miprimita.com

Mi tía Carmina

en Hetero: Primera vez

Dedicado especialmente a Elvira que me pidió que le contara mis inicios en el sexo.

Y También a mi amigo Jordi, de Barcelona, que no se creía como había comprado el SEAT 1430.

-         ¿Te acuerdas de mi prima Carmina?, me preguntó un día mi madre.

-         ¿La que vive en Madrid?

-         Si, la que se ha separado de su marido hace un año más o menos.

-         Ya, si que me acuerdo, pero vagamente, de cuando íbamos de vacaciones al pueblo, ¿le pasa algo?

-         No, es que me ha llamado para preguntarme si le podríamos arrendar una o dos habitaciones.

-         ¿Y qué le has dicho?

-         Nada de momento, quería hablarlo antes contigo.

Lo cierto es que el piso era muy grande, y desde que falleció mi padre y mis hermanos se casaron, se nos había hecho todavía más grande para mi madre y yo solamente.

La tía Carmina era modista y ya no quería vivir en Madrid. Pretendía quedarse aquí, en nuestra ciudad y montar un taller de modistería y costura. La idea no era mala, y así se lo dije a mi madre.

-         Tampoco nos vendrá mal, dijo ella, así tendremos un ingreso extra y nos hará algo de compañía.

Mi madre, desde que falleció mi padre trabajaba en un pequeño restaurante que teníamos a medias con un hermano suyo y estaba ocupada casi todo el día. Yo había empezado a estudiar Peritaje Industrial y algunas tardes iba al restaurante a ayudar y llevar la contabilidad del negocio.

Pues bien, no pasó más de un mes que tía Carmina se instaló con nosotros. Le cedimos una habitación grande donde puso el taller y una pequeña que era su dormitorio.

Al principio no tenía clientela y se dedicó a hacer ropa para mi madre y alguna de mis cuñadas, así que tenía poco trabajo.

Al segundo o tercer día, se acercó a mi habitación, donde yo estaba estudiando.

-         ¿Qué haces?

-         Estoy preparando un examen que tengo la semana que viene.

-         ¿Por qué no te vienes conmigo, y así no gastamos tanta calefacción, y de paso me haces compañía?

Era verdad, hacía frío y teníamos los radiadores eléctricos de las dos habitaciones encendidos. Había que ahorrar. Una propuesta muy razonable.

Tía Carmina tendría entonces treinta y seis o treinta y siete años. Ni alta ni baja, ni gorda ni delgada, y bastante agraciada de cara. Llevaba una melena abundante de color castaño.

Me puse a estudiar en la mesa de trabajo que tenía. Yo solo pensaba en eso, al fin y al cabo, era mi tía.

-         Estudia tranquilo, que no te molestaré.

No me molestó, la verdad, pero de vez en cuando hacía preguntas, cómo que qué estudiaba, si tenía novia, si salía con alguna chica, etc. Vamos, preguntas normales entre una tía y su sobrino que apenas se conocían. Así fue durante tres o cuatro días. Pero al siguiente, ella estaba dibujando unos patrones de un vestido o algo así. Yo la vi nerviosa o enfadada, me pareció que no algo no le salía bien.

-         ¿Qué te pasa tía?

-         Nada, que no acierto a darle la inclinación exacta a esta manga.

Miré lo que estaba haciendo.

-         ¿Te refieres a este ángulo de aquí?

-         Si, eso, no consigo hacerlo bien.

-         Pero si es muy fácil. Mira.

En realidad era un sencillo problema de ángulos complementarios y suplementarios. Se lo calculé y tracé el ángulo.

-         ¡Ay qué bien! ¡Pero que sobrino más listo que tengo!

Esto lo dijo a la vez que con ambas manos me cogía de la cabeza y me estampaba un sonoro beso en la boca, sin darle importancia alguna. Pero al momento, mirándome fijamente me dijo: “Pero si te has puesto rojo ¿tienes vergüenza o qué te pasa?”

-         No, no, no es nada, contesté.

-         ¿No has besado nunca a una chica, es eso?

-         Bueno, yo…

-         Vale, no te preocupes, no tiene importancia. ¿No te habrá molestado, verdad?

-         No, no, claro que no me ha molestado.

Lo dejamos así y seguimos, ella trabajando y yo estudiando, aunque la verdad es que no podía concentrarme. Hasta que pasado un rato inició ella la conversación.

-         ¿De verdad no has besado a ninguna chica?

-         En la boca, no, me atreví a decirle.

-         ¿Has estado ya con alguna mujer?

-         Estar, ¿dónde?

-         Quiero decir que si lo has hecho ya alguna vez. Que si has hecho el amor.

No me atreví a contestarle.

-         ¿No lo has hecho nunca, verdad? No tengas vergüenza, cuéntamelo.

-         No, no lo he hecho nunca.

-         Pero sabes como se hace ¿no?

-         Pues claro que lo se.

-         ¿Te gustaría hacerlo conmigo?

No contesté, me quedé parado y ella me preguntó si es que tenía miedo. Le dije que no.

-         Ven, vamos a la habitación. No te preocupes. Algún día tendrá que ser la primera vez ¿no?

Fuimos a la habitación suya, me dijo que me desnudara del todo. Ella también se quedó totalmente desnuda y se tumbó en la cama.

-         Ven, ponte encima, me dijo.

Me puse encima, ella me cogió el miembro, que ya lo tenía durísimo, como es natural, me tiró del prepucio para abajo dejando todo el capullo fuera y con la misma mano se lo acercó a la entrada vaginal.

-         Ya puedes empezar.

Me moví, bombeando, solamente tres o cuatro veces, cuando de repente sentí que eyaculaba. Creo que me salió una gran cantidad de semen. La saqué.

Ni ella ni yo nos dijimos nada en tan corto espacio de tiempo. Parece que ella no le dio importancia.

-         ¿Te ha gustado?, dijo mientras se vestía.

-         Si, mucho.

-         La próxima vez nos saldrá mejor.

Me hizo ilusión que me dijera que habría una próxima vez, así que esperé hasta el día siguiente, no sin antes hacerme dos pajas en la cama, una al acostarme y otra al despertarme. Como todos días, me puse a estudiar en el taller de costura de mi tía. No se si me notó algo raro, o que sería, que me preguntó:

-         ¿Qué te pasa? Pareces enfadado, que no me hablas.

-         No, no, no me pasa nada.

-         Pues te noto algo raro ¿no estarás enfadado por lo de ayer?, ¿no te gustó?, ¿estás arrepentido de haberlo hecho?

-         No, no es eso, es que pienso que me parece que hice un poco el ridículo.

-         ¡Pero qué dices! ¿cómo vas ha hacer el ridículo?, ¿no serás de los que tienen complejo de tenerla pequeña, porque desde luego, gastas buen aparato?.

-         No, es que me parece…

-         Vamos, dímelo, no tengas vergüenza que soy tu tía, y además, te quiero ayudar.

-         Es que me parece que tú no lo pasaste bien.

-         Claro que lo pase bien. Pero, ya te entiendo, tú lo que piensas es que yo no acabé, que no tuve un orgasmo, vamos, que no me corrí, para entendernos.

-         Si, eso es.

-         No te preocupes. Es verdad, no me corrí, porque no me dio tiempo, y tú estabas muy nervioso. Era la primera vez que lo hacías, era lógico lo que te pasó. Ya verás como pronto no te pasará esto, ya irás aprendiendo, que esto, como en todo, no se nace aprendido.

-         ¿Me enseñarás tú?

-         Pues claro que sí, ya verás que bien. Hay que aprender algunos trucos. Ya te daré algunos consejos. El primero es que tienes que hacerlo despacio. Vamos a la cama y empezamos la lección.

Nos desnudamos y nos pusimos encima de la cama. Yo tenía la pija totalmente dura.

-         Ven, sóbame un poquito, pero sobre todo, aguanta y no me la metas hasta que yo te diga.

Le toqué las tetas, le sobé por donde ella me decía y finalmente me la cogió y se la puso en la raja.

-         Venga, métela del todo, pero despacito. Eso así, muy bien, tranquilo.

-         ¿Te la he metido toda?

-         Si, sigue, sigue pero despacio, cuando notes que vas a llegar, para y descansa unos segundos, ya verás como estaremos más rato que ayer.

Lo hice así varias veces, cuando notaba que me iba a correr, me paraba un momento y al poco rato ya podía hacerlo otra vez. Así, hasta que no pude más.

-         Ya no aguanto más, le dije.

-         Pues córrete, córrete ya.

Me pegué otra buena corrida. Todavía desnudos ella dijo que había que ir al baño.

-         Yo me tengo que lavar el pichín y tú esa pichina tan hermosa que tienes. Sobre todo, hay que tener higiene.

Se sentó en el bidé y se puso a lavarse el coño.

-         Lávate la picha en el lavabo, pero al ver que otra vez la tenía dura, me dijo: ¡Madre mía, pero como la tienes, parece mentira que aún la tengas tan dura!

-         ¿No es bueno que la tenga dura todavía?

-         No, que va, lo contrario. ¡Anda ven que vamos a seguir, ya verás ahora que bien!.

Volvimos a la cama se tumbó.

-         Métemela, que ahora si que estoy preparada, no he llegado a correrme, pero me has puesto cachonda.

Se la metí despacito, se lo hacía como ella me había dicho. Yo notaba que ahora aguantaba mucho, que tardaría en correrme más que antes. Mi tía empezó a moverse, me abrazaba fuerte, empujaba a la vez que yo.

-         Muy bien, muy bien, así, así se hace.

Se me ocurrió preguntarle

-         ¿Te doy gusto?

-         Sí, si que me das gusto. Sigue, sigue, aprieta, muévete más.

Dejó de hablar porque me dio un besazo en la boca, me metió toda la lengua dentro y la movía recorriendo todo mi paladar. Yo creía que no aguantaba más, que me corría, pero seguí sus indicaciones, y me paraba de cuando en cuando. Me sacó la lengua de la boca.

-         Estoy llegando… sigue, sigue, lo haces muy bien, aprieta, muévete, métemela.

-         Me voy a correr, tía

-         Aguan… ta, agu…anta, decía casi tartamudeando. ¡Agggg, que gusto! Me corro. No la saques, aunque te corras, no la saques hasta que yo te diga.

Realmente mi tía estaba disfrutando. Yo todavía más que ella al comprobar que era capaz de hacerla correrse. Llegó un momento en que no aguantaba más y eyaculé dentro de su coño.

-         Vale, vale, que ya me he corrido. ¡Qué bien que me lo has hecho! Y que calentita que estaba tu lechecita.

-         ¿De verdad te has corrido?

-         Pues claro, y buena falta que me hacía, me has dejado como nueva. Esta vez te ha gustado ¿eh?.

-         Mucho, ha sido delicioso.

-         ¿Querrás que sigamos haciéndolo?

-         Si, si

-         ¿No pensarás que soy algo fresca, que me aprovecho de ti?

-         ¿Cómo voy a pensar semejante cosa. Eres muy buena… y muy guapa.

-         Gracias, sobrino.

Yo ese día tenía clase, y por el polvo tan bueno llegué algo tarde, aunque claro, mereció la pena.

Por las mañanas, mi madre se iba muy pronto a trabajar, sobre las seis y media de la mañana, pues tenía que preparar los desayunos. A mí y a mi tía nos dejaba preparados los nuestros en la cocina. Yo solía despertarme mucho más tarde.

Al día siguiente, después de irse mi madre, estaba yo todavía durmiendo, cuando mi tía Carmina entró en mi habitación todavía en pijama.

-         Aurelio, hazme un hueco, dijo a la vez que me despertaba y se metía en mi cama.

-         ¡Hola tía! Estaba durmiendo.

-         Pero ya estás despierto.

Nos pusimos de lado, cara a cara. Ella se apretaba fuerte contra mí y especialmente su sexo. Nos dimos un beso largo en la boca.

-         Estoy caliente, me dijo, pero me tienes que poner más, para que nos salga un buen polvo.

Me cogió las manos y se las puso sobre sus tetas hermosas. Se las sobé, mientras ella me echaba mano al cipote.

-         ¡Pero si ya estás en forma!. espera un poquito.

Me cogió una mano y se la puso encima de su sexo, aunque por encima del pantalón del pijama, de tal forma que mi dedo índice estaba a lo largo de la rajita.

-         Hazme así, dijo mientras me guiaba la mano de arriba debajo de forma que le frotase a lo largo de los labios vaginales.

Yo seguía con el cipote en forma, pero aguantaba. Notaba como ella se ponía cachonda, hasta que ella se quitó el pijama y yo hice lo mismo.

-         Ven que te descapulle la pija, que me gusta hacerlo, pero luego me la metes tu solo, que no te ayudaré como las otras veces.

-         Bueno, pero si no acierto me ayudas.

-         Vale, vale, métemela y dame gusto.

Yo pensaba que el polvo del día anterior fue extraordinario, pero que equivocado estaba. Cuando ella me dijo que procurara hacerlo despacito para que nos durara más, le hice caso. Apenas hablábamos, nos acompasábamos en los movimientos.

-         Lo estás haciendo muy bien. Hay tiempo que no gozaba tanto, sigue, sigue

Pero como es natural llegó un momento en que no podíamos más.

-         Córrete, por favor, córrete, que no aguanto más.

Creo que nos corrimos a la vez. No estaba seguro y se lo pregunté.

-         Justo en el momento que llegaba al orgasmo, noté como me echabas toda tu leche. ¿Lo has pasado bien?

-         Si, muchísimo. ¿Volveremos a hacerlo?

-         Pues claro, yo ahora no podría pasar sin hacerlo contigo. Relaja mucho

-         Oye, cuando te corres ¿te sale algo? Quiero decir si notas algo como lo hombres.

-         No, a las mujeres no nos sale leche, solo algo de humedad, que a veces se escurre por las piernas, aunque dicen que hay casos de mujeres que llegan a correrse como los hombres, pero no estoy segura

Mi tía era muy limpia, siempre me hacía ir a lavarme el miembro mientras ella se lavaba el coño en el bidé, e incluso muchas veces me lo cogía y me lo lavaba ella misma.

Tampoco era muy decidida para hacer cosas raras, quiero decir, que nunca me la chupó, ni me insinuó que se podían hacer otras cosas, como meterla por atrás. Yo nunca le insinué nada al respecto, es más, nunca fui yo quien tomara la iniciativa, siempre fue ella la que decía de ir a follar. Pero si que me inventé un truco.

Resulta que un día me levanté muy temprano para estudiar, pues tenía un examen a las diez de la mañana. Ese día no vino a la cama, como solía hacer (para entonces ya tenía mucho trabajo y no follábamos todos los días como al principio). Mientras desayunaba, yo seguía con el libro abierto, estudiando. Vino tía Carmina a la cocina.

-         Cuanto madrugas, ¿qué haces?

-         Estoy repasando, tengo un examen a las diez

Desayunamos juntos, ella se fue a su trabajo y yo seguí estudiando. Cuando le dije que me iba, me preguntó:

-         ¿Qué tal llevas el examen?

-         Bien, pero algo me falla.

-         ¿Estás nervioso, tienes miedo al examen?

-         Un poco, si, la verdad.

-         Es que a los exámenes hay que ir muy relajado. Ven que te daré unos masajes.

Los masajes en realidad fue una follada como una catedral. Desde luego me quedé relajadísimo. Y dio buen resultado, saqué un sobresaliente. Se lo dije a mi tía y me contestó: “Yo también te doy un sobresaliente”.

Ni que decir tiene que utilicé el truco muchas veces, tanto que se dio cuenta y un día me dijo: “Me parece que tienes demasiados exámenes”

-         No tía, que es verdad.

-         Lo que tú digas, pero si lo que quieres es follar, no hace falta que me hagas trampa, me lo dices y en paz, que ya sabes que me gusta hacerlo contigo.

En el fondo mi tía era muy clásica follando, como decía ella, solo se hace con la pija y el coño y nada más. De vez en cuando hacíamos alguna posturita, pero nada más.

Si tengo que decir que conforme pasaba el tiempo, mi tía tenía cada vez más trabajo, por lo que dejamos de follar diariamente como al principio, ahora bien, si disminuyó la cantidad, aumentó la calidad. Fueron polvos maravillosos, hasta que terminó el día en que se echó un novio.

Había pasado como año y medio. Yo ya solo excepcionalmente iba a estudiar en su mesa de trabajo, no solo porque venían muchas clientas, sino que también venía alguna chica a aprender corte y confección. Pero un día fue una excepción.

Mi madre y mi tía se empeñaron en que me tenía que sacar el carnet de conducir, y que podríamos comprar un coche, aunque fuera de segunda mano para poder ir de vez en cuando al pueblo.

Bien, pues una tarde, que mi tía estaba sola, le dije que si me podía hacer preguntas del test del examen para sacar el carnet de conducir. Ella accedió, me preguntaba y yo respondía. En estas, vino una clienta que no esperaba. Me quedé en la habitación.

Resulta que era una clienta muy buena que le había encargado renovar prácticamente todo su armario de ropa.

-         Es mi sobrino, le dijo a la señora cuando me vio, le estaba preguntando del test del Código de Circulación.

-         ¿Y qué tal, se lo sabe?

-         No falla casi ninguna. Aurelio, vete a tu habitación a estudiar, que yo estoy ocupada con esta señora.

-         No mujer, déjelo que estudie aquí tranquilo, no le vamos a molestar, ¿verdad?

-         No, es que si usted se tiene que probar…

-         No tiene importancia, no creo que se asuste el chico, además no me tengo que desnudar ¿no?

Me quedé sorprendido de semejante mujer. No le importaba que yo me quedase. Mientras se probaba, me preguntó que cuando me examinaba y si pensaba comprarme coche

-         Si, uno pequeño de segunda mano. Ya he echado el ojo a un seiscientos y a un ochocientos cincuenta.

-         ¿Y por qué no uno más grande? A mi marido le han entregado el nuevo Mercedes hace unos días y quiere vender el otro.

-         ¿Y que coche es?

-         Un SEAT 1430 ¿Te gustaría verlo?

-         No, no, no se moleste, es mucho para mí.

Bueno pues el caso es que al final me convenció de que fuera con ella a verlo. Cogimos un taxi, pues vivía en un chalet en una urbanización  a las afueras de la ciudad. No tardé en comprender que ella quería algo más que enseñarme el coche, porque me cogió la mano y se la puso encima de su pierna

-         Ya verás como te gusta. Es un coche muy bonito. ¿Verdad señor, dijo dirigiéndose al taxista, que el SEAT 1430 es un coche muy bueno, usted que entiende de eso?

-         Si, actualmente es de lo mejor que hay. Este coche es un 1430.

-         Ves como es verdad lo que te decía.

Llegamos a su casa. Era un chalet de dos plantas. Entramos y fuimos directamente al garaje. Tenía tres plazas ocupadas por dos Mercedes y el 1430.

-         Es que mi marido casi siempre utiliza el coche de la empresa, por eso está todo ocupado. Ves como es muy bonito, está muy bien. ¿Te gusta el color?

-         Si, está muy bien, me gusta.

-         Si tuvieras ya el carnet de conducir, nos podíamos dar una vuelta para que vieras lo bien que va. Pero ven a verlo por dentro.

Entramos en el coche, y me dijo vaguedades sobre él, porque la verdad, entendía poco de eso.

-         Tiene aire acondicionado, y además los asiento son abatibles, mira.

Echó mi asiento hacia atrás, abatido totalmente, y sin dejarme hacer nada ni decir nada, me desabrochó la bragueta, me sacó la polla y se puso a chupármela.

Nunca me lo había hecho mi tía, como ya dije. Era la primera vez. No sabia que hacer, pero me gustaba. Al principio solo se metió en la boca el capullo y pasaba la lengua por alrededor, pero luego se la metió toda en la boca. Yo creía que no le cabría toda entera, pero estaba equivocado. Empezó a menear la cabeza de arriba abajo. De vez en cuando se la sacaba del todo, me miraba, sonreía y se la volvía a meter.

Era enorme el gusto que me estaba dando esta mujer. Yo no sabía que hacer, así que dejé que ella hiciera lo que quisiera. Me daba un poco de apuro decirle que me iba a correr. No le dije nada y me corrí en toda su boca. Ella no dijo absolutamente nada. Abrió la guantera, sacó unos pañuelos de papel y escupió en ellos el semen que llevaba en la boca.

Yo pensaba que me iba a echar una bronca, a decirme que era un guarro o cosas por el estilo, pero no.

-         ¿Ves qué cómodo es este coche?.

-         Si, si, muy cómodo. Yo no sabía que decir.

-         Se pueden abatir todos los asientos, y queda casi como si fuera una cama. ¿Estás sudando? No me he acordado de poner el aire acondicionado.

La señora me hablaba como si tal cosa, como si no me hubiera hecho una enorme mamada.

-         Vamos arriba y te lavas un poco, o si quieres te duchas.

-         No es necesario, déjelo.

-         Que sí, hombre, que sí, dijo cogiéndome de la mano.

Fuimos directamente a un baño que había en el dormitorio. Se empezó a desnudar.

-         Yo me voy a duchar. Ven a ducharte conmigo.

No sabía que hacer, pero ella se acercó y empezó a desnudarme. Quedamos los dos totalmente desnudos. Ella vio que yo estaba totalmente empalmado y no quiso desperdiciar la ocasión. Se tumbó en la cama y dijo si más. “Ven a follar”

Si vestida estaba muy elegante, desnuda estaba impresionante. Mi tía me dijo alguna vez que estaba harta de dinero, que le salía el dinero hasta por la orejas, pero también me dijo una vez: “Hay que ver que tipo tan bueno y fino que tiene esta señora para los años que tiene” “¿Cuántos tiene?” pregunté. “No se, pero los cincuenta no los vuelve a hacer, creo que de joven fue artista o algo así”.

Bien, pues mi tía no se equivocaba tenía un tipo fantástico, se veía que se cuidaba bien el cuerpo. Obedeciendo a la orden de “ven a follar”, me iba a poner encima de ella, pero con un pie me hizo como un empujón para que no me tumbara del todo. Me puso las piernas por encima de los hombros. Me puse de rodillas, y ella levantaba la cadera, para que contemplara su sexo, que por cierto, lo llevaba totalmente depilado. Era bonito, cuando abría ligeramente las piernas, dejaba entrever su interior sonrosado. Me descapullé del todo el glande.

-         Que capullo tan hermoso que tienes. Métemela pero déjame hacer a mí.

Se la metí despacio como me habían enseñado. En esa postura la penetración era máxima, los pelos de mi polla se frotaban contra su fino chochete depilado, y los testículos le rozaban en el culo.

-         Me haces cosquillas con tus pelitos.

-         ¿Le molesta?, le dije, porque, seguía tratándola de usted.

-         Al contrario, me gusta mucho.

Como se la tenía metida hasta el fondo, ella se movía hacia atrás y adelante, aprisa pero muy poco, quiero decir que era ella la que dominaba la situación y bombeaba poquito, pero muy bien.

Se ve que hacía lo mismo que yo con mi tía, cuando se iba a correr se detenía y volvía a empezar. Llegó un momento que casi se puso a gritar.

-         ¡Agggg, que gusto! Así, así, no pares, decía cuando realmente era ella la que se movía.

-         Me parece que me voy a correr, dije entrecortadamente.

-         ¡Córrete cuando yo te diga! Me dijo en un todo imperioso, como si fuera una orden.

Siguiendo las enseñanzas de mi tía Carmina, aguantaba. Yo notaba que a ella empezaban a temblarle las piernas de gusto que le daba. Ya no podía ni hablar, solo gritaba: “¡Ayyy, ayyy, aggg, aggg!”

-         ¡Córrete ya!, me ordenó

Le di un empujón fuerte, se la metí hasta el fondo y eyaculé.

-         ¡Qué bueno! ¿siempre lo haces así?

No le respondí. Se quedó tumbada un rato y yo a su lado.

-         Vamos a ducharnos, o prefieres bañarte

Me cogió de la mano y fuimos al baño. Abrió los grifos de una bañera grande que había, especial para dos personas. Cuando se llenó nos metimos los dos. Solo me preguntó si me había dado gusto, y después simplemente me preguntó qué me había parecido el coche. Después empezó a sobarme y tocarme, no la polla, sino los huevos, y a besarme en la boca. Me metía la lengua y yo a ella.

-         Vamos a vestirnos, dijo.

Salimos se puso la braga, me pido que le abrochara el sujetador. Me ayudó a vestirme y me pidió que le ayudara a ella. Me dio un beso cuando me iba y me puso en la mano billete de quinientas pesetas.

-         Cógete un taxi, que se te ha hecho muy tarde.

Mi tía me preguntó por el coche, le dijo que era buenísimo, que llevaba pocos kilómetros, pero que debía ser caro.

-         No te preocupes, a esa señora le salen los dineros por las orejas. A mi me deja unas propinas impresionantes.

Aprobé el examen teórico del carnet de conducir. Vino otra vez la señora a probarse. Se empeñó nuevamente en que fuera a “ver el coche”. Ya me di cuenta que no le importaba el coche. Fui con ella directamente a la cama, me sobó todo lo que quiso y yo a ella, le pasaba la mano por su coño depilado. Me la chupó bien chupada, y en pelotas nos fuimos al salón de abajo. Sacó de la nevera una botella de champán y unas pastas. Estuvimos sentados un rato mientras nos lo tomábamos. Se levantó, puso música y me cogió para bailar.

La verdad, yo no había bailado nunca en pelotas, pero no importaba.

-         ¿Quieres hacer una cosa muy bonita?, de dijo mientras subíamos a la habitación.

-         Bueno…

Me dijo que me tumbara. Se puso a horcajadas sobre mí. Me cogió el pene y se lo apuntó. Yo notaba algo raro, hasta que me di cuenta: era el ano.

-         Ya verás como te gusta.

-         No lo he hecho nunca por el culo, le dije.

-         Espera, pues, que lo haremos de otra manera.

Se fue al tocador, y trajo una especie de crema me untó con ella la pija. Se puso a cuatro patas, se abrió ligeramente el culo y me pidió que se la metiera. La verdad es que no encontré mucha resistencia. Se ve que ella lo debía hacer bastante. Me impresionó mucho, porque se notaba menos anchura que por la vagina, como si fuera más estrecha, claro, que realmente es mucho más estrecho el conducto.

A ella parece que le gustaba. Me dijo que cuando tuviera ganas de correrme, que lo hiciera dentro. Así lo hice y la saqué del aquel nuevo conducto para mí. El semen le salía por agujerito del culo.

Pues bien, dos veces más me llevó a su casa. La última cuando yo ya tenía el carnet de conducir en la mano. Ahora no había excusa posible.

-         Ven que hoy puedes probar ya el coche, ahora que tienen  carnet.

Cogimos el coche. Insistió en ir hasta una arboleda que había fuera de la ciudad. Una vez allí aparqué en medio de los árboles.

-         Vas a ver que bien se folla en el coche, dijo a la vez que se quitaba la falda y la braga.

Me quité el pantalón. Tenía miedo de que nos vieran y se lo dije, pero ella dijo que no me preocupara, que por allí no venía nadie. Me desabrochó la camisa, sin quitármela y lo mismo hizo ella con la blusa.

Abatimos los asientos. Se tumbó y echamos un polvo, digamos que “tradicional”.

-         Ves que bien se folla en el coche. Con este te puedes llevar a todas tus amigas, porque tendrás muchas ¿no?

Regresamos a casa y directamente me preguntó si le quería comprar el coche, le pedí que me dijera el precio, pero ella dijo que ya lo había hablado con su marido y me dijo el preció que habían acordado.

Mi sorpresa fue impresionante. Me pidió poco más que de lo que me pedían por un coche pequeño de los que yo había mirado. Le pregunté si no se equivocaba, me dijo que no, que ese era el precio.

Naturalmente fuimos a la cama como siempre y me la chupó y hasta echamos un polvo en una postura rara.

Cuando llegué a casa, lo hablé con mi madre y mi tía. Pero me daba hasta vergüenza decirles el precio, de lo barato que era, era un auténtico chollo. Así que les dije un poco más y les expliqué el estado del coche.

-         Bueno, haremos un poco más de sacrificio, dijeron mi madre y mi tía

Así, yo me ahorré algo de la parte que me correspondía. Bueno, en realidad, yo creo que aporté bastante más, aunque fue una aportación desinteresada y muy agradable.

Fuimos a la gestoría para hacer la tramitación, y luego a su casa, donde nuevamente sucedió lo que las otras veces. Esta vez me dijo que le había dado muy bien por el culo. Yo quise entender que me decía que la había engañado con el coche, o sea, como cuando decimos “me has jodido”, o “me estás dando por el culo” cuando algo nos molesta, pero no, me lo aclaró.

-         Quiero decirte que me la metes muy bien por culo. Que me gustaría que me lo hicieras otra vez.

Pues, nada, que tuvimos otra sesión como las anteriores. A la despedida, yo ya con mi coche, ella me dijo que volviera cuando quisiera, que lo había pasado muy bien conmigo. Me dio el número de su teléfono.

Varias veces vino a probarse vestidos con mi tía. Si estaba yo, era mi tía la que cuando se iba me pedía que fuera galante con la señora y que la llevara en el coche a su casa. Así lo hacía, e invariablemente, hacíamos de todo. Yo creo que en alguna ocasión se corrió dos o tres veces antes de que yo se la sacara. Lo que nunca se le ocurrió fue hacerme una paja, ni me pidió que yo se la hiciera a ella.

Y así terminó casi todo. No volvimos a vernos. Eso por un lado y por otro, mi tía, me dijo un día que se iba a vivir con un amigo que era modisto, mejor dicho, había sido encargado en el taller de alta costura de un conocido modisto, pero que habían discutido, porque el modisto en cuestión le acusaba de “estropearle a las chicas” (Es decir, que se “tiraba” a alguna de ellas).

Siguió una temporada trabajando en casa. Ya no follábamos, pero coincidió que vino a trabajar unos meses una amiga de la niñez, Mariluz, con la que tuve un rollo, que quizá cuente algún día.