto… quería meterlo en mi boca y me ponía aun mas ver como se agarraba las bolas y me las ofrecía, quería succionarlas, lamerlas, chuparlas y mientras hacerle una buena paja en el trozo de hierro que seguramente, después, tendría dentro de mi coño.

Continué jugando con mis tetas, dejó de tocarse y se sentó nuevamente frente a la pantalla  y  preguntó si estaba mojada. -¿Quieres ver?- respondió que sí. Llevé la cámara hasta mi coño chorreante y dijo que me corriera sin tocarlo, sólo viendo nuevamente el simulacro realizado por su lengua comiéndome el coño. Empecé a masturbarme para él, despacio y  durante horas. A veces me siento mal por tardar tanto en correrme, pero  no puedo cambiarlo, disfruto tanto las sensaciones de la masturbación como la hora del orgasmo. 

Jugué con mis dedos, fijé la cámara frente a mí e involucré mis dos manos en el juego. Me alentaba con palabras, me pidió que gimiera e hiciera, como nunca, lo que quisiera para mostrarle la hembra que llevo dentro. Llegó el primer orgasmo pero callé, no quería que terminara… quería más. 

Retomar la temperatura después del agotamiento propinado por dos corridas muy placenteras no fue fácil, hubo un punto en que estaba totalmente seca y la masturbación así es dolorosa. El, en cambio, estaba perfecto, como un entrenador alentado a su jugador: rózalo, frótalo, imagina lo que sea que te ponga caliente, se vale echar mano de todo, me decía. 

De pronto me dijo que imaginara el pene que había escogido de entre las imágenes que había visto y la magia se detuvo; no puedo…eso a mí no me excita. A mí me pone como perrita en celo su pene, me excitan sus bolas y me fascina su cuerpo, no el de otro, así que dejé de leerlo por unos momentos, cerré los ojos y en mi mente apareció el.

Estaba comiéndome el coño como animal desesperado que no había comido en días. De vez en cuando leía sus palabras para incorporarlas en mi fantasía. Hacía lo que me pedía, ponía mis dedos donde él quería y como él deseaba. “Dedéate”, mastúrbate, saca a la zorra, córrete para mí…leerlo me ponía a mil. –Sabes que te reventaré el culo el día que te tenga frente a mí, esa será mi bienvenida- dijo, y la magia regreso.

 Que me diga qué quiere y cómo quiere hacérmelo, cuando me dice “mami”, que me quiere y me hace sentir total y solamente suya es el mejor afrodisiaco que puedo tener.

Siguió alentándome mientras yo me masturbaba cada vez más fuerte, introduje tres dedos en mi coño y comencé a frotarme por dentro, quería explotar y me corrí, pero seguí haciéndolo, no me detuve quería otro y el segundo, si estoy bien estimulada llega muy pronto así que continué tocándome pero siempre pensando que eran los dedos de él.

Mientras imaginaba que me tocaba visualicé también el escenario y la posición que teníamos, quería correrme nuevamente y lo más rápido posible, así que me fui de lleno a lo que más me excita. Estaba yo tirada en el piso totalmente desnuda y él hincado sobre mi cara, podía ver su ano y sus bolas frente a mí, mientras su brazo cruzaba mi torso hasta llegar a mi coño que era donde jugaba con sus dedos. En mi fantasía él estaba tan caliente que dejó de tocarme y se incorporó para poner su ojete sobre mi boca y restregó sus nalgas en mi rostro mientras mi lengua mojaba y penetraba todo su orificio. Eso me calienta y mucho, añoro ese día en el que pueda comerle el culo entero mientras lo pajéo y tal vez hasta un dedo le meta en el ano, eso lo va a poner a mil….

Volví a la realidad y dirigí mi vista a la pantalla, su cara era de excitación, me parecía que se tocaba pero no puedo asegurarlo y al leer sus palabras había un par que se convirtieron en la llave al paraíso “Mi Puta”…. Puta es una palabra que siempre me ha causado conflicto, pero esta vez estaba escoltada por MI… me di tan duro que me corrí cómo nunca y la explosión de sensaciones me obligó a sacar los dedos del coño que estaban llenos de sangre, me avergoncé un poco, pensé que mi periodo había llegado (hoy se que no fue así) me di tan duro que sola me provoqué el sangrado.

El estaba como loco, la sangre lo convierte en un tiburón. Sé que quería más pero mis piernas temblaban de forma autónoma, no podía controlarlas. Me pidió que me pusiera de espalda, quería verme y aún con la incomodidad que representa mostrar así mi cuerpo, lo hice para él, es lo menos que podía darle después de propinarme tanto placer. Me giré y me quedé dormida mientras él me observaba.

A los pocos minutos me desperté, mi inconsciente me decía que él estaba aún conectado y era una grosería haberme dormido…él no se molestó. Hablamos un poco más y nos despedimos. Era tarde y yo tenía que salir. Me arreglé un poco en su compañía antes de salir y después nos dijimos adiós, no sin antes darle las gracias y decirle cuánto lo quiero.

Vivo esperando el día en que todo esto que pasa por mi mente cuando estoy con él, suceda. A veces cuando me masturbo pensando en él, visualizo escenas completamente románticas llenas de besos apasionados largos y húmedos pero muchas otras imagino escenas llenas de locura, en las que me penetra fuertemente por el coño y por el ano, escenas en las que echamos mano de consoladores, vibradores y múltiples objetos que sobre todo él me introduce para darme placer y excitarse él.

Sé que el sexo virtual jamás será tan gratificante como el cuerpo a cuerpo pero tengo la certeza de que un día todo esto se hará realidad.