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La rama temporal- la caída del héroe

en Parodias

  Esta rama temporal fue la más trágica para Link y Zelda, pues Ganondorf era temible y malvado por sus actos. Lo era mucho cuando puso batalla final contra el héroe de verde.

     Link actuó con dureza y firmeza ante él. Con su flecha de luz disparó cuando Ganordorf fue acometido con su propia magia. En cuando le alcanzó, Link se dispuso atacar con sus últimos golpes en aquella plataforma al vacío. Sin embargó, una vez que éste alzó su Espada Maestra contra el Rey del Mal, enseguida su enemigo abalanzó su negra mano al cuello del Héroe. Fue obstruido y neutralizado por momento. Ganondorf se recuperó, se levantó con Link entre su mano.

 -¿Crees qué ibas a ganarme? -dijo arrimando a Link a su rostro siniestro y penetrante-. Que insensato eres. Todavía no conoces mi verdadero poder.

     El Rey del Mal caminó manteniendo a Link sofocado entre el cuello, hasta arrimarle al vació de esa plataforma.

 -Supongo que si te tiro, tu vida se acabará para mí, y tendré el paso libre para mi ambición una vez que recupere el poder de las diosas de vuestros cuerpos.

     Link se sintió muy inseguro, intentó forjar, pero le era imposible. Solo tuvo que esperar un milagro antes de caer. Por desgracia fue así, Ganondorf le soltó, y éste cayó hasta la planta baja.

     Era el fin. Link cayó, ignoramos si está muerto o vivo, pero inmóvil si estaba. ¿Qué ocurrirá?

 

     La oscuridad surge cuando éste abrió sus débiles ojos apagados sin luz. Pudo moverse, pero no del todo, pues algo inmovilizaba sus extremidades. Varias cadenas sujetas a la pared de un calabozo. Tantos pies y manos, eran sujetas por aquellas ataduras. Intentó liberarse, pero imposible era. La oscuridad se disipó mostrando un figura al otro lado de la pared. Link avistó color y una persona despierta. Zelda está allí, algo ensimismada. Se le pasó hasta que Link hizo varios ruidos con su cadena para liberarse.

 ¿Link? -dijo mirando hacía el otro lado -Eres tú. ¿Te encuentras bien? Temía por tu vida y tu existencia. Ganondorf nos han encerrado en esta oscuridad injusta. Debemos de escapar y acabar con él.

     De pronto una puerta irradió luz al abrirse, surgiendo de ella, un par de Stalfos. La luz cegó a los cautivos, mientras cada uno de los esqueletos se arrimaron a ellos para llevarlos hacía afuera; desencadenándolos y atándolos con otras esposas. Link iba encadenado de los tobillos a las muñecas, y Zelda solo de las muñecas, pues otros enemigos aparecieron para quitárselo al Stalfo que la sostenía.

 -¡Princesa! -Link se molestó.

     Zelda fue llevada por dos Dinolfos. El otro Stalfo se ocupó de ayudar a su compañero que llevaba a nuestro hombre desarmado.

     Fueron llevados los dos hasta una sala redonda iluminada por varios candelabros en su paredes y columnas a varios lados. Había dos puertas; de izquierda a derecha y de Norte a Sur. Los dos entraron por la del Sur.

 -¿Qué es este sitio?-. Zelda miró y alzó su mirada hasta ver a la figura de Ganondorf en un balcón, sentado entre la sombra. Un Poe surgió por detrás dando luz a Rey del Mal, que estaba a gusto sentado en un trono grande, mientras un Lizalfo le servía una copa en un bandeja.

     Nuestros prisioneros fueron llevados al centro de la sala. Varios Poes rodearon en círculos a nuestros amigos en varios metros, iluminando más aquel lugar oscuro.

 -Es estupendo mirar desde aquí y observar como aquellos que querían rebelarse ante mí, acaben en mis manos - comentó Ganondorf.

 -Los Sabios te encerrarán si nosotros no podemos contigo -Zelda mostró una mirada de enojo.

-Pero soy más fuerte, así que necesitáis que me debiliten para que ellos usen su preciada magia contra mí.

-Eso haremos.

-¿Y cómo? -dijo enseguida-. Estáis presos, y yo tengo vuestra última voluntad -Ganondorf pidió a los Stalfos y los Dinolfos su retirada.

     Dos Iron Knuckle entraron con su gran hacha en sus manos. Uno se puso detrás de Link, y el otro enseguida colocó la hoja de su arma entre la garganta de Zelda, que enseguida se alarmó.

 -Bien -dijo Ganondorf-. Princesa, caminarás al centro de los Poes.

 -No quiero -negó. El Iron Knuckle apegó más su hoja a su cuello, como amenaza.

 -Házlo. Sabes que no puedes rehusar ahora.

      La princesa no tuvo más remedio y se separó de su amenazador, caminando hasta el centro. Los Poes se apartaron lentamente. Link permanecía impaciente y preocupado.

 Varios largos brazos grisáceos surgieron de entre el suelo, rodeando a la princesa a escasos metros. Un Dead Hand

(mano muerta), con su terrible boca, apareció ante ella.

 -¿Qué es esto? -ella se espantó, pues las manos del Dead Hand le cercaban sin escapatoria.

     Ganondorf no respondió, y Link permaneció intranquilo a manos de su verdugo.

    Una de las manos se abalanzó por detrás sujetándola de la cintura, el Dead Hand se arrimó interesado, y acercó su rostro. Ella intentó apartarse con sus manos, pues la bestia inmunda la sujetó de los brazos y un lametón le cubrió su cara. Su lengua cubrió el rostro de la princesa, que ella rechazó con angustia. Dos largos brazos apresaron a la princesa por sus brazos, mientras la bestia le levantó por las piernas. Ella gritó de desesperación. Link estuvo muy disgustado. El Dead Hand colocó esas piernas entre sus hombros e introducía alargando su cuello entremedio en ellas. Ella intentó agitar su cuerpo y dar patadas violentas, sin embargo, le era imposible, hasta que otra mano la empujo medio cuerpo hasta el suelo. Cuando ella estaba recostada con las piernas hacia arriba, sujetadas por el monstruo, notó que esa cabeza rebuscó por el interior.

 -¡No! -se molestó forjando su cuerpo, contrayendo a varios lados.

     Zelda estaba presa y sometida a varios lametones entre sus piernas. El monstruo bajó su falda noble y rosada, mostrando las zancas con medias rosas y opacas; esos muslos perfectos, que Link contemplaba. La bestia lo manoseaba con sus manos grisáceas y lo relamía. La chica notó su lengua indagando por su genital, y molesta estaba. Sin embargó, el ser seguía poniendo esas zancas por encima de ella, con las rodillas a cada lado de su cabeza asustada y contra el suelo. Su pompi se asomaba al aire, y el monstruo apoyaba su dos manos sobre sus muslos, relamiendo su genital a grandes lametones.

     Una mano larga surgió entre estos y dirigiéndose hacia la cintura. Empezó a manosear y palpar aquel lugar, hasta retocar ese lugar que Zelda tenía entre sus piernas..

 -¡No! ¡Dejad eso! -gritó desesperada.

 -¡Princesa! -Link intentó ir, pero su verdugo le puso de nuevo aquella hoja en su cuello.

     La princesa Zelda observó como aquellos dedos se introducía por el interior de su genital lentamente.

     Se lo metió hasta el fondo, y pronto se lo sacó suavemente. Lo realizó varias veces. Ella soportó aquello e intentó apretar sus piernas, pero la bestia le sujetaba. La mano empezó de nuevo hacer esas gestas, y ella aguantó como pudo. La lengua de Dead Hand repasó su vientre y sus muslos. Dos manos más manoseó los pechos de ésta, y otro le introducía sus dedos por el ano de la princesa. La princesa estaba siendo jalada por aquellas criaturas.

 -¡Princesa Zelda! -Link gritó.

     Zelda gemía por aquellos actos. Se retorcía y se dejaba llevar de vez en cuando. Al tiempo, otra mano metió sus dedos en la boca de la muchacha, que ella se concedió lamiendo su yemas. Le cogió de su lengua, palpando por dentro con sus dedos. La saliva se le impregnó. Ella estaba patidifusa. Aún seguía jalando de ella. Su cuerpo se debilitaba lentamente.

    Al poco tiempo, dos Lizalfos entraban en la sala y apartaron aquellas manos con sus armas. El Dead Hand se apartó al saberlo. Un lagarto sujetó las piernas de la chica al aire mientras el otro se fue a sujetar la cabeza por la nuca. La princesa estaba embobada mientras que el sujeto la soportaba con su manos sobre su cabello dorado. El Dead Hand se largó sepultandose bajo tierra. Los Poes se arrimaron más a esa escena. Link contemplaba sin parpadear.

 -¡Déjame! -ella exclamó. Su cabeza se inclinó hacia su cuerpo, y sus piernas seguían erguidas con sus muslos sujetadas por un lagarto. El de atrás empezó a manosear de nuevo entre sus pechos; agitándolas y palpándolas. Ella se incomodó y a la vez se complacía con aquellos movimientos y tactos suaves. El lagarto de delante, se bajó parte de su prenda, mostrando un miembro descomunal en medio de las piernas de la chica.

 -¡Aparta eso! -el que le sujetaba por la cabeza, también hizo lo mismo, mostrando un miembro semejante. Éste enseguida dejó de sujetarla por la nuca y se aposentó delante de su mirada, a escasos. Zelda tenía aquella (polla) ante sus ojos y su boca, esperando. Link se sorprendió, y resignado estuvo.

     El otro introducía su pene largo y rosado, penetrando hasta el fondo; ella salpicó sangre tras el coito. Tras sentir el dolor al fondo, el siguiente le metió su polla por la boca, aprovechando su grito. Los dos empezaron su acto sexual con ella. El héroe del tiempo solo miraba como abusaban y la violaban. Miró como la penetraban por abajo y por la boca. Ella estuvo con sus ojos cerrados, aguantando aquella atroz situación. De su parte baja surgía más salpicaduras de sangre, que se impregnaba sobre el vientre del monstruo lagarto. También gemía e intentaba pedir ayuda, pero con aquel otro miembro abusando entre el interior del boca, le era imposible. Era sujetada por la cabeza para apretarla y removerla al gusto de su violador. El siguiente meneaba su vientre con la suya con fuerza y sin preocupaciones. Amarraba sus piernas.

 -...Zelda... -Link bajó su mirada, no pudo aguantar y soportar esa situación. Se postró de rodillas, rendido.

     Durante un rato, los Lizalfos no paraban de violarla a su manera más fácil y simple. Zelda ya se satisfacía, pues sus ojos los mostraba, pero también producía lágrimas. Acudieron más lagartos Lizalfos a la habitación, empezaron a rodear esa fornicación. Fue ese el momento, hasta que varias embestidas más, hizo que el lagarto se corriera dentro de ella, apretando su vientre contra la suya y dando un sonido sonante por la habitación. Zelda abrió sus ojos, pues el otro también acabó en su boca. Los dos se vinieron juntos en ella. Varias salpicaduras de semen salpicó el suelo y sobre el trasero de la princesa. De la boca salían fluidos y más fluidos hasta deslizar por las mejillas. Los dos se levantaron. Ella estuvo recostada, y de su cuerpo todavía le brotaba mucho líquido blanco. Pero allí no acabó todo... pues dos lagartos más la penetraron. Link se levantó. Otros Lizalfos empezaron a (follarla) por los mismos sitios. Zelda se vio envuelta en el mismo problema. Su cuerpo se debilito ante esos seres injustos.

    Sintió de nuevo la misma desesperanza con la misma sensación. La sacudieron como bestias. Su respiración era leve y consumido. Penetrada, embestida, sacudida de la misma forma, y con la misma fuerza. Sus piernas recostada sobre los hombros de quien la penetraba con fiereza. Fue así hasta que se vinieron de nuevo en su interior. Zelda abrió de nuevo aquellos ojos como platos. La llenaban por dentro, y tosió con fuerza, hasta sacar la polla de su boca. Sus toses se oyeron a gran por esa habitación, pero otro Lizalfo la penetró entre sus piernas, embestiendo de nuevo y dejando libre la boca. Ella tosió con aquellas sacudidas y expulsaba el semen. De nuevo se corrió en su interior, yendo otro Lizalfo para penetrarla de nuevo.

 -¡Dejad en paz a la princesa! -Link no podía aguantar más. Su verdugo le mostró de nuevo aquella hacha amenazadora.

     Él no podía soportar como su princesa era violada sin apenas dejarla descansar ante sus ojos.

     Cuando se corrió dentro, vino otro. El último se corrió de nuevo, apartándose enseguida. Uno introdujo un tapón de madera. Ella gimió tras sentir aquel sólido material en su interior. Dentro estaba totalmente lleno y taponado.

 -Sacármelo -pidió-. Por favor, no puedo soportar más. ¡Tengo expulsarlo!

     Ella se sentó con sus piernas abiertas, retorciendo y apretando para expulsar aquel material con fuerza. Hubo unas pocas salpicaduras que se exilió al suelo con gotas minúsculas. Lo notaba lleno, su interior estaba colmado de esa sustancia, y aquel tapón se despendía poco a poco. Pero un Lizalfo la forzó a darse la vuelta. Su cabeza se recostó boca abajo sobre el suelo, postrando sus rodillas con el trasero al aire. Ella solo aguantó aquello. Observó que vino más lagartos a esa habitación. Notó enseguida que uno de ellos, la sodominizó rápidamente hasta el fondo. Ella grito de dolor. Aquel descomunal miembro la penetraba por su ano con varias sacudidas a continuación.

-¡NO! ¡Por favor, no! ¡Por ahí no! -lloró a voces. Sintió como su violador apretaba sus nalgas con sus manos.

     Su cuerpo se meneó al merced de las sacudidas bestiales de la bestia. Éste disfrutaba empotrandola por detrás por aquel trasero. Ella, con las manos atadas por detrás, solo pudo esperar en sufrimiento. Miró al frente, donde tenía a Link de rodillas y soportando aquella escena con indignación.

-Link... -expresó su nombre débilmente.

     Durante unos minutos fue violada, hasta que el lagarto se corrió dentro, inundando el interior con aquel denso, viscoso líquido blanco caliente. Apretó su cintura con su trasero, con sus manos agarradas a las nalgas. Ella agrandó su ojos,y expuso una mirada de éxtasis. . Otro lagarto apartó a éste y se puso en su lugar, introduciendo de nuevo otra (polla) más que embestir. Sin descanso era penetrada hasta al fin. Más de un rato, éste acabó en su interior. Link solo pudo mirar como su princesa estaba débilmente y comprometida a ello. Dos más se vinieron por última vez con vigor, dentro en su recto anal. Ella se atenuó con aflojar su trasero. Sus glúteos se dejó ceder por la presión del vientre de su vulnerador, que eran empujados más arriba. Se acercó otro más para taponar el recto de la princesa, que rendida y cedida estuvo. Su cuerpo embobado y tendida, con su lengua sacada y viscosa.     

     Gratificante estuvo ella, notando como aquello estaba colmado por dentro y sin descanso. No la habían dejando en paz desde que empezaron. Link bajó su mirada, echando lágrimas en sus ojos apenados. Al instante, el mango del hacha le noqueó por detrás en la nuca, acabando éste inconsciente en el suelo, y... la oscuridad cayó para ambos.