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El vecino de enfrente

en Sexo Oral

                         Relato realizado por: Vanesa Reyes

 

Viernes, por fin en casa después de una dura e intensa semana de trabajo.

El viaje de negocio había resultado provechoso y estaba satisfecha sobre los balances

obtenidos.

Me dirigí directamente a mi habitación dejando la maleta sobre la cama, recogí las

cortinas y abrí la ventana. Sentí como los rayos de sol inundaban la sombría habitación.

-- !Por fin en casa!-- Mientras respiraba profundamente la fresca brisa del atardecer.

Observaba el paisaje con cierto anhelo, vivía en una bonita urbanización privada, donde

mi habitación daba a la parte interior y desde allí se podía ver la piscina comunitaria y la

zona de ocio ajardinada.

Pude observar que ya no estaba el cartel de “Se vende” del piso de enfrente.

--Vaya, vecinos nuevos, espero que no hayan bebés que invaden las pocas noches que

estoy en casa con gritos y llantos...uff!!!--

Estaba cansada y hambrienta con lo que decidí darme una ducha rápida e ir a cenar a un

restaurante, en casa no tenía nada de alimento.

Como de costumbre salí del baño desnuda y secándome el cabello con una toalla

mientras me dirigía al armario para buscar algo de ropa limpia.

Mientras paseaba tranquilamente por mi habitación no me percaté que tenía la ventana

abierta, cuando caí en la cuenta miré bruscamente hacia el balcón, sentí que estaba

siendo observada y efectivamente así era, había un hombre muy apuesto asomado a la

barandilla de enfrente fumando un cigarrillo.

Instintivamente me cubrí con la pequeña toalla húmeda con la que me secaba el cabello,

tapándome apenas las partes mas importantes.

Podía ver como aquel hombre seguía mirándome sin hacer apenas ningún gesto, allí

seguía inmóvil mirándome y con una ligera sonrisa pícara en los labios.

--Que descarado!!! Ni se ha escondido al ser descubierto espiándome.....

La verdad era un chico mono, alto, rubio de unos treinta y pocos y por lo que podía ver iba

sin camiseta con lo que dejaba al descubierto su escultural figura.

No se por que me quedé allí inmovilizada, mirando, observando y memorizando cada

contorno y detalle de su pecho desnudo.

Me sorprendí a mi misma devolviendo la sonrisa, para mi asombro y sin dejar de mirarle a

los ojos, dejé caer mi toalla adrede para dejar al descubierto mi desnudez, levanté los

brazos lentamente para coger la cortina y cerrar la ventana.

Sentí como mis mejillas ardían del calor provocado por la acalorada situación,

seguidamente reía a carcajadas al reconocer mi descaro sin llegar a entender el porque

de mi reacción, no era usual tanto atrevimiento por mi parte.

__Pero, ¿estoy loca? ¿y si esta casado? Jajaja, ¡Madre mía, que hecho! Ahora tendré

que verlo todos los días, cuando me lo encuentre en el ascensor, no podré ni mirarle a la

cara, jajaja

Mientras terminaba de vestirme sonó el timbre.

__¿Quien puede ser a estas horas?__dije mientras miraba por el mirador de la puerta.

Asombrada se me volvieron a encender mis mejillas al ver que al otro lado de la puerta

estaba él, el nuevo vecino con una botella en la mano.

No sabía que hacer, sobresaltada por mi excitación, intentaba a toda prisa ordenar mi

cabello con las manos, mirándome en el espejo del recibidor para ver si no se notaba

mucho las rojeces de mis mejillas.

__¡Maldita sea! parezco un tomate. ¿Que hago?

Respiré hondo para encontrar la calma y puse mi mejor sonrisa, armándome de valentía y

abriendo la puerta.

__¡Hola!

__¡Hola! Bienvenida, soy Roberto, el vecino de enfrente, solo he venido a saludarte y a

darte un pequeño obsequio de bienvenida. __Dijo mostrándome la botella.

__OH! No,no,no,no__respondí agitando las manos__ No soy nueva, vivo aquí mas de

tres años, el nuevo eres tu.

__Lo se, era broma, me mudé hace un par de semanas y aun no te había visto, hasta

hace un momento.....en la ventana...

Las rojeces volvieron a invadir mis mejillas al recordar mi pequeña travesura.

__¡Ah! Si, bueno, viajo mucho, por mi trabajo claro. Normalmente suelo estar en casa

los fines de semana, así que, no tendrás ningún problema de ruidos, ni música alta ni

nada por el estilo. Parecerá que en esta planta vives solo__ respondí con risitas de niña

tonta nerviosa.

__Lastima, no me importaría levantarme cada mañana y ver por la ventana tan

espectaculares vistas. Es para ti...__Alargando el brazo.

Tardé unos segundos en actuar y coger la botella, ya no sabía si era por su sonrisa que

me hipnotizaba o era la temperatura de mis mejillas que hacían ralentizar mi capacidad de

razonamiento.

Tenía una sonrisa tan dulce, unos dientes blancos y perfectos, unos labios carnosos...¡Uf!

Que haría yo con esos labios.....

__Ah! Gracias, eres muy amable, no tendrías que haberte molestado, la pondré en frío.

Me disponía ir a cenar algo, en mi frigorífico solo se crían telarañas, jajaja__Mientras

colocaba la botella en el frigorífico me maldecía por la de bobadas que le decía.

No entendía mi reacción, pero era obvio que me sentía atraída por él brutalmente, a tal

punto, que sentía una fuerza interior felina que me incitaba a salir y saborear a mi presa.

Cuando me dí la vuelta me sobresalté, apenas estaba a unos centímetros tras de mi,

pensé que se quedaría en la puerta pero no, le tenía tan cerca que podía oler una

variedad de aromas.

Cerré los ojos por un instante para poder saborear y distinguir la mezcla de aromas, olía a

lavanda, por el suavizante de su camisa, a suave y frescor por el elixir de su aftersen

recién afeitado. Estaba tan cerca de él, que podía incluso oler el aroma que desprendía su

cuerpo a través de esos dos botones sin abrochar de su camisa, dejando entre ver que se

cuidaba, ni señal de vello aparente.

__¿Ah si? Que bien, podrías cenar en mi casa conmigo, estaba preparando unos

espaguetis a la boloñesa, soy un buen Chef!!

No me lo podía creer, ¿será descarado? Es tan sumamente directo, no se corta en nada,

directo al grano.

Ahí estaba yo, apenas a unos centímetros de él, ensimismada, intentando aclarar mis

pensamientos y sin éxito aparente.

No sabía que hacer, no sabía a quien escuchar, si a mi lado ángel que me decía (no te

metas en malos rollos, es tu vecino y si luego no funciona la cosa, no me lo quitaría de

encima) o a mi lado demonio (no seas boba, mirale, disfruta mientras dure y si la cosa no

sale bien, puerta, total para el tiempo que estoy en casa)

Asentí con la cabeza tímidamente.

__Esta bien...__ Fueron las únicas palabras que pude pronunciar.

Pude ver como se dibujada una sonrisa en su rostro por la satisfacción de mi respuesta.

Me cogió de la mano y silenciosamente me dirigió hasta la cocina de su casa.

Efectivamente estaba preparando la cena, apenas le quedaba un pequeño toque de

especias para la salsa.

Olía muy bien, lo que mi estomago hizo acto de reclamo.

Me senté en un taburete alto y observé la cocina y su decoración, era similar a la mía, el

típico piso de hombre soltero, toques mas masculinos, pero con muy buen gusto y estilo

propio. Se escuchaba música pop, suave y se podía apreciar un olor por toda la casa que

me resultaba muy familiar.

__Huele muy bien, huele a incienso de frutos secos rojos, son mis preferidos.

Sorprendido, sonrió __Si, así es, me gustan los aromas.

__Vaya, tenemos algo en común, me gustan los aromas, esencias, aceites de baño,

aceites de masaje.....__Me ruboricé al detectar que dejó de mover la salsa para

observarme con sonrisa un tanto picarona. A saber en que estaba pensando en ése

momento.

__Yo también tengo toda gama de aceites y esencias corporales....si quieres te la puedo

mostrar__respondió con mirada picarona mientras se acercaba a mi, dándome a probar la

salsa.

Se colocó justo en el hueco de mis piernas mientras soplaba la cuchara para mas tarde

dirigirla a mi boca.

En ése momento sentí que se me aceleraba el corazón, el ambiente pasó a un grado mas

acalorado. Roberto no dejaba de observar como abría mi boca para saborear la salsa.

__Por cierto, no me has dicho aun como te llamas.

__Vanesa, me llamo Vanesa...le falta picante, a la salsa, me gustan mas picantes.

Solo sabía que balbucear, era incapaz de tener una conversación coherente con él.

Esa seguridad que transmitía, prepotencia, soberbia, encanto, dominaba con

majestuosidad a una mujer acostumbrada a dirigir y organizar empresas, no me salían ni

las palabras, allí estaba yo sentadita como una buena chica y dejándose llevar, mas bien

me dejaba digamos “dominar”

__O.K....le añado mas tabasco, ¿que tal ahora?

__Si, mejor....está perfecta

Roberto deslizó suavemente el dedo indice para limpiar el resto de salsa que tenia en mis

labios introduciéndome su dedo en mi boca. Seguidamente lamió su propio dedo

mirándome fijamente a los ojos. El contacto de sus manos me estremeció.

Fui traicionada por la reacción de mi cuerpo, instintivamente entre abrí los labios

reclamando los suyos.

Y así fue, mi reclamo tuvo eficacia.

Se abalanzó a mi lentamente para en principio darme un tímido beso, luego nos fundimos

en un beso largo y profundo.

Rodeando-le el cuello con mis brazos sentí como se apegaba mas a mi, en medio de mis

piernas podía sentir como su miembro mas apreciado iba creciendo firmemente.

Mis piernas temblaban de placer al sentir contra mi ombligo su virilidad tan erguida y dura

aplastándose contra mi vientre.

Creí desvanecer, era tanta la excitación y embriaguez que sentía que apenas podía

respirar.

Estaba exhausta, quería mas, mis manos empezaron a deslizarse por su espalda hasta

llegar al contorno del cinturón.

Mis dedos indices bordearon si cintura por el contorno de su pantalón hasta localizar la

hebilla de su correa.

Sentí como su vientre se contraía del placer ante las respuestas de mis caricias.

Habilidosamente saqué los faldones de su camisa para dejar paso a mis manos bajo la

fina y suave tela, introduje mis manos para acariciar su ombligo.

Su vientre se contraía compulsivamente y podía sentir como su virilidad se erguía y se

ponía cada vez mas dura.

Era evidente que le atraía y que le gustaba las cosas que le hacía con lo que me incitaba

a seguir.

Mientras le besaba jugueteaba acariciando su ombligo en círculos, por el contorno del

pantalón, introduciendo mi dedo corazón bajo su cinturilla intentando llegar a su miembro,

insinuando querer tocarlo, pero sin llegar adrede. Quería provocarlo y excitarlo al máximo.

Se arqueaba y presionaba mas a mi, soltando algún gemido de placer.

Sus besos pasaron a ser mas salvajes, en un arrebato me cogió la muñecas con sus

manos para frenar mis caricias, presionando su cuerpo contra mi, quedé atrapada contra

la pared, puso mis brazos por encima de mi cabeza, inmovilizandome.

Allí estaba, sentada en el taburete contra la pared, mis pechos estaban aplastados por la

presión de su cuerpo y los brazos inmovilizados.

Gemí a modo de protesta, intentando soltarme, quería seguir acariciando su cuerpo, pero

me lo impidió, no consentía en soltarme.

__¡ssshhh!, prohibido moverse, ahora me toca a mi, cierra los ojos y disfruta__respondió

con voz ronca y profunda, mientras empezaba a besarme el cuello, lamiendo mi lóbulo,

introduciendo su lengua y humedeciéndola toda, me estremecí.

Sus besos fueron deslizándose, dibujando un camino de baba por mi piel, pasando por mi

cuello hasta la abertura de mi camisa.

Soltó mis muñecas para poder desabrochar los botones, mi pecho se movía ritmicamente

por el contacto de sus manos.

Estaba quieta, como una buena chica obediente, dejándose hacer, me quitó la camisa

suavemente y admiró mis pechos con movimientos acelerados por la excitación.

Presionó mis pechos con sus manos sumergiendo su cara en ellos.

Me estremecí y a modo de arrebato puse mis manos en su cabeza, agarrándole el pelo y

presionándolo fuertemente contra mi.

Mis piernas rodearon su cintura quedándose atrapado, insinuando que quería mas.

Levantó la cabeza y pude ver una mirada rojiza, ardiente de deseo. Con un punto de

locura me agarró por las nalgas alzándome de la silla para sentarme encima de la mesa.

Sentada en la mesa con las piernas abiertas, mi pobre minifalda apenas podía cubrir mis

partes, dejando ver mi ropa interior.

Observó con agrado mis bragas, empezó a acariciar mis piernas desde las rodillas hasta

mis ingles, jugueteando por el contorno de mi ropa interior.

Mis piernas ardían de placer y sentía como empezaban a humedecerse mis braguitas.

Me encantaba este hombre, sabía perfectamente como y que tocar para enloquecer a una

mujer. (Vaya peligro)

Apartó la tela con los dedos pudiendo tocar mi húmeda vagina, introdujo su dedo corazón

en ella pudiendo comprobar lo caliente que estaba.

Con movimientos rítmicos penetraba mi vagina, primero con un dedo, luego con dos y

hasta con tres dedos, presionando mi clítoris, eran tan fuertes sus movimientos que

incluso me levantaba de la mesa y me hacía enloquecer.

__Si, cariño, así....__reclamaba de placer.

Sonriente por mi aprobación, sacó sus dedos de mi vagina, olió mi flujo y se los lamió.

Se arrodilló en el suelo, levantó los vuelos de mi falda para esconder su cara en ella y

empezar a comerme entera introduciendo su lengua dentro de mi, dando pequeños

mordiscos en mis labios vaginales.

Sacó la cabeza de debajo de mi falda para sacarme las bragas y así poder comerla mejor.

Me tumbé sobre la mesa para sentir y disfrutar mejor de su comida.

__Ay Dios!!! no puedo mas, ven aquí__cogiéndole del pelo para levantar-le y que se

pusiera encima mía.

Con gran agilidad y rapidez se sacó los pantalones y sus slips, se incorporó encima

poniendo sus rodillas a los lados de mi cabeza.

__Ahora te toca comer a ti__mientras cogía su pene y lo colocaba delante de mi boca.

Sonriente saqué mi lengua para recibir a su virilidad.

Apenas rocé mi lengua con su pene y se irguió mas y mas, pude ver como salían gotitas

del placer que le causaban mis caricias.

Agarré fuerte su miembro y con un dedo deslicé esas gotitas por todo su capullo.

Se arqueaba de placer y me cogía la cabeza para que se la comiera de una vez.

__No, no, ahora me toca jugar a mi, quiero que sufras un poquito mas__mientras

exprimía su capullo fuertemente.

__Ahhh!!! ¡Cabrona! Que mala eres....no se cuanto podré aguantar mas....

Sonriente escupí mis manos para poder agarrar y deslizar mis manos masajeando su

pene, hacia arriba, abajo, rodeando el capullo y con pequeñas presiones a la vez que

lamía su pene.

Roberto hacía movimientos de pelvis para conseguir introducir su pene en mi boca.

Sentía su ansiedad y desesperación, con lo que abrí mi boca dejando que entrase toda,

toda su virilidad.

Gimió de placer al sentirla dentro.

Sabía bien, la agarré fuertemente con mis manos y empecé a la-merla toda, dando

pequeños mordiscos por lo largo de su pene, duro como una roca, hasta llegar hasta sus

genitales con los que también jugueteaba y mordisqueaba.

Le hice retroceder, colocando sus rodillas al lado de mi cintura y colocando su pene entre

mis grandes pechos, aplastando mis tetas contra su miembro, enseguida hizo

movimientos rápidos consiguiendo llegar a mi boca, que con cada movimiento lamia su

puntita.

Gemía del placer y sus movimientos cada vez eran mas rápidos.

Sabía que era el momento __Correte en mi boca__le ordené.

__Si cariño, no aguanto mas...

Gritando del placer su esperma salió disparado dentro mi boca, mientras sentía como

tenía pequeños espasmos al llegar al orgasmo.

Mientras se relajaba seguía lamiendo su miembro untándole todo su esperma en él.

Se tumbó a mi lado controlando su respiración y me sonrió.

__La comes muy bien, me ha encantado

__¿Ah si? Gracias, ahora nos aseamos y cenamos un poco, ¡estoy hambrienta! Luego te

toca a ti correrme....

 

--Continuará.....en breve publicaré la 2ª Parte y esta vez con penetración.