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El Regreso de Soraya (parte 3)

en Zoofilia

Mario mantenía su cuerpo a cuatro patas, con la cabeza inclinada hacia el suelo. Las embestidas de Dunia con el arnés cada vez eran más frecuentes y con más fuerza. Pese a todo, su culo lo tenía muy abierto y sin oponer ninguna resistencia. Hacía tiempo que no tenía la sensación de tenerlo tan abierto.

El sudor le corría por la frente abundantemente, parecía que Dunia lo estaba haciendo sudar de lo lindo. “Mejor, estoy disfrutando como nunca”, pensó Mario. Una voz le hizo despertar de sus pensamientos:

-          ¿Nos vas a contar por qué tienes el culo tan abierto, pequeño vicioso?

Dunia no paraba de hacerle la misma pregunta desde hacia rato, pero él no quería decir nada, solamente quería que ella no parara, y que siguiera metiéndole ese vibrador tan grande.

-          Sigue, no pares…. – Era la frase que Dunia no paraba de oír.

-          Como me gusta ver ese culito bien abierto… - Soraya no paraba de decir frases obscenas. Quería aprovechar la situación para hacerle lo que pudiera a Mario.

Dunia sacó el vibrador otra vez del culo de Mario; éste mostraba un aspecto muy morboso, daba la sensación de que en él podría caber cualquier cosa.

-          ¿Qué haces, por qué paras? – preguntó Soraya.

-          No pienso seguir hasta que nos lo cuente todo – afirmó Dunia.

-          No, por favor….está bien, haré lo que me pedís, pero no pares – suplicó Mario.

-          De eso nada, hasta que nos lo cuentes.

Mario cerró los ojos, suspiró y empezó a relatar lo que ellas querían saber.

-          Está bien. No hay mucho que contar, desde hace muchos años empezó a darme mucho morbo el hecho de meterme cosas por el culo. Gracias a la información que encontré en internet, pude hacer volar mi imaginación y usar todo tipo de objetos para dar rienda suelta a ese morbo. Inicialmente empecé como casi todo el mundo, metiéndome un dedo. Poco a poco eso me sabía a poco, y seguí utilizando objetos de mayor tamaño, hasta llegar a usar pepinos y algún  vibrador. Nunca he probado una polla de verdad, aunque imagino que se os ha pasado por la cabeza…bueno, excepto la del perro – Mario dirigió su mirada a Soraya, y ella asintió con la cabeza  –. Cuando Soraya dijo de hacer esto del arnés en el fondo me alegré, ya que era algo que nunca había probado y siempre me había dado mucho morbo.  Ésta es la historia, no hay mucho más que contar, es evidente que he practicado mucho en la intimidad y por eso tengo el culo bien abierto. Ahora que lo sabéis, por favor, no paréis y seguid con lo que me estabais haciendo.

-          Mmm...que relato tan interesante – dijo Dunia. Creo que esto solamente hará que te lo haga mucho mejor.

Dunia volvió a coger el vibrador del arnés con la mano derecha, y le hizo una seña a Soraya para que abriera el culo de Mario. Soraya, con sus dedos, abrió los bordes del ano para facilitar la entrada del vibrador.

Mario volvió a gemir de placer cuando sintió que el vibrador volvía a entrar en su culo de nuevo. Las embestidas de Dunia volvieron a ser tan feroces como antes; mientras, Soraya, metió la cabeza bajo el cuerpo de Mario, entre sus piernas, cogió su polla y empezó a masturbarlo. Al poco tiempo, Mario empezó a arquear su cuerpo y a soltar leche por la polla. Soraya recibió varias descargas directamente en la cara, y el resto cayó en su cuello y sobre sus pechos medio descubiertos.

-          Menuda corrida, no te podrás quejar, machote – Dunia sacó el vibrador del culo, y ayudó a Soraya a salir de debajo de Mario. – No veas cómo te ha dejado la cara…Espero que dejes algo para los demás… A ver, acércate.

Soraya se acercó a Dunia, y ésta cogió su cabeza suavemente. Sus labios se besaron con suavidad, y la piel húmeda por los restos de semen de Soraya hizo que Dunia se estremeciera.

-          Me encanta este momento, creo que deberías compartir algo conmigo – dijo Dunia.

Su lengua empezó a recorrer toda la cara de Soraya, recogiendo la leche caliente que la cubría. Cuando su lengua relamió toda la cara, se fundieron en un largo beso, en el que Soraya recibió todo la leche recogida por Dunia.

-          Quiero que la tragues toda – dijo Dunia.

Soraya empezó a tragar la abundante leche que Mario había soltado sobre su cara;  pasó sus manos por su cuello y escote para recoger el resto, que también metió en su boca y tragó.

Dunia apartó de un empujón a Mario, y se recostó sobre Soraya. Ella imaginaba que siempre le gustaba llevar la iniciativa, así que no esta vez no le daría opción. La agarró por las manos, y poco a poco fue deslizando sus labios por su escote. Soraya no hizo nada por resistirse ni por llevar la iniciativa, como últimamente le gustaba hacer. Las manos de Dunia se pararon sobre la camisa de Soraya, y fueron deslizándola poco a poco hacia abajo, dejando al descubierto sus hermosos pechos.

No pudo resistir la tentación de chuparle los pezones, que en ese momento se mostraban erectos y duros ante sus ojos. Soraya no paraba de emitir gemidos de placer ante el contacto de la dulce y cálida lengua de Dunia con sus pezones, y ésta cada vez los mordía con más fuerza. Su mano poco a poco se deslizó hacia la entrepierna, y se encontró con un cálido coño que rezumaba humedad.

Soraya empezó a mover su cuerpo retorciéndose de placer. Dunia, soltó los pezones y el coño y echó su cuerpo hacia atrás. Tiró de las bragas de Soraya y se las quitó. El coño se mostró ante Dunia, mojado y completamente depilado.

-          ¿Quieres que me lo coma? – preguntó Dunia.

-          Sí…..mmm…..por favor…. – contestó Soraya.

Dunia metió su cabeza entre sus piernas, y empezó a lamerle el coño. Su lengua recorrió toda su raja caliente, de arriba abajo, entreteniéndose en la parte superior, allá donde se encontraba el duro clítoris, que chupaba con gran avidez.

De repente dejó de chupar.

-          ¿Qué pasa, por qué paras? – exclamó Soraya.

-          Creo que hay alguien que lo haría mejor que yo – contestó Dunia. – Mario, trae los perros.

Soraya se había olvidado por completo de los perros. Vio como Mario iba a la mesa del despacho y desataba los dos perros. Cuando vio que los traía hacia donde estaba ella sabía que se lo iba a volver a pasar en grande. “Otra vez dos perros para mí” – pensó.

Cuando los perros estuvieron frente a ella se abrió de piernas. Como si hubiesen sido entrenados para ello, empezaron a chupar su coño. No recordaba haber tenido nunca esa sensación, pero pensó que nadie podía comerle el coño tan bien como ellos. Al momento empezó a gemir.

-          Uf….mmm….que rico…

Al cabo de un rato,  Dunia hizo que se pusieran de espaldas a Soraya, mostrando su parte trasera frente a su cara.

-          Sujétalos bien – dijo Dunia a Mario

Dunia levantó la cola de uno de los perros y puso su mano sobre su polla. Empezó a frotarla con fuerza, hasta que la piel que la recubría bajó por completo y la polla quedó al descubierto. La estiró con fuerza y la pasó bajo las piernas del perro, de modo que la polla quedaba por debajo de la cola y frente a la cara de Soraya.

-          Tendrás que aguantarla con la mano mientras hago lo mismo con la otra -  le dijo a Mario.

Mario se acercó y aguantó la polla con su mano, mientras Dunia ponía dura la del otro perro.

Soraya miraba expectante, volvía a tener dos pollas de perro para ella. Acercó su cabeza hacia los perros, y empezó a mamar una de las pollas, mientras con una mano cogía la otra y empezaba a masturbarla. Poco a poco empezó a notar cómo su boca se iba mojando por la viscosa leche que el perro iba soltando. No puedo aguantar mucho más y se metió la otra polla en la boca.

Dunia observaba el espectáculo con gran excitación. Pese a haber visto vídeos de chicas con perros, verlo en directo era mucho mejor de lo que habría imaginado. Vio como la boca de Soraya se llenó de semen en un momento, y no quiso perder el tiempo mirando. Se situó frente a Soraya con la boca abierta y la cabeza hacia atrás, y señaló el interior de su boca. Soraya enseguida entendió lo que quiso decir. Acercó su boca hacia Dunia y soltó todo el semen.

La cara de Dunia se llenó de semen, que caía por toda la cara y hacia sus pechos. Ninguna de las dos quisieron desperdiciarlo, y sus lenguas recogieron toda la leche caliente, para después tragarla.

Mario tampoco pudo aguantar tanta excitación. Empujó a las dos chicas al suelo, y las hizo ponerse a cuatro patas.

-          Vais a ver lo que es bueno… - les dijo.

Cogió la polla de un perro y la acercó con fuerza hacia Soraya.

-          Veamos que puede hacer este culito.

Con un solo movimiento metió la polla hasta el fondo por el culo de Soraya y la mantuvo dentro sin sacarla.

-          Ahora te toca a ti – habló dirigiéndose a Dunia.

Agarró la polla del otro perro e hizo lo mismo con ella.

Las dos chicas se mantuvieron a cuatro patas mientras Mario las hacía moverse adelante – atrás. Ninguna de las dos parecía sentir dolor aun el gran tamaño de pollas.

-          Vaya par de putitas, veo que vosotras también tenéis el culo tan abierto como el mío.

Durante un buen rato las pollas entraban y salían de sus culos bien abiertos. Finalmente, Mario decidió sacarlas de golpe. Los culos empezaron a soltar abundantes chorros de semen, que cayeron por el suelo del despacho. Soraya se giró, miró a Dunia y dijo:

-          No vamos a desperdiciarlo…

Se agachó, y empezó a lamer toda la leche caída por el suelo. Dunia no quiso ser menos, y lamió la parte que había caído de su culo. Cuando tuvieron la boca bien llena de leche caliente, se fundieron en un largo beso. De su labios iba cayendo gotas de semen, que volvían a recoger con sus dulces lenguas.

Finalmente, se miraron. Soraya, con todo el cuerpo bañado por sudor, se levantó y se puso la ropa sin decir nada.

-          Creo que me tengo que ir, me lo he pasado en grande, pero se me ha hecho tarde. Espero que tengas suficiente información para hacer tu trabajo – dijo mirando a Mario. – Y a ti, me ha encantado conocerte, eres una tía muy morbosa.

Mario y Dunia se miraron, y despidieron con un abrazo a Soraya.

Al cabo de unos minutos Soraya se dirigía hacia el piso donde vivía. No tardó mucho en llegar, ya que la casa de Mario no estaba muy lejos.

Cuándo llegó vio que el ascensor estaba estropeado.

-          Mierda – se lamentó.

Empezó a subir por las escaleras. Ella vivía en un quinto piso, con entresuelo incluido, y la subida se le hizo más larga de lo normal. Cuando llegó a su puerta, introdujo la llave para abrir el cerrojo, y luego la llave de la puerta. En ese momento, la puerta del vecino se abrió lentamente. Giró su cara para ver si alguien salía del piso, y vio que un perro se le acercaba.

-          “No sabía que el vecino tuviera perro” – pensó. “Es más, no sabía que tenía vecinos, desde que vivo aquí estoy sola en esta planta”.

El perro se acercó hacia ella y empezó a olerla.

-          “Madre mía, si es casi tan grande como los que he estado hace un rato. Creo que mi olor a semen lo está atrayendo hacia mí”.

Empezó a entrarle calor por todo el cuerpo.

-          “No, otra vez no. ¿Acaso no podré parar nunca?” – se  dijo.

Arrimó su cuerpo hacia la pared, y fue dejándolo caer sobre ella. Se quitó las bragas y la parte de arriba, y sentada sobre el suelo empezó a masturbarse.

El perro la miraba con atención, pero no paraba de olerla. Su olor provocaba que cada vez estuviera más cerca de ella.

-          Ven aquí, no seas tímido – dijo provocando al perro.

El perro empezó a oler el coño de Soraya, y al momento sacó su larga lengua y empezó a lamer. Soraya estaba cada vez más mojada, y no podía evitar lanzar gemidos de placer.

-          “¿Y si me oyen?” – pensó. “Da igual, que me oigan”.

Su mano acertó a tocar la polla del perro, que poco a poco crecía sin parar. Consiguió sacarla de la piel que la recubría, y no dudó en chuparla.

-          “Mm….no está nada mal, veo que estás bien dotado. No sé quién será tu dueño o dueña, pero seguro que no se aprovechan de ti como yo ahora”.

Soraya mamó como nunca había mamado, mientras sus dedos entraban y salían de su coño. En unos minutos su boca se llenó de abundante  leche caliente, que no paraba de soltar la polla. Con la boca llena, soltó gemidos de placer que consiguió disimular al tener la boca llena.

-          Mm…que rica que es tu polla, .. espero poder comérmela más a menudo, ya que ahora somos vecinos. Me pregunto quién será tu dueño.

En ese momento, tirada como estaba en el suelo, con el rostro y el cuerpo lleno de semen, y aún con la polla en la mano, de la puerta del vecino salió una voz que le resultó conocida y que hacía tiempo no escuchaba.

-          Mmmm…veo que mi niña sigue siendo tan putita como antes, ¿crees que podremos hacerla disfrutar como merece¿

-          No lo dudes, de eso me encargo yo.. - dijo Nuria. – Creo que Soraya ha vuelto definitivamente para no irse nunca más.

Mario mantenía su cuerpo a cuatro patas, con la cabeza inclinada hacia el suelo. Las embestidas de Dunia con el arnés cada vez eran más frecuentes y con más fuerza. Pese a todo, su culo lo tenía muy abierto y sin oponer ninguna resistencia. Hacía tiempo que no tenía la sensación de tenerlo tan abierto.

El sudor le corría por la frente abundantemente, parecía que Dunia lo estaba haciendo sudar de lo lindo. “Mejor, estoy disfrutando como nunca”, pensó Mario. Una voz le hizo despertar de sus pensamientos:

-          ¿Nos vas a contar por qué tienes el culo tan abierto, pequeño vicioso?

Dunia no paraba de hacerle la misma pregunta desde hacia rato, pero él no quería decir nada, solamente quería que ella no parara, y que siguiera metiéndole ese vibrador tan grande.

-          Sigue, no pares…. – Era la frase que Dunia no paraba de oír.

-          Como me gusta ver ese culito bien abierto… - Soraya no paraba de decir frases obscenas. Quería aprovechar la situación para hacerle lo que pudiera a Mario.

Dunia sacó el vibrador otra vez del culo de Mario; éste mostraba un aspecto muy morboso, daba la sensación de que en él podría caber cualquier cosa.

-          ¿Qué haces, por qué paras? – preguntó Soraya.

-          No pienso seguir hasta que nos lo cuente todo – afirmó Dunia.

-          No, por favor….está bien, haré lo que me pedís, pero no pares – suplicó Mario.

-          De eso nada, hasta que nos lo cuentes.

Mario cerró los ojos, suspiró y empezó a relatar lo que ellas querían saber.

-          Está bien. No hay mucho que contar, desde hace muchos años empezó a darme mucho morbo el hecho de meterme cosas por el culo. Gracias a la información que encontré en internet, pude hacer volar mi imaginación y usar todo tipo de objetos para dar rienda suelta a ese morbo. Inicialmente empecé como casi todo el mundo, metiéndome un dedo. Poco a poco eso me sabía a poco, y seguí utilizando objetos de mayor tamaño, hasta llegar a usar pepinos y algún  vibrador. Nunca he probado una polla de verdad, aunque imagino que se os ha pasado por la cabeza…bueno, excepto la del perro – Mario dirigió su mirada a Soraya, y ella asintió con la cabeza  –. Cuando Soraya dijo de hacer esto del arnés en el fondo me alegré, ya que era algo que nunca había probado y siempre me había dado mucho morbo.  Ésta es la historia, no hay mucho más que contar, es evidente que he practicado mucho en la intimidad y por eso tengo el culo bien abierto. Ahora que lo sabéis, por favor, no paréis y seguid con lo que me estabais haciendo.

-          Mmm...que relato tan interesante – dijo Dunia. Creo que esto solamente hará que te lo haga mucho mejor.

Dunia volvió a coger el vibrador del arnés con la mano derecha, y le hizo una seña a Soraya para que abriera el culo de Mario. Soraya, con sus dedos, abrió los bordes del ano para facilitar la entrada del vibrador.

Mario volvió a gemir de placer cuando sintió que el vibrador volvía a entrar en su culo de nuevo. Las embestidas de Dunia volvieron a ser tan feroces como antes; mientras, Soraya, metió la cabeza bajo el cuerpo de Mario, entre sus piernas, cogió su polla y empezó a masturbarlo. Al poco tiempo, Mario empezó a arquear su cuerpo y a soltar leche por la polla. Soraya recibió varias descargas directamente en la cara, y el resto cayó en su cuello y sobre sus pechos medio descubiertos.

-          Menuda corrida, no te podrás quejar, machote – Dunia sacó el vibrador del culo, y ayudó a Soraya a salir de debajo de Mario. – No veas cómo te ha dejado la cara…Espero que dejes algo para los demás… A ver, acércate.

Soraya se acercó a Dunia, y ésta cogió su cabeza suavemente. Sus labios se besaron con suavidad, y la piel húmeda por los restos de semen de Soraya hizo que Dunia se estremeciera.

-          Me encanta este momento, creo que deberías compartir algo conmigo – dijo Dunia.

Su lengua empezó a recorrer toda la cara de Soraya, recogiendo la leche caliente que la cubría. Cuando su lengua relamió toda la cara, se fundieron en un largo beso, en el que Soraya recibió todo la leche recogida por Dunia.

-          Quiero que la tragues toda – dijo Dunia.

Soraya empezó a tragar la abundante leche que Mario había soltado sobre su cara;  pasó sus manos por su cuello y escote para recoger el resto, que también metió en su boca y tragó.

Dunia apartó de un empujón a Mario, y se recostó sobre Soraya. Ella imaginaba que siempre le gustaba llevar la iniciativa, así que no esta vez no le daría opción. La agarró por las manos, y poco a poco fue deslizando sus labios por su escote. Soraya no hizo nada por resistirse ni por llevar la iniciativa, como últimamente le gustaba hacer. Las manos de Dunia se pararon sobre la camisa de Soraya, y fueron deslizándola poco a poco hacia abajo, dejando al descubierto sus hermosos pechos.

No pudo resistir la tentación de chuparle los pezones, que en ese momento se mostraban erectos y duros ante sus ojos. Soraya no paraba de emitir gemidos de placer ante el contacto de la dulce y cálida lengua de Dunia con sus pezones, y ésta cada vez los mordía con más fuerza. Su mano poco a poco se deslizó hacia la entrepierna, y se encontró con un cálido coño que rezumaba humedad.

Soraya empezó a mover su cuerpo retorciéndose de placer. Dunia, soltó los pezones y el coño y echó su cuerpo hacia atrás. Tiró de las bragas de Soraya y se las quitó. El coño se mostró ante Dunia, mojado y completamente depilado.

-          ¿Quieres que me lo coma? – preguntó Dunia.

-          Sí…..mmm…..por favor…. – contestó Soraya.

Dunia metió su cabeza entre sus piernas, y empezó a lamerle el coño. Su lengua recorrió toda su raja caliente, de arriba abajo, entreteniéndose en la parte superior, allá donde se encontraba el duro clítoris, que chupaba con gran avidez.

De repente dejó de chupar.

-          ¿Qué pasa, por qué paras? – exclamó Soraya.

-          Creo que hay alguien que lo haría mejor que yo – contestó Dunia. – Mario, trae los perros.

Soraya se había olvidado por completo de los perros. Vio como Mario iba a la mesa del despacho y desataba los dos perros. Cuando vio que los traía hacia donde estaba ella sabía que se lo iba a volver a pasar en grande. “Otra vez dos perros para mí” – pensó.

Cuando los perros estuvieron frente a ella se abrió de piernas. Como si hubiesen sido entrenados para ello, empezaron a chupar su coño. No recordaba haber tenido nunca esa sensación, pero pensó que nadie podía comerle el coño tan bien como ellos. Al momento empezó a gemir.

-          Uf….mmm….que rico…

Al cabo de un rato,  Dunia hizo que se pusieran de espaldas a Soraya, mostrando su parte trasera frente a su cara.

-          Sujétalos bien – dijo Dunia a Mario

Dunia levantó la cola de uno de los perros y puso su mano sobre su polla. Empezó a frotarla con fuerza, hasta que la piel que la recubría bajó por completo y la polla quedó al descubierto. La estiró con fuerza y la pasó bajo las piernas del perro, de modo que la polla quedaba por debajo de la cola y frente a la cara de Soraya.

-          Tendrás que aguantarla con la mano mientras hago lo mismo con la otra -  le dijo a Mario.

Mario se acercó y aguantó la polla con su mano, mientras Dunia ponía dura la del otro perro.

Soraya miraba expectante, volvía a tener dos pollas de perro para ella. Acercó su cabeza hacia los perros, y empezó a mamar una de las pollas, mientras con una mano cogía la otra y empezaba a masturbarla. Poco a poco empezó a notar cómo su boca se iba mojando por la viscosa leche que el perro iba soltando. No puedo aguantar mucho más y se metió la otra polla en la boca.

Dunia observaba el espectáculo con gran excitación. Pese a haber visto vídeos de chicas con perros, verlo en directo era mucho mejor de lo que habría imaginado. Vio como la boca de Soraya se llenó de semen en un momento, y no quiso perder el tiempo mirando. Se situó frente a Soraya con la boca abierta y la cabeza hacia atrás, y señaló el interior de su boca. Soraya enseguida entendió lo que quiso decir. Acercó su boca hacia Dunia y soltó todo el semen.

La cara de Dunia se llenó de semen, que caía por toda la cara y hacia sus pechos. Ninguna de las dos quisieron desperdiciarlo, y sus lenguas recogieron toda la leche caliente, para después tragarla.

Mario tampoco pudo aguantar tanta excitación. Empujó a las dos chicas al suelo, y las hizo ponerse a cuatro patas.

-          Vais a ver lo que es bueno… - les dijo.

Cogió la polla de un perro y la acercó con fuerza hacia Soraya.

-          Veamos que puede hacer este culito.

Con un solo movimiento metió la polla hasta el fondo por el culo de Soraya y la mantuvo dentro sin sacarla.

-          Ahora te toca a ti – habló dirigiéndose a Dunia.

Agarró la polla del otro perro e hizo lo mismo con ella.

Las dos chicas se mantuvieron a cuatro patas mientras Mario las hacía moverse adelante – atrás. Ninguna de las dos parecía sentir dolor aun el gran tamaño de pollas.

-          Vaya par de putitas, veo que vosotras también tenéis el culo tan abierto como el mío.

Durante un buen rato las pollas entraban y salían de sus culos bien abiertos. Finalmente, Mario decidió sacarlas de golpe. Los culos empezaron a soltar abundantes chorros de semen, que cayeron por el suelo del despacho. Soraya se giró, miró a Dunia y dijo:

-          No vamos a desperdiciarlo…

Se agachó, y empezó a lamer toda la leche caída por el suelo. Dunia no quiso ser menos, y lamió la parte que había caído de su culo. Cuando tuvieron la boca bien llena de leche caliente, se fundieron en un largo beso. De su labios iba cayendo gotas de semen, que volvían a recoger con sus dulces lenguas.

Finalmente, se miraron. Soraya, con todo el cuerpo bañado por sudor, se levantó y se puso la ropa sin decir nada.

-          Creo que me tengo que ir, me lo he pasado en grande, pero se me ha hecho tarde. Espero que tengas suficiente información para hacer tu trabajo – dijo mirando a Mario. – Y a ti, me ha encantado conocerte, eres una tía muy morbosa.

Mario y Dunia se miraron, y despidieron con un abrazo a Soraya.

Al cabo de unos minutos Soraya se dirigía hacia el piso donde vivía. No tardó mucho en llegar, ya que la casa de Mario no estaba muy lejos.

Cuándo llegó vio que el ascensor estaba estropeado.

-          Mierda – se lamentó.

Empezó a subir por las escaleras. Ella vivía en un quinto piso, con entresuelo incluido, y la subida se le hizo más larga de lo normal. Cuando llegó a su puerta, introdujo la llave para abrir el cerrojo, y luego la llave de la puerta. En ese momento, la puerta del vecino se abrió lentamente. Giró su cara para ver si alguien salía del piso, y vio que un perro se le acercaba.

-          “No sabía que el vecino tuviera perro” – pensó. “Es más, no sabía que tenía vecinos, desde que vivo aquí estoy sola en esta planta”.

El perro se acercó hacia ella y empezó a olerla.

-          “Madre mía, si es casi tan grande como los que he estado hace un rato. Creo que mi olor a semen lo está atrayendo hacia mí”.

Empezó a entrarle calor por todo el cuerpo.

-          “No, otra vez no. ¿Acaso no podré parar nunca?” – se  dijo.

Arrimó su cuerpo hacia la pared, y fue dejándolo caer sobre ella. Se quitó las bragas y la parte de arriba, y sentada sobre el suelo empezó a masturbarse.

El perro la miraba con atención, pero no paraba de olerla. Su olor provocaba que cada vez estuviera más cerca de ella.

-          Ven aquí, no seas tímido – dijo provocando al perro.

El perro empezó a oler el coño de Soraya, y al momento sacó su larga lengua y empezó a lamer. Soraya estaba cada vez más mojada, y no podía evitar lanzar gemidos de placer.

-          “¿Y si me oyen?” – pensó. “Da igual, que me oigan”.

Su mano acertó a tocar la polla del perro, que poco a poco crecía sin parar. Consiguió sacarla de la piel que la recubría, y no dudó en chuparla.

-          “Mm….no está nada mal, veo que estás bien dotado. No sé quién será tu dueño o dueña, pero seguro que no se aprovechan de ti como yo ahora”.

Soraya mamó como nunca había mamado, mientras sus dedos entraban y salían de su coño. En unos minutos su boca se llenó de abundante  leche caliente, que no paraba de soltar la polla. Con la boca llena, soltó gemidos de placer que consiguió disimular al tener la boca llena.

-          Mm…que rica que es tu polla, .. espero poder comérmela más a menudo, ya que ahora somos vecinos. Me pregunto quién será tu dueño.

En ese momento, tirada como estaba en el suelo, con el rostro y el cuerpo lleno de semen, y aún con la polla en la mano, de la puerta del vecino salió una voz que le resultó conocida y que hacía tiempo no escuchaba.

-          Mmmm…veo que mi niña sigue siendo tan putita como antes, ¿crees que podremos hacerla disfrutar como merece¿

-          No lo dudes, de eso me encargo yo.. - dijo Nuria. – Creo que Soraya ha vuelto definitivamente para no irse nunca más.