miprimita.com

El Regreso de Soraya (parte 2)

en Zoofilia

Mario permanecía sentado en el sillón de su casa, reflexionando sobre lo que acababa de hacer. Su mirada permanecía fija en Soraya, tirada en el suelo, junto a uno de los perros. En su interior se hacía muchas preguntas, sobretodo no sabía si le había gustado lo ocurrido con el perro. Hacerle una mamada a un perro no era algo que habría hecho voluntariamente, pero ya no podía dar marcha atrás. Una parte de él le decía que no le había gustado, pero en el fondo estaba contento de haberlo hecho, ya que era la mejor manera de recabar información para su proyecto.  Estando en ese estado de shock, la voz de Soraya lo hizo despertar:

- ¿Estás bien? Te has quedado en estado de shock.

 Mario miró a Soraya. Ésta permanecía en el suelo del despacho, con la polla del perro en su mano.

- ¿No quieres seguir mamando esta rica polla? No parece que te haya gustado.

- A decir verdad, en el fondo no ha estado mal, ha sido una experiencia diferente, pero a mí no me va nada de esto, las pollas no me atraen para nada.

- Cualquiera lo diría después de lo que acabas de hacer.

- Bueno, ahora ya no me puedo arrepentir de lo pasado, a mí me va a venir muy bien para poder acabar mi trabajo.  Ahora ya sé li que se siente al mamar una polla de perro, solamente falta saber qué se siente cuando te meten una, pero eso no lo probaré, me lo tendrás que explicar tú.

- Vaya, pensé que te atreverías a hacer de todo para poder hacer tu trabajo, pero veo que esperas que yo lo haga.

- Bueno, es lo que habíamos hablado.

- Sí, es cierto que te lo había dicho, pero en ningún momento dije que lo haría yo sola. Además, no hace falta que folles con el perro, si quieres saber qué se siente cuando te penetran no hace falta ningún perro ni ningún tío, yo misma podría hacerlo.

- ¿En serio? ¿Y puede saberse cómo lo harías?

- Bueno, para eso están los vibradores y los arneses. Yo nunca lo he probado, pero he visto fotos y videos.

- ¿Y cómo sería eso, para que sirve un arnés?

- Es como un cinturón, con una polla enganchada. Yo me lo pondría y te follaría.

- ¿Y tú tienes algo así?

- No, deberíamos comprarlo en un sex-shop. Si quieres podemos ir a por uno ahora, lo uso contigo, y luego hago lo que tú quieras con los perros.

- No sé, es todo tan nuevo para mí...nunca pensé hacer nada de esto.

- Bueno, todo lo que uno quiere cuesta. Así que tú decides.

Tras pensarlo unos minutos, Mario decidió hacer caso a Soraya.

- Tendrás que ducharte un poco antes de salir...

- No hace falta, así es mas morboso...- pasó uno de sus dedos por la cara, recogiendo los restos de semen, y se los metió en la boca...- Ves, ya está, ni una gota. Vamos. Primero buscaremos por internet si hay alguno por aquí cerca.

Al cabo de diez minutos ya tenían la dirección de un sex-shop, que estaba muy cerca del despacho de Mario.

- ¿Qué hacemos con los perros?

- Pues habrá que dejarlos aquí, en tu despacho, atados. Descuida, no pasará nada, son bastante dóciles. Los ataremos a la pata de la mesa.

Al cabo de 10 minutos salían de casa, y veinte minutos después llegaron al sex-shop. Mario estaba muy nervioso, pero Soraya lo cogió del brazo y los dos entraron.

- Tú déjame hablar a mí - dijo Soraya.

Se acercó a la dependienta y dijo:

- Hola, veníamos buscando algún arnés con vibrador.

- Hola. Tenemos diferentes tipos de arneses, ¿habéis pensado alguno en concreto?

- Pues la verdad es que no, si nos pudieras ayudar...

- Claro, seguidme.

La dependienta los llevó escaleras abajo, hacia la planta baja del sex-shop. La sala estaba repleta de juguetes eróticos y al fondo de la sala había una zona con películas pornográficas.

- En este escaparate tenemos los arneses. Hay de dos tipos, los que son fijos, es decir, el arnés con un vibrador fijo, sin posibilidad de ponerle recambios, y luego tenemos un arnés al que le puedes poner cualquier recambio.

- Yo diría que mejor nos quedamos uno al que se le puedan poner recambios. ¿Cual nos recomiendas?

- Pues el mejor es este que tenemos aquí. El vibrador se compra aparte. Decidme, ¿cómo queréis el vibrador?

- Pues nos gustaría que fuera bastante grande, creo que unos 22 cm., y  también ancha. ¿Tu que dices, Mario? ¿Cuanto crees que le mide?

Mario no había hablado hasta ahora. Por las palabras de Soraya dedujo que se refería a la polla del perro.

- Pues es posible, creo que más o menos es así.

- Tenemos varios vibradores de entre 20 y 25 cm, no se si es eso lo que buscáis. Si me decís con qué la estáis comparando quizá os pueda ayudar mejor.

- Pues no se, quizá si miramos la portada de alguna película y vemos las pollas que aparecen podríamos comparar.

- Tendríais que mirar en la sección de pollas grandes, quizá veis alguna foto de alguna polla que se parezca a la que buscáis.

Los tres se dirigieron a la sección de películas XXX. La chica los acompañó hasta la parte central de la sala, a la sección de pollas grandes. Soraya empezó a mirar las caratulas de las películas, en las que aparecían en su mayor parte negros con pollas muy grandes. Pero no era eso lo que buscaba Soraya. Empezó a dar vueltas por la sala, y se dirigió a la zona de sexo bizarro. Se paró en la primera estantería, en la que se podía leer “películas zoofilia”.

- Esas son películas de temática un poco especial, no se si encontrareis lo que buscáis dijo la dependienta.

- Al contrario, es exactamente lo que buscamos  - Soraya cogió una película que se titulaba "Cum Dogs (corridas de perros). En la portada aparecían varias chicas mamando diferentes pollas de perros - Creo que una como esta nos iría bien.

La dependienta no parecía estar muy sorprendida, seguramente había visto cosas peores. A partir de ese momento no paró de mirar a Soraya de un modo diferente.

- Entonces buscáis una polla como la de un perro, si no me equivoco.

- Exacto, no sé si nos podrás ayudar – asintió  Soraya.

- Por supuesto, habéis dado con la persona ideal para ayudaros. Decidme, buscáis una polla de tamaño de la de un perro, o preferís un vibrador con la forma de polla de perro...

- ¿También hay vibradores ese tipo?

- Si claro, de varios tipos. El mejor que tenemos es uno que se hincha, como las pollas reales de los perros. Y otro, que además permite imitar la corrida de un perro.

- Ese estaría bien, ¿no crees, Mario?

- Por tus palabras deduzco que el vibrador es para él.... - preguntó la dependienta.

Mario bajó la cabeza  avergonzado.

- No tienes por qué avergonzarte, pasa más a menudo de lo que puedas pensar. Pero, una pregunta, ¿no sería mejor hacerlo con una de verdad?

- Lo cierto es que a mi no me gusta todo esto, simplemente es un experimento para un trabajo. A quién le gusta todo esto es a ella.

- Pensé que era a ti al que le gustaba, ya que todo el rato está preguntándote cómo quieres que sea el vibrador. De todos modos, os quiero hacer una pregunta, si no es indiscreción.

- No hay problema, pregunta lo que quieras – afirmó Mario.

- Ella te preguntaba por cuánto creías que “le mide la polla”… Debo entender que tenéis algún perro con el que habéis probado…

- Sí, se lo hemos pedido prestado a un amigo mío. En realidad tenemos dos perros.

- Y… ¿practicáis mucho con ellos?

- Bueno, ella tiene algo de experiencia, aunque quizá deberías preguntarle a ella. ¿A ti también te gusta?

- No, que va....es decir....nunca he probado.

- Pero ¿no te importaría, verdad?

- Bueno, nunca me he planteado hacerlo. Simplemente me pica la curiosidad, sobretodo cuando vienen parejitas a la zona de películas, y se paran a ver las portadas de las películas de zoofilia. No m imagino qué son capaces de hacer esas personas con un perro, por ejemplo.

- Bueno, cualquier cosa que puedas hacerle a un tío, está claro. Ellos tienen polla, así que le puedes hacer lo mismo que a un hombre.

- ¿Tú has probado muchas?

- Pues creo que 3 o 4.

- Guau, no veas, que atrevida.

- No creas, seguro que hay chicas que han probado muchas más. Veo que estás muy interesada en este tema… puedes venir con nosotros, si Mario no tiene inconveniente.... Así nos puedes ayudar con el arnés...

Mario se opuso con rotundidad.

- Vamos, Mario, no seas aguafiestas. No me digas que te da vergüenza. Si no la dejas, no haré nada para ti con los perros.

Mario no tuvo más remedio que aceptar.

- Tendréis que esperar a que salga de trabajar, aún me queda una media hora.

- No hay problema, como aún tienes que cobrarnos el arnés y el vibrador, haremos tiempo.

- Es cierto, ya me había olvidado. Finalmente ¿os habéis decidido por alguno?

- Creo que nos quedaremos con un vibrador normal de 23 cm y que sea ancho. El vibrador con forma de polla de perro seguro que es muy caro.

- Sí, bastante, pero el que habéis cogido ya es buena elección.

Soraya y Mario pagaron los juguetes y salieron del sex-shop y esperaron a la dependienta. Al cabo de 20 minutos apareció por la puerta de emergencia del sex-shop. Se había cambiado de ropa, e iba realmente provocativa.

- Hola de nuevo, veo que finalmente me habéis esperado.

- Claro, no nos íbamos a perder lo que nos espera esta noche.

- Será mejor que nos vayamos ya, se está haciendo tarde.

Se dirigieron a casa de Mario, y al cabo de 20 minutos llegaron. Cuando entraron a su despacho, la dependienta pudo comprobar que no la habían engañado y que realmente los perros estaban allí.

- Vaya, no esperaba que fueran tan grandes. Deben de tener una buena polla....

- Ya lo verás - contestó Soraya- Por cierto, como te llamas, aún no sabemos tu nombre.

- Me llamo Dunia, y tengo 16 años.

- Nosotros somos Soraya y Mario, y somos amigos. Eres muy joven, ¿como es que trabajas en el sex-shop?

- Bueno, no es fácil encontrar un trabajo, y este me lo recomendaron unos amigos que lo vieron anunciado. No es un mal trabajo, aprendes cosas, y siempre encuentras sorpresas como por ejemplo....vosotros. Además, me encanta el sexo, así que me lo paso bien.

- Bueno, ¿cómo crees que deberíamos usar el arnés? Aprovechando que estás aquí nos guiarás...

- Sí, claro. Lo primero de todo será hacerle una lavativa a Mario, no sea que tengamos alguna sorpresa. Os recomiendo hacerlo en la ducha, con el tubo de la ducha.

- Uau...nunca se me habría pasado por la cabeza....bueno, Mario, ya sabes....aquí te esperamos.

- ¿Pero que tengo que hacer?

- Es sencillo, tienes que meterte el tubo de la ducha por el culo, y abrir el grifo. Cuando empieces a sentirte lleno, tienes que sacártelo y aguantar. Luego sueltas toda el agua, y así lo tendrás todo limpio por dentro. Mejor te esperamos aquí, no creo que quepamos los tres en el lavabo.

 Vale, quizá tarde un buen rato.

- Tranquilo, tarda el tiempo que necesites, aquí estaremos.

Mario se fue al lavabo, y Soraya de quedó a solas con la chica.

- Bueno, y ahora ¿qué vamos a hacer, mientras esperamos?

- ¿Quieres ver los perros más de cerca?

- Vale.

Se dirigieron al despacho de Mario. Los perros estaban algo nerviosos, ya que llevaban un buen rato atados.

- Acércate, no tengas miedo.

Dunia se acercó lentamente a uno de los perros.

- Acarícialos, tranquila. Dame la mano.

Soraya cogió la mano de Dunia y la acercó al lomo del perro. Empezó a acariciarlo suavemente. El perro se estiró en el suelo, quedando su cuerpo de costado.

- ¿Eso que se ve es la polla?

- Sí, aunque ahora no está ni siquiera excitado.

- ¿Y que debemos hacer para que se excite?

- Yo te ayudo, no te preocupes.

Soraya acercó la mano de Dunia hacia la polla del perro.

- Tienes que frotar poco a poco.

La mano de Dunia se movió acompañada por la mano de Soraya. Empezó a notar algo duro y alargado bajo la piel que estaba tocando. Los testículos del perro también empezaron a crecer.

- La noto como crece...

- Sigue así, verás cuanto puede llegar a crecer.

- Dunia siguió frotando cada vez más rápido, y pudo ver como la punta de la polla empezaba a aparecer por fuera de la piel que lo recubría.

- Ahora viene lo más difícil, tienes que conseguir bajarle la piel para liberar toda la polla. Es un poco complicado, porque tienes que llegar a descubrir hasta los huevos, y veras que la tiene muy larga y gorda.

Dunia siguió meneando la polla del perro, hasta que la polla quedó descubierta de la piel por completo. Su cara de sorpresa no podía ser más evidente, al ver una polla tan grande.

- Ahora entiendo por qué buscabais un vibrador tan grande, no veas que grande es su polla.

- Sí, y aun puede crecer algo más.

- ¿Y cómo?

- Tendrás que hacerle una mamada.

- Vaya, pensaba que nunca me lo pedirías, y era hora.

Soraya se quedo muy sorprendida, no esperaba que Dunia fuera tan lanzada.

- Sabes, me has puesto muy cachonda…mira...

Cogió la otra mano de Dunia y la metió dentro del pantalón, justo en la entrepierna. Como no llevaba bragas, Dunia notó que el coño de Soraya estaba completamente mojado. Empezó a frotarlo con los dedos, y al momento ésta empezó a gemir de placer.

- Me encanta tener las manos ocupadas, pero ahora le toca trabajar a mi boca.

Inclinó la cabeza y empezó a mamar la polla.

- Mm…está muy mojada y viscosa, veo que él también está muy excitado.

Soraya estaba muy excitada. La visión de Dunia metiendo y sacando la polla del perro de su boca la tenía muy cachonda. De la boca de Dunia empezaba a salir leche de perro, y esta iba cayendo por su cara.

- Madre mía, cómo la chupa...diría que lo hace mejor que yo....en poco tiempo está consiguiendo que el perro se corra.

Mario apareció entonces en el despacho. Su cuerpo iba tapado por una toalla, y su cara mostraba gran sorpresa por lo que estaba viendo.

- ¿Ya has acabado? - preguntó Dunia - Llegas justo a tiempo - mientras hablaba, de su boca iba saliendo abundante semen, que no pudo evitar dejar caer sobre su ropa - Ahora podemos jugar contigo.

Soltó la polla del perro, se pasó la mano por la boca para recoger el semen y luego empezó a relamerlo con la lengua. Mario no pudo disimular su excitación, y bajo la toalla empezó a notarse la polla muy tiesa.

- Vaya, veo que lo hemos puesto cachondo. Anda, acércate a nosotras – dijo Dunia.

Mario se acercó a las os chicas. Dunia estiró de la toalla y ésta cayó al suelo, dejando la polla al descubierto.

- Vaya con Mario....tiene una buena polla. ¿Qué crees que podemos hacer con ella? - dijo mirando a Soraya.

- Lo que tú quieras - contestó Soraya. - Cuidado con ella, Mario, creo que ésta es más zorra que yo.

Dunia cogió la polla y se la metió de golpe en la boca, hasta la garganta. Su cabeza no paraba de subir y bajar, sacando y metiendo la polla en su boca. Cuando la bajaba la polla de Mario quedaba completamente dentro de su boca, tanto que por momentos Dunia parecía ahogarse, y soltaba abundante saliva. Parecía que la sensación de ahogarse mientras mamaba le gustaba mucho, así que lo estuvo haciendo durante un buen rato. Cuando pareció que ya no podía más, paró de mamarla y miró a Mario.

- Agáchate.... – le dijo.

Mario, sin rechistar, se agacho en el suelo.

- Abre las piernas.

Dunia cogió el arnés y se lo colocó por encima de la braga. Mientras, Soraya cogió el vibrador grande y lo coloco en el agujero del arnés.

- Ahora solamente falta una cosa...- dijo Dunia. - En mi bolso encontrarás un bote. Tráemelo.

Soraya escogió el bolso de Dunia y sacó un bote grande. En el lateral pudo leer "fist", así que dedujo que era lubricante especial para la gente que se inicia en el fisting.

- Empieza a untarlo por el culo y sobre el vibrador.

Hizo lo que le pedía, y una vez todo lubricado cogió con las dos manos el vibrador y empezó a meterlo. El culo de Mario no pareció ofrecer mucha resistencia, y pese al ancho del vibrador, empezó a abrirse a medida que éste entraba el vibrador.

Mario no ofrecía resistencia, y parecía que hubiese practicado toda la vida. Dunia lo notó enseguida, y decidió cambiar de táctica.

- Veo que no es la primera vez que haces esto, ya que eso entra con mucha facilidad. Creo que lo mejor será meterlo de golpe.

Echó su cuerpo hacia atrás y empujó con fuerza hacia delante. El vibrador entró de golpe en el culo de Mario. Los 23 cm entraban y salían del culo, y Dunia paraba para enseñarle cómo quedaba abierto.

- Me encanta ver un culo bien abierto – dijo Soraya. - Nunca pensé que se podría abrir tanto, y eso que yo ya sé lo que es sentirlo así.  Creo que hay algo que no nos has contado, no conozco a nadie que tenga el culo tan abierto sin haber probado nada; supongo que nos lo vas a contar…